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Hernán Zin está de viaje por los lugares más violentos del siglo XXI.El horror de la guerra a través del testimonio de sus víctimas.

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A la caza de los aviones no tripulados: Israel y Hezbolá

Los aviones no tripulados se han convertido en las estrellas en ascenso de los actuales conflictos armados, según anunciamos hace tiempo ya en este blog. Su proliferación ha sido vertiginosa, tanto en unidades fabricadas, como en horas de vuelo y en la diversidad de actores que los poseen.

La primera guerra en que los drones se utilizaron de forma masiva fue la que enfrentó a Israel y a Hezbolá durante julio y agosto del año 2006, y que llegó a su fin con la retirada de las fuerzas hebreas en respuesta a la resolución 1701 del Consejo de Seguridad de la ONU.

Un conflicto que comenzó con el secuestro de dos soldados del Tsahal por parte de los hombres de Hasán Nasralá, que pretendían cambiarlos por detenidos en cárceles israelíes como Samir Kundar.

El ejecutivo de Ehud Olmert respondió con una ofensiva desproporcionada, matando a más de mil civiles y reduciendo a ruinas a una parte significativa del País de los cedros, para terminar, de forma inexplicable, realizando finalmente el intercambio de prisioneros en 2008.

Vigilancia y ataque

En el valle de la Vekaa, en Beirut y en el territorio que se despliega al sur del río Litani, el zumbido de los aviones no tripulados israelíes se sucedía de forma casi constante. En aquellos días, Robert Fisk los describió desde su casa del barrio de Hamra:

Después de las 4 AM, el seseo de un drone apareció en el cielo sobre mi casa. Llamados MK por los fabricantes, las madres libanesas intentaban disminuir el miedo de los niños a la criatura ominosa traduciendo su nombre como «Um kamel», la madre del camello. Buscaba objetivos durante la noche, como todas las masacres perpetradas por las fuerzas Aéreas israelíes en el sur de Líbano, no lo podías ver.

El modelo Hermes 450, fabricado por la empresa Elbit System, sumó unas 15 mil horas de vuelo. Su misión era localizar las lanzaderas de los misiles rusos Katyushas de 122 mm que los comandos del Partido de Dios escondían bajo alfombras diseñadas para absorber el calor del sol.

Aunque los mandos castrenses hebreos evitan expresarse al respecto, los aviones Hermes 450 también fueron empleados para lanzar ataques según relatan numerosos testigos.

Tres Hermes 450 se estrellaron durante la guerra: dos por fallos mecánicos y otro como consecuencia de un error de quien lo dirigía desde algún bunker perdido en Israel. Aviones F16 bombardearon las zonas en las que habían impactado para no dejar rastros. El Tsahal también empleó modelos como el Heron 1 y el Searcher 2.

Un buen escaparate

Este despliegue masivo de aviones no tripulados en territorio libanés resultó de algún modo predecible, pues Israel es el líder mundial en su desarrollo, fabricación y exportación. En este sentido, la segunda guerra del Líbano sirvió de escaparate para exhibir el desempeño de estos ingenios cuyas ventas se han multiplicado exponencialmente desde entonces.

Apenas terminó el conflicto, las revistas especializadas no dejaron de elogiarlos. Ponían el énfasis en que habían servido para destruir el 90% de las lanzaderas de alance medio de Hebzolá apenas habían disparado el primer misil, por lo que resultaban el elemento indispensable para las guerras asimétricas de la actualidad.

Citaban a la Israel Aircraft Industries (IAI) en sus comentarios de que el Heron 1 había tenido un desempeño “mucho mejor de lo esperado” y de que el Searcher 2 voló “miles de horas de misión con una excelente fiabilidad”.

Haim Kellerman, director general de Elbit Systems, subrayó que los drones habían demostrado su capacidad y que creía que su número iba a aumentar. “Esperamos una necesidad creciente de operaciones con distintos aviones no tripulados”, declaró.

Los sin piloto de Dios

Lo que sí resultó sorprendente fue que Hezbolá contase también con aviones no tripulados. Cuatro drones modelo Ababil, de fabricación iraní. Uno de ellos explotó al despegar. Otro se estrelló al sur de la frontera libanesa. Y los dos restantes fueron derribados por la fuerza aérea israelí.

Uno de estos últimos volaba a muy baja altura y avanzaba lentamente cuando fue derribado por el misil Python 5 lanzado por un caza F16. Llevaba diez kilos de explosivos y el escudo del Partido de Dios, con su fusil AK47 en alto, pintado en el fuselaje, por lo que su lanzamiento podría haber tenido un fin también propagandístico, de demostración de que no sólo el espacio aéreo libanés era surcado por aviones no tripulados enemigos.

Algo que no extrañaría en la habitual estrategia de desafío de Hasán Nasralá, que ya en 2004 había lanzado un drone modelo Misrad 1, también hecho en Irán, sobre territorio israelí como respuesta a las continuas violaciones del espacio aéreo libanés desde el final de la ocupación en el año 2000.

Esa misma estrategia que lo llevó el 22 de septiembre de 2006 a congregar en el sur de Beirut a miles de personas para celebrar de forma altanera su pretendida «victoria divina» contra Israel cuando las ruinas continuaban humeantes, los muertos palpitando bajo la tierra y los drones enviados desde Tel Aviv volando sobre nuestras cabezas.

A la caza de los aviones no tripulados: Rusia, Georgia e Israel

Hace más de dos años escribíamos en este blog que los aviones no tripulados, también conocidos como “drones”, tendrían cada día un mayor protagonismo en los conflictos armados. Desde entonces, la demanda de estas aeronaves, que pueden realizar labores tanto de reconocimiento como de ataque, ha crecido exponencialmente, al igual que su capacidad letal y autonomía.

Según un reciente documento del Departamento de Estado, EEUU pasó de tener unas 300 unidades en el año 2002, a contar con más de siete mil en la actualidad. Solamente en Afganistán e Irak las horas de vuelo se duplicaron desde el año 2006, pasando a unas 400 mil. Con respecto a los drones de combate, el incremento de las horas de vuelo fue de un 94% entre 2007 y 2008 que protagonizaron 71 aviones Predator.

Una de las consecuencias de este aumento de la presencia de las aeronaves no tripuladas es que ha generado tensiones en no pocos lugares del planeta, especialmente cuando han realizado ataques en territorios sobre cuyos mandos carecen de soberanía, o cuando han sido derribadas. En las siguientes entradas de Viaje a la guerra haremos un recorrido por los incidentes más relevantes de estos dos años.

Prólogo de guerra transcaucásica

El domingo 20 de abril de 2008, un avión no tripulado Hermes 450 con bandera georgiana y fabricado en Israel por la empresa Elbit Systems, que en teoría había sobrevolado Abjazia, era derribado por la Fuerza Aérea rusa. Aunque en un primer momento Tbilisi negó lo sucedido, del mismo modo en que lo había hecho un mes antes con un incidente similar, poco tiempo tardó en usarlo a modo de argumento contra Rusia.

El presidente georgiano Mijáil Saakashvili, que se había comprometido durante la campaña electoral que lo llevó al poder en 2003 a terminar con las aspiraciones separatistas de Abjazia y Osetia del Sur, aprovechó la ocasión para lanzar una febril misión de relaciones públicas con la entrada a la OTAN en el horizonte de sus aspiraciones.

Un portavoz militar ruso declaró a Reuters que las acusaciones eran “absurdas”. Pero Saakashvili, que habló durante cuarenta minutos con Putin a raíz del incidente, contaba con una prueba difícil de refutar: el vídeo filmado por el propio avión no tripulado antes de ser abatido.

Según muestra la BBC, en él se ve cómo un MIG 29 cambia de rumbo, lo enfrenta y le dispara sobre las aguas del mar Negro. El 26 de mayo de 2008, una comisión de observación de la ONU terminaría por dar la razón a Georgia.

Fracaso georgiano

Las tensiones entre ambos países fueron aumentando, hasta que en agosto, durante los primeros días de los Juegos Olímpicos de Beijing, comenzó una guerra abierta que terminó con la derrota de Georgia. Saakashvili no recibió el apoyo que esperaba de Occidente más allá de las condenas y el enfriamiento de algunos meses de las relaciones con el Kremlin.

Pero no todo quedó ahí, otros drones cayeron después del conflicto. El 23 de septiembre, las autoridades de Tbilisi declararon que acababan de derribar en su territorio un avión no tripulado ruso. El 17 de noviembre de 2008, afirmaron que un aparato similar cayó cerca de Osetia del Sur. Siete soldados y un niño resultaron heridos. Dos ingenieros castrenses georgianos fueron asesinados cuando intentaron acercarse a los restos del aparato.

Desprestigiado por el fracaso militar, Saakashvili se enfrenta ahora a manifestaciones populares similares a las que terminaron con su antecesor, el antiguo ministro de Mijaíl Gorbachov, Eduard Shevardnadze. Y, a su vez, con quien lo precedía: Zviad Gamsajurdia, primer presidente del país. En lo que parece ser ya una tradición georgiana tanto como los periódicos enfrentamientos con Rusia por las regiones secesionistas y la indiferencia de Occidente.

El amigo israelí

Se estima que Georgia tiene unos cuarenta aviones no tripulados, principalmente modelos Skylark y Hermes 450 de fabricación israelí. Los rebeldes de Abjazia afirman que han derribado siete de estas aeronaves, gracias a misiles tierra-aire Buk, pero Tbilisi sólo ha aceptado una de estas supuestas bajas, la que provocó el MIG 29 ruso.

Resulta lógico que Israel sea el proveedor de Georgia, pues es el país puntero en esta clase de tecnología, y porque entre ambas naciones existe una estrecha vinculación.

Además de armas, contratistas militares israelíes entrenaron a las fuerzas de élite georgianas que lucharon contra los rusos. Entre ellos se encuentra el brigadier general Gal Hirsch, que tras tener que renunciar por el fracaso de Israel en la guerra contra Hezbolá de 2006, montó la empresa privada Defense Shields. Esto llevó a Hasan Nasralá (que no pierde ocasión de azuzar a sus enemigos) a decir que los georgianos habían perdido contra los rusos por culpa de Hirsch.

Pero no son pocos los que han criticado esta relación en el propio Israel, ya que consideran que Rusia, por su ascendiente sobre Siria e Irán, es un aliado más importante al que no se debe generar malestar alguno. Por esta razón, las ventas de armamento se limitaron a equipos de infantería y visión nocturna, excluyendo misiles, tanques y cazas.

Lo que no impidió que Moscú reiterase sus quejas a Israel hasta que, el 5 de agosto de 2008, el gobierno de Tel Aviv declarara que suspendía las ventas a Georgia. Si bien son empresas privadas quienes producen estas armas, incluidos los drones, tienen que contar con aprobación oficial para poder exportarlas.

La paradoja de esta historia es que el 18 de noviembre de 2008, el gobierno ruso, que vende misiles a Irán y Siria, aseguró que comprará aviones no tripulados nada menos que a Israel, pues su flota se encuentra ya obsoleta.