La compañía Aegis, cuyo vídeo de disparos indiscriminados contra civiles iraquíes hemos analizado en los últimos días, comenzó su andadura en el país del Tigris y Éufrates en marzo del 2004 al recibir un contrato de 201 millones de euros por parte del Pentágono.
Un contrato que fue cuestionado por dos razones. En primer lugar, por la falta de experiencia de Aegis en las labores que debía cumplir: coordinar a una docena de empresas similares en el terreno y brindar a 75 hombres armados para proteger la zona verde. Pero lo que más alarma causó fue el escandaloso pasado de su dueño y director: Tim Spicer.
Defensores y objetores del contrato de Aegis
Según The Nation, las protestas llegaron por parte de cinco senadores demócratas, entre los que se encontraba Ted Kennedy, que exigieron al Pentágono que reconsiderada su decisión teniendo en cuenta la mala reputación de Spicer.
También lo hizo una de las cuatro empresas que se postularon para conseguir el contrato: la firma Dyncorp, que ofreció los mismos servicios por un coste de 54 millones de euros menor. Sin dudas, debido a su mayor tamaño y experiencia hubiese estado mejor cualificada para conseguir la licitación, pero el Pentágono le dio una baja calificación y la situó al margen de la pugna debido a los escándalos que asimismo ensombrecen el accionar de esta compañía (se relaciona a varios de sus hombres en Bosnia con la explotación sexual de menores). Por esta razón, sus cuestionamientos al currículum de Tim Spicer no fueron tenidos en cuenta.
Ante los cuestionamientos de los senadores demócratas, que enviaron una carta a Donald Rumsfeld, el Ejército admitió que desconocía el pasado de Spicer, pero se negó a revisar el resultado de la licitación. Sandra Sieber, directora de la Agencia de Contrataciones del Ejército afirmó que el Ministerio de Defensa Británico estaba al tanto y que no había hecho objeción alguna. “No tenemos base legal para negar la concesión a Aegis, que ganó la competición limpiamente en base a las reglas y criterios establecidos”, señaló.
Beneficio seguro para una gestión desastrosa
El tiempo daría razón a los críticos, una auditoria oficial realizada un año más tarde señalaría que la gestión de Aegis resultó ser desastrosa. Y luego saldría a la luz el brutal vídeo de los disparos a civiles. Por más inverosímil que resulte, todo esto no impediría que la firma recibieran nuevas obligaciones en el futuro. Lo que lleva a preguntarnos quién es Tim Spicer, con quién se relaciona, este hombre capaz de seguir conseguir contratos millonarios a pesar de su pésima reputación.
Contratos que resultan aún más cuestionables ya que responden a la fórmula cost plus. Si los costes aumentan, el Pentágono se hace cargo de cubrirlos garantizando a las firmas el beneficio neto. Una fórmula arriesgada de aplicar con compañías de ética tan laxa. Una fórmula que ha hecho que empresas como Halliburton sean investigadas por inflar sus presupuestos.
¿Quién es Tim Spicer?
A diferencia de las oficinas de Blackwater en Virginia del Norte, que reciben al visitante con una serie de detalles horteras, como cañones de fusiles a modo de pasamanos en las puertas, el edificio de Aegis, situado en Londres, da el aspecto de ser un lugar moderno y respetable, con amables secretarias, silenciosos ascensores y pletórico de luz, según relata Robert Baer en la revista Vanity Fair.
Una fachada pulcra y respetable para un hombre que no se ve a sí mismo como un mercenario, sino como un aventurero británico del siglo XIX que lucha por la civilización occidental. Su imagen, a los 52 años de edad, esbelta y cuidada, es calificada por muchos como la de un playboy. Sale con un mujeres hermosas, conduce un Aston Martin, y vive en una mansión en el sur de Londres. Gana 28 millones de euros al año.
Ante los escándalos que lo han seguido a lo largo de los años, desde Bosnia, pasando por Papua Nueva Guinea, Sierra Leona y ahora Irak, Tim Spicer no ha respondido perdiéndose en los pasillos del anonimato, sino que ha salido siempre a defender su causa de forma vehemente.
En 1999 escribió su autobiografía: An Unorthodox Soldier. Una obra en la que responde a cada una de las acusaciones que le han hecho y en la que argumenta la necesidad de las empresas privadas de seguridad. “Los cobardes, los aburridos e inútiles… Siento pena por ellos: nunca se han acercado al filo y han mirado hacia abajo. Estarían mejor si lo hicieran”.
Continúa…