Viaje a la guerra Viaje a la guerra

Hernán Zin está de viaje por los lugares más violentos del siglo XXI.El horror de la guerra a través del testimonio de sus víctimas.

Archivo de abril, 2012

Adelanto del documental «Barras bravas»

Un breve avance del reportaje que hemos rodado a lo largo de las últimas semanas en Buenos Aires sobre la violencia en el fútbol argentino (algunos de cuyos pormenores he ido contando en estas páginas). La fecha estimada de emisión es en el mes de junio, en Canal Plus y bajo la batuta de Jon Sistiaga.

Razones por las que amo esta bendita profesión

Aunque este blog nació con la idea de desvelar la trastienda del reportero en zona de conflictos, lo cierto es que en estos seis años han sido pocas las entradas en las que me he animado a hablar abiertamente de mí. Llamémoslo deformación profesional, pero prefiero dar voz a los otros, los protagonistas de las historias, y analizar sus contextos.

Hoy vuelvo a hacer una excepción. Y la hago para elogiar este maravilloso oficio de informar, de reflexionar en voz alta y contar historias. Dice la canción de los Red Hot Chili Peppers que «la música nos puede salvar, y lo hace». Es cierto. La música es nuestra salvación. La familia, los amigos, los valores irrenunciables, la literatura, las series de televisión… y, para los que lo ejercemos con pasión, sin miramientos ni contemplación alguna por las renuncias y sacrificios que nos exige: el periodismo.

El periodismo nos salva. Un momento personal desastroso – de dolor, traición y separación – y esta maravillosa profesión me regala, rodando junto a Jon Sistiaga en Buenos Aires, días tan plenos como el sábado de hace dos semanas. Día que arrancó al alba en Isla Maciel…

10:00 hs

Arrancamos a rodar en la Isla Maciel de Buenos Aires. Jon Sistiaga en acción.

La Isla Maciel se encuentra escindida de la ciudad de Buenos Aires por el hediondo Riachuelo. Ya alguna vez hemos estado allí en este blog. Zona de marginales, delincuentes, narcos, y también de gentes de trabajo y honestidad.

Allí nos encontramos con un grupo de hinchas radicales de fútbol que no dudan en sacar sus armas, en disparar sobre el fondo de esas callejuelas paupérrimas, de esas precarias casetas de chapa, mientras un padre pasa con un niño en brazos, se detiene, nos mira y le da una calada al porro que lleva en la mano.

La condición humana entre las sombras de la violencia y la pobreza. Y todo lo que esta realidad tiene que decirnos sobre nuestras propias suertes y desvelos.

16:30 hs

Seguimos en el estadio de Boca Juniors, la mítica Bombonera, minutos antes del comienzo del partido.

Apenas terminamos de rodar en la Isla Maciel, tomamos el barco y cruzamos a La Boca. Choripán, Coca Cola, y sin tiempo que perder, a las entrañas de la Bombonera. Mostramos permisos, saludamos a responsables de seguridad, de prensa, y de repente allí estamos, en el césped, rodeados de decenas de miles de personas. El rugido de la multitud.

A un lado las animadoras, que bailan sensuales para la multitud. Del otro lado, la famosa Doce, la barra brava cuya historia vinimos a contar.

21:00 hs

Encuentro con Sabina y Serrat minutos antes de tocar en el Luna Park de Buenos Aires.

Debatimos sobre si hay tiempo o no de volver al hotel a cambiarnos. No podemos ir a ver a Sabina con estas pintas. Miramos el reloj. Debemos cruzar medio Buenos Aires. Hay bastante tráfico. Así que nada, a no levantar demasiado los brazos.

Llamamos. Entramos al Luna Park. El mítico Pancho Varona, cerebro musical del tinglado. Después Sabina. Después Serrat, semidesnudo en su camerino. Saludos, fotos, preguntas. Sabina le compone unos versos a Sistiaga. Pasamos a las plateas para ver el espectáculo.

24:00 hs

Después cena en El Obrero, una de las mejores parrillas de Buenos Aires. Y copa en el barrio de Palermo Hollywood. Para cuando tomo conciencia llevo 24 horas en pie, de un lado para otro, y en unas horas nos espera otra barra brava, la de Atlanta, que juega contra River. Iremos con ellos en los autobuses hasta el estadio de Vélez Sarfield.

¿Existe alguna otra profesión que permita vivir tantas vidas en una? ¿Que nos de la posibilidad de salir de nosotros mismos y observar la realidad desde prismas tan diversos y en un lapso de tiempo tan breve como inteso?

A los jóvenes que sueñan con ejercer esta profesión pero que tantas voces agoreras escuchan últimamente sobre su futuro, sólo decirles que vale la pena, que es un oficio maravilloso, que justifica una vida y que le puede llegar a dar sentido en los momentos de adversidad. Una pasión que, entre muchas otras virtudes, a veces también salva.

Reflexiones sobre la agresión sufrida a manos de la barra brava de Independiente

Este es el hombre que lideró la agresión y el robo que sufrimos Jon Sistiaga y quien escribe estas palabras ayer en el estadio de Independiente de Avellaneda, minutos antes de que comenzara el partido contra Racing que terminaría 4 a 1 en favor de los locales.

El líder de la barra brava de Independiente segundos antes de agredir a Jon Sistiaga. (Captura vídeo Canal Plus)

Una agresión cuyos detalles comparto aquí porque creo que reflejan en profundidad la perversa lógica de las barras bravas en Argentina:

1. Cobardía:

Cuando hablamos frente a frente no se animó a pegarnos. Lo hizo por la espalda. Y acompañado de numerosos miembros de la barra. Hienas que se lanzaron sobre nostros por detrás. La masa sorda y cobarde que nos fue rodeando sin que nos diéramos cuenta.

2. Violencia:

Nosotros simplemente estábamos caminando por el acceso a la tribuna popular del Estadio. Teníamos todos los permisos del club para estar allí, emitidos por las autoridades elegidas democráticamente por los socios.

Pero el hombre de la captura de vídeo – que la policía nos informa que es el capo de la barra de Independiente, Pablo Álvarez, alias «Bebote» – nos dijo que no podíamos estar allí y nos amenazó para que nos fuéramos. Al ver que defendíamos nuestro derecho a movernos libremente por un club que no es de su propiedad ni en el que ejerce responsabilidad alguna, entonces lanzó la agresión. Lo repito, por la espalda. Y en amplia superioridad numérica.

3. Impunidad:

No sólo teníamos los permisos para estar allí sino que estábamos acompañando a la policía en su operativo de seguridad. Ni Pablo Álvarez ni sus hombres dudaron en pegarnos y robarnos parte de los equipos aunque estuvieran con nosotros dos oficiales. «Pensé que no salíamos vivos», nos confesó después Vichi, sargento de la policía de Buenos Aires.

4. Delincuencia y connivencia:

Que la autoridades políticas argentinas permitan que un hombre con el prontuario que tiene Pablo Álvarez domine el acceso de la prensa a las tribunas populares de un club tan importante como Independiente, y lo use como base para sus negocios espúrios – con una facturación mensual de miles de euros según las denuncias hechas en la justicia -, habla de la corrupción generalizada y de la connivencia del poder político con estos grupos mafiosos. Única razón por la que siguen existiendo.

Denuncia

Paradójicamente, Javier Cantero, presidente de Independiente, ganó las elecciones del club en diciembre prometiendo que no iba a amparar ni financiar a las barras bravas. Lo que demuestra que las hinchadas empiezan a dejar de respaldar y admirar a los violentos.

Pablo Álvarez, en un gesto ridículo, le ofreció a Cantero su dimisión como jefe de la barra. Por supuesto que el flamante presidente de Independiente no la pudo aceptar ni rechazar, pues al llamado Bebote nadie lo había elegido como jefe de nada. Si algún poder tenía o tiene es como consecuencia del matonismo y la violencia. Quizás entre sus méritos destaque que fue uno de los barras bravas deportados de Sudáfrica por indeseables en el Mundial 2010.

Ojalá otra fuerza, la del Estado, se imponga y brinde apoyo a Javier Cantero. Primer presidente de un club argentino que da la espalda a las barras. Nuestra denuncia ya está en la justicia.

Ahora empieza el proceso para prohibir el acceso de este tipo, este auténtico Bobote, como lo ha rebautizado Sistiaga, o Pavote como lo llaman las hinchadas rivales, a un estadio cuya fiesta de ayer, en la victoria contra Rancing, no debería tener posibilidad alguna de empañar.

La nueva Mogadiscio

El mercado de Bakara al poco tiempo de la retirada de Al Shabab (Hernán Zin)

En este blog tuvimos la posibilidad de viajar a Mogadiscio en dos momentos cruciales de su convulsa historia reciente:

. En noviembre de 2010, cuando la violencia en la capital somalí parecía superar inclusive a la que había tenido lugar en 1993, durante la caída del Black Hawk y la primera batalla de Mogadiscio. Los integristas de Al Shabab y las fuerzas de la Unión Africana luchaban casa por casa, barrio por barrio, por hacerse con el control de esta urbe.

Y nosotros bajamos del avión a toda prisa, chaleco antibalas ya puesto, para recorrer sus calles desiertas de transeúntes de la única manera posible para un occidental: a lomos de un carro blindado.

. Luego en septiembre de 2011, un par de meses después de que las tropas de la Unión Africana lograran expulsar a Al Shabab de Mogadiscio. La violencia seguía latente, especialmente a través de atentados suicidas y ataques con mortero. Los integristas, posicionados en las afueras de la urbe, amenazaban con volver a recuperar sus posiciones. En especial al mercado de Bakara, que durante años había sido su gran bastión.

Se veían progresos – más gente en la calle, negocios que abrían – pero no se sabía con certeza de que lado iba a la moneda del destino de Somalia. Esa moneda que desde hace dos décadas se obstina en reiterarse en su faceta más oscura.

Progresos notables

Desde entonces, la acción coordinada de los ejércitos de Kenia, Etiopía y la Unión Africana, con la colaboración de las tropas del Gobierno Federal de Transición y de milicias locales como las de Ahlu Sunna, empujaron a los islamistas más lejos aún de la capital al tiempo en que les arrebataban importantes territorios del sur y centro del país.

En Mogadiscio, el estruendo de las bombas parece haber sido reemplazado definitivamente por el de los martillos en las obras. La ONU reabrió sus oficinas tras décadas de ausencia, así como algunas embajadas. Decenas de edificios comenzaron a reconstruirse al tiempo en que la vida comercial, cultural y deportiva empezaba a florecer tras dos décadas de violencia y de represión islamista. Llegaron artistas internacionales y jefes de Estado.

Una de las noticias que más dio la impresión de ilustrar a esta nueva Mogadiscio fue la apertura del antiguo Teatro Nacional de Somalia. Algo que no pocos medios del mundo celebraron. Quizás por eso, que hace una semana una terrorista suicida se llevase por delante allí la vida de seis personas, entre las que se contaban varios integrantes del Gobierno, pareció un duro golpe. Una vuelta al pasado.

Sin vuelta atrás

Sin embargo, los avances en la capital y en buena parte del país son ya casi imparables. Resulta muy complicado que Mogadiscio vuelva a ser lo que era. Al Shabab podrá golpear con saña a través de atentados suicidas y ataques con mortero, pero volver a conquistar Bakara y tantos otros barrios, es imposible.

Principalmente por una razón: la insurgencia vive y prospera gracias al apoyo popular. Y la forma en que los islamistas gestionaron la hambruna, impidiendo el ingreso de la ayuda internacional, les ganó la condena unánime de la población. Ese fue el punto de inflexión en una carrera hacia el poder que comenzaron en 2006, tras la invasión de Etiopía respaldada por EEUU, y que hoy está truncada.