Viaje a la guerra Viaje a la guerra

Hernán Zin está de viaje por los lugares más violentos del siglo XXI.El horror de la guerra a través del testimonio de sus víctimas.

Burocracia, paciencia y espera en la guerra del Congo

Alguien comentaba el martes que hasta ahora sólo he escrito anécdotas de viaje. Dejando a un lado que no considero el recuerdo de Sharon Kayalo como una mera anécdota, lo cierto es que en ese momento apenas llevaba dos horas en la República Democrática del Congo.

Ya me gustaría en dos horas poder encontrar una buena historia, retratarla, comprenderla en su contexto y plasmarla. Al parsimonioso ritmo en que se mueven las cosas por esta parte del mundo, dos horas no dieron más que para cruzar a pie el puente que cubre el río Ruzizi, frontera entre Congo y Ruanda, lidiar con los oficiales de la aduana y encontrar un hotel.

Tampoco dos días en esta parte del mundo han dado para demasiadas novedades. Sí para reencuentros, tan valorados como esperados, con mujeres como Vumilia o Jeanette, que conocimos en nuestro anterior desembarco en el Congo y que narraré con el detalle que merecen en próximas entradas.

África camina

Dos días que han sido dedicados – mi primer impulso ha sido escribir “malgastados” – en interminables gestiones burocráticas para conseguir permisos. Como dice un buen amigo “el africano camina y el blanco va en coche”. Y es cierto que aquí los caminos están flanqueados a perpetuidad por riadas de personas que caminan, que avanzan, que progresan. Como ningún otro continente, África camina.

Y es cierto que este muzungu no ha hecho más que ir dando tumbos a lomos de un viejo Honda Civic de un extremo a otro de Bukavu, cuyas carreteras polvorientas, plagadas de baches y piedras, dan la impresión de haber sido recién bombardeadas.

Por si alguien quiere lanzarse a hacer periodismo por estas tierras, aquí va la lista de permisos necesarios: la “Lettre d’accretation media” de la MONUC, la “Autorisation de reportaje et filmage” de la Agence Nationale de Reseignements, que a su vez debe llevar el sello en la parte posterior de la 10º Regione Militare, Forces Armees, más las autorizaciones específicas de cada hospital o centro público en el que se quiera trabajar, como el hospital Panzi.

Conseguir estos documentos implica esperar durante horas en los pasillos de ruinosos edificios coloniales, presentarse y explicar la misma cuestión y mostrar las mismas credenciales una y otra vez. Labores que me serían imposible sin la ayuda de Selemani, que es mi guía y traductor en el Congo, y que parece poseedor de una paciencia infinita para sonreír, para repetir en francés lo que nos hacen prometer una y otra vez: que no vamos a filmar instalaciones militares, puertos, bancos, puentes…

Después vienen los pagos, los folios con membrete, las firmas y los sellos (estos últimos son las estrellas de la labor funcionarial en el Congo. Sólo hay que ver el gozo y la fruición con la que son estampados por todas partes, resonantes, perentorios, hasta que algún día no quede ni un espacio de hoja en blanco en todo el país y, si los dejan, en todo el planeta).

Paciencia infinita

Esta tarde hemos conseguido, en el cuartel general de la 10ª Región Militar de las Fuerzas Armadas Congoleñas, el último sello, sin el cual no podríamos partir hacia las minas de coltán en Walungu, que es lo que esperamos hacer el lunes. Cuatro surrealistas horas de espera, en una base cuyos hediondos baños tenían cascos militares a modo de recipientes para el agua.

Tampoco podríamos acercarnos a las operaciones armadas que el Ejército congoleño está realizando contra los rebeldes hutus del FDRL. El año pasado aquí no se hablaba más que de los acuerdos de Goma y del proceso de Amani, ahora todas las esperanzas se centran en Kimia II, nombre con el que se conoce al último intento por terminar con las fuerzas irregulares que mantienen sometido al Este del Congo.

Según el capitán Kitenge Kindu, que nos atendió en el cuartel, Kimya II ya alcanzó el 65% de sus objetivos. La gente de a pie con la que hablo tiene otra impresión: cuando las fuerzas de las FARDC avanzan, los hutus se esconden en la selva. Cuando los soldados gubernamentales se marchan, entonces los rebeldes vuelven y se toman la revancha con los civiles, lo que explica el sostenido número de desplazados internos.

Todas las gestiones que describí antes no son más que tonterías, parte irrenunciable de este trabajo, y supongo que contarlas es una manera de explicar que, por ahora, pocos testimonios ajenos y muchas impresiones propias. Gestiones, proyectos, deseos… Quienes sí tienen una paciencia infinita y admirable son los habitantes de los Kivus, que llevan 15 años esperando a que alguien ponga fin a la violencia.

8 comentarios

  1. Dice ser Hernán Zin

    De la burocracia kafkiana no se salva ni internet… llevo horas tratando de colgar el post… saludos!! HZ

    21 agosto 2009 | 23:28

  2. Dice ser alejandra

    Hola a todos, hola HZ, cómo va? me da la impresión que las cosas no son fáciles para llegar a destino, la verdad hay que tener una infinita paciencia para cumplir con lo burocrático par luego, sí, comenzar a ver y realtar testimonios…Como infinita debe ser la esperanza de abolir las ideologías dominantes y hegemónicas…paciencia, si, pero también acción…hasta pronto, cuidec!ale.

    22 agosto 2009 | 04:04

  3. Dice ser Luz

    Hola Hernán,me imagino que sabes muy bien, por experiencia propia ,lo que significa paz-ciencia, o sea, la ciencia de permanecer en paz, con uno mismo y con el entorno, sean cuales sean las circunstancias.En esto los africanos son maestros consumados y una de las muchas virtudes que podríamos aprender de ellos.Animo con tus gestiones. Seguimos tus pasos, que son los nuestros.Un abrazo. Que la Fuerza te acompañe.

    22 agosto 2009 | 10:51

  4. Dice ser Jezabel

    A mí no me parecen tonterías o si lo son, debo ser muy tonta. Conocer una historia sin saber del contexto en el que se da me parecería reality y no información.Y anécdota es contar que se te ha pinchado una rueda camino de cambrils, no lo que tú cuentas.Muchas gracias

    22 agosto 2009 | 12:46

  5. Dice ser j.m.

    Pues sí querido Hernán, la de Sharon ya es una historia suficientemente fuerte y triste para reflexionar unos cuantos días, pero hay quienes piensan que los que viajais a estos paises estais todo el día montados en un todoterreno con aire acondicionado y las aventuras e historias esperándote a la vuelta de la esquina para poderlas leer desde nuestra comodidad en el momento en que sucede, lo mismo que algunos voluntarios que viajan a los mismos paises y quieren en 15 días arreglar el mundo….Me ha gustado mucho el modo en que has escrito el post, incluyendo el tiempo en que has tardado en colgarlo, lo cual es casi un milagro por esas latitudes.Así valoraremos más tu trabajo y resultados, que al igual que todo en la vida, las mejores cosas son las que más cuestan, que la gente entienda que tus historias muchas veces, al igual que los resultados de muchos expatriados o héroes locales que están trabajando para que la realidad que denuncias pueda cambiar, son en la mayoría de las veces fruto de la soledad más dura, el tenaz esfuerzo y esa ciencia para permanecer en paz (me ha encantado esto) que en Africa se multiplican por 10.Un abrazo enorme y mucho ánimo.

    22 agosto 2009 | 14:17

  6. Dice ser Lápices

    Paz..ciencia..Me ha gustado.Hernán ya estarás acostumbrado a estos avatares del destino, además no hace falta que te justifiques aquí. O si¿?Pues eso..pazciencia.

    22 agosto 2009 | 14:58

  7. Dice ser Romina

    Ya ves…La burocracia esta en todos lados, aun donde se camina lento..Saludos

    22 agosto 2009 | 15:20

  8. Dice ser Sonrisa Radiante

    Hernán no hace falta que te justifiques,entiendo y comprendo tu profesión desde mi niñez he vivido la profesión del periodismo con atención y respeto mi padre amaba su profesión y la vivía con pasión, viajando,escribiendo ahora con 71 años y un cáncer de pulmón que le come encuentra la paz en el campo con los pájaros,el sol la naturaleza paz en una palabra.Respeto el periodismo y valoro los reortajes viajar la paciencia con la burocracia,los climas,las situaciones,la espera para el reportaje son muchas cosas en esa profesión pero si la amas y te apasiona,lo vives,escribes lo transmites a la humanidad,nada de justificarse Hernán quien no ve con el corazón no quiere ver.Gracias por estar en África mi padre llego a contarme sus reportajes por ese gran continente donde también hay que lidiar con las enfermedades.Mucha suerte viajero y mucha fuerza.Abrazos:S.R.PD:la paz da serenidad,la paciencia da comprensión y saber estar 🙂

    23 agosto 2009 | 17:54

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