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"El hombre es el único animal que come sin tener hambre, que bebe sin tener sed, y que habla sin tener nada que decir". Mark Twain

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El consumo de alcohol es injustificable desde el punto de vista médico

No te apures, el título de hoy no es más que una opinión, y aunque quede aquí publicada para los restos, será pronto olvidada y barrida de la actualidad en favor de un mensaje mucho más complaciente sobre el consumo de bebidas alcohólicas.

En realidad, el título de hoy tan solo recoge en unas pocas palabras lo que unos cuantos profesionales de la salud venimos defendiendo desde hace mucho tiempo al respecto del impacto que sobre la salud tiene el consumo de bebidas alcohólicas. Pero no te preocupes, insisto, la mayoría de profesionales de la salud opinan lo contrario y jamás osarían pronunciarse en este sentido. Su discurso, ya lo conoces, se parece más al de los periódicos, las bodegas y las revistas: una copita de vino es buena para el corazón… o de cerveza, que también con moderación, vale para casi todo por no decir para todo tal y como vimos en esta entrada de hace unos pocos meses.

Sin embargo, cada vez hay más profesionales que dan la cara para hacer ver una realidad que permanece amordazada en aras del consumismo de este tipo de bebidas. ¿Qué quién pone la mordaza? Si lo dijera aquí me metería en un lío, así que piensa por tu cuenta a quién le puede interesar que se beba más alcohol (vino o cerveza o lo que sea) y utilice para promocionarlo un recurso infalible: tu salud. Bebe (con moderación) que es bueno, sería el megaresumen del asunto. Pero como te decía cada vez se oyen más voces disonantes al respecto de este mensaje que consideran que el hacer cualquier promoción del consumo de bebidas alcohólicas tiene una resultante neta con muchos más perjuicios que beneficios… y de largo.

Alcohol riesgo_beneficioo

El caso es que esos profesionales que nos dedicamos a poner el consumo de bebidas alcohólicas en su sitio apenas conseguimos hacernos oír. No es porque no tengamos razón (claro, que te voy a decir yo) es que tenemos pocos recursos para hacer visible nuestro mensaje (y conste que en este sentido me considero un afortunado). La industria que se dedica a la producción y comercialización de bebidas alcohólicas tiene muchos más recursos que nosotros, y los hace valer. Solo han de elevar su voz por encima de la nuestra para que dejemos de ser oídos. Y eso lo tienen muy fácil, eso se consigue con dinero. Más publicidad, más “informes y estudios científicos” autofinanciados y en forma de noticias y notas de prensa hace que en poco tiempo nuestro mensaje sea barrido de la conciencia colectiva. Al final, el consumidor medio se queda con lo que hay, lo masivo, lo que a golpe de euro, arrasa e inunda con todo lo demás. Y todo ello sin hablar de las relaciones que también a golpe de billete se establecen entre esas empresas y las administraciones sanitarias que terminan haciéndonos llegar el mismo mensaje complaciente… a la par que perjudicial: beber (con moderación) es bueno. Y así no hay forma de competir

Lo cierto es que, todo hay que reconocerlo, nuestro mensaje en sí mismo, no interesa a casi nadie. Bueno, sí que podría interesar, pero es que el otro es la leche… dónde va a parar, que te digan que tu salud sale beneficiada por hacer algo que mola es un mensaje muy potente y “convincente”.

Te cuento todo esto con la excusa de traerte hasta el blog un fragmento del programa de RNE “No es un día cualquiera” en el que se entrevista a un experto sobre este mismo tema. Se trata de David Rodríguez, Dr. en Medicina y especialista en los efectos del alcohol sobre el cerebro y autor precisamente del libro “Alcohol y cerebro”. Me ha parecido muy valiente y muy de agradecer que desde un medio de comunicación público se apueste por aportar este tipo de mensajes contundentes y tan necesarios.

Te invito a que si de verdad te interesa este tema, escuches con detalle las aportaciones de este especialista sobre el tema que, sin ambages y sopesando las diversas circunstancias asociadas al consumo de alcohol, se posiciona diciendo sin duda alguna que el consumo de alcohol es injustificable desde el punto de vista médico. Injustificable.

 

Puedes ampliar los contenidos del artículo en estas entradas:

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Exagerada promoción salutífera del consumo de bebidas alcohólicas (mi paso por #PintOfScienceSpain)

imageEl otro día tuve el privilegio de ser invitado para dar una charla en el marco de las primeras jornadas de Pint of Science celebradas en España. Para quién no lo conozca Pint of Science tiene como objetivo ofrecer charlas interesantes, divertidas, importantes, sobre las últimas investigaciones científicas, en un formato accesible al público. ¡Y todo ello en un bar! Se pretende de esta forma ofrecer una plataforma que permita a la gente discutir la investigación con las personas que la llevan a cabo. Se trata de una organización sin fines de lucro, dirigida por voluntarios, y que fue creada por una comunidad de investigadores de postgrado y postdoctorales en 2012. El festival se celebra anualmente durante tres días simultáneamente en bares de todo el mundo.

Bueno, el caso es que cuando me la ofrecieron no se me ocurrió mejor idea que hablar sobre los supuestos beneficios del consumo de bebidas alcohólicas sobre la salud, en especial cuando el mensaje complaciente sobre este tipo de productos se dirigen a la población general, así, en plan a lo bruto.

Lo cierto es que meterme en una cervecería de regio abolengo para dar caña (je, je je) a un auditorio cuajado de consumidores de esta bebida no parece lo más sensato… pero me di cuenta después de que tras enunciar mi propuesta, esta fuera inmediatamente aceptada… ya no podía echarme atrás (quién dijo miedo).

Al preparar la charla en el plano más divulgativo posible, pero sin olvidar ni mucho menos la ciencia que había detrás, tuve la feliz idea de ilustrar en cuatro diapositivas (dos para la cerveza y dos para el vino) algunos de los titulares a los que nos tienen acostumbrados los medios de comunicación a la hora de hablar maravillas del consumo de estas dos bebidas. Pues bien, a pesar de que en otras diapositivas había chistes explícitos con el fin de arrancar al menos una sonrisa… fueron éstas, que no eran chistes, las que terminaron por hacer encanarse a los asistentes. Aquí te las dejo para que juzgues tú mismo si este compendio de titulares reales como la vida misma son o no motivo de risa en especial cuando se tiene la perspectiva de verlos juntitos.

De la cerveza se ha dicho y se está diciendo:

 Cerveza 1

Cerveza 2

Y del vino se ha dicho y se está diciendo:

Vino 1Vino 2Bueno, no sé cómo lo verás tú, pero en mi opinión creo que hace días que nos hemos pasado cuatro pueblos con esto de recomendar beber cualquier bebida alcohólica y usar para ello la salud como ariete. ¿Sabes porqué? Pues por que el consumo de bebidas alcohólicas sea en la medida que sea, tiene más perjuicios que beneficios. Así, de modo gráfico puse esta diapositiva para ilustrarlo.

Riesgo vs beneficioAhora bien, si queremos ponernos serios también podemos… por ejemplo usando esta bonita gráfica que resume el estudio que hace unos pocos años se publicó en The Lancet en el que se analizaban la magnitud de los daños ocasionados por distintas drogas en Reino Unido ya estén legalizadas o no… te sugiero que mires a la izquierda.

 Lancet

Así pues, recomendar poblacionalmente cualquier ingesta, aunque sea moderada, de bebidas alcohólicas representa en suma un importante incremento del riesgo sobre elementos que tienen un notable impacto en la Salud Pública.

En resumen

¿Pueden (o deben) las bebidas alcohólicas estar presentes en una dieta saludable? Lamentablemente con lo que hoy sabemos, la ciencia no tiene las respuestas claras, contundentes y dicotómicas (sí o no) que nos gustaría. Existen infinidad de riesgos conocidos ligados al consumo de bebidas alcohólicas. Al mismo tiempo el consumo moderado de algunas de estas bebidas se ha asociado con mejores indicadores de salud… sin embargo, la evidencia al respecto no es ni coherente ni concluyente. Con estas premisas ¿no resulta un tanto temerario hacer la presión que se hace en su consumo a partir de la salud? A mí me parece que sí.

Aquí te dejo la diapositiva final en la que después de una hora de charla y no pocas risas de complicidad con el auditorio, resumí mí intervención.

 Resumen

Mi agradecimiento más sincero a los organizadores de Pint Of Science Spain (muy en especial a Fernando Gomollón @gomobel, JuanJosé Sáez @jjsaenzde y José Luis Cebollada) por querer contar conmigo en la primera edición de este evento en España, y por supuesto, a los asistentes que de tan buen grado aceptaron (y agradecieron) mis puntos de vista… lo pasamos francamente bien.

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Si quieres profundizar más sobre la relación del consumo de bebidas alcohólicas en la salud quizá te interese consultar:

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Imagen: @juan_revenga

¿Es tan beneficioso para la salud el consumo moderado de bebidas alcohólicas?

BebercioCerrábamos la semana pasada con la noticia de un bastante posible nuevo etiquetado para las bebidas alcohólicas a medio plazo. Y comenzamos esta con un tema bastante relacionado: la absurdez de atribuir al consumo moderado de alcohol, sin dudas, cualquier beneficio sobre la salud.

He querido dejar un tiempo más que prudencial para hacerme eco de esta noticia que al parecer, tal y como ha demostrado el tiempo, ha sido atada, amordazada y, en definitivas cuentas, olvidada por el paso del tiempo. Claro, como no promociona el consumo de alcohol (ni «moderado» aunque sea)… no interesa.

Tal y como se puede contrastar se trata de una reunión en el Hospital Regional Carlos Haya en la que una serie de expertos desmitifican de forma rotunda aquello de que el consumo de bebidas alcohólicas puede reportar beneficio alguno sobre la salud. Estos expertos lo hacen además sin pelos en la lengua:

El alcohol no presenta ningún aspecto positivo para la salud […]. Un buen vino tomado de manera moderada es menos malo que otras bebidas alcohólicas, pero eso no significa que posea efectos cardioprotectores […]

El alcohol es una sustancia tóxica, adictiva y cancerígena, que mata a 130.000 personas en Europa cada año. Hay 242 enfermedades relacionadas con el consumo de alcohol […]

Las bebidas alcohólicas cuentan con una buena imagen en la sociedad y son bien aceptadas, pero se estigmatiza al alcohólico […]

Cuanto menos alcohol se beba, mejor.

Con estas contundentes palabras se expresó el jefe de la unidad de conductas adictivas del Hospital Clinic de Barcelona, Antoni Gual. A partir de aquí es irremediable hacer la consabida pregunta ¿están estas palabras respaldadas por la ciencia?

Pues lo cierto es que a pesar de haberme desojado buscando la referencia que se cita en el artículo señalado referente a que la prestigiosa revista The Lancet haya hecho una reciente publicación en este sentido… el caso es que no la he encontrado. Al menos como reciente. Pero sí que he encontrado otros estudios interesantes que no creo que deban pasarse por alto, a pesar de que nunca han tenido el impacto mediático de otros estudios de muy inferior calidad que, poniendo el consumo de alcohol en un pedestal, han disfrutado de los fuegos artificiales y el buenrollismo con el que casi no importa qué medio los suele acoger.

Por ejemplo y sin alejarnos de The Lancet, tenemos este de aquí Drug harms in the UK: a multicriteria decision analysis que nos viene a decir que el alcohol es sin lugar a dudas y teniendo en cuenta todos los aspectos (físicos, sociales y psicológicos) la droga más dañina por encima, y no poco, de otras sustancias, otras drogas, consideradas como “duras” (y puedes pensar en la que quieras… el consumo de alcohol le gana en daño general). Pensaras que el anterior estudio descontextualiza el “consumo moderado” y esas cosas, bueno, puede ser cierto, pero aun no he acabado.

Este otro interesante estudio publicado en el British Medical Journal hace apenas dos meses aclara bastante las cosas y deja pocas dudas:

Las asociaciones benéficas entre un bajo consumo de alcohol y la mortalidad por cualquier causa pueden ser atribuibles en buena parte a una selección inadecuada de los grupos de referencia y un inadecuado manejo de los posibles factores de confusión. Cuando se compara la población abstemia (no bebedores) con otros grupos de población que sí bebe el posible beneficio del consumo de bebidas alcohólicas solo se pone de manifiesto en el grupo de mujeres de más de 65 años. En el resto de grupos clasificados por edad y sexo no se ha encontrado beneficio alguno para la salud a partir del consumo de ninguna medida de alcohol. En cualquier caso y además de mínimas, todas las posibles asociaciones protectoras podrían explicarse a partir de sesgos en la selección de la muestra.

En un editorial adjunto a este artículo se explicaba, no sin razón, que incluso si el alcohol resultara tener un efecto protector contra una cierta patología, este también aumentaría el riesgo de contraer otros problemas de salud (cuestión que ya puse de manifiesto en su día en esta entrada).

Vino ¡salud a raudales!... o no

Vino ¡salud a raudales!… o no

En mi opinión estamos de nuevo ante la misma historia anteriormente repetida (o en la actualidad) con no importa casi que alimento, producto o nutriente. Es decir, por la razón que sea en un momento concreto se pone en alza el consumo de un determinado alimento (bien por intereses comerciales poco loables o bien por las limitaciones de la ciencia en un momento dado) o por el contrario se criminaliza. En cualquier caso, de esta forma se tiende a crear una sensación de que ese mensaje forma parte de una especie de Ley universal, al estilo de la Ley de gravitación universal. Luego, con el paso de tiempo, los avances en el conocimiento científico (recuerda “la maleta de Asimov”) no solo pueden llegar a cuestionar los planteamientos anteriores sino que en no pocas ocasiones llegan a contradecirlos de forma bastante contundente (recuerda el caso del huevo).

Creo que este caso, el del alcohol… sea cual sea su matriz alimentaria que lo vehiculice (desde el whisky al pacharán pasando por el vino y la cerveza) a cada día que pasa se añade un mayor contenido a la literatura científica de forma que en este caso se apunta a que beber alcohol es más dañino que lo contrario… que es lo que se ha venido afirmando en los últimos años.

En cualquier caso y suponiendo que yo esté equivocado, en lo que creo que no hay confusión alguna es al respecto de que con el tema del alcohol, a día de hoy, las cosas no están nada claras. Así, en este sentido, estando la salud en juego, yo me quedo con la frase final de este estudio que sostiene lo que a mi juicio debiera marcar la línea de intervención en la promoción de las bebidas alcohólicas a través de la salud.

Lo más probable es que cualquier promoción de alcohol por razones de salud termine ocasionando mucho más mal que bien.

No estaría mal que nuestras autoridades sanitarias tomaran nota de este “principio”. Estoy convencido que será una lucha encarnizada en la que los sectores implicados pondrán todo de su parte para que el paradigma salutífero del consumo moderado de alcohol no pierda comba.

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Imagen: photostock vía freedigitalphotos.net

 

Etiquetado europeo de bebidas alcohólicas: información nutricional y advertencias cada vez más cerca

Pava con cava

Los movimientos pro defensa del consumidor de la Unión Europea están realizando una importante presión para que el etiquetado de las bebidas alcohólicas incluya más información que la hasta ahora contenida en ellas. Propuestas que se están encontrando, para no variar, con una considerable resistencia por parte de la industria implicada a la que esta medida no le gusta ni un poquito.

Hasta ahora la poca información obligatoria que contienen alude al grado alcohólico y a la presencia de algunos alérgenos potenciales. Esta iniciativa se veía venir ya de lejos cuando en el RE 1169/2011 (del que te hablé en esta entrada) se advierte que para 2014 la Comisión europea debía presentar un informe al respecto de la idoneidad de incluir esta información en el etiquetado de las bebidas alcohólicas (artículo 16)

A esta nada remota posibilidad (la de incluir en su etiquetado un listado de ingredientes y una información nutricional en la que se incorpore el valor calórico del producto) se suma la de incluir advertencias al respecto de la idoneidad de su consumo en por parte de mujeres embrazadas, menores y aquellas personas que vayan a conducir.

(En esencia la coalición de organizaciones que están haciendo más presión al gobierno de Bruselas son la European Alcohol Policy Alliance (Eurocare), la European Public Health Alliance (EPHA), la European Association for the Study of the Liver (EASL), la European Liver Patients Association (ELPA), la United European Gastroenterology (UEG), la Association of European Cancer Leagues (ECL), el Standing Committee of European Doctors (CPME), el Royal College of Physicians (UK), el British Medical Association, la Scottish Health Action on Alcohol Problems SHAAP, y el Alcohol Action Ireland).

Todos ellos se alegran de que hace apenas un mes el Parlamento Europeo diera un primer paso a la hora de aprobar una solicitud dirigida a la Comisión Europea para que elabore un marco legal que regule un nuevo etiquetado con más información antes de que finalice 2016. La solicitud para regular la información en el etiquetado de las bebidas alcohólicas salió adelante con el voto de 63 de los 68 miembros del comité sobre medio ambiente, salud pública y seguridad alimentaria.

Ciudadanos celebrando el posible nuevo etiquetado en las bebidas alcohólicas

Así de contentos se pusieron los bodegueros al conocer la posibilidad del nuevo etiquetado (simulación)

No se ponen de acuerdo ni desde dentro del sector

Lo más gracioso del tema es que dentro del propio sector de bebidas alcohólicas hay fuertes enfrentamientos con una industria, la cervecera, que está encantada de que se compare el valor calórico de su producto con el del vino y no digamos ya con otras bebidas espirituosas ya que saben que la información, muy probablemente, se ofrecerá a los consumidores, siempre, por cada 100mL de producto. En esas circunstancias, más o menos, al whisky le corresponderán unas 245 kcal, al vino unas 85 kcal y la cerveza sacará pecho y (meterá barriga) con tan solo unas 45.

Por su parte la industria de los licores ha contratacado afirmando (y no le falta ni pizca de razón) que las cantidades de consumo estándar de unas y otras bebidas es muy diferente ya que “nadie” que bebe cerveza bebe 100mL de cerveza… bebe más; y nadie que bebe whiky bebe tampoco 100mL de esta bebida por ración. Este sector por tanto aboga por una información en la que se contemplen las raciones típicas de todas las bebidas y no por 100mL.

En mi opinión los “licoreros” lo tienen difícil ya que esa forma de presentar la información por la que abogan, a pesar de ser la típica en Estados Unidos (calorías por ración estándar) no se usa en la Unión Europea, salvo de forma voluntaria por cada uno de los fabricantes de los distintos alimentos tal y como recoge el RE 1169/2011.

Mi opinión

Por mi parte solo puedo decir que me consta que el ambiente está muy revuelto. Me ha llegado información de que una de las estructuras que representa al sector en España, la Federación de Industrias de la Alimentación y Bebidas (FIAB), está tentando la opinión de los distintos gobiernos autonómicos para, imagino, ver con cuantos aliados cuenta a la hora de hacer presión en un sentido u otro. En este terreno el subsector más afectado es el del vino que no quiere las etiquetas ni en pintura.

En mi opinión este tipo de medidas son necesarias en el momento que igualan a las bebidas alcohólicas con el resto de alimentos; nunca me he explicado por qué las bebidas alcohólicas estaban exentas de aportar una información que era de obligado cumplimiento para el resto de alimentos (salvo contadas excepciones).

Esto por un lado y por el otro, los mensajes de advertencia, quizá sensibilicen a una población, la europea, que tiene, un serio problema derivado del consumo de bebidas alcohólicas. De hecho de todas las regiones de la OMS, Europa es la región del mundo en la que más se consumen este tipo de bebidas. Un hecho que tiene importantes consecuencias en forma de graves problemas de salud pública. Por ejemplo, es preciso conocer que los costos sociales atribuibles al abuso del alcohol en 2010 se estimaron en cerca de 155.800.000.000 € en Europa en 2010, de los cuales una buena parte (82,9 mil millones de euros) son asumidos por los sistema de salud. Es decir, los problemas derivados del consumo de alcohol cuestan a la sociedad europea el equivalente al 2 a 3% de su PIB.

Seguiremos al corriente de esta parece que cercana posibilidad.

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Imagen: imagerymajestic vía freedigitalphotos.net

Si yo hiciera unas guías de alimentación saludable… (6): cosas que ni estarán ni se les esperará

Antes de comenzar este post recomiendo leer:

Comida basura

El artículo de hoy está dedicado a justificar la ausencia de determinados productos en aquella guía de alimentación saludable que yo confeccionaría. De todas formas antes de continuar me gustaría aclarar que, en esencia, el alma mater de las guías alimentarias está constituido por un icono que, a modo de síntesis, reúne en una sola imagen el conjunto de aquel mensaje dietético que se pretende hacer llegar a la población general. La elección de esta imagen, en forma de “plato”, “pirámide”, rueda, rombo, etcétera no es baladí ya que de esa elección dependerán en gran medida la información que se pretende hacer llegar… con una mayor o menor probabilidad de malinterpretación y también con una mayor o menor accesibilidad de esa información, pero ese tema será en sí mismo motivo de debate en otro capítulo de esta serie.

Adelanto todo esto porque, que aparezcan al final unos determinados alimentos u otros… o no, va a depender en gran medida de la elección de esa herramienta gráfica. Tal y como darás por supuesto, un servidor ya tiene en mente cuál será ese icono que se presentará al final de esta larga saga de capítulos. No obstante, y hasta que llegue ese día, es preciso hacer una serie de justificaciones y explicar los porqués de que ese icono sea el que finalmente será. Así, hoy toca explicar por qué determinados productos no van a figurar en la mencionada imagen.

Alimentos superfluos

El DRAE define “superfluo” como aquello que no es necesario o que está de más. Ya sé que no estamos aquí para hablar del DRAE ni cosa que se le parezca, pero de verdad que no sé qué es lo que pintan algunos productos que aparecen en no pocas de las guías de alimentación saludable que actualmente se manejan (entre ellas la ínclita “pirámide de la alimentación saludable SENC 2004” y que está a punto de reeditarse con un mensaje dietético similar al de aquel entonces… por no decir idéntico).

En la cima del mundo

Aunque ya te conté mi parecer a este respecto en esta entrada el caso es que, como bien sabrás, “nuestra pirámide” aloja en su cúspide una serie de productos alimenticios que maldita la falta que necesitan mencionarse a la hora de plantear un mensaje coherente sobre alimentación saludable. Se trata de alimentos que como te decía son “superfluos” y que no ayudan en absoluto a alcanzar un adecuado reparto de alimentos. De su consumo se podría decir que “cuanto menos mejor”. En el caso de “la pirámide SENC 2004” cuando se refiere a ellos, o cuando de dar una explicación al respecto de su presencia se trata, se cita que su consumo ha de ser ocasional en la frecuencia y moderado en las raciones.

Sin embargo, y contra todo pronóstico, no son pocos los fabricantes de este tipo de productos superfluos los que sacan pecho por el hecho de ser mencionados en la “pirámide de la alimentación saludable” y, retorciendo el mensaje de esta a su voluntad e interés, “demuestran” que ellos también forman parte de una alimentación saludable por el hecho de estar incluidos en la “pirámide de la alimentación saludable” con mensajes del tipo: “[¿lo ves?] tus aperitivos industriales, snacks, refrescos y demás también pueden formar parte de una dieta variada y equilibrada”. Pues no. Repito: de ellos, como superfluos que son, se puede… se debería decir que “cuanto menos mejor”.

Así pues, y visto que no hay mayor desprecio que no hacer aprecio…si de mi dependiera, la guía alimentaria que yo diseñaría no contendría en su imagen típica ni media palabra de aquellos productos alimenticios que fueran superfluos. Si acaso, y en alguna explicación aparte del propio icono (como lo es este artículo) mencionaría lo que ya he dicho: que de snacks salados, aperitivos industriales, refrescos bebidas azucaradas, bollería industrial y, en general, comida basura, cuanto menos mejor.

El tema del alcohol

Siendo el tema del consumo de bebidas alcohólicas una cuestión redundante en este blog, y por lo expuesto en varios artículos ya publicados (que puedes encontrar en los enlaces del final de este post), así como por la misma regla que se le aplica a los productos anteriormente mencionados, las bebidas alcohólicas no tendrían la menor cabida en mi guía alimentaria. El argumento principal se podría resumir en que estamos hablando de salud… y por ella hay cientos de cosas que se pueden hacer bien (y que hacemos mal) antes que preguntarnos si debemos o conviene tomar o no alguna bebida alcohólica (sea la que esta sea) por cuestiones de salud. Sabiendo que, además, con la mera presencia de cualquier mensaje más omenos positivo en las guías se corre el grave riesgo de que sea malinterpretado en plan: Pues si una copa de vino es buena, dos son el doble de buenas… y cosas por el estilo.

De hecho, y en el caso de la ya mencionada “pirámide de la alimentación saludable 2004” es de las pocas, por no decir la única guía de alimentación saludable en el mundo que a día de hoy incorpora un cierto mensaje de carácter indulgente (cuando no abiertamente beneficioso) a la hora de incluir el consumo de algunas bebidas alcohólicas, más típicamente vino, cerveza, cava y sidra.

Y en mi opinión, es que no. Por salud, lo que se dice por salud: no, nunca o jamás debiera estar ese mensaje sobrevolando por encima de unas guías alimentarias.

A este respecto, y aunque la cuestión de los patrocinios en este tipo de guías será también parte central de otro capítulo de la saga, merece la pena recordar que en el capítulo 12 del módulo 2 del Libro Blanco de la Nutrición en España se menciona que:

No debemos olvidar que el plato [en referencia a la actual guía alimentaria de EEUU], y anteriormente la pirámide [también en referencia a la de EEUU], son instrumentos políticos, cuyo fin frecuentemente no es solamente promover la salud de los consumidores, sino las ventas de ciertas industrias. La industria de la carne y los lácteos son dos de las industrias más poderosas de Estados Unidos

Y, por ello, me pregunto y lanzo esta cuestión al aire, qué es lo que pudo influir en el ánimo de anteriores versiones de la pirámide de la alimentación saludable SENC, para que, por ejemplo en 2001 la edición de aquella pirámide SENC incluyera una mención al consumo (opcional) de vino y, en 2004, conociéramos una nueva versión con la inclusión, además del vino, de la cerveza. Es decir, en menos de tres años, apenas modificaciones (salvo la de bajar el aceite de oliva un peldaño en la pirámide) y, eso sí, hacer acompañar al vino de la refrescante cerveza.

Pirámides SENC 2001-2004

Veamos, y para que mi mensaje no sea malinterpretado, el consumo de vino en España (no tanto la cerveza) tiene importantes connotaciones culturales, sociales, convivenciales, tradicionales y todo lo que uno quiera… pero su consumo por cuestiones de salud, opino, no se justifica de ninguna de las maneras. Por tanto, su inclusión en unas guías de alimentación saludable, además de no poderse justificar, aumenta el riesgo de poderse malinterpretar.

En resumen

Si de mi dependiera la realización de unas guías saludables se evitaría cualquier mención simbólica a aquellos alimentos considerados superfluos (tal y como sucede en las más recientes guías alimentarias de otros países). Al mismo tiempo, evitaría observar el consumo de determinadas bebidas alcohólicas con indulgencia y, por tanto, ni se mencionarían ni se representarían en su icono gráfico.

Seguiremos con un nuevo capítulo la semana que viene.

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Imagen:  Iamnee vía freedigitalphotos.net

Lo más de lo más: el vino como elemento protector frente a la caries

Copa de vinoPues sí, como lo oyes, la espiral sin fin de las recomendaciones salutíferas al respecto del consumo de vino (ahora le toca al vino… y mañana a la cerveza) parece que está entrando en artística barrena. Ahora, tal y como nos han hecho llegar algunos medios, la cuestión se centra en los beneficios del consumo de este a la hora de prevenir la caries.

Afortunadamente algunos medios están ya con la mosca detrás de la oreja y comienzan el relato de la noticia cuestionándose el reiterativo y machacón mensaje de la recomendación del consumo de vino en pro de la salud. Por ejemplo, este artículo de ABC en el que se da cuenta del tema de la relación entre vino y caries comienza de forma bastante elocuente… sin decir nada, pero al mismo tiempo diciéndolo todo:

Son muchos los efectos positivos de beber vino tinto que la ciencia se ha empeñado en demostrar: aumenta los niveles de colesterol bueno en la sangre, previene las complicaciones cardiovasculares, libera endorfinas… y ahora también previene las caries. Al menos, esta es la conclusión del Instituto de Investigación en Ciencias de la Alimentación de la Universidad Autónoma de Madrid tras un nuevo estudio.

Antes de continuar, quizá te estés haciendo una pregunta: ¿Cómo demonios es posible que si hay tantos beneficios en el consumo de vino solo conozcamos estos a partir de los medios y las notas de prensa de algunas sociedades científicas y nunca los podamos leer en las etiquetas del propio producto o en su publicidad? La respuesta es muy sencilla…

Porque está prohibida. Porque según el artículo 4 apartado 3 del Reglamento Europeo 1924/2006 relativo a las declaraciones nutricionales y de propiedades saludables en los alimentos:

En las bebidas con una graduación superior al 1,2 % en volumen de alcohol no podrán figurar declaraciones de propiedades saludables.

¿Y porqué no? Pues el Reglamento no da justificación alguna de esta medida, yo al menos no la conozco, así que solo se pueden hacer especulaciones. La mía, bastante lógica creo, es que habida cuenta del carácter tóxico que tiene cualquier ingesta de alcohol importante, y al parecer se considera importante el riesgo con cualquier producto que incorpore más de un 1,2% en volumen en su composición (ya sea en una matriz de vino, cerveza, orujo, cazalla, ginebra… o la que sea) no resulta coherente anunciar beneficio alguno. Voy con un ejemplo (y espero que se entienda, que no se descontextualice) si le ponemos la suficiente cantidad de vitamina C a la cocaína, ¿podremos decir que una rayita ayuda al normal funcionamiento del sistema inmunitario durante el ejercicio intenso? Pues eso, y con las bebidas alcohólicas parecido. Aunque se identifiquen elementos o sustancias que por si solas supongan un beneficio la resultante de todos los pros y todos los contras resulta claramente negativa. El problema, es que esos elementos “beneficiosos” no se toman solos, se acompañan de los no beneficiosos, en este caso del alcohol.

En el caso de la prevención de la caries, en el estudio en cuestión se ha puesto de manifiesto que, in vitro (un detalle a tener en cuenta que algunos medios de comunicación “científicos” no solo han pasado por alto sino que le han dado un sentido contrario) el vino tinto ejerce una función antimicrobiana de algunas estirpes bacterianas típicas de la placa dental que favorecen la enfermedades bucodentales… ¿Y ya está? No, espera que hay más.

En el vino desalcoholizado y en el agua con extracto de semillas al 12% de alcohol también se observa este beneficio

Los resultados antimicrobianos del vino también fueron igualmente contrastados cuando dichas estirpes microbianas fueron expuestas, de nuevo in vitro, a una solución de vino sin alcohol y a una solución acuosa y alcohol al 12% con extracto de semilla de uva; y luego… y luego resulta que es “el tomar vino” el que es bueno contra la caries; anda que no.

Y por cierto que esto del vino y la caries ni tan siquiera es algo novedoso, un estudio de 2007 ya enredó con la idea. Tal y como he leído por ahí a un indignado con este tipo de estudios (o más bien con algunos titulares de los medios cuando se hacen eco de algún estudio de este tipo) confiar en la ingesta de vino para tratar o prevenir la caries tiene el mismo sentido que hacerlo con magdalenas… Créeme cuando te digo que hay muchas cosas que hacer contra la caries antes que valorar el tomar o no vino.

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Nota: mi agradecimiento de nuevo a Guillermo Peris, @waltzing_piglet  y a @fulmercurio por hacerme partícipe en TW de esta no-noticia

Imagen: digitalart vía freedigitalphotos.net

‘Mediterraneamos’: inspirando a los jóvenes en la dieta mediterránea

RapUna nueva campaña institucional trata de acercar la dieta mediterránea, en esta ocasión a los más jóvenes. ‘Mediterraneamos’ es su nombre y pretende dar a conocer y vincular el típico patrón dietético mediterráneo a un grupo de edad bien concreto, aquel entre 13 y 16 años tal y como se puede ver en su página web. Cuenta con el asesoramiento de la Fundación Dieta Mediterránea y el apoyo del Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente.

En esencia se trata de promocionar unos adecuados hábitos dietéticos y de estilo de vida entre la población de educación secundaria a partir del seguimiento de los preceptos más básicos de la dieta mediterránea. Así, invita a los chavales a conocer y hacer uso de este planteamiento dietético.

Además, el plato fuerte de la campaña se centra en la promoción de un concurso de vídeos en los que, en clave de rap, los chavales puedan dedicar sus particulares odas a la dieta mediterránea.

Hasta aquí todo bien… o casi bien, porque hay algunas cosas con las que no coincido demasiado, y otras con las que disiento completamente. No me gusta el tema del haber escogido el estilo rap cuando esta es una opción cerrada. A parte de que me parece que a todo el constructo mediterráneo el rap le cae como a un Cristo dos pistolas. Pero pasando por encima de esta apreciación personal (allá cada cual con sus fobias y filias) creo que hubiera sido una mejor idea, con más posibilidades, el que el tema musical hubiera estado abierto a otros estilos, no solo el del mencionado rap. Ellos sabrán.

Otra de las cosas que a mi parecer no están bien hechas es que en la web se diga que se pueden visitar los perfiles de esta iniciativa en canales como Facebook, Tuenti y YouTube; sin embargo me costó Dios y ayuda encontrar la página en cuestión en Facebook ya que esta está asociada a la del MAGRAMA y con la palabra “mediterraneamos” en Facebook no se obtiene ni un solo resultado. En cualquier caso, por si la quieres, la tienes aquí. En lo que respecta a Tuenti, no puedo decir nada, como no soy usuario no puedo entrar; y en cuanto al canal en YouTube a día de hoy solo está el rap promocional y no hay, tal y como se anunciaen la web ninguna “información divertida e interesante sobre la Dieta Mediterránea”.

Pero lo que me parece un despropósito superlativo es el enlace que puedes encontrar en esta página de la web ‘mediterraneamos’ (ver nota de actualización al final de esta página). En ella se encuentra un vínculo que te sugiere la posibilidad de recibir más información sobre la Dieta Mediterránea y te conduce a una página de la Fundación homónima… ¿Y que encontramos en esta página? Pues nada más y nada menos que las 10 recomendaciones básicas, repito, básicas, de la Dieta Mediterránea. Incluida entre ellas la número nueve, que dice textualmente:

El agua es la bebida por excelencia en el Mediterráneo.  El vino debe tomarse con moderación y durante las comidas.

El agua es fundamental en nuestra dieta. El vino es un alimento tradicional en la dieta mediterránea que puede tener efectos beneficiosos para la salud consumiéndolo con moderación y en el contexto de una dieta equilibrada.

A ver, que yo me entere… ¿se les está lanzando a los jóvenes entre 13 y 16 años el mensaje de que el vino “debe tomarse con moderación y durante las comidas y que el vino es un alimento tradicional en este planteamiento dietético con diversos efectos beneficiosos”?

Me temo que en este punto han metido la pata. Cuando no, además, han traspasado una bien delimitada linea roja, es decir, el haber incurrido en una soberana ilegalidad al promocionar (ni tan siquiera de forma subliminal) el consumo de vino entre menores de edad. Dejando de lado el tema del rédito final sobre la salud en términos de riesgo/beneficio que tiene asociado el consumo de vino aunque sea en cantidades moderadas (algo que yo tengo muy claro) creo que promocionar esta «recomendación básica» entre la población objetivo no es de recibo y además opino que es ilegal.

En mi opinión, ‘mediterraneamos’ parte de una buena iniciativa, pobremente promocionada e implementada y con terribles errores. A mí así no me gustan las cosas. Señores del Ministerio y de la Fundación, están a tiempo, así que por favor, rectifiquen. Rectifiquen.

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Actualización de última hora: Apenas 12 horas después desde la publicación de este post, el Ministerio de Agricultura, Alimentación  y Medio Ambiente o la Fundación Dieta Mediterránea, o los dos al alimón, han cambiado el enlace de la discordia y, ahora el vínculo aludido te redirige a otra página en la que no se hace mención alguna al consumo de vino entre jóvenes de 13 a 16 años (afortunadamente) que es lo que habrás visto. El enlace que estaba y ahora no es este de aquí. Agradezco al MAGRAMA y a la Fundación Dieta Mediterránea su rápida y acertada rectificación.

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Imagen: photostock vía freedigitalphotos.net

El efecto del alcohol sobre la salud. La opinión de la OMS

Existe una buena parte de la población, que cree que el alcohol en bajas dosis o con moderación, en especial cuando proviene de bebidas fermentadas tipo vino o cerveza tiene un efecto beneficioso para la salud.

No niego que determinados aspectos de nuestro nivel de salud puedan verse beneficiados por este tipo de consumo de bebidas alcohólicas, pero considero que sería injusto el tener en cuenta sólo estos beneficios sin prestar atención al mismo tiempo a los posibles riesgos. A fin de cuentas cuando se consume cualquier bebida alcohólica lo hacemos –siempre refiriéndome al terreno de la salud- para lo supuestamente bueno y también, indefectiblemente, para lo potencialmente malo.

Para todos aquellos que aun duden de los efectos de las bebidas alcohólicas, sean las que sean, en el conjunto de la salud les recomendaría que echaran un vistazo a un reciente documento de la Organización Mundial de la Salud (Alcohol in the European Union. Consumption, harm and policy approaches) que lamentablemente sólo está en inglés y que aborda de pleno las consideraciones salutíferas del alcohol, entre otros aspectos. He tenido el interés de haceros un breve resumen de algunos aspectos que me han parecido interesantes dentro de los respectivos apartados. Espero que al menos sirva para que aquellas personas más fundamentalistas con respecto a las alegaciones positivas en el consumo de bebidas alcohólicas se replanteen algunas cuestiones.

Introducción

El consumo de bebidas alcohólicas es una de las tres prioridades más importantes en el ámbito de la salud pública en el panorama mundial. A pesar de que sólo la mitad de la población lo consume, el alcohol como factor de riesgo a escala global es la tercera causa de enfermedad y de muerte prematura tras el bajo peso al nacer y el sexo sin protección. En Europa, el alcohol es también el tercer factor de riesgo en relación con la salud y la mortalidad, por detrás sólo del tabaco y la hipertensión arterial. […]

 

En relación con la salud general

Con independencia de que sea una droga capaz de generar dependencia, el consumo de bebidas alcohólicas se ha asociado de forma convincente con cerca de 60 tipos diferentes de enfermedades y circunstancias no deseables, incluyendo lesiones mentales y trastornos del comportamiento, afecciones gastrointestinales, cánceres, enfermedades cardiovasculares, trastornos inmunológicos, enfermedades pulmonares, enfermedades óseas y musculares, trastornos reproductivos y daños perinatales, incluyendo un mayor riesgo de alumbramientos prematuros y de bajo peso al nacer (enlace) […]

Aunque se ha demostrado un pequeño efecto protector entre el consumo ligero y moderado de alcohol sobre las enfermedades isquémicas, su consumo ha de considerarse como abrumadoramente tóxico para el sistema cardiovascular.

En relación con el cáncer

En 2007, la Agencia Internacional para la Investigación del Cáncer concluyó que existía una relación causal entre el consumo de alcohol y distintos tipos de cáncer: cavidad oral, faringe, laringe, esófago, hígado, colon, recto y mama (enlace 1 y enlace 2). Todos estos tipos de cáncer mostraron una relación dosis-respuesta, es decir, el riesgo de cáncer aumenta de manera constante (enlace). La fuerza de esta relación con niveles de consumo medio de alcohol varía sensiblemente para los diferentes tipos de cáncer. […] Entre los mecanismos causales identificados para algunos tipos de cáncer, el efecto tóxico parece provenir del acetaldehído, un metabolito fruto de la degradación del alcohol.

Enfermedad cardiovascular

La relación entre consumo de bebidas alcohólicas y diversos trastornos cardiovasculares es negativa, y este extremo está respaldado de forma contundente en especial con la enfermedad hipertensiva (enlace), el accidente cerebrovascular hemorrágico (enlace) y la fibrilación auricular (enlace). Para la enfermedad isquémica y el accidente cerebrovascular isquémico, la relación es más compleja. En cuanto al consumo crónico de bebidas alcohólicas, este está asociado claramente con resultados adversos cardiovasculares (enlace).

Por su parte, el consumo ligero a moderado parece tener un efecto protector en las enfermedades isquémicas (enlace). Este efecto resulta ser igual para las personas que sólo beben cerveza o sólo vino (enlace). Sin embargo, cada vez con más pruebas que lo respalden, este efecto sobre algunas enfermedades cardiovasculares parece que puede deberse a factores de confusión (enlace), apuntando la idea de que el consumo bajo o moderado de alcohol debe ser considerado más como un indicador de buena salud y una mejor posición social que una causa de la mencionada buena salud (enlace). En cualquier caso, el efecto protector desaparece totalmente cuando los consumidores realizan, un consumo excesivo de alcohol aunque sea una vez al mes (enlace). Además no hay ningún efecto protector para los más jóvenes, para quienes cualquier dosis de alcohol aumenta el riesgo de eventos isquémicos (enlace). En cuanto a las personas mayores, la reducción del riesgo de fallecimiento por enfermedad isquémica se obtiene de forma mucho más efectiva mediante la realización de actividad física y con una dieta más saludable que tomando una bajas cantidades de alcohol (enlace). […]

 

Después de esto que cada uno asuma su responsabilidad a la hora de recomendar el consumo de la cantidad que se quiera de cualquier bebida alcohólica por motivos de salud. Yo desde luego lo tengo claro: por motivos de salud, cuanto menos mejor.

Evidentemente, y siendo conocedores ya de los riesgos que tiene sobre la salud el consumo de bebidas alcohólicas (y no antes) se podrán considerar los aspectos sociales, culturales e incluso gastronómicos de su uso.

Nota: La mayor parte de esta entrada (aquella parte del texto en cursiva) es una traducción personal del mencionado documento de la OMS. Insisto que quien quiera revisarla tiene a su disposición el texto original en este enlace.

 

Bebidas alcohólicas y salud: ¿Buena o mala relación?

El tema de la salud «a taves de» o «con» las bebidas alcohólicas es una cuestión controvertida, es decir, distintos sectores de la comunidad científica sostienen posturas contrapuestas. Por un lado, están los que opinan que las bebidas alcohólicas fermentadas (más típicamente vino y cerveza, aunque se pueden incluir algunas más) aportan considerables beneficios en base a su efecto fundamentalmente sobre la salud cardiovascular, y por el otro aquellos que, sin negar este posible efecto beneficioso, observan todos los efectos de este tipo de bebidas, incluidos los potencialmente negativos, es decir, los riesgos, y concluyen que en ningún momento compensa el hacer promoción de la salud a partir del consumo de bebidas alcohólicas. Es decir, en estos casos se sostiene que los posibles beneficios no compensan en magnitud los posibles riesgos y por tanto no se debe fomentar en ningún caso su consumo utilizando la salud como ariete. Para que no queden dudas, yo pertenezco a este último grupo.

Dentro del primer grupo, los que promueven o alientan su consumo, al menos hay un consenso a la hora de establecer la frecuencia y cantidad de la ingesta alcohólica y normalmente se suele hablar que los posibles beneficios derivan de un consumo moderado, sea lo que la expresión “moderado” quiera decir, ya que en esto no hay tanto consenso. Al mismo tiempo también en este colectivo suele ser asumido que los beneficios se obtienen con las bebidas fermentadas de «baja graduación» y no así con los destilados, aguardientes y demás de mayor grado alcohólico.

Bien, como ya me he retratado y supongo que me darán hasta en el carnet de identidad dentro de los comentarios de esta entrada, quiero decir que esta no va a ser ni mucho menos la única entrada al respecto de esta cuestión y ya que soy un claro defensor de la NO promoción de la salud a partir del consumo de bebidas alcohólicas, sean las que sean y en la cantidad que sea, hoy voy a abrir mi línea argumental. A ver si hay suerte y encuentro entre los comentarios alguien que piensa como yo, porque haberlos haylos.

 

Dicho esto y para abrir boca , hoy quiero traer a colación un reciente artículo publicado en la revista Annals of Oncology consistente en un meta-análisis (esa clase de estudios que reportan una evidencia científica más sólida) titulado: “Light alcohol drinking and cancer: a meta-analysis” (Consumo de alcohol en pequeñas cantidades y cáncer: Meta-análisis) y que pueden consultar al completo en este enlace. No voy a entrar en más detalles que aquellos que se refieren a las conclusiones después de haber analizado en este trabajo 222 estudios que abarcan una población de más de 92.000 sujetos denominados “light drinkers” o bebedores de alcohol “escasos”. Pues bien, la conclusión es clara:

El consumo de alcohol, aunque sea en pequeñas cantidades, aumenta el riesgo de padecer  cáncer de la cavidad oral, faringe, esófago y mama

A lo mejor va siendo hora de que incluso los que defienden el consumo de alcohol por cuestiones de salud en cantidades moderadas se replanteen su posicionamiento.

Por cierto, en el apartado de “conflicto de intereses” los autores manifiestan que no tienen conflictos de esta clase en relación con el tema abordado. Algo que no sé si muchos de los autores de los trabajos en los que las bebidas alcohólicas salen bien paradas pueden decir.

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Foto: Brandon Koger