Psoe

14-06-11corona

7 comentarios

  1. Dice ser Antonio Larrosa

    Ya no me caen tan mal los del PSOE mira tú.

    Clica sobre mi nombre

    11 junio 2014 | 15:19

  2. Dice ser Al Sir de Gomaranto

    Es difícil convivir
    con gentes de otras culturas,
    con gentes de otras creencias,
    con gentes de otras ideas,
    con gentes de otras conciencias,
    si no se hace en libertad
    y cuando forzado se está.
    Como el hombre que internado
    cumple pena en un penal,
    o en un centro de acogida.
    Pues, esto mismo es lo que pasa
    en un país sin libertad,
    en un país con democracia
    pero solo a la mitad.
    El PSOE se coronó
    no por aceptar la corona
    más bien cuando Felipe G
    a pesar de haber dicho No
    a que entráramos en la OTAN
    y muy poco tiempo después,
    votó si al igual que todos los suyos
    y nos coló de rondón
    en la OTAN y en €uropa.
    Antes, abandonó el Marxismo
    para poder gobernar
    ahora pasa lo mismo,
    son… de alma republicana
    pero, a la fuerza ahorcan
    y no les queda más remedio
    votar SÍ, sin que sea necesario,
    votar SÍ a la abdicación
    a la vez ya que la pregunta
    lleva incluido el SÍ
    a proclamar como rey
    al heredero sucesor.
    A veces hay que convivir
    y hacer juntos el camino
    con aquel de los vecinos
    que de sus políticas se difiere,
    que son contrarias a las nuestras,
    políticas que no compartimos
    pero, como el encarcelado
    hay que vivir y convivir
    no, con el enemigo,
    pero sí con el contrario
    al que suelen llamar adversario,
    calándose el mismo gorro
    sea de puntas y redondo
    y gritar un… VIVA,
    al grito de VIVA.
    Y esta vez no se equivocan
    detrás de viva… no hay Honduras.

    11 junio 2014 | 16:11

  3. «Parecía un enfrentamiento “superado”

    Hace unos pocos años, era un tópico poner en duda la vigencia del enfrentamiento izquierda/ derecha. Quizá se trataba de la versión postmoderna del “final de las ideologías” proclamado por Fukuyama tras la caída del muro de Berlín. El capitalismo había derrotado definitivamente a su opositor, y por tanto aparecía como único sistema económico viable.

    El abanico de alternativas quedaba limitado a la posible gestión del capitalismo: más una cuestión de eficacia que de ideología, más técnica que política. A lo más, quedaba un margen para un posible “rostro humano” que permitía diferenciar un centro-izquierda respecto a la derecha, la cual por cierto se autocalificaba de centro-derecha como indicativo de amplio predominio.

    La pregunta “¿qué significa ser de izquierdas hoy en día?” presuponía que no había respuesta contundente en los términos tradicionales de lucha de clases. En todo caso debía buscarse en el eje ético moral: pacifismo, igualdad de género, aborto, respeto a opciones homosexuales,… Con estos ingredientes, se podía tejer ese centro-izquierda a la americana, pero no había espacio para una izquierda radical.

    La voracidad de la derecha

    Quizá Fukuyama hubiera tenido razón si la derecha hubiese sabido administrar su victoria. Pero no ha sido así, y él mismo se ha retractado. Lejos de esa prudencia, la derecha ha abusado de su hegemonía hasta extremos insospechados. No sólo la apropiación de rentas y patrimonio por parte de las élites parece no tener freno, sino que se socavan los pilares fundamentales del pacto social vigente durante buena parte del siglo XX.

    Primero se atacaron los derechos laborales, desde el poder adquisitivo hasta la estabilidad e incluso la sindicación. Después los fiscales, hasta el punto que las rentas de trabajo de las clases bajas y medias pagan más que las altas o que las rentas de capital. A continuación los sociales, poniendo en jaque todo el estado del bienestar, incluyendo educación y sanidad. Y más recientemente, los políticos, prohibiendo referendos y hasta sustituyendo gobernantes elegidos por tecnócratas designados.

    La crisis actual, tanto en su origen como en su presunta solución es el mejor ejemplo de esta voracidad, al mismo tiempo que la excusa para justificar todos los excesos. Tan lejos han ido como para que algunos magnates reclamen pagar más impuestos, o para que gobernantes conservadores quieran implantar la tasa Tobbin unilateralmente. No se sabe si por compasión, o por precaución ante la posibilidad que finalmente la recesión, el paro, la pobreza, la caída de la demanda,…, terminen socavando el propio sistema.

    ¿Por qué este desenfreno depredador, que incluso alguna derecha quisiera limitar? Quizá es la simple borrachera de victoria, ciega a todas las alertas. Quizá es que la esencia del capitalismo es la explotación máxima, hasta donde sepas y te dejen. En todo caso, no parece que la derecha industriosa y prudente pueda frenar a la rampante.

    No hay pacto posible

    Esta radicalización deja sin interlocutor al centro-izquierda pactista antes referido. Cada vez tiene menos credibilidad el discurso del capitalismo de rostro humano a la europea, o la posibilidad de gestionarlo mediante un nuevo pacto social entre una derecha refulgente y una izquierda desarbolada. No se ve el final de las sucesivas reformas laborales, ni de los sucesivos recortes. Y sobre todo no se ve posibilidad alguna de recuperar lo perdido cuando la tempestad amaine, suponiendo que lo haga.

    En el mejor de los casos, Europa va hacia un largo estancamiento o “crecimiento 0”. Por tanto, el problema no será cómo repartir las ganancias, sino cómo redistribuir lo que tenemos : los ricos sólo podrán seguir enriqueciéndose a base de empobrecer a los pobres; los pobres sólo podrán salir de la pobreza quitándoselo a los ricos.

    Sólo queda en pie el discurso de la izquierda radical. De hecho puede esgrimir el “teníamos razón”cuando Maastrich, las privatizaciones, etc., hasta la reforma constitucional del pasado mes de agosto. Esto no arregla la dramática situación de tanta gente, pero legitima y da audiencia a nuestras ideas, como herramienta política de trabajo: está de nuevo bien claro el enfrentamiento izquierda/derecha, y quién está a cada lado».

    por Josep Ferrer Llop, ingeniero industrial, es catedrático de matemática aplicada y ha sido rector de la Univ. Politècnica de Catalunya (UPC)

    04/11/12

    11 junio 2014 | 18:35

  4. Dice ser Julian Martinez

    Mal vamos Eneko, mal veo el dibujito que hoy nos colocas porque esta muy dudoso, creo que deberías poner la corona en cima de las tres, letras. Pero es cosa de tu pensamiento y obra.

    La cosa se pone muy oscura, el nerviosismo aumenta en la población, esto parece que nos están montando una copia de Ucrania.

    12 junio 2014 | 04:02

  5. Dice ser Sociolistos

    Un partido del pueblo de la gente que trabaja. Si le dejan trabajar para vivir dignamente, sin comunidad como seria con la izquierda total. Estos socialistas que ay, empezado por Felipe González. Un ejemplo de lo que nunca debe ser un socialista. ZP uno con talante que dejo al pueblo lleno de barro. Con su talante parecía que pisábamos un tapete. Ahora nadie ve socialismo solo barro que tapa todo. En Andalucía se dan aires de presidenta. Cuando nadie la voto. Se necesita mucho coraje para tapar a la familia socialistas andaluza. Ya que es la raíz de socialismos español. Pero está podrido de tanto dinero sacado de las raíces del pueblo. El socialismos solo se salva con una limpieza total de del Partido.

    12 junio 2014 | 16:53

  6. Dice ser panchenko

    el socialismo es el devenir natural de la voluntad de los pueblos y el psoe en iberia quien los representa y los protege desde hace 135 anios.

    13 junio 2014 | 07:37

  7. Dice ser Julian Martinez

    El socialismo que hoy maneja el PP.SOE nada tiene que ver con el socialismo del pasado incluso ni con los socialistas y comunistas que lucharon contra el franquismo en la clandestinidad, salvo los que pactaron con el «llamado Pacto de la Moncloa» siendo el ultimo Santiago Carrillo, del PCE en los tiempos del Adolfo Suarrez.

    Que no se confundan las nuevas jeneraciones que es lo que pretenden la panda del PP.SOE. que son la misma cosa mariposa.

    16 junio 2014 | 03:27

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