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Hernán Zin está de viaje por los lugares más violentos del siglo XXI.El horror de la guerra a través del testimonio de sus víctimas.

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¿El final de Joseph Kony? Una nueva estrategia para combatir al LRA

En el mes de octubre entrevistamos a oficiales ugandeses que nos describieron cuán complicado resulta perseguir a los hombres de Joseph Kony. Nos hablaron de la habilidad de los guerrilleros del Ejército de Resistencia del Señor (LRA) para moverse a través de la selva, de las diversas estrategias de despiste que suelen articular.

Estrategias perfeccionadas a lo largo de más de veinte años de lucha armada contra el gobierno de Kampala. Dos fragmentos de aquel diálogo que mantuvimos en la ciudad sudanesa de Yambio, próxima a la frontera con el Congo:

«Los seguimos día y noche a través de la selva, con nuestras mochilas a las espaldas. Si nosotros paramos para acampar a las seis, ellos lo hacen a las seis y media. Buscan mantener la distancia… Cuando capturas a uno de ellos y lo llevas a una zona civilizada parece de otro planeta. No les gusta estar a la luz, fuera de sus escondites en la selva».

Ahora, según informa Jeffrey Gettleman en The New York Times, la estrategia de los comandos del Uganda People’s Defence Force (UPDF), que en octubre de 2008 comenzaron a seguir al LRA en territorio congoleño dentro de la operación bautizada como Thunder Lightning, y luego en su huída hacia Sudán y la República Centroafricana, ha evolucionado de manera sorprendente: están empleando a los soldados capturados – en su mayoría niños que fueron secuestrados y entrenados para formar parte de esta milicia – a modo de guías, de cazadores de su antiguo líder: Joseph Kony.

La génesis

Tras dos décadas de guerra de baja intensidad que provocó dos millones de desplazados y 120 mil muertos entre los acholi – que si perduró durante tanto tiempo no sólo fue por la personalidad delirante del iluminado Kony, sino porque también sirvió a los objetivos políticos del presidente Museveni -, en 2006 el gobierno de Uganda y los líderes del LRA se sentaron a negociar el final del conflicto con la mediación de las autoridades del sur de Sudán (el acuerdo de paz de 2005 entre el norte y el sur de Sudán había dejado a los guerrilleros sin santuario en el cual refugiarse y sin el apoyo de Jartum).

Proceso que seguimos de cerca en este blog, desde la misma ciudad de Juba, a cuyas inmediaciones se acercó Kony, líder del LRA, para mantener las primeras conversaciones (publicamos en exclusiva fotos de aquel encuentro y del propio Kony, apenas retratado a lo largo de dos décadas).

Proceso que se rompió en diciembre de 2008, cuando las autoridades de Kampala decidieron que estaban cansadas de los juegos y postergaciones de Kony, que anunciaba que iba a firmar la paz y que nunca lo hacía, y atacaron sus posiciones en el congoleño parque de Garamba. Una operación que contó con el apoyo logístico y material de Washington, que parece decidido a hacer todo lo posible por terminar con el LRA.

Un buen ejército

Human Rights Watch confirma la impresión que tuvimos, tan poco habitual cuando se trata de ejércitos africanos, con respecto a los comandos ugandeses que están persiguiendo a Kony y sus hombres: la profesionalidad, el buen entrenamiento y equipamiento, el respeto por las poblaciones locales. “Estoy muy satisfecha con su conducta”, declaró recientemente Anneke Van Woudenberg, investigadora de la organización en el Congo.

Comportamiento que vimos que contrasta con los mal entrenados y poco motivados efectivos del SPLA, el ejército del sur de Sudán. Nos parecieron tan desorganizados como lo está mostrando el SPLM, principal partido del sur del país, que ha manifestado no pocas contradicciones en su boicot a las elecciones que están teniendo ahora lugar en Sudán.

La estrategia de Kampala se centra asimismo en ofrecer amnistía a todos los soldados del LRA menos a tres altos mandos: el propio Joseph Kony, su mano derecha Okot Odhiambo y Dominic Ongwen, comandante al que se considera responsable de la última gran masacre en Congo, que dejó más de 321 muertos como represalia a la ofensiva de las tropas ugandesas.

Santuario en Darfur

Las autoridades ugandesas sostienen que en estos 16 meses de lucha en la selva han matado o capturado a más del 60% de los integrantes del LRA. Una ofensiva que sigue contando con el apoyo de Washington a través del comando central para África, conocido como AFRICOM. Apoyo que se ha visto reforzado con la aprobación de la Lord’s Resistance Army Disarmament and Northern Uganda Recovery Act en el senado de EEUU.

También comentamos en este blog el pasado octubre que en su huída hacia el norte, parte de las fuerzas del LRA habían alcanzado Darfur, lo que podría ser la única salvación para Kony, ya que Jartum no dejaría entrar allí a las tropas de Uganda. Tanto Kony como Omar Al Bachir tienen órdenes de detención de la Corte Penal Internacional. De este modo, la vieja alianza entre ambos hombres volvería a hacerse evidente.

Foto: Sgt. Jeremy T. Lock

¿Se encuentra el LRA en Darfur?

Hace un mes nos hacíamos eco en el sur de Sudán de los rumores que señalaban que el grupo guerrillero del fanático y delirante Joseph Kony se estaría dirigiendo hacia Darfur. En los últimos días las evidencias que situarían al LRA en esa zona no han cesado de multiplicarse.

El periplo vital del LRA quedaría a grandes rasgos de esta manera:

* Durante 22 años aterrorizó el norte de Uganda, tanto desde sus bases en la región como en el sur de Sudán.

* En agosto 2006 se embarcó en un proceso de negociaciones de paz con Kampala a través de la intermediación Riek Machar, vicepresidente del sur de Sudán, que en este blog seguimos desde la misma Juba.

* En abril de 2008, Joseph Kony, sobre el que pesa una orden de captura de la Corte Penal Internacional, rompió las negociaciones y volvió a las armas desde su santuario en el Congo. Terminó con la vida de cientos de personas y provocó el desplazamiento de miles (algunas de las cuales entrevistamos en Yambio y en el campo de refugiados de Makpandu).

* El movimiento hacia el norte quedó constatado por las masacres que el LRA cometió en la República Centroafricana. Desde allí avanzó hacia la provincia sudanesa de Bahr al-Ghazal, aunque hablar de un movimiento homogéneo y sincronizado de hombres no tiene sentido pues como ya vimos desde el terreno las mermadas fuerzas de Joseph Kony se han dividido en pequeños escuadrones, de entre tres y seis hombres.

Daniel Howden, en The Independent, cita a un oficial del SPLA que confirma la presencia del LRA a Darfur. El experto en Sudán Gerard Prunier pone en duda esta afirmación, principalmente porque el LRA siempre ha combatido en zonas selváticas y nunca en el desierto: “Deben estar cómodos con el entorno. En Congo, en la República Centroafricana, lo han estado. Pero ir a Darfur es para ellos como ir a la luna”.

Por su parte, John Ashworth, de quien ya hemos hablado en otras ocasiones en este blog, sostiene que tiene sentido que el LRA se displace a Darfur, pues “todo el mundo está convencido de que recibe ayuda del gobierno de Jartum”.

También afirma que la presencia de Joseph Kony y sus hombres podría exacerbar el conflicto, que ha experimentado unos meses de relativo sosiego. El gobierno de Al Bachir “podría emplearlos como milicia del mismo modo en que hizo con los janjaweed”.

Sudán, Chad y una guerra con fútbol

Recuerdo que me encontraba en Kenia cuando en el mes de febrero saltó la noticia de que grupos rebeles habían entrado a Yamena, la capital de Chad, matando a más de un centenar de personas y poniendo en jaque al régimen de Idriss Deby. Grupos rebeldes que se decía que estaban respaldados por Sudán.

El pasado sábado ha sucedido lo contrario unos 3.000 guerrilleros del Movimiento Justicia y Equidad (JEM), que se supone que cuenta con el respaldo de Chad, realizaron una ofensiva sin precedentes hasta situarse en las puertas mismas de Jartum, la capital de Sudán.

Los miembros del JEM, que desde el 2003 se enfrentan a las tropas gubernamentales y los janjaweed en Darfur, recorrieron 600 kilómetros a través del desierto y atacaron Omdurman, en una acción que fue repelida por Sudán pero que tiene un gran valor simbólico.

Omdurman sólo está separada de Jartum por el río Nilo. Allí se encuentra el aeropuerto desde el que salen los aviones que bombardean regularmente Darfur, a pesar de la presencia de las fuerzas de Naciones Unidas.

Se trató de una ofensiva sin precedentes. Ni siquiera durante los 20 años de guerra entre el norte y sur del país, que llegó a su fin en 2005, las tropas rebeldes se habían acercado tanto a la capital.

La respuesta de Omar al Bashir fue lanzar una recompensa de 125 mil dólares por la captura de Khalil Ibrahim, y romper relaciones con Chad. Decisión descrita como “apresurada” por el Ejecutivo de Yamena, aunque queda claro que ambos países están usando a los grupos armados que luchan en Darfur para hostigarse mutuamente.

Según la ONU, podrían encontrarse al borde de una guerra abierta. Un conflicto armado cuya gestación describe de forma exhaustiva Le Monde Diplomatique.

La última acción en la escalada ha sido cerrar ayer, por parte de Yamena, la frontera que separa a Chad de Sudán.

Una situación compleja

Sin embargo, la situación es mucho más compleja. El JEM no sólo tiene aspiraciones sobre Darfur, sino que busca un cambio de régimen en Sudán.

Su mentor es un personaje sombrío, Hassan al-Turabi, islamista radical, vinculado a los Hermanos Musulmanes y a Bin Laden, fundador del partido del Congreso Popular, que fue sacado del poder en Jartum en 1990 por Omar al Bashir.

Khalil Ibrahim, líder del JEM, era seguidor de Hassan al-Turabi, y mantiene su agenda islamista radical.

Por esta razón, el pasado lunes Hassan al-Turabi volvió a entrar en prisión así como varios dirigentes del Congreso Popular, a los que se culpa de estar detrás también del ataque del JEM.

Aunque también, si se abre un poco la lente, algunos expertos ven en el choque entre ambos países la mano de Francia e Inglaterra, que podrían estar apoyando a sus antiguas colonias en esta guerra no declarada.

La guerra del fútbol

Pero lo más curioso de toda esta historia, que apenas ha tenido eco en la prensa, es que el próximo 31 de mayo, Sudán y Chad deberán enfrentarse en la clasificación para el Mundial de Fútbol 2010.

La FIFA ya ha salido a decir que el partido no se suspende, aunque ambos contrincantes hayan roto relaciones diplomáticas y parezcan más cerca que nunca de encontrarse al borde de una guerra abierta.

Malí, Sudán, el Congo y Chad componen el Grupo 10 de la competición preliminar de la zona africana. Un grupo muy equilibrado, aunque malienses y sudaneses sean favoritos, los congoleños estarán al acecho.

Desde aquí, mi humilde sugerencia, que daría finalmente al fantástico negocio del fútbol una utilidad tangible: el que triunfe en el encuentro deportivo, gana la guerra.

Y así se ahorran el derroche en armas y municiones, estos dos Estados que se encuentran entre los más pobres el mundo, y la carnicería de vidas inocentes que podría tener lugar.

Si empatan, que lo definan por penaltis.