Viaje a la guerra Viaje a la guerra

Hernán Zin está de viaje por los lugares más violentos del siglo XXI.El horror de la guerra a través del testimonio de sus víctimas.

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Música por los niños de la guerra

Ayer llegaba a los medios una buena noticia: un tribunal de Sierra Leona acaba de condenar a tres antiguos líderes guerrilleros por los crímenes contra la humanidad durante la guerra civil que asoló al país desde 1991 hasta 2002. Fueron hallados culpables, entre otros cargos, de reclutar a niños soldados.

Una realidad, que afecta a cientos de miles de menores, y que intenta hacer visible War Child Heroes, álbum que salió recientemente a la venta. Sus productores pidieron a 15 músicos y bandas más que reconocidos, como Paul Mc Cartney, U2, Bob Dylan, David Bowie, Stevie Wonder, que eligieran uno de sus temas propios favoritos y que luego seleccionaran al artista o grupo joven que les gustaría que lo interpretase: Beck, Scissors Sisters, The Kooks, Elbow, Tv On The Radio, Franz Ferdinad, Rufus Wainwright

Detrás de esta iniciativa está la organización War Child, cuyo trabajo sobre el terreno hemos conocido en este blog en lugares como Sudán o la República Democrática del Congo. La idea que persiguen es “recaudar dinero y despertar conciencia sobre los niños que viven en zonas de conflicto, pobreza extrema, o que han perdido a sus familiares debido a la destrucción de la guerra”.

Como bien señala Paul Stoke en la revista NME, cuando se trata de una iniciativa solidaria, la calidad musical no siempre parece ser lo principal. Máxima que en esta ocasión se rompe, quizás por la importancia de la causa, o tal vez porque no pocas cosas han cambiado en el panorama musical en los últimos años.

Lo mejor

Desde ya pido disculpas a quienes realmente saben de estas cosas, pero como el otro día debatíamos en los comentarios sobre gustos musicales a raíz del vídeo de la empresa antes conocida como Blackwater, y como ya nos envuelve la ligereza del fin de semana, me animo a hacer de crítico amateur, de reflexivo melómano de andar por casa (cierto es eso de que, a veces, la ignorancia nos hace osados).

Arranco con lo mejor del disco: Duffy, que realiza una grandísima versión del Live and Let Die de Mc Cartney que hace ya más de una década pasara por las manos de Guns N’ Roses.

Simple, coloreada apenas con unos violines y una guitarra desnuda, se desprende del chirriante histrionismo del original y se recrea en la melodía. Todo un acierto.

Dentro de las intérpretes femeninas destaca asimismo Estelle con una interpretación del Supestition de Steve Wonder que tiene unos arreglos vocales extraordinarios. Aparecen donde en el original predominaban los teclados, en los interregnos de esa guitarra funky, con un wah-wah de vértigo, que marca el ritmo.

El clásico Heroes de Bowie encuentra un sonido electrónico pero no por ello menos potente de la mano de TV On The Radio, banda que hiciera saltar todas las listas con su reciente Dear Science, que la revista Spin eligió como disco del 2008. Y que ya se había adentrado en esto de los covers versionando a Bauhaus de la mano de Trent Reznor y Peter Murphy.

Lo más íntimo

Sigo con Elbow, que hace una fantástica versión, con el piano más presente y mayor melancolía, de Running to a Stand Still de U2. La solitaria guitarra del comienzo, más sucia que la original de The Edge, habla sin dudas de dolor y guerra.

Creada en Manchester en los noventa, Elbow es una banda que siempre me ha fascinado por los títulos de sus canciones. El año pasado editó un álbum intimista, de enorme calidad musical: The Seldom Seen Kid, del que destaco temas como On A Day Like This, The Loneliness of a Tower Crane Driver o Grounds of Divorce, que formaron parte de la banda sonora en aviones y coches de los viajes que hicimos a Afganistán, Congo o India.

Dentro de esta música de proximidad emocional, y salvando las diferencias de estilo, algunas humildes recomendaciones de discos que salieron a la luz el año pasado, fuera ya de War Child Heroes. En primer lugar, Adorata, de los Gutter Twins, el proyecto de dos históricos como Greg Dulli and Mark Lanegan.

Álbum también de covers del que destacaría sin lugar a dudas la extraordinaria versión de Flow Like a River, de Eleven, así como Duchess, de Scott Walker.También destacar en la misma línea a Giant Sand, banda de Arizona, que con su Provisional Supplement, fue otra compañía en la ruta el año pasado.

Pero, sobre todo, situar en lo más alto a Beirut, la agrupación de ese precoz genio compositor que es Zachary Francis Condon. Con apenas 19 años sacó Gulag Orkestar, que combina música tradicional de Europa del Este con folk estadounidense. Y al año siguiente, en 2007, el fabuloso The Flying Club Cup con verdaderos himnos como Nantes.

Lo demás

La voz de Condon tiene algo desgarrado y melancólico que la asemeja a la de Rufus Wainwright, que en War Child Heroes hace un cover estilo nana infantil de Brian Wilson.

Y hablando de jóvenes prodigios, aquel Beck que en 1993 nos deslumbrara a todos con Loser, sorprende con una potente versión del tema Leopard-Skin Pill-Box Hat de Bob Dylan. Guitarras con un de viejo amplificador Marshall a válvulas, armónica distorsionada dibujando frases al final de los cuatro compases de rigor y un curioso chillido de cuerpo, que entra y sale cuando al animal le da la gana.

The Kooks pasan por el álbum sin pena ni gloria. Eligen a The Kinks, a los que sólo parecen aproximarse en el sonido del nombre. Desde el pegadizo e inspirado Inside In, Inside Out, estos chicos parecen haberse acartonado, perdiendo frescura y atractivo, como en su decepcionante última producción de nombre onomatopéyico oriental: Konk. Por su parte, Franz Ferdinand, que también estrenó disco recientemente incluye Call Me, de Blondie, en una interpretación de aires festivos y grabada en directo.

El resto, Lilly Allen, Scissor Sisters, Hot Chip, con todo el respeto que me merecen, nunca han sido mi taza de té. Sí el productor Mark Ronson, que el año pasado sacó entre otras una versión del Toxic de Britney Spears que no tiene desperdicio, y que ahora suma a este álbum por los niños de la guerra, a modo de bonus, las reinterpretaciones que realizó de la música de una banda mítica de la adolescencia de los que ya despuntamos algunas canas: Duran Duran.