La semana pasada, a raíz del final del secuestro del Alakrana, recordábamos a la periodista Amanda Lindhout, que llevaba desde el 31 de agosto de 2008 retenida por un grupo armado del clan hawiye en Mogadiscio junto al fotógrafo Nigel Brennan.
En este blog hemos hablado en otras ocasiones de Amanda, resaltando su valentía y su idealismo. A los 27 años había trabajado como reportera nada menos que en Irak, Afganistán y Palestina, abriéndose paso en un universo violento, dominado por los hombres, sin el apoyo de ningún gran medio de comunicación. Se desempeñaba como freelance, con todas las limitaciones en recursos, seguros, infraestructuras, contactos y respaldos que implica esta forma de ejercer el periodismo.
También habíamos criticado al gobierno de Canadá tanto por intentar, con éxito lamentablemente, que el destino de Amanda poco eco tuviera en los medios de comunicación, como su escasa voluntad negociadora. Estas críticas se hicieron más sentidas cuando salieron las primeras noticias de que Amanda estaba sumamente enferma y de que era posible que estuviera sufriendo abusos sexuales de forma sistemática por parte de sus captores
A raíz del post de la semana pasada algunos de vosotros me escribisteis para mostrar vuestra indignación, para preguntar si se podía hacer algo, si existía algún canal ya organizado para presionar al gobierno de Canadá.
Afortunadamente, esto no es más necesario. Medios canadienses comenzaron a dar hace una hora la noticia de la liberación de Amanda y Nigel, que mañana a primera hora volarán hacia Nairobi. Ojalá que el testimonio que den a la prensa sirva para poner voz y rostro a las consecuencias de los errores que se han cometido en la gestión de un secuestro que no debería haber durado 15 meses.