Viaje a la guerra Viaje a la guerra

Hernán Zin está de viaje por los lugares más violentos del siglo XXI.El horror de la guerra a través del testimonio de sus víctimas.

Entradas etiquetadas como ‘kbr’

La empresa KBR y los soldados electrocutados en Irak

En este blog hemos hecho un seguimiento exhaustivo de los casos de ineficiencia, corrupción y abuso de poder que han señalado a no pocas empresas relacionadas con la gestión privada de las guerras.

Compañías que han amasado auténticas fortunas gracias a un proceso de privatización que se comenzó a imponer en los años noventa, con la idea en parte de reducir los gastos fijos de las fuerzas armadas, y que ha vivido su gran momento de enriquecimiento y eclosión de la mano de la administración Bush.

Una vez más, ponemos la mirada en KBR, antigua subsidiaria de la empresa Halliburton, que tuvo como CEO a Dick Cheney. Una vez más, esta empresa es acusada de malas prácticas, de recortar costes en base a poner en juego la seguridad de los soldados y del personal civil. Una vez más, en este enésimo escándalo, parecen quedar expuestas a la luz todas las miserias – tráfico de influencia, falta de mecanismos de control – del tan cuestionado proceso de privatización.

Al menos diez muertos

El 2 de enero de 2008, el sargento Ryan Maseth, de los Boinas Verdes, murió electrocutado cuando se bañaba en una base en Irak. La familia de Maseth demandó a la empresa KBR, encargada de las instalaciones eléctricas.

Según San Antonio News, 16 soldados y dos civiles estadounidenses han muerto electrocutados en el país del Tigris y el Éufrates. Se estima que diez de ellos lo hicieron como consecuencia de malas instalaciones.

A lo largo del último año se han sucedido las comparecencias en el Congreso de EEUU para tratar esta cuestión. La agencia AP recoge la última que ha tenido lugar:

Este miércoles, Jim Childs, un inspector electricista contratado por el Ejército para revisar las instalaciones en Irak, señaló frente al comité de políticas del partido Demócrata que el 90% del cableado realizado por KBR en edificios de nueva construcción en Irak no se hizo bien. Esto significa que unos 70 mil edificios en los que viven y trabajan las tropas no son seguros.

En marzo, la CNN entrevistó a antiguos empleados de la empresa que ya habían dado la voz de alarma en 2005, y que señalan que la labor de KBR en Afganistán también ha sido igual de negligente.

Dinero, a pesar de todo

En total, la compañía KBR ha cobrado 84 millones de dólares por las instalaciones eléctricas. La indignación de los mandos castrenses y de los representantes del partido Demócrata deviene no sólo de los fallecimientos, sino de que la empresa recibiera 34 millones de dólares en bonos apenas tres meses después de la muerte de Ryan Maseth.

Pero lo que resulta pero aún: a pesar de que había una investigación en marcha, a principios de año se adjudicó un nuevo contrato a KBR por 35 millones de dólares que incluye labores eléctricas. William P. Utt, director de la empresa, achacó el problema al peligroso ambiente laboral en Irak, y también a la diferencia entre los sistemas eléctricos británicos y estadounidenses.

Halliburton, Blackwater y la privatización de la guerra

Hay dos libros que resultan reveladores para vislumbrar el lado más oscuro y alarmante de la creciente privatización de la gestión de los conflictos armados que tantas veces hemos denunciado en este blog.

Dos libros que demuestran también que el periodismo de investigación sigue vivo a pesar del empeño de algunos de dar por muerta y enterrada, de escribir sentidas elegías, a esta profesión. Eso sí, resulta interesante tomar nota de que su autores son reporteros independientes, ajenos a los grandes medios de comunicación.

Una de mercenarios

El primero es Blackwater: El ascenso del ejército mercenario más poderoso del mundo. Publicado en 2007, constituye el primer documento exhaustivo sobre los abusos y corrupciones de la empresa de Eric Prince, ahora dividida y llamada Xe.

Su autor, Jeremy Scahill, habitual de páginas como Counterpunch, Commondreams, Antiwar y Huffington Post, además de corresponsal de Democracy Now!, el programa de Amy Goodman, cuyo trabajo pudimos seguir de primera mano.

Fue justamente junto a esta periodista que realizó en 1998 el premiado documental Drilling and Killing: Chevron and Nigeria’s Oil Dictatorship, en el que investigaban la relación de la petrolera Chevron con el asesinato de dos activistas medioambientales en el conflictivo Delta del Níger.

Otra de negocios opacos

El segundo libro fue publicado el pasado mes de febrero. Se titula «El ejército de Halliburton: cómo una bien conectada compañía petrolera tejana revolucionó la forma en que EEUU hace la guerra». Lo escribió Pratap Chatterjee, otro premiado periodista independiente de investigación, editor de Corp Watch y habitual también de Democracy Now!

El libro comienza con la génesis del ascenso de Halliburton/KBR hasta convertirse en el gigante por antonomasia de la gestión privada de la guerra. Los sustanciosos contratos en Angola, Irán y Nigeria que Dick Cheney consiguió cuando era CEO de Halliburton (la cronología precisa aquí). Aunque el gran salto cuantitativo llegaría después del 11 S, con Cheney ya como vicepresidente de EEUU, y con la inestimable ayuda y promoción de Donald Rumsfeld.

Los beneficios y castigos de Cheney y Rumsfeld en su revolución de los asuntos militares ha sido profunda… Junto a esta nueva industria surgió el potencial para los sobornos, la corrupción y el fraude. Docenas de trabajadores y subcontratistas de Halliburton/KBR han sido arrestados y acusados, y otros están cumpliendo condenas, por robar millones de dólares… Sin embargo, la mayoría de los empleados no verán nada por el estilo, pues son trabajadores asiáticos que cobran probablemente unos mil dólares al mes… Estos hombres y mujeres constituyen el verdadero ejército de Halliburton, que emplea el mismo personal que un centenar de batallones. Más de 50 mil personas trabajan para KBR bajo un contrato de 150 mil millones de dólares.

Para llevar a cabo parte su investigación, Chatterjee se hizo accionista tanto de Halliburton como de su subsidiaria KBR. Estas son algunas de las denuncias que hace en su obra:

* La red de sobornos, comisiones y fraude que involucra a empleadores y subcontratistas de Halliburton/KBR en Kuwait e Irak.

* Los contratos sin licitación conseguidos por Halliburton/KBR.

* Cómo Halliburton/KBR consiguió el contrato para la reparación de los pozos petroleros iraquíes con el propio dinero de Irak.

* El rol que las negligencias Halliburton/KBR han tenido en la muerte de civiles americanos y trabajadores extranjeros, y el consecuente rechazo a asumir las responsabilidades.

* El “tráfico humano” que los subcontratistas de Halliburton/KBR emplean para atraer a trabajadores extranjeros a Irak bajo falsas promesas.

* El sistema de castas, de pagos por nacionalidad, a los trabajadores de la empresa.

* Cómo aquellos civiles y militares que denunciaron los abusos y cuestionables prácticas contables de Halliburton/KBR fueron desacreditados por el gobierno de EEUU.

* Los groseros sobrecostes aplicados por Halliburton/KBR y sus subcontratistas.

Para terminar de cerrar la ecuación de su denuncia, Pratterjee señala cómo las acciones de la compañía pasaron de 10 dólares a 80 dólares gracias a la gestión de Dick Cheney y los sustanciosos beneficios de la llamada guerra contra el terror.