Viaje a la guerra Viaje a la guerra

Hernán Zin está de viaje por los lugares más violentos del siglo XXI.El horror de la guerra a través del testimonio de sus víctimas.

Archivo de febrero, 2013

A la caza del homosexual en África (vídeo)

Quinto reportaje en el que he tenido la suerte de sumar fuerzas junto a Jon Sistiaga para Canal Plus. Y un tema tan indignante como difícil de explicar que hemos tratado en numerosas ocasiones a lo largo de los años en este blog: la persecución de homosexuales en África.

Continente que, paradójicamente, vive un momento de prosperidad sin precedentes desde la descolonización. Siete de los diez países que más crecen se encuentran en África, lo que está gestando una clase media urbana conectada con el mundo, emprendedora y sabedora de sus derechos que será la que seguramente reescribirá la historia de esta parte del planeta en las próximas décadas.

La persecución de los homosexuales cae así como una losa no ya sobre los propios afectados sino sobre estas sociedades en su conjunto, que no deberían malgastar un instante siquiera en dejar de mirar al futuro para perderse en estas disquisiciones absurdas, retrógradas y excluyentes sobre la sexualidad particular.

Pero la homofobia no surge de manera espontánea. En un discurso que dio el 12 de marzo de 2010 en Soweto, Sudáfrica, el siempre lúcido arzobispo Desmond Tutu, premio Nobel de la Paz, destripó la esencia última de este problema:

Los gays, lesbianas y transexuales son parte de tantas familias. Son parte de la familia humana. Son parte de la familia de Dios. Y, por supuesto, son parte de la familia africana.

Pero tenemos esta ola de odio que se está diseminando por mi amado continente. Hay gente a la que se le está negando sus principios y libertades fundamentales. Estos son terribles retrocesos para los derechos humanos en África.

Tenemos que parar esta ola de odio. Los políticos que se benefician al explotar y alentar esta ola de odio, no deben caer en la tentación de sacar rédito del miedo y la falta de entendimiento.

Mis compañeros religiosos, de toda confesión, deben defender la dignidad universal y la fraternidad. La exclusión nunca es un avance en el camino hacia la libertad y la justicia.

El estreno será el 10 de abril en Canal Plus.

37 formas de llamar a un homosexual en África

Ngirosi, sis, closet, kuchu, bhutu, matrix, gogo, ana, butch, busti, bottom, muscle, down-lo… son solo algunos de los 37 nombres con los que a pie de calle se señala a los homosexuales en distintos países de África.

37 maneras de llamar a los homosexuales en un continente donde políticos y religiosos los usan como diana de campañas populistas. Foto: HZ

37 maneras de llamar a los homosexuales en un continente donde políticos y religiosos los usan como diana de sus campañas populistas. Foto: HZ

“Depende de cómo se digan, pueden ser despectivos o no”, nos explica John, el activista que lleva la camiseta en que los 37 nombres dan forma al continente. “En Uganda se nos conoce como kuchu, expresión que nosotros mismos usamos para llamarnos mutuamente”.

Primera semana de rodaje junto a Jon Sistiaga para Canal Plus en este país que, como ya conté en otras ocasiones en este blog, lleva tres años debatiendo en el parlamento una propuesta de ley que condena a cadena perpetua a los homosexuales, penaliza con hasta siete años de cárcel a quien organice actividades en su nombre, y obliga a los ciudadanos de a pie a denunciar a la policía su existencia y localización.

Pero una cosa es escribir sobre un tema en la distancia y otra muy distinta es venir aquí y palpar de primera mano la homofobia que tanto políticos y pastores evangelistas propagan de forma populista, sorda y brutal, para aumentar su poder como también sucede en otras latitudes de África.

Una semana en la que tengo que destacar el espíritu de lucha, la obstinación, de todos los homosexuales que hemos conocido más allá del acoso, la violencia y la marginación que sufren. Y una facilidad para la ironía, un constante empleo del humor como bálsamo ante tanta estupidez manifiesta, francamente inspiradores.

Dios te ama… dame tu dinero

Por más años que llevo recorriendo África, cada vez que me cruzo con alguno de sus pastores evangélicos mediáticos y multimillonarios, experimento la misma honda y sincera perplejidad.

Retratando hoy en Kampala al obispo Sejonjo, religioso de a pie, ajeno al poder, comprometido con la defensa de los homosexuales. Foto: Jon Sistiaga

Retratando hoy en Kampala al obispo Sejonjo, religioso de a pie, ajeno al poder, comprometido con la defensa de los homosexuales. Próximamente en Canal Plus. Foto: Jon Sistiaga

Resulta tan brutal, tan flagrante, la contradicción entre el mensaje que predican y la forma de vida que conducen que aún no consigo vislumbrar la lógica de un fenómeno que se repite desde la paupérrima República Democrática del Congo hasta Uganda o Nigeria.

No logro entender cómo quienes hablan en nombre de un tipo que murió semidesnudo en una cruz, y de la desapegada y misericorde mirada que tuvo del mundo, consiguen facturar cientos de millones de dólares cada año.

Modelo de negocio

No logro entender de qué forma funciona el mecanismo que hace rico a los líderes de estas iglesias africanas. Y eso que no se trata de una pregunta nueva sino que me la llevó haciendo desde que tuve la desgracia de ir a un colegio de los hermanos Maristas y conocer de cerca las miserias de la Iglesia católica.

Otra institución que lleva siglos en la más evidente y ramplona de las contradicciones entre sus aspiraciones celestiales y su insaciable avidez por el poder terrenal, todo gracias al fomento interesado de la culpa y el miedo.

Os cuento esto a raíz de estar de regreso en Uganda para realizar un nuevo reportaje junto a Jon Sistiaga para Canal Plus, en esta ocasión sobre la persecución de homosexuales. Y resulta que uno de sus protagonistas podría ser uno de estos pastores multimillonarios.

«No hay mejor forma para hacerse rico en África que montarse un templo evangélico y buscar una congregación de Estados Unidos que te apoyo», nos dice Charles, nuestro productor local, mientras debatimos sobre el personaje y su enorme fortuna.

Jets privados, mansiones, estadios

A la espera de saber si este hombre de abultada fe y billetera nos recibirá, algunos datos para abrir boca sobre sus pares en Nigeria:

Al frente de la llamada Iglesia de Los Ganadores, David Oyedepo, es el pastor más rico de África. Se estima que su fortuna ronda los 150 millones de dólares. En el año 2011 se compró un jet privado por valor de 30 millones de dólares. Su cuarto avión personal.

Es dueño también de un estadio llamado «El tabernáculo de la fé» con capacidad para 50 mil personas sentadas. En este lugar ofrece tres servicios cada domingo.

Entre otros negocios tiene una editorial, una universidad y posee casas en EEUU y Europa.

Le sigue Chris Oyakhilome con 30 millones de dólares en la cuenta de banco y no pocas excentricidades como una cadena de televisión His Loveworld TV Network, que transmite plegarias las 24 horas al día desde África a los cinco continentes.

El resto de la lista, aquí. Y un gran documental sobre el tema para quien le interesa saber de qué forma se puede hacer uno rico en base a las necesidades de guía, consuelo y certidumbres de los demás. Amén.

Una cámara Mark III perdida en Uganda

En muchas ocasiones he escrito en este blog acerca de la famosa Canon Mark II. Lo hice incluso antes de tenerla en mis manos, cuando descubrí en el trailer del documental llamado entonces Battle For Hearts and Minds – que luego se titularía Hell and Back Again y estaría nominado para los premios Óscar – las posibilidades que ofrecía, allí por el año 2009.

La Mark III recién salida de la caja. Lista para hacer su debut en Uganda.

La Mark III recién salida de la caja. Lista para hacer su debut en Uganda.

No es exagerado decir que la Mark II ha revolucionado mi vida y la de tantos otros profesionales que cuentan historias a través del vídeo. Nos ha dado algo que hasta el momento solo había en el cine: profundidad de campo. Por lo que nuestro trabajo, de repente, ganó una dimensión más. Se alargó hacia el horizonte.

Antes y después

Basta ver la última producción que dirigí sin la Mark II, Villas Miseria, y las que vinieron después. Por ejemplo, aquel vídeo lúdico que grabé desde Uganda para este blog sobre los niños que adiestran insectos en los campos de desplazados.

Ya a nivel más serio, los trabajos que he hecho con Sistiaga en Canal Plus como Blancos de la Ira, sobre las matanzas de albinos en África; Los señores de la guerra, sobre el conflicto en Somalia; Barras bravas, acerca de la violencia en el fútbol argentino, y Caminando sobre las bombas, sobre las retiradas de las tropas de EEUU de Afganistán. Todos marcados a fuego y luz por la estética de la Mark II y también por el talento en la postproducción de los integrantes de La Caña Brothers.

En el documental que he estado terminando estos días, Quiero ser Messi, y que estreno próximamente en TVE, la Mark II ha tenido también un rol fundamental, pero no ya sola, sino desde lo alto de una grúa, lo que le ha dado a sus movimientos una suavidad y una cadencia muy estimulantes.

Adiós Mark II

Pero como nada es eterno, tras una decena de países y tres años de trabajo constante, mi Mark II murió la semana pasada. Así que fue la oportunidad perfecta para comprar su hermana mayor, la Mark III, que ha tenido excelentes críticas. Si es tan buena como dicen, lo podréis ver en las fotos y vídeos que iré colgando aquí la semana que viene desde Uganda, y en el nuevo documental que rodaré junto a Jon Sistiaga para Canal Plus allí también.

Ahora, a hacer las maletas que en un rato partimos. Treinta grados en Kampala, no está mal.

PD: Agradecer a mis amigos de Malévolo, que estos días me han estado explicando cómo sacar el mayor rendimiento a la Mark III. Y a quien le interesa, invitaros a un Máster que hemos creado varios profesionales apasionados por este tipo de cámaras y el universo narrativo y profesional que han abierto.

Regreso a la tierra de Joseph Kony

Dos semanas de estancia en Madrid tras mi último paso por África, y llega la hora de hacer las maletas, poner a punto los equipos, armar la agenda de producción y volver a ruta. ¿El destino? Sin dudas original e imprevisible. Gran sorpresa gran. Bueno, sí, otra vez África, lo dice el titular. Ahí vamos…

Niños huyen del LRA en la ciudad de Gulu, norte de Uganda. Año 2005. Foto: Hernán Zin

Niños huyen del LRA en la ciudad de Gulu, norte de Uganda. Año 2005. Foto: Hernán Zin

En esta ocasión no serán Kenia, Somalia o Congo, sino Uganda. País desde el que he escrito en numerosas ocasiones para este blog.

La primera, allá por junio de 2006, cuando semanas antes viajé a la ciudad de Juba, en Sudán, porque el guerrillero Joseph Kony estaba en sus inmediaciones para comenzar a negociar la paz con el gobierno de Kampala.

Y después bajé al norte de Uganda para conocer de primera mano el impacto de esta noticia entre la población local que llevaba casi dos décadas sufriendo la guerra.

Joven víctima del LRA que fue arrancada de su familia y convertida en esclava en el norte de Uganda. Año 2006. Foto: Hernán Zin

Joven víctima del LRA que fue arrancada de su familia y convertida en esclava en el norte de Uganda. Año 2006. Foto: Hernán Zin

En especial en los niños, los llamados caminantes nocturnos, que apenas caía el sol salían de sus chozas para buscar refugio en los pueblos. Miles de pequeños que anegaban las carreteras al atardecer.

Y en las víctimas de los secuestros del LRA. Jóvenes que pasaron su infancia como esclavas de Kony y sus secuaces, y que al volver a ciudades como Gulu eran rechazadas por ser consideradas parte de la milicia contraria al gobierno de Museveni.

Finalmente, la tercera pata de esta historia: el millón largo de personas que vivía hacinada en campos de desplazados internos. El alcohol ilegal. El tedio. La falta de empleo. Los abusos de los soldados del UPDF. La enfermedad.

Niños en el campo de desplazados de Boby, uno de los más grandes del norte del país. Año 2005. Foto: Hernán Zin

Niños en el campo de desplazados de Boby, uno de los más grandes del norte del país. Año 2005. Foto: Hernán Zin

La negociación que comenzó en 2006 en lo que hoy es Sudán del Sur duraría dos años hasta que las bases del LRA en la República Democrática del Congo fueron bombardeadas en la operación miliar Lighting Thunder.

Ofensiva que en 2008 empujó a Kony y a sus hombres a volver a la violencia. Como descubrimos en la ciudad de Yambio y sus alrededores en 2009, el LRA no regresó a Uganda sino que se movió hacia el norte. Buscó refugio en la República Centroafricana. A su paso, el habitual y dramático escenario de refugiados, asesinados, mutilados, niños esclavos.

Uganda se libró finalmente del yugo de la guerra con el LRA. En mi última visita al país, en 2010, pudimos ver cómo la normalidad había vuelto a las provincias del norte. No más caminantes nocturnos ni jóvenes que volvían devastados de la selva ni campos de desplazados.

Por lo que este es mi primer viaje a Uganda que no tiene relación alguna con Joseph Kony ni el LRA. La historia es otra, sobre la que llevo años escribiendo años en estas páginas, y que os desvelaré en los próximos días…