Viaje a la guerra Viaje a la guerra

Hernán Zin está de viaje por los lugares más violentos del siglo XXI.El horror de la guerra a través del testimonio de sus víctimas.

India no es país para mujeres

Finalmente estrenamos el reportaje «No es país para mujeres», cuya génesis y rodaje fui compartiendo con vosotros hace unos meses en este blog. Después de Tanzania, Somalia, Argentina, Afganistán, Uganda y EEUU, el séptimo trabajo en el que he tenido la suerte de sumar fuerzas con Jon Sistiaga para Canal Plus, con la India y la situación de la mujer como epicentro de la narración.

No es un tema nuevo. En estas páginas he escrito mucho sobre la India, país en el que viví durante tres años y al que dediqué dos libros, «Un voluntario en Calcuta» y «La libertad del compromiso«, y unos cuantos documentales entre los que destaca «Villas Miseria«.

Dista de ser mi lugar favorito del mundo, para qué os voy a mentir. Entre las montañas de basura, los barrios de chabolas, el lacerante racismo que todo lo contamina, la gente que se muere sin atención en la puerta de los hospitales, nunca he conseguido siquiera vislumbrar la tan cacareada espiritualidad que tantos otorgan a la India. Al contrario, creo que es el lugar menos espiritual que he conocido, donde la vida, sobre todo la de los débiles, se trata con implacable desdén.

Lo que hemos hecho con Jon Sistiaga es tratar de retratar lo que una mujer padece en la India desde que nace hasta que se muere. Desde que es marginada antes de nacer por los llamados feticidios hasta que es expulsada de su familia al enviudar, pues su vida carece de sentido si no es en función del hombre.

Quizás uno de los pocos momentos gratos del reportaje sea la aparición de Urmi Basu, protagonista de «La libertad del compromiso», que casi 14 años después de nuestro primer encuentro sigue haciendo una magnífica labor por las prostitutas de Calcuta.

El estreno de «No es país para mujeres» es el próximo miércoles 19 de febrero en Canal Plus.

6 comentarios

  1. Dice ser Lena

    Creo que es la primera vez que veo por escrito en un medio de difusión algo que yo misma he pensado muchas veces acerca de la supuesta espiritualidad y elevación moral de la India. Si observo su sistema de castas, el karma que cada uno arrastra a través de las sucesivas reencarnaciones impidiendo acabar con las desigualdades sociales, puesto que cada uno es responsable de donde está por habérselo ganado con sus actos en su vida anterior, la pobreza extrema en un país rico y desarrollado, el trato hacia la mujer, etc., no alcanzo a ver dicha espiritualidad por ninguna parte.

    Un brahmán limpiando retretes como un intocable es una excepción. Ojalá llegue un día que deje de serlo.

    12 febrero 2014 | 21:03

  2. Dice ser ingebog garroset

    Yo creo que somos much@s mas los que pensamos lo mismo que Hernan respecto a la espiritualidad de un pueblo que maltrata así a la población pobre y practican el capitalismo salvaje sin ningun escrúpulo, pero que es politicamente incorrecto por un falso sentido de relacionar movimientos hippies y de misticas del 68 con pensamientos de izquierdas …y no atreverse a ser criticos.
    Alguien vió o intuyó paz y serenidad despues de leer el Bahavad??? Y porque nadie lo dijo???

    13 febrero 2014 | 15:59

  3. Dice ser Mia

    No hace tanto, en Europa tampoco, por suerte hemos evolucionado

    Nuevos artículos en mi blog
    http://miaholger.over-blog.com/2014/02/les-filles-de-magdalene.les-diablesses-du-bon-pasteur.html

    19 febrero 2014 | 14:15

  4. Dice ser mochilero

    Normalmente la gente publica su experiencia y siempre cuentan lo bueno, lo bonito, muchas veces es porque cuando viajas vas a ver lo bueno y lo bonito, pero siempre hay cosas que no te gustan y que por defecto desechas a la hora de contar un viaje. Hace poco un compañero publicó este video http://conlamochila.com/blog/manu/kerala-agra-y-delhi-india de su viaje a la India y si lo comparas con el documental…

    26 febrero 2014 | 10:44

  5. «Esta semana alguien me preguntó si el feminismo seguía siendo necesario en los tiempos en los que vivimos.

    El argumentario para justificar la no necesidad del feminismos en nuestra sociedad actual fue el que he escuchado miles, por no decir millones de veces: Que si la Constitución y su artículo catorce, que si la “discriminación positiva” que se está dando, que si las mujeres somos unas maltratadoras psicológicas, que pretendemos que nos “mantengan”, que si hay tantas denuncias por violencia de género es por los medios que exageran mucho y sólo sacan los casos de mujeres pero también hay hombres maltratados y no salen en los telediarios, que si los “pobres hombres” se encuentran acorralados y ya no saben cómo relacionarse con nosotras porque temen ser denunciados a la mínima broma que nos pueden gastar,…y así un largo etcétera.

    Aseguro a quien pueda leer esto que hice un ejercicio de paciencia voluntaria para escuchar (de nuevo) este argumentarlo por ver si alguna novedad pero sólo había una y no estaba en el mensaje, sino en quien lo sustentaba: Una mujer joven, de unos apenas veinte años.

    Y voy a comenzar mi respuesta diciendo lo mismo que le dije a ella: que soy feminista por convicción y que mi pretensión es que los derechos humanos de hombres y mujeres sean realmente los mismos en todas partes y desmaquillar y desnudar las desigualdades para hacerlas visibles y corregirlas. Que no me vale el llamado “derecho natural” que justifica que somos diferentes porque la naturaleza nos ha hecho diferentes.

    A partir de ahí intenté (creo que sin mucho éxito al menos de inmediato) explicarle a esta joven que el feminismo no sólo era necesario, sino que es imprescindible si realmente nos creemos que somos una sociedad democrática.

    Y es necesario porque aunque no se quiera ver, seguimos tratando de forma desigual a niñas que a niños incluso antes de nacer, porque nos socializamos de manera desigual y por tanto asumimos roles desiguales. Porque el patriarcado pervive en cada rincón de nuestra mente e incluso de nuestros corazones permitiendo incluso que haya gente que justifique la mayor de las desigualdades: el terrorismo machista. Porque sigue habiendo instituciones como la iglesia católica que niega explícitamente derechos a las mujeres y sigue considerándonos como subsidiarias de los hombres, y otras como la RAE que considera, a través de sus definiciones, que las madres no engendramos sólo parimos. Porque se siguen pisoteando nuestros derechos y libertades, como por ejemplo nuestro derecho a decidir sobre nuestro propio cuerpo y nuestra maternidad. Porque se nos siguen relegando a puestos de segunda o tercera categoría en los espacios de toma de decisiones. Porque seguimos cobrando menos por realizar el mismo trabajo. Porque aunque las aulas universitarias están llenas de mujeres, son los hombres quienes las dirigen. Porque aunque las mujeres tenemos una mayor expectativa de vida, los estudios sobre salud se siguen realizando mayoritariamente sobre los hombres. Porque la historia nos sigue ocultando las obras de arte y aportaciones de todo tipo realizadas por mujeres. Porque nuestros cuerpos de mujeres son utilizados como campos de batalla allá donde los hombres lo deciden, sea en un conflicto armado o en un conflicto de pareja. Porque nuestros cuerpos de mujeres son secuestrados y maltratados para ser explotados sexualmente en otros países o lugares del mundo. Porque los derechos humanos de las mujeres son pisoteados sistemáticamente en muchas zonas del mundo e incluso de nuestro mundo particular. Porque en los espacios simbólicos que nos imponen ya existe toda esa desigualdad y violencia simbólica o estructural desde antes de nacer. Porque la pobreza de ceba en mujeres y niñas. Porque nos matan por ser mujeres.

    Y así muchísimos argumentos más que se podrían resumir en uno: Mientras exista una sola mujer en el mundo a quien hayan pisoteado uno sólo de sus derechos humanos, el feminismo no sólo será necesario, será imprescindible».

    por Tere Mollá
    21/01/2013

    28 febrero 2014 | 04:45

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