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"Odio la televisión del
mismo modo que detesto
los cacahuetes. Pero no
puedo dejar de comer
cacahuetes". Orson Wells

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‘Cites’ no es el ‘Dates’ a la catalana; es mucho mejor

Cuando estás acostumbrado a ver muchas series, la novedad engancha, emociona y consigue que devores temporadas como pipas. Desgraciadamente no se da mucho, por eso cuando experimento esa sensación de sorpresa y satisfacción (después de dejarme los ojos mínimo diez horas en el ordenador) necesito compartirlo con el mundo.

Y eso es lo que me pasó en su día con Pulseras rojas, la serie catalana de Pau Freixas inspirada en el libro de Albert Espinosa que seguía la vida de unos chavales en un hospital. La vi y el flechazo fue instantáneo: me enamoré de la atmósfera, de los personajes y de lo desgarradora que era, por no hablar de su música. Y todo ello de una manera que se parecía mucho a las series extranjeras a las que hace unos años no estábamos acostumbrados en España.

cites

Desde entonces me dije a mí misma que todo lo que hiciera Freixas merecía una grandísima oportunidad. Por eso cuando se estrenó el año pasado Cites, que tiene sus raíces en la británica Dates -seguro que habéis oído hablar de ella por Oona Chaplin, la mujer de Rob Stark en Juego de tronos-, dejé todo lo que estaba haciendo y todas las series que tenía pendientes para centrarme únicamente en ésta.

Al igual que la inglesa no me enganchó (seguro que más de uno se está llevando las manos a la cabeza), Cites me absorbió desde el minuto uno. Las reglas del juego han cambiado también para las series de televisión: ahora el famoso ‘chico conoce chica’ no se da en la calle o en un encuentro casual difícil de creer hasta para el guionista; ahora el amor (o el rollo de una noche) se busca por internet. Tinder ha llegado para quedarse porque Cites va precisamente de eso, de cómo 27 personajes tratan de ligar con completos desconocidos a los que conocen solo por el nick de la aplicación. Es la realidad de una generación que ha crecido a las órdenes de los avances tecnológicos y España, sinceramente, estaba tardando en explotar esta faceta de la sociedad.

TV3

Los nervios previos a la cita y cómo la decepción se materializa cuando la otra persona no está a la altura de las expectativas son solo un ejemplo de lo realista y divertida a partes iguales que puede llegar a ser. No busca finales felices; busca crear el retrato más exacto de lo que ocurre antes, durante y después de ese encuentro. Con las mentiras como punto de partida con el único de objetivo de tener más posibilidades de ligar.

Lo hace con personajes que emocionan, que duelen, que hacen reír. Y con una música que acompaña y hace de la cita (dos por cada uno de los 13 episodios que completan la primera temporada) un encuentro muy especial para el telespectador; una de las señas de identidad de Freixas.

La semana pasada TV3 estrenó su segunda temporada, ¿qué mejor excusa tenéis para poneros al día con ella ahora? Dejad La embajada o cualquier otra serie española que veáis e hincad el diente a Cites. No es el Dates a la catalana; es mucho mejor.

‘El Caso’, la serie de TVE que ya es el descubrimiento de la temporada

Con cada nuevo estreno de serie española sigo un minucioso y exhaustivo ritual: leo la sinopsis (me emociono), veo el tráiler (en ocasiones me desilusiono) y, llegados a este punto, me desprendo de las expectativas. Ni buenas ni malas. Lo ideal es exponerse por primera vez con la mente en blanco. Con El Caso, la nueva apuesta de TVE que busca reconquistar el liderazgo de los martes, traté de esforzarme por partida doble y desechar cualquier idea preconcebida, pero no lo conseguí.

Una historia sobre el periodismo en tiempos de Franco era demasiado atractiva como para no sentir un mínimo de interés y esperanza en la ficción pública. La buena noticia es que acerté. El episodio piloto, con ese aire de género detectivesco y procedimental policíaco -por favor, no hagáis comparaciones con series estadounidenses, todavía estamos muy lejos de eso-, atrapa. Y os voy a explicar por qué.

RTVE

Madrid, década de los 60. Golpes, boxeo y apuestas. El olor a sangre y cenicero traspasa la pantalla del televisor. Mientras un grupo de personas jalea a los hombres que se pegan una paliza en el cuadrilátero, un asesinato tiene lugar a unas manzanas de distancia. La sangre que cubre este escenario es bien distinta de la anterior, está putrefacta. En el lugar, dos periodistas de la época se abren paso entre los policías que analizan la escena del crimen. Estos últimos, en busca de pruebas; los plumillas, con cámara en mano, en busca de la noticia y la foto que les salve la portada.

Así arranca El Caso, que tiene sus raíces en el semanario español de sucesos que se publicaba en los años sesenta bajo el nombre que da título a la serie. Basada, precisamente, en los hechos reales que recogía ese rotativo, conocido por hacer un periodismo de calle único en la época, con imágenes explícitas de víctimas mortales. La historia, con la censura como telón de fondo y la lucha por los derechos de las mujeres como pilar fundamental, prometía y mucho. Y a pesar de que el inicio de temporada presume de un ritmo pausado, con el fin de presentar a los personajes, lo cierto es que entretiene. Y su cuidada fotografía y atmósfera de thriller negro la convierten en un caramelo mucho más apetecible.

RTVE

En los primeros 70 minutos, la ficción de Paso a Paso ya se ha mojado más que Velvet a lo largo de todas sus temporadas y eso que se desarrollan en el mismo marco temporal.

Guillén Cuervo -el padre que ha trasladado esta historia a la televisión- se luce como actor protagonista en el papel de un expolicía que ha cambiado la pistola por la máquina de escribir, y que ayudará al personaje de Verónica Sánchez -que da igual las gafas o el peinado que se ponga, siempre será la novia de Fran Perea en Los Serrano- en su carrera profesional. Estos sabuesos de la información con hambre de sucesos se verán obligados a trabajar juntos.

La serie, de 13 episodiso autoconclusivos, nos presenta la España negra de Franco: adulterio, homosexualidad y mujeres que cuelgan el delantal para hacer periodismo de raza marcan el ritmo de una redacción que no descansa y que se deja los cuernos por contar lo que otros periódicos apartan a un lado. Desde luego, una delicia para los amantes del mundo de la información y todo un descubrimiento de la temporada.

‘El Ministerio del tiempo’ se supera

Llevo meses esperando este momento. Y mentiría si no dijera que he vivido con una ministeria inusitada cada uno de los avances que ha ido difundiendo con cuentagotas TVE. A decir verdad, pocos productos nacionales me provocan tanta expectación como El Ministerio del tiempoPero la serie de Onza Entertainment no sólo cambió la manera de consumir televisión en España -con una audiencia en diferido que evidenciaba su fidelidad-, sino que logró que muchos escépticos creyeran de nuevo en la ficción patria y en la oferta seriéfila de la cadena pública.

Así, la segunda temporada de El Ministerio del tiempo lo tenía difícil. Después de una primera entrega que aterrizó en nuestras pantallas como un soplo de aire fresco y con capítulos tan redondos como el de Lorca, las expectativas de esa legión de fans sufridora iba in crescendo conforme se eternizaba su regreso, que finalmente llegó anoche a TVE.

RTVE / Tamara Arranz

Y aunque se suele decir que las segundas partes nunca fueron buenas… las nuevas tramas de la patrulla de agentes que luchará por preservar la historia de España (Alonso, Amelia y Julián) tira por tierra ese dicho tan trillado.

Javier Olivares, creador de la serie junto a su hermano fallecido Pablo, prometió nivel, oscuridad y aventuras. Y, desde luego, ha cumplido.

Sabía que su público, que el año pasado demostró una presencia y dedicación extrema en redes a pesar de que a la serie le costó encontrar su sitio en la parrilla, era exigente y no iba a consentir una segunda temporada floja. Es pronto para decirlo, pero el primer episodio supera con creces todas las expectativas.

Arranca, precisamente, con el regreso de Julián (Rodolfo Sancho) al Ministerio, meses después de que fracasara tratando de salvar a su mujer en la misión que cerró la entrega anterior. Esa fatal desenlace le obligó a desvincularse temporalmente de su trabajo como agente y a someterse a un tratamiento psicológico para superar el trance. Pero las secuelas perduran. Y por ese mismo motivo se verá apartado de la primera línea, así como de la patrulla que encabeza Amelia Folch (Aura Garrido).

Es la excusa perfecta para que Sancho compagine otros trabajos, como Mar de plástico, con la serie de La1. Pero tranquil@s, aunque su protagonismo se verá rebajado y ahora recaerá sobre los hombros de Garrido y Fresneda, la cadena ha dejado claro que no desaparecerá del todo. Veremos cómo evoluciona. Pero estoy convencida de que la historia tiene potencial como para sobrevivir sin el personaje de Julián entre sus filas, aunque preferiría no tener que llegar a ese extremo.

La serie revelación de 2015 tiene muchos aciertos. Pero siento debilidad por uno de ellos: los chistes ‘privados’ con los que la serie deleita a sus espectadores -que por lo general se centran en la ignorancia de Alonso de Entrerrios- se convierten en una fórmula exitosa de conectar con su público. Me refiero a las escenas en las que palabras tan aceptadas por nuestro tiempo -como ADN- suponen todo un misterio para el personaje al que encarna (el gran) Nacho Fresneda.

¡Qué grandes son estos tipos (actores, creadores, guionistas, directores)! ¡Y qué larga se ha hecho la espera! Menos mal que ya los tenemos cerca. Con la nueva temporada El Ministerio del tiempo demuestra, una vez más, que se puede hacer ficción española entretenida y de calidad.


Post dedicado a Eduardo Casado y Arancha Serrano, dos ministéricos hasta la médula 🙂


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‘Allí abajo’ viaja al norte y regresa más fresca y fuerte que nunca

Allí abajo -sobran las presentaciones- se hizo querer durante la primera temporada. Buenos diálogos, grandes actores (muchos de ellos desconocidos) y unos personajes que conectaron con el público desde el piloto fueron garantía de éxito para una serie que nacía bajo la estela de Ocho apellidos vascos y que ahora ha logrado desprenderse de esa mochila. Tiene identidad y sello propio.

Pero, sobre todo, Allí abajo nos abrió los ojos y nos demostró que se puede hacer comedia de calidad: tiró por tierra la imagen de la estética humorística pobre a la que nos tienen acostumbrados en España. Aquí, cada plano se cuida con delicadeza. Y eso se agradece.

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La segunda temporada llegó después de meses de espera. Lo hizo, concretamente, el viernes. Vale, ya empezamos mal. Estrenar un viernes la serie más vista de la cadena en 2015 debería ser delito. De hecho, debería estar penado.

Pero Antena 3 lo hizo con el único propósito de rellenar el hueco que ha dejado Tu cara me suena, que consiguió ser líder en su franja horaria por delante de Sálvame Deluxe. Y sabe que la comedia protagonizada por (los enormes) María León y Jon Plazaola no va a ver mermada su audiencia porque cuenta con un público fiel. Así lo demostraron, además, los datos, que avalan su fortaleza. Casi 4 millones siguieron su regreso en ese fatídico día de la semana. Perdió unos pocos televidentes, es verdad, pero estoy segura de que la mayoría de ellos (me incluyo) la verán a partir de ahora en diferido.

Allí Abajo / Atresmedia

En esta ocasión, la serie retoma la historia de amor donde se quedó la otra vez. Con la relación de Iñaki y Carmen más que formalizada. Juntos, viajarán al norte, a Donosti, para abordar el choque cultural a la inversa, con la (graciosísima) recreación de una tamborrada, la cuadrilla siempre al acecho, la suegra (qué personajazo) al borde del colapso, las excesivas comilonas norteñas y un frío que entumece el salero andaluz de la enfermera.

Todo ello mientras nos introducen con cuentagotas -todo un acierto, no hay prisas- a esos secundarios que aportan, sin necesidad de grandes apellidos, novedad y frescura a la trama. Pero la escapadita al norte será simplemente eso, una escapadita, algo fugaz. Desde aquí reivindico que vuelvan, que dejen las bulerías y se asienten en el norte, hay mucho material todavía por explotar.

Es cierto que la serie no aporta nada nuevo, pero entretiene sin necesidad de recurrir al chiste malo y la carcajada forzada y constante. Allí abajo regresa de Euskadi por la puerta grande: más fresca, fuerte y atractiva que nunca.

‘Buscando el norte’… y la gracia

Una serie sobre españoles expatriados tiene que funcionar sí o también. Y la nueva apuesta de Antena 3 lo hizo por todo lo alto en lo que a audiencia se refiere. Más de 4 millones de espectadores arroparon el estreno del miércoles de Buscando el norte, esa comedia que tiene sus raíces en la taquillera película de Yon González y Blanca Suárez y que, al igual que el largometraje, ha trasladado la trama a Berlín, regalando unos exteriores de escándalo que ya le gustaría a la mayoría de las ficciones patrias.

Pero cifras aparte, el piloto (por muchas esperanzas que tuviera puestas en él) carece de chispa, punch, ritmo y gracia. No aburre, pero tampoco engancha ni aporta nada nuevo al espectador. Y un primer episodio exige mucho más de lo que mostró el primer día.

Buscando el norte / Atresmedia

Es blanco, es aséptico e incurre en uno de los errores más graves que cometen la mayoría de ficciones españolas: presentar a un sinfín de personajes en los primeros 80 minutos de serie, otro error mayúsculo. ¿Por qué en España nos empeñamos en alargar como un chicle los episodios? Volviendo a los protagonistas… ¿De verdad es necesario que les conozcamos a todos el primer día? Así pasa, que terminamos picoteando personalidades sin que ninguna nos seduzca especialmente.

Pero siempre hay excepciones, claro. Belén Cuesta, por ejemplo, aporta frescura con ese punto gamberro y alma arrolladora que deja entrever su personaje, que en el inicio decide desprenderse del drama de una ruptura amorosa y acompañar a su hermano a Berlín para empezar una nueva vida. ¿El objetivo de ambos? Buscar un futuro profesional más digno que el que les ofrece su país de origen, el eterno dilema de los jóvenes de ahora que se palpa a la perfección en la pantalla.

Si bien es cierto que Cuesta está más que correcta -y estoy convencida de que irá a más a medida que evolucione la serie-, no hablemos de Manuel Burque, nominado en la pasada edición de los Goya a Actor Revelación, y que en este caso se mete de manera muy acertada en la piel de un español que presume de su vida en la capital alemana cuando la realidad no es tan idílica como la pinta en las redes sociales. Por desgracia, no puedo decir lo mismo de Antonio Velázquez, a quien no he encontrado todavía la vis cómica. Y me da rabia, porque en el género dramático se mueve como pez en el agua. 

En líneas generales, la serie tiene fallos, pero se aleja (por fortuna) de formatos como Con el culo al aire, Anclados o Algo que celebrar. Es una serie que tiene potencial para seguir creciendo durante las próximas semanas si sabe explotar algunas tramas y si encuentra la chispa ausente en el piloto. La nueva apuesta de Antena 3 está Buscando el norte, su sitio, su espacio y también la gracia. Y creo que la van a encontrar. Todavía no está todo perdido.

‘Bajo sospecha’ rompe con el pasado y se reinventa con un nuevo caso

Bajo sospecha es uno de esos thrillers policiacos que te incita a desconfiar hasta de tu sombra. Aquí todos los personajes, ya sea por una mirada desafortunada o por algún gesto fácil de malinterpretar, son culpables hasta que se demuestre lo contrario. Con tantos sospechosos y nombres sobre la mesa, a una le dan ganas de desempolvar el juego Quién es quién para echar un cable al equipo de investigación.

Pero si este recurso se lleva al extremo de manera inverosímil -como ya pasó en la primera entrega-, puede restar credibilidad a una serie que fue capaz de atraer a más de 3,5 millones de espectadores.

Imagen promocional / ATRESMEDIA

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Su credibilidad, de hecho, quedó mermada con el final de temporada. Después de que un niño fuera la cabeza pensante del asesinato de Alicia, un caso nada sencillo de resolver que había movilizado a todos los inspectores de la zona, perdonadme si cojo con algo de desconfianza la segunda entrega, que estrenó anoche Antena 3. Aquel final fue sorprendente, sí, pero algo descabellado.

Lo cierto es que la producción de Bambú ha decidido reinventarse y empezar de cero con la nueva tanda de episodios: una nueva investigación en curso totalmente independiente de la primera temporada, una nueva localización y nuevos personajes cobran vida en Bajo Sospecha, que ha querido desprenderse de los errores del pasado.

La cadena ha admitido, por ejemplo, que la mediática no renovación de Blanca Romero se debe a que no supieron diseñar de manera correcta su personaje. Y sintiéndolo mucho por la actriz, que me parece encantadora, no se echa de menos la rigidez y frialdad de Laura.

Así, sólo tres nombres del elenco original se mantienen y, sí, perdemos a la gran Alicia Borrachero. La trama recae ahora sobre los hombros de Yon González, en el papel de Víctor; Lluís Homar, en el del comisario Salas; y Vicente Romero, como Rafael Vidal o el típico personaje casposo con aires cómicos que no puede faltar en ninguna serie española. Y suma otros rostros como el de Concha Velasco, José Luis García Pérez (Carlos, Rey Emperador), Gonzalo de Castro (el doctor Mateo de toda la vida) u Olivia Molina (Física o Química).

Imagen promocional / ATRESMEDIA

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La segunda temporada traslada la acción al madrileño -y ficticio- hospital Policlínico Montalbán, que se ha visto sacudido por el asesinato sin resolver de una de las trabajadoras y la desaparición de otra de ellas. En esta ocasión, Yon González se infiltra como enfermero para seguir de cerca los acontecimientos.

La policía española tendrá que lidiar con los servicios franceses para resolver la desaparición de la empleada de origen galo, hija de un político del país vecino. Una colaboración que recuerda mucho a la que se dio en la última temporada de El príncipe. (Si os suena el policía francés y no sabéis de qué, debéis saber que fue el pretendiente de Blair en Gossip Girl).

De momento, el piloto, que rompe por completo con la temporada anterior y nos presenta una investigación en curso para averiguar qué trabajador del hospital está detrás de las desapariciones, supera en ritmo y agilidad al de la primera entrega. Conflictos con los franceses, infidelidades, nuevos sospechosos… Hemos cambiado el aire de Cienfuegos por el cosmopolita de la capital, y los enredos familiares por la pequeña familia médica del Policlínico Montalbán. Todavía es pronto para decirlo, pero parece que la segunda temporada de Bajo sospecha viene pisando fuerte.

‘Mar de plástico’ se despide con un giro inesperado

Este post CONTIENE SPOILERS del último episodio. ¡No sigas leyendo si aún no sabes quién es el culpable!


Campoamargo ya ha encerrado al asesino de Ainhoa. Os diría que la identidad del culpable me ha cogido desprevenida, pero, después de haber sospechado hasta de mí misma, el desenlace me ha parecido bastante coherente. He necesitado, eso sí, unos cuantos subtítulos para entender algunas conversaciones. Se ve que el acento andaluz es una asignatura pendiente de muchos actores.

Ha sido un viaje largo por las tierras áridas de Almería. Han sido 13 episodios de incógnitas y elucubraciones. Y ayer, Mar de plásticouna de las grandes series que nos deja este 2015, cerró temporada cumpliendo lo que había prometido: con el asesino real entre rejas. Aunque ha dejado sin resolver algunas tramas de cara a la segunda temporada que ahora analizaremos.

Ayer descartamos definitivamente a Juan Rueda como principal sospechoso. Todas las pruebas durante los 12 primeros capítulos apuntaron en algún momento hacia él. Pero el asesino era otro: su hijo Fernando (Patrick Criado), uno de los primeros personajes que nos hizo arrugar la nariz y pensar que tenía un aire de culpabilidad que tiraba para atrás.

¿Pero cómo es posible? ¿Pero si la Guardia Civil eliminó a todos los Rueda de la lista cuando el ADN del vómito no coincidía con el de la familia? Bien, aquí viene la bomba: Fernando no es hijo de Juan Rueda; el excuñado de Ainhoa es Boris, ese personaje que ha llevado por el camino de la amargura a Héctor (Rodolfo Sancho) y a todos nosotros.

El mayor de los Rueda llegó a Campoamargo en un camión junto a su madre y un puñado de mujeres más. Todas las personas que estaban dentro del autobús se asfixiaron, a excepción de su madre y de él. Y Juan Rueda se encargó de matar a la mujer e inscribir en el registro al niño como si fuera suyo. De ahí que no compartan ADN. Admito que me daba miedo el final de Mar de plástico por si nos plantaban a un asesino que nos dejara insatisfechos, tipo Bajo Sospecha. Pero no, este giro me gusta. Encaja y tiene sentido.

La audiencia fue consciente de todo esto casi al inicio del episodio, cuando Fernando recoge a su padre en el cuartelito de la Guardia Civil, le droga y le lleva a la casa de los horrores donde se cometió el asesinato de Ainhoa. Ahí, con un cuter y con una cara de ‘he perdido la cordura y no mido’, pretende acabar con la vida de su padre postizo, pero antes desvela los motivos que le llevaron a matar a su amiga con tanta sangre fría. «Tú mataste a mi madre, Juan Rueda. Yo maté a tu hija. Tú eres el verdadero asesino de la muerte de Ainhoa«, hay que tener arte para echarle la culpa a otro con tanta facilidad.

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Mientras le tortura, Nacho, ese niño que se pasea por la vida como si estuviera enfadado con el mundo, se acerca a la casa de los horrores y ve cómo Fernando trata de llevar a cabo su plan. Intenta huir, pero finalmente le coge como rehén. Eso sí, nuestro poli, que había descubierto la identidad del asesino a tiempo, hace una aparición estelar y ahí comienza la persecución.

Los agentes son capaces de cortar el paso al mayor de los Rueda, que sale del coche y apunta en todo momento con la pistola a Nacho. Ahí aparece Marta, y Héctor no necesita nada más para disparar a Fernando. Pero no le mata, tranquilos.

¿Y la nueva temporada?

Después de resolver el asesinato con éxito, asistimos a un salto temporal de unos meses. Hasta aquí el capítulo había estado correcto, incluso otros anteriores habían sorprendido más. Eso pensé hasta que llegué a la última escena, cuando Salva, que practica deporte a las afueras del pueblo, se encuentra a Marta muerta. Habéis leído bien.

Ahí tenemos nuestro gancho. Un nuevo crimen y nuevas incógnitas de cara a la segunda temporada. Tengo la sensación de que este asesinato está directamente relacionado con su exmarido, con Pablo. ¿Cómo puede ser si está muerto? Recordemos que el niño se empecinó en que había visto a su padre, y esa trama no se ha cerrado. ¿Tendrá algo que ver Pablo en todo esto? Yo creo que sí.

¿A vosotros qué os pareció el final?¡Saludos!

Pd: Fara y Lucas abandonaron el pueblo para vivir su romántica historia de amor en otro sitio, sin tanto drama alrededor.

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¿Qué series ofrece Atreseries? Así es el catálogo del nuevo canal seriéfilo

Cuando surge una nueva cadena dedicada en cuerpo y alma a las series de televisión es inevitable que pensemos todos lo mismo: «Perfecto, me encanta. ¿Pero qué series ofrece? ¿Me interesan?». En Atreseries, el canal de Atresmedia que arrancará el próximo martes, encontraremos ficciones actuales marca de la casa como Mar de plástico, Vis a vis, Bajo sospecha, Velvet… así como reposiciones de algunos éxitos algo más añejos, como Aquí no hay quien viva, Gran Hotel, Física o Química, Un paso adelante o Los hombres de Paco. Todo ello en HD. Hugo Silva en alta definición, eso no me lo pierdo.

Los hombres de Paco / Atresmedia

Los hombres de Paco / Atresmedia

Pero Atreseries no sólo contará con contenidos made in Spain. En su apuesta por las series también encontramos ficciones internacionales. La semana que viene emitirá El mentalista, Ley y Orden, Bones, y más adelante temporadas sueltas de Person of interest, Covert AffairsThe Listener y Crímenes en el paraíso. Si de estas os tengo que recomendar una me quedo sin dudarlo con Person of Interest, lo malo es que emitirá la tercera temporada pero no las dos anteriores. Sigo sin encontrarle el sentido a esto. De las demás, bueno, teniendo en cuenta que The Listener sigue la vida de un paramédico con poderes telepáticos… seguro que os viene bien pero para echar una cabezadita mientras estáis en el sofá.

Aún así me voy a centrar en las series y miniseries extranjeras que sí emitirán de principio a fin para que podáis elegir las que más os interesen. ¡Allá va!

  • Cites es una ficción catalana, de hecho es la versión catalana de Dates, una serie que explora el complejo universo de las citas. Pero un momento, ¿no dije que a partir de aquí iba a hablar sólo de las series extranjeras? Es Cataluña, nos vale. El caso es que Cites se adentra en las primeras impresiones y en los deseos e intenciones de unos y de otros. ¿Buscará el amor? ¿Qué busca? ¿Solo sexo? Si en Dates teníamos a Oona Chaplin (Juego de tronos), aquí encontramos a Eduardo Noriega o a Aida Folch entre otros.
  • UnReal se adentra en las entrañas de programas como Quién quiere casarse con mi hijo. Nos muestra a los trabajadores que se encuentran detrás de las cámaras, los cazadores del morbo, un puesto imprescindible para que el espectáculo esté a la altura de lo que los telespectadores quieren ver. ¿Qué ocurre cuando las cámaras no graban? Si tenéis tiempo, invertidlo en UnReal. Como os dije ayer, es uno de los mejores estrenos de la temporada.
  • Looking. Una de mis favoritas de esta selección. La ficción de HBO muestra el día a día de un grupo de amigos gays residentes en San Frascisco. La cadena canceló la serie al finalizar su segunda temporada, pero anunció una película para 2016 que pondrá el broche de oro a la historia. Ahora podéis poneros al día.
  • Bates Motel se sumerge en la cruda adolescencia de Norman Bates, el asesino en serie más famoso del cine (Psicosis), inspirado en el asesino real Ed. Gein Bates. Esta serie supone una precuela de la película de Alfred Hitchtcock pero a la vez es una versión contemporánea de ese thriller psicológico de los años 60. Muestra la oscura historia que se esconde detrás de este personaje y la personalidad de la madre, fundamental en su vida.
  • Mildred Pierce. ¿Tenéis los cleenex cerca? Nos encontramos ante un dramón de época que se desarrolla durante la gran depresión, y que bucea en una historia desgarradora. Adaptación televisiva de la novela homónima de James M. Cain con la gran Kate Winslet entre sus filas. Mildred Pierce sigue la vida de una madre coraje que será capaz de todo por recuperar el amor de su hija.
  • Satisfaction. ¿Qué ocurre cuando una pareja está insatisfecha con su vida pero no se atreve a cortar por lo sano? En Satisfaction se mezclan todas las dudas que embargan a los matrimonios modernos de nuestra época. Analiza los miedos, las inseguridades y la idea de que, en realidad, ni compartiendo casa y viviendo bajo el mismo techo llegamos a conocer a la otra persona al 100%. No me apasiona, pero no deja de ser curiosa.
  • Olive Kitteridge. Ganadora de 6 premios Emmy y 3 Globos de Oro, entre ellos el de Mejor Miniserie, está basada en la novela homónima y premo Pulitzer de Elisabeth Strout. Son sólo 4 capítulos, de una hora cada uno, así que, si no sabéis qué ver durante este parón navideño, esta historia sobre una profesora de matemáticas de mediana edad es una buena opción. Eso sí, tenéis que estar mentalizados de lo que vais a ver: dramón a la vista.

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¡Un saludo!

‘House of Cards’ y ‘El Ministerio del tiempo’ se cuelan en el debate ‘decisivo’

Si os preguntabais dónde diantres se había metido Mariano Rajoy durante el 7-d, el protagonista de House of Cards tenía la respuesta: «Mariano Rajoy, aquí sí estás, dando guerra. Gran partida», comentaba haciendo referencia a una escena en la que se ve al protagonista jugando a la Play.

Atresmedia no había invitado al debate ‘decisivo’ a Frank Underwood, pero es que el despiadado demócrata de la serie de Netflix no necesita invitación alguna para hacerse notar, porque él solo ha caldeado el ambiente en Twitter. O más bien, la cuenta oficial de House of Cards en España, que ha animado el #7dElDebateDefinitivo con sus comentarios en directo. Y ha habido de todo: desde desafíos, consejos hasta críticas.

Con un nada sutil «que empiece la carnicería» (100% fiel al estilo Underwood) ha arrancado el minuto a minuto del Twitter de House of Cards, que ha acompañado el mensaje con la mítica escena del protagonista a su llegada al despacho oval. «El precio de la presidencia es la soledad. ¿Podréis pagarlo?«, preguntaba a los principales candidatos de los partidos que se repartirán el pastel electoral el próximo 20-D.

Minutos más tarde ha llegado la lluvia de críticas de manera individual. Qué os pensábais, Frank Underwood tiene dardos para todos. «Hay dos tipos de vicepresidentes, los que se dejan pisotear y los que pisotean. Tú pareces de los últimos», ha comentado a Soraya Sáenz de Santamaría, todo un halago viniendo de él.

«No sé si sentirme orgulloso o aterrorizado de ti. Quizás, de las dos maneras», le decía a Rivera, mientras a Pablo Iglesias le aconsejaba saludar con la «mano derecha» para guardar «una piedra en la izquierda». Pedro Sánchez se ha llevado, quizá, el dardo más envenenado: «veamos si te quedas con el rebaño o te unes a la jauría».

El ministerio del tiempo (La1) no tiene mucho que ver con política, pero aún así también se ha zambullido en el debate. En su caso, el equipo ha hecho referencia a la ‘sala del tiempo’ desde la que se cronometraba a los candidatos.

«Otra vez la sala del tiempo. Como tengamos problemas de Copyright, Javier Olivares [el creador de la serie] nos cuelga», se ríen desde su cuenta oficial. También han recordado a Jordi Hurtado, después de que Rivera y la vicepresidenta mencionaran durante el debate el programa Saber y ganar. Os recuerdo que Hurtado hizo un grandioso cameo en la temporada pasada que explicó, por fin, el secreto de su inmortalidad.

‘El ministerio del tiempo’ se alza con el premio MIM a la mejor serie dramática

Fue una noche con grandes ausencias. Ni Yon González, ni Blanca Suárez, ni Rodolfo Sancho, ni María León, ni Hugo Silva (y un puñado más de nominados) hicieron acto de presencia en la entrega de premios MIM, unos galardones que otorga la asociación Madrid Imagen y que reconocen las mejores ficciones españolas de la temporada. Pero otros actores, directores y guionistas se dieron cita ayer en la capital en la cena de gala que puso el broche de oro al Festival MIM, celebrado en la Cineteca del 23 al 30 de noviembre.

El ministerio del tiempo se alzó como mejor serie dramática, imponiéndose a otros pesos pesados como El príncipe, Bajo Sospecha Vis a vis, y además recibió un segundo galardón que recayó en el
guión de los hermanos Olivares.

Aunque se echó en falta al trío protagonista que viaja a sus anchas por el pasado, pude charlar unos minutos con Cayetana Guillén Cuervo, que se mostró encantada de que su personaje se haya convertido en un icono homosexual. Eso sí, la actriz no soltó prenda sobre el futuro sentimental de su personaje ni sobre la segunda temporada de la serie de La1, que se estrenará previsiblemente en febrero. 

Allí Abajo, la comedia que aborda el choque cultural entre españoles y ‘especie’ de adaptación televisiva de Ocho apellidos vascos, hizo lo propio en el apartado humorístico. Y Prim, el asesinato de la calle del turco se convirtió en la mejor miniserie de la temporada.

En cuanto a los actores, el jurado reconoció a Yon González (Bajo Sospecha) como mejor actor de drama, mientras Maggie Civantos logró el mismo galardón en la categoría femenina por su papel de Macarena en Vis a vis. Y aunque le pedí que se mojara, que escogiera entre Rizos o Fabio, no hubo manera. La actriz les quiere «a los dos por igual». Parece que el peculiar y no sé si llamarlo triángulo amoroso seguirá coleando a lo largo de la segunda temporada. Ignatius Farrray (El fin de la comedia) y Teresa Hurtado de Ory (Cita a ciegas) se coronaron como los reyes de la comedia, y Tito Valverde recogió el premio especial por su trayectoria televisiva.

Confesiones en el photocall y seriefilia en estado puro

Y entre nominados y premiados estaba yo, grabadora en mano y libreta a punto, danzando y al acecho a ver si alguien me confesaba su seriefilia. ¡Y tuve suerte! Entre los actores que se pasearon por el photocall encontré un par de seriéfilos empedernidos: Jon Plazaola (Allí abajo) y Miren Ibarguren (Anclados).

Los protagonistas de 'Vis a Vis' Maggie Civantos y Carlos Hipólito

Los protagonistas de ‘Vis a Vis’ Maggie Civantos y Carlos Hipólito

El primero me confesó que es un fan incondicional de clásicos como The Wire Los Soprano, pero también de otras series más actuales como Modern Family. «Ah, y de Sherlock, por supuesto». Y aunque la primera temporada de Narcos le fascinó (es de los míos), el vasco más majo de la pequeña pantalla prefiere el producto español, en concreto el drama carcelario de Antena 3: «Vis a vis es mi debilidad».

Ibarguren se decantó por uno de los estrenos de la temporada, Versalles, la superproducción francesa de Luis XIV. Pero la serie que la tiene totalmente enganchada es la del cirujano adelantado a su tiempo de The Knick. Miren Ibarguren estaba nominada por su papel en Anclados, pero se fue de vacío. Apareció sin parche y pisando fuerte, más que nada porque es uno de los nuevos fichajes de la nueva temporada de La que se avecina. «Sólo puedo decir que seré la novia de Amador y que mi madre es Loles León, que impone». No sé si impone o no, pero desde luego promete.

A Iván Massagué, nominado por su papel en Gym Tony, también le cogí por banda, y me confesó que no es mucho de series; tampoco lo es de la televisión. Si tiene que elegir, el inolvidable actor de Burbuja prefiere buscar los programas en el ordenador. «He estado 7 años sin televisión, hasta hace unas semanas, cuando una amiga me regaló una de segunda mano».