Viaje a la guerra Viaje a la guerra

Hernán Zin está de viaje por los lugares más violentos del siglo XXI.El horror de la guerra a través del testimonio de sus víctimas.

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La importancia de la comunicación en las catástrofes

Antes de seguir adelante con la crónica del sufrimiento y la devastación provocadas por el huracán Félix, quiero hacer un alto en una labor que merece ser subrayada y con la que me he cruzado en varias ocasiones a lo largo de los años. Se trata del trabajo que realiza Télécom Sans Frontièrs (TSF), organización francesa dedicada a llevar teléfonos satelitales e internet a las zonas donde han tenido lugar catástrofes naturales y conflictos armados.

Parte de las crónicas que en 2006 publiqué en 20 Minutos desde el sur del Líbano las pude enviar gracias a los medios que me brindaron en TSF. Lo mismo sucede hoy, ya que escribo este artículo y lo cuelgo en la red desde el litoral norte de Nicaragua, donde los teléfonos llevan semanas sin funcionar, porque me dan la posibilidad de utilizar la conexión de banda ancha que han montado aquí en Puerto Cabezas.

“La idea de TSF nació de una constatación sencilla, resultado de numerosos años de experiencia en la ayuda humanitaria. A lo largo de las misiones efectuadas en ex-Yugoslavia o en Kurdistán durante la primera guerra del Golfo, sus fundadores tomaron conciencia de que existía, al mismo nivel que la ayuda médica o alimenticia, una real necesidad en telecomunicaciones”, se lee en su página web.

“Estos conflictos llevaban a cabo desplazamientos masivos de poblaciones, separaban a millares de familias y ninguna estructura había sido prevista para permitir que estas personas reanudaran el contacto con sus relativos. Cada vez que los fundadores de TSF dejaban los campos de refugiados, las personas les daban un pedacito de papel con un número de teléfono y les decían: «Cuando lleguen a su casa, llamen a mis familiares y díganles que estoy vivo, que nuestro tío ha sido asesinado pero que mi hija está viva y que estamos en el campo de Stenkovac». Los fundadores de TSF invirtieron entonces en su primer teléfono satelital y la organización fue creada en julio de 1998”.

“Tenemos tres oficinas centrales: una en Francia, otra en Bangkok y la tercera en Managua. En menos de 24 horas podemos instalar equipos de comunicación satelital en cualquier parte del mundo”, me explica Fabien Doléac, un joven francés de 28 años, técnico en informática, que está realizando su primera misión en Nicaragua. “Las condiciones de trabajo no son fáciles, viajamos a zonas de difícil acceso, dormimos en el suelo, pero tienes la satisfacción de que estás brindando una ayuda muy importante para la gente”.

“Muchas veces ves que las personas afectadas por el huracán Félix se sienten mejor después de haber podido hablar con sus parientes, pues han llorado, han gritado, se han sacado de encima el dolor”, me dice Nubia Vargas, coordinadora del equipo de emergencia que llegó al norte de Nicaragua al día siguiente del paso del huracán Félix. Ella se encontraba en Pisco, Perú, ayudando a las víctimas del terremoto, cuando tuvo lugar el huracán. Inmediatamente se vino hacia aquí. “También pueden pedir a sus parientes en el extranjero que les manden remesas a través de Western Union, pues muchos nicaragüenses trabajan en EEUU, Europa o Costa Rica”.

Otro de los objetivos de TSF es brindar los medios para que las ONG consigan coordinar su labor desde el terreno. Desde 1998, la organización ha instalado esta suerte de locutorios solidarios y gratuitos en Afganistán, Irak, Tailandia, Sri Lanka, India, Líbano, Uruguay, Ghana, Perú y Nicaragua.

Hacia el ojo del huracán en Nicaragua

Finalmente, la carretera que conduce de Managua a Puerto Cabezas se ha abierto. Así que mi viaje hacia las zonas afectadas por el huracán Félix será por tierra y no en avioneta como había pensado en un principio.

En unas horas parto en un todoterreno rumbo a la región de los indígenas miskitos, que no sólo llevaban viviendo décadas de acoso y marginación sino que han sufrido hace dos semanas el paso del huracán que provocó casi 200 muertos y afectó a cien mil personas.

Tardaré casi tres días en llegar. Haré el primer alto del camino en Siuna. Después en alguna localidad de la zona de Tasba Pri (tierra libre en idioma miskito). Y ya el viernes estaré, si todo sale bien, en Puerto Cabezas, también conocido como Bilwi. Allí se ha desplegado la infraestructura humanitaria para ayudar a las víctimas. En este mapa, que se puede cambiar de tamaño y formato (maravillas de la tecnología), podéis seguir el recorrido:


Ver mapa más grande

Me dicen en la oficina de la ONU que hay problemas con el agua potable, la malaria, la electricidad, el alojamiento y las comunicaciones. Llevo en el todoterreno suficiente agua para casi todo el viaje. Esta mañana he comprado repelente y mosquitera. Ayer tomé la pastilla de profilaxis contra el paludismo, por lo que he pasado otra noche de sueños convulsos y vívidos. Me tranquiliza saber que hay un equipo de la ONG Télécoms Sans Frontières. Desde su base intentaré actualizar el blog con la mayor frecuencia posible para ir compartiendo con vosotros día a día este viaje hacia las consecuencias del huracán Félix.