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Hernán Zin está de viaje por los lugares más violentos del siglo XXI.El horror de la guerra a través del testimonio de sus víctimas.

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Día Internacional de la Libertad de Prensa: la detención de Bilal Hussein

El único «delito» aparente cometido por Bilal Hussein, fotógrafo de la agencia AP en Irak, fue hacer bien su trabajo. Jugarse la vida y moverse con destreza para situarse en primera línea y contar la noticia.

No en pocas ocasiones supo estar en el lugar adecuado en el momento adecuado para reflejar la sangrienta realidad de la nación del Tigris y el Éufrates. Desde las calles hasta los hospitales, como muestra una de sus instantáneas.

Esto hizo sospechar a los miembros de las fuerzas estadounidenses de ocupación en Irak, que en abril de 2006 lo detuvieron alegando que tenía vínculos con la insurgencia iraquí.

Un año antes, Bilal Hussein había ganado el premio Pulitzer por su brillante cobertura de la guerra de Irak. Un escenario, vale la pena recordar, durísimo para trabajar que en el 2007 mató a 57 periodistas y que poco tardó en cobrarse más vidas de reporteros que Vietnam.

Sin pruebas

Según Joel Simon, director del Comité para la Protección de Periodistas, organización con base en Nueva York, la entrada en prisión de Bilal Hussein “se suma a la creciente lista de periodistas detenidos en zonas de conflicto por los militares de EEUUpor prolongados períodos y eventualmente puestos en libertad sin que nunca se hubiesen sustanciado cargos o crímenes en su contra».

«Esta práctica deplorable debe preocupar a todos los periodistas. Básicamente permite a los militares de EEUU sacar a los reporteros del terreno, encerrarlos y nunca decir por qué”.

No fueron pocas las voces que a lo largo de estos años presionaron al gobierno de EEUU para que Bilal Hussein fuera puesto en libertad. La agencia AP sostuvo en todo momento la inocencia de su fotoperiodista.

«Nosotros no hemos visto una prueba que disminuya nuestra convicción de que Bilal Hussein no es culpable de nada excepto de periodismo comprometido“, afirmó Curley, director de AP, para el que “se trata de evitar que los periodistas cubran las noticias“.

Finalmente, la libertad

La liberación se produjo finalmente el pasado 16 de abril, cuando los militares estadounidenses pasaron el caso a la justicia iraquí, y los jueces de este país, cuya independencia de la fuerzas de ocupación queda otra vez en entredicho, decidieron sacarlo de la cárcel.

El caso de Bilal Hussein no es el único de este tipo en Irak. Otros periodistas, como Abdul Amir Younis Hussein, cámara de la cadena CBS, también fueron encarcelados sin cargos.

Aunque el atentado más grave de los EEUU a la libertad de expresión es el referido al cámara sudanés de Al Yazira, Sami al-Haj, que fue liberado sin cargos el pasado jueves 1 de mayo tras pasar más de seis años en Guantánamo sin haber sido acusado ni juzgado.

Este tipo de atropellos son los que hacen que EEUU aparezca en el puesto número 112 de la Clasificación Mundial de la Libertad de Prensa 2007, realizada por la organización Reporteros sin fronteras.

Una clasificación que tiene en último lugar a Eritrea, y que hoy, Día Internacional de la Libertad de Prensa, vale la pena recordar. Así como el informe que esta mañana se presentó en Madrid sobre los Predadores de la Prensa y sobre el que me extenderé mañana.

¿Por qué?

Por ahora, lamentar los meses perdidos en la vida de Bilal Hussein, que acaba de cumplir 36 años. Y lamentar el silencio informativo que su ausencia, nunca justificada legalmente, provocó en la cobertura de la guerra de Irak, como recuerda otra de las valiosísimas imágenes que tomó antes de ser detenido.

Una fotografía que al verla nos lleva a preguntarnos si la verdadera razón de la entrada en prisión de Bilal pasó por el intento de la fuerza ocupante de querer que el dolor de la nación del Tigris y el Éufrates se redujera a la frialdad de los comunicados oficiales y las comparecencias del general David Petraeus en Washington, con sus tablas y gráficos sobre el descenso en el número de víctimas y el aumento de la seguridad, en lugar de por las salas de guardia y los quirófanos de los maltrechos hospitales de Bagdad.

Los «marines somalíes», responsables del secuestro del Playa de Bakio

Diversos informes coinciden en que cuatro grupos armados son los que principalmente se dedican a la piratería en Somalia:

1. Los Guardacosas Voluntarios Nacionales, que interceptan a embarcaciones pequeñas y pesqueros en la costa sur, junto a la ciudad de Kismayu. Su máximo dirigente es Garaad Mohamed, antiguo señor de la guerra que se podría haber pasado al bando de las Unión de Cortes Islámicas en 2006.

2. El grupo Marka, que está formado por pequeñas células que gravitan en torno a la ciudad del mismo nombre, y que cuenta con una flota que les permite realizar operaciones a gran escala. Su líder es el jeque Yusuf Mohamed Siad.

3. El grupo de Puntlandia, que está formado por pescadores de esta región semiautónoma próxima a Yemen.

4. Y la organización más grande y sofisticada de todas, que se hace llamar a sí misma como Los defensores de la aguas territoriales somalíes, y que es conocida bajo el nombre de los marines somalíes.

Según un informe del Consejo de Seguridad de la ONU, es la única que cuenta con una estructura militar en toda regla. Tiene almirantes, vice almirantes y un responsable del área de negocios.

Su lealtad es hacia el señor de la guerra Abdi Mohamed Afweyne. Y estructuran su labor en torno a la ciudad de Haradhere, situada en el centro del país, a 400 kilómetros al norte de Mogadiscio.

Los marines somalíes

Tras seis días de cautiverio, el atunero vasco Playa de Bakio fue liberado ayer por la tarde.

Según Abdisalam Khalif Ahmed, director de la autoridad portuaria de la ciudad somalí de Haradhere, los piratas se dirigieron hacia la aldea de Al Hud, desde donde huyeron en diversos vehículos.

El País señalaba el viernes que los marines somalíes fueron los responsables del secuestro del Playa de Bakio, como también se supone que estuvieron detrás del ataque al yate de lujo francés Ponant, que tuvo lugar hace tres semanas.

«Sólo quieren dinero»

Asimismo se cree que fueron quienes retuvieron contra su voluntad al periodista francés Gwen Le Gouil, que tras realizar un documental sobre la penosa situación en la que miles de somalíes huyen de la guerra en barco hacia Yemen, regresó a la zona en diciembre de 2007.

Tras pasar ocho días en cautiverio, el periodista francés, ganador del premio Albert Londres por un documental sobre el asesinato de 17 trabajadores humanitarios en Sri Lanka, fue liberado a cambio de 50 mil euros.

En menos de 48 horas, dos miembros de Médicos Sin Fronteras serían secuestradas en la región, que hasta el momento no se había mostrado tan hostil hacia los extranjeros.

Para Gwen Le Gouil, los marines somalíes carecen de interés político alguno. «Sólo tienen una ley, el dinero», afirmó en una entrevista en la emisora francesa Europe 1.