Viaje a la guerra Viaje a la guerra

Hernán Zin está de viaje por los lugares más violentos del siglo XXI.El horror de la guerra a través del testimonio de sus víctimas.

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“Solamente queremos dinero”, afirman los piratas en Somalia

“La situación está bien. Está todo bien. No hay ningún problema. Nosotros solamente queremos dinero. El cabecilla de la operación no está aquí, está en el pueblo. Tenéis que hablar con él. Él está negociando”, afirma en frases deshilvanadas un hombre de voz joven, nerviosa, que habla desde el teléfono satelital del atunero vasco Playa de Bakio.

“No hay ningún herido. El mundo sabe que usamos la fuerza, pero no herimos a nadie. Sólo disparamos al cielo para asustar. Ahora nuestro cabecilla va a venir al barco”, continúa el joven que, según la persona que realiza la traducción, tiene acento del norte de Somalia.

Rasgo que también descubre porque emplea para dirigirse a ella la forma familiar “huno”, típica de la gente joven de la región, que quiere decir “hermano”.

Zonas de riesgo

Existen en el mundo tres regiones principales donde tiene lugar la piratería:

1) La primera se encuentra en las aguas próximas a Nigeria, donde los barcos son asaltados por grupos armados rebeldes del delta del Níger. Se trata de buques relacionados con la industria petrolífera.

2) El segundo sitio peligroso se extiende entre Indonesia y el Estrecho de Malaca, que recorre el tráfico marítimo entre el océano Índico y el Pacífico. Allí las víctimas son en su mayoría remolcadores, barcazas y pequeñas embarcaciones locales.

3) En Somalia, las víctimas son buques con bandera internacional. Y los piratas suelen salir de Puntlandia. En este caso, según la información de las agencias de prensa, los secuestradores del Playa de Bakio son oriundos de Bareda.

A diferencia de su vecina Somalilandia, antigua colonia británica que se declaró independiente del resto del país, Puntlandia se encuentra sumida cada vez más en la anarquía. Fue justamente en esta región donde en el mes de diciembre dos cooperantes de Médicos sin fronteras también fueron secuestradas.

Catástrofe humanitaria

Tras casi dos décadas de guerra entre diversos clanes, Somalia sufre la peor catástrofe humanitaria del mundo. Según la ONU, mucho más acuciante y menos atendida que las de Darfur y Afganistán.

El punto de inflexión, que llevó la situación hasta el abismo, fue la invasión etíope, con apoyo de los EEUU, que comenzó en diciembre de 2006. Desde entonces, Somalia ha avanzado rápidamente hacia el caos. (Durante el breve período de dominio de la Unión de Cortes Islámicas, la piratería había descendido).

Como escribía ayer, George Bush quiso evitar que el país se convirtiera en un nuevo Afganistán, obsesionado siempre en su “lucha contra el terror”, y lo que le salió fue un nuevo Irak.

Justamente, este fin de semana se registraron en Mogadiscio los peores enfrentamientos en 16 años. Murieron más de noventa personas. Y la capital se encuentra casi desierta.

Se estima en más de 300 mil el número de desplazados a la vecina ciudad de Afgooye, que malviven en improvisados campamentos, con escasa ayuda internacional debido a la violencia.

También Somalia está siendo asolada por una nueva sequía, lo que complica aún más el difícil equilibrio alimentario. Se calcula que 1,5 millones de personas se encuentra en riesgo de malnutrición.

Aumento de la piratería

Estos factores explican el aumento de un 14% en el número de secuestros en las costas somalíes a lo largo del último año.

Basta mencionar que, tras el abordaje por parte de los piratas del atunero Playa de Bakio, tuvieron lugar en apenas un día dos secuestros más: un barco japonés y otro de los Emiratos Árabes.

Un fenómeno que, según algunos especialistas, tuvo una génesis curiosa. Al no contar con una marina para proteger sus aguas territoriales, pesqueros de todo el mundo aprovecharon el vacío de poder para faenar allí. Y los primeros piratas se lanzaron sobre ellos. De algún modo, lo que hacían era cobrar ellos mismos los dividendos que no recibía Somalia.

Afortunadamente, todos los secuestros han tenido un desenlace ausente de víctimas. Ya que, como afirma el joven pirata que se encuentra en el puesto de mando del Playa de Bakio, esperando las órdenes de su jefe, su finalidad es conseguir dinero.

Quizás la peor consecuencia de esta actividad sea la constante amenaza a la ayuda humanitaria que parte desde el puerto de Mombasa, en Kenia, hacia Somalia para auxiliar a los desplazados internos. En los últimos años, más de 20 embarcaciones que realizaban esta ruta fueron asaltadas.

El Programa Mundial de Alimentos lleva desde 2005 pidiendo ayuda para que se protejan los envíos de ayuda. Aunque la Task Force 150, fuerza naval creada en 2003 para luchar con el terrorismo – en la que participaba España y que tiene base en la vecina Yibuti – se encuentra en la región, y ha protagonizado más enfrentamientos con piratas que con islamistas, su presencia no ha sido suficiente para evitar que la delincuencia siga aumentando en las aguas territoriales somalíes y en sus aledaños.

La entrevista con los secuestradores del Playa de Bakio la realizó ayer Eduardo Sanz, de RNE, a quien le agradezco enormemente que me pasara la grabación para poder difundirla aquí.