Viaje a la guerra Viaje a la guerra

Hernán Zin está de viaje por los lugares más violentos del siglo XXI.El horror de la guerra a través del testimonio de sus víctimas.

Archivo de noviembre, 2012

Guía rápida para entender la ofensiva rebelde del M23 en el Congo (2)

En la entrada anterior vimos cómo tras varios procesos de paz algunas de las principales fuerzas rebeldes del Este del país se desarmaron o pasaron a sumarse al ejército nacional, conocido como FARDC.

Mina de oro explotada por rebeldes en Kivu Sur, RD Congo. Foto: Hernán Zin

Pero parte de los guerrilleros tutsis, enrolados tras la captura del excéntrico Laurent Nkunda en enero de 2009, nunca se sintieron cómodos o confiados en esta absorción del CNDP por parte del Gobierno con el apoyo de la ONU. Han sido desde entonces una suerte de ejército dentro del ejército.

Estas han sido las principales tensiones entre los guerrilleros tutsis, ahora llamados M23, y el gobierno central de la República Democrática del Congo:

. Tras ganar nuevamente la elecciones en 2011, el gobierno de Kabila empezó a recibir presiones para que entregara a la Justicia Internacional a Bosco Ntaganda, líder de los tutsis.

. El plan de Kinshasa era reemplazar a Bosco por un líder tutsis moderado.

. Los tutsis del CNDP, mantenían su propia línea de mando aunque formaban parte del FARDC, con Bosco Ntaganda a la cabeza.

. Otra cuestión que creaba tensiones entre los antiguos rebeldes tutsis y el Gobierno era el despliegue de tropas. Los tutsis temían que si se los dividía y enviaba a distintos puntos del país perderían su fuerza.

. En abril de este año, el primer contingente tutsi fue destinado fuera de los Kivus, y allí estalló la insurrección.

Insurrección provocada básicamente por estos dos elementos:

1. Defensa de su líder, Bosco Ntaganda.

2. Defesa de su estatus como grupo autónomo y cohesionado dentro del ejército regular del Congo.

Pero estas no son las únicas razones del alzamiento. De fondo está, como sucedía con el CNPD de Laurent Nkunda, y como ha pasado tantas veces en el pasado, la injerencia de Ruanda en los asuntos de su gran vecino, pues considera que la zona de los Kivus le pertenece.

Ruanda, país sin un subsuelo rico, lleva años exportando toda clase de minerales extraídos ilegalmente del Congo gracias a milicias aliadas a las que brinda apoyo logístico y armas. Un reciente informe del Panel de Expertos de la ONU lo denuncia sin lugar a dudas.

Sin embargo, a diferencias de otros levantamientos tutsis, en esta ocasión la respuesta de la región ha sido muy distinta, lo que muestra las extraordinarias transformaciones que está experimentando el continente. Lo veremos en la próxima entrada…

Guía rápida para entender la ofensiva rebelde del M23 en el Congo (1)

Con el apoyo de la comunidad internacional, en el año 2008 el gobierno de la República Democrática del Congo puso en marcha una estrategia para tratar de terminar con los grupos armados que en las provincias orientales de este vasto y desarticulado país llevan años aterrorizando a la población civil, especialmente a través de violaciones masivas de mujeres, y enriqueciéndose de la explotación y tráfico de minerales como el coltán, el oro y la casiterita.

Soldados del Ejército del Congo en patrulla en minas de coltán en Maroc, Kivu Sur. Foto: Hernán Zin.

El punto de partida fueron los Acuerdos de Goma, firmados en enero de 2008 por 22 grupos armados. A los que siguieron varios procesos llamados de paz que en este blog fuimos describiendo desde el mismo Congo. Procesos con significativos nombres en kisuajili como Umoja Wetu (Nuestra Unidad), Kimia I, Kimia II (Paz) y Amani Leo (Paz Hoy).

Grupos armados que son:

. CNDP

Milicia de mayoría tutsi banyamulenge – nombre con el que se conoce a los tutsis congoleños – que se mueve principalmente por la provincia de Kivu norte y que está estrechamente vinculada a Ruanda. Argumenta sus acciones como una forma de defensa de los hutus, pero al igual que todos los grupos armados, el expolio de los minerales tiene un papel destacado en su agenda.

. MAI MAI

Los mai mai son milicias populares que tomaron un gran protagonismo durante la Segunda Guerra del Congo cuando se enfrentaron las tropas ruandesas al invadir estas el antiguo Zaire en 1998. En 2001 se estimaba que había unos 30 mil mai mai en una docena de grupos.

. FDLR

Sus líderes son hutus que llegaron huyendo de Ruanda tras haber participado en el genocidio de más de 800 mil tutsis y hutus moderados en la vecina Ruanda. Los antiguos Interhamwe, que llevan desde 1994 internados en las zonas más inaccesibles de la provincia de Kivu Sur. Ellos nunca han sido invitados a sumarse al FARDC. Es más, la operación Kimia II buscaba vencerlos militarmente. Aquí una entrevista que hicimos con el Coronel Delphin Kahimbi, su responsable, en Bukavu.

De Laurent Nkunda a Kagame y el M23

A los seis meses de la firma de los Acuerdos de Goma, el CNDP protagonizó un levantamiento que lo llevó hasta las puertas de Goma. Su líder, el excéntrico Laurent Nkunda, buscaba provocar una negociación directa con el Gobierno de Kinshasa.

En aquella ocasión, Goma no cayó en manos rebeldes, por lo que el pasado lunes algunos analistas creían que el movimiento M23, también tutsi, tampoco se animaría a entrar y lo que intentaba de provocar era nuevas negociaciones con el presidente Kabila, electo en 2006 y reelecto en 2011.

Lo que sí significó aquel levantamiento rebelde, además de provocar el desplazamiento de 300 mil personas, fue el final de Nkunda. Tras la publicación de un durísimo informe de la ONU en octubre de 2008 que vinculaba a Ruanda y Uganda con el expolio de minerales en las provincias orientales del Congo, Nkunda comenzó a ser visto por Paul Kagame, el presidente de Ruanda, como una figura demasiado altisonante y ambiciosa.

Recordemos que casi el 45% del PIB de Ruanda deriva de la ayuda al desarrollo de EEUU y Europa, por lo que el expolio de los recursos del Este del Congo, territorio que Kigale considera que le pertenece, debe ser realizado con discreción.

El origen del M23

Gracias a la mediación de Obama, y con el permiso explícito de Kinshasa de permanecer no más de un mes en su territorio, en enero de 2009 Ruanda lanzó una operación militar en el Congo para capturar a Nkunda. Conseguido el objetivo, los miembros del CNDP empezaron a pasarse a las filas del FARDC, el ejército regular del Congo.

Como explicaré en la próxima entrada, los tutsis no llegaron a sentirse nunca integrados en el FARDC, por lo que en abril de este año crearon el movimiento rebelde M23, que está encabezado por Bosco Ntaganda, El Exterminador, un personaje mucho más violento que Nkunda.

Mientras tanto os dejo dos series de reportajes que publiqué en este blog sobre el coltán y sobre el coste que este conflicto olvidado tiene sobre el cuerpo de las mujeres.

La historia se repite en Gaza y en el Congo

La violencia ha vuelto a dos de los lugares en los que más tiempo hemos estado en este blog: la Franja de Gaza y la República Democrática del Congo.

Tropas paquistaníes de la MONUSCO patrullan las provincias de los Kivus. Ban Ki-moon aseguró ayer que van a proteger a los civiles en Goma. Foto: Hernán Zin.

Ante la carnicería en Gaza, el estupor de descubrir cómo el patrón que vimos allí en 2006, durante la Operación Lluvia de Verano, y que luego volvió a tener lugar en 2008 durante Plomo Fundido, se repite idénticamente en esta nueva masacre: la mitad de los muertos son civiles.

Entre los 29 muertos de ayer, quinto día de ataques, los 11 miembros de la familia Dalu, entre los que se contaban cuatro niños (caso similar a dos que documentamos desde la franja en este páginas: la familia Okal y la familia de Juda Galia).

Se repite la agresión a los habitantes de Gaza, que llevan seis años sufriendo un brutal embargo y el cierre a cal y canto de sus fronteras. Y, lo que es peor, se repite la negativa de Israel a responder a la resolución 242 de la ONU, entre tantas otras, y retirar a los colonos de Cisjordania para que se pueda crear de una vez por todas un Estado Palestino. Sesenta años de negativa, de mantener a los palestinos malviviendo como parias en su propia tierra.

La salida de Nkunda

En el este de la República Democrática del Congo, en la región de los Kivus, también se repite otra historia que podría parecer menor en la distancia pero que no lo es, pues entre 1998 y 2003 costó la vida a cinco millones de personas, siendo el conflicto más sangriento desde la Segunda Guerra Mundial.

Ruanda sigue interfiriendo en la política de su vasto y desarticulado vecino con la intención de beneficiarse de las riquezas de su subsuelo. Paul Kagame, su presidente, sigue aspirando a mantener su poder sobre un territorio que va más allá de sus fronteras legales -como el gobierno de Bibi Netanyahu, que sigue construyendo colonias en Cisjordania, que sigue asesinando o encarcelando a líderes palestinos -, sin importarle el precio que por ello tengan que pagar los civiles congoleños.

Un reciente informe de un grupo de expertos del Consejo de Seguridad de la ONU dejaba bien en claro que los rebeldes del M23 reciben órdenes directas del ministro de Defensa de Ruanda, el general James Kabarebe, a través del jefe de su Estado Mayor de la Defensa, el general Charles Kayonga.

En este blog seguimos de cerca los procesos de desarme conocidos como Kimia I, Kimia II y Amani. Procesos en los cuales se incorporó al ejército regular del Congo (FARDC) a los tutsis que habían formado parte del CNDP de Laurent Nkunda, y dejado a un lado a los hutus del FDLR.

Corría el año 2009, y otro informe de la ONU vinculaba al presidente ruandés Paul Kagame al expolio en los Kivus. Gracias a la presión de Washington, con el flamante gobierno de Obama, el Ejército de Ruanda invadió la RD del Congo con el apoyo de Kinshasa y Laurent Nkunda desapareció del mapa. Los rebeldes tutsis banyamulenge comenzaron a pasarse a las FARDC.

El sitio de Goma

El M23 significa una vuelta atrás en el tiempo. Movimiento rebelde de los tutsis auspiciados por Ruanda que en abril terminaron por salirse del FARDC y que tienen ahora a un líder mucho más sanguinario y brutal que el excéntrico Nkunda. Al frente del M23 está Bosco Ntaganda, buscado por la Corte Penal Internacional por crímenes de guerra y contra la humanidad, y conocido como El Exterminador.

Ayer domingo, mientras un misil terminaba con los cuatro niños de la familia Dalu en Gaza, las fuerzas del M23 se situaban a las puertas de Goma, provocando el pánico entre la población local y el éxodo de más de 60 mil personas, pues en la cabeza de todos está el recuerdo de los crímenes y violaciones cometidos por los rebeldes tutsis cuando tomaron Bukavu en 2004.

Villas Miseria (documental)

Tras otro año apretado de viajes, de reportaje en reportaje y de avión en avión, llega ahora el momento de echar el freno. Durante los próximos dos meses estaré encerrado editando mi nuevo documental, «Quiero ser Messi», para Televisión Española.

Así que en Viaje a la guerra no queda más que guardar las maletas por lo que resta de 2012, si bien ya estamos planificando los destinos y reportajes para 2013, que incluirán Sudán, Uganda, India, Pakistán, México… Siempre tratando de orientar la mirada hacia los conflictos que no ocupan los grandes titulares de la prensa. Abriéndola además a toda forma de violencia: desde la pobreza, el racismo y la marginación hasta la violación de los derechos humanos.

Como lo que hago cuando estoy editando es ver trabajos ajenos por las noches para coger ideas, se me ocurre que quizás podría compartir con vosotros a lo largo de estos dos meses en el dique seco algunos de los documentales que vaya viendo y que crea que merezcan la pena traerlos aquí tanto por su innovación narrativa o por la originalidad o importancia de su temática.

De chabolas y arrabales

A modo de arranque, «Villas Miseria», que no es un trabajo ajeno sino propio, por lo que lo tengo bastante visto, no os voy a engañar. Es más, seguramente algunos de los que seguís el blog también lo tenéis visto, pues muchas de las historias de este documental aparecieron primero en estas páginas. Historias como la de Patrick Kimawachi, Sharon Kayalo, Dipti Porchás, Nepal o Elena «La Loca».

Es un trabajo humilde, realizado con más voluntad que recursos. De hecho, el 95% de las imágenes las grabé solo, con una destartalada cámara, y también el guión ha sido de cosecha propia. En definitiva, un one man show que nunca es lo aconsejable en este rubro. Cuando haces televisión, el trabajo en equipo, la diversidad de miradas y especialidades, resulta fundamental.

Sí creo que es una observación interesante sobre la realidad de este mundo en transformación vertiginosa. Narra la migración del campo a la ciudad que tuvo lugar a lo largo del siglo XX, la mayor de la historia. Como consecuencia, en 2009 ya la mitad de la humanidad vivía en ciudades, año en que salió el documental. Pero no todas las personas que abandonaron las zonas rurales logran integrarse de pleno en las urbes. Más de mil millones malviven en sus arrabales, en los conocidos como barrios de chabolas o villas miseria.

Cinco muertos

También creo que en lo humano es un trabajo con cierto valor, ya que son historias que seguí a lo largo de los años, en diversos barrios de chabolas de Kenia, India y Argentina. Quizás esa fue la mayor virtud de trabajar solo, casi sin presupuesto y arrancando ratos libres de otros trabajos, que no tenía fecha de entrega y podía volver cuantas veces quisiera.

Esta dilación en el tiempo hizo que cinco de los protagonistas del documental hayan muerto. Prueba irrefutable de que la vida miserable, en la indigencia, mata. Algunas muertes tuvieron lugar después de terminar la edición final, por lo que solo tuve este blog como forma de hacerlas públicas. A todas estas personas, que me abrieron las puertas de sus vidas y de sus humildes moradas, y que ahora lo harán a vosotros, está dedicado el documental.

Una victoria para los homosexuales en África

En estas páginas llevamos años reportando el acoso, la discriminación y la violencia que los homosexuales sufren en tantos países de África. Desde las llamadas «violaciones correctivas» de lesbianas en los townships de Sudáfrica, pasando por el uso político de la homofobia en países como Zimbabue – donde Mugabe lleva años acusando a los homosexuales de ser un mal occidental, germen destructor de la familia y la tribu -, hasta la agresiva campaña de los pastores evangélicos de EEUU en Uganda, que empujó al Parlamento de Kampala a considerar la pena de muerte para los gays «reincidentes».

Steven Monjeza y Tiwonge Chimbalanga llegan al juzgado en Blantyre, Malawi (foto: Reuters)

Steven Monjeza y Tiwonge Chimbalanga llegan al juzgado en Blantyre, Malawi (foto: Reuters)

Hubo un caso que seguimos de cerca: la condena en Malawi a 14 años de prisión de Steven Monjeza y Tiwonge Chimbalanga por los delitos de “sodomía, indecencia y prácticas homosexuales” en abril de 2010. Condena que no llegaron a cumplir en su totalidad – aunque sí pasaron seis meses tras las rejas – debido a que el presidente del país, Bingu wa Mutharika, los indultó tras reunirse con el Secretario General de Naciones Unidas, Ban Ki-moon, y sufrir una importante condena internacional.

Aquel gesto «magnánimo» del presidente no le impidió decir que los jóvenes – que habían sido detenidos tras intentar contraer matrimonio – habían atentado «contra la religión, la ley y la cultura de Malawi».

Un cambio en Lilongüe

Como informa Amnistía Internacional, hoy Malawi ha dado un paso importante para terminar la con la homofobia institucional cuando el Ministro de Justicia, Ralph Kasambra, anunció que las leyes contra los homosexuales quedaban en suspenso. En particular los artículos 153 y 156 del Código Penal, que sostienen que la homosexualidad es un delito que debe ser castigado hasta con 14 años de prisión. Y el artículo 137A, que criminaliza el sexo entre mujeres.

Ahora está en manos del Parlamento decidir si mantiene estos artículos o si los saca definitivamente del Código Penal. Malawi, país ausente de abundantes recursos minerales, que vive en paz desde la independencia, subsiste en gran medida gracias a la ayuda internacional.

Una nueva ronda de presiones por parte de los donantes podría ser fundamental para que los políticos locales no caigan en la tentación de apelar al populismo discriminatorio de basar el propio poder en la condena al ostracismo del otro, del que en teoría es distinto. Una burda cortina de humo para ocultar conductas corruptas y clientelares que sí destruyen el tejido social africano.