El nutricionista de la general El nutricionista de la general

"El hombre es el único animal que come sin tener hambre, que bebe sin tener sed, y que habla sin tener nada que decir". Mark Twain

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¿Practican los vegetarianos estrictos el carnismo?

rakratchada torsap vía freedigitalphotos.net

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Tal y como titulaba el otro día mi vecino César Palacios (@lacronicaverde) en este post, eso del “carnismo” ha de ser asumido inicialmente como un palabro. Una vez tenido esto en cuenta y sabiendo que está tomando cierta popularidad, lo que hay que hacer es tratar de explicar que significado se le da.

En principio se trata de un estilo de alimentación opuesto al vegano o vegetariano estricto. Es decir, supongo que será aquel que se centra en comer productos de origen animal o que come de todo incluido productos de origen animal, pero claro, eso ya tiene nombre y se llama patrón omnívoro. Lo cierto es que hoy no voy a dar mi opinión si sería bueno o malo comer de una forma u otra ya que, en principio, creo que para destacar el que alguien coma productos de origen animal (en especial carne de cualquier origen) ya tiene también un nombre bastante aceptado… llamaríamos a esa persona carnívora y llegado el caso diríamos de ella que practica el carnivorismo (lo cual nos devuelve al sugerente mundo de los palabros).

El tema es que cuando oí esto del carnismo lo primero que me vino a la cabeza fue esa imagen típica del vegano que añora la carne. Es decir, personas que por la razón que sea se hacen veganos pero que al mismo tiempo echan de menos ¿la textura, el sabor, aspecto…? de la carne. Lo pongo entre interrogantes porque no sé muy bien qué es lo que pueden en concreto echar de menos, pero el caso es que debe de ser una situación relativamente típica entre algunos vegetarianos estrictos. Y traigo algunos ejemplos para ilustrar lo que digo.

Para empezar, la propia denominación de algunos de los platos veganos en los que la primera parte de su nombre empieza como un plato “carnívoro” (o por lo menos animal) y termina aclarando su esencia con el adjetivo “vegetal” o “vegano”. Veamos, tenemos hamburguesas… veganas; queso… de nori (alga); tortilla… vegana (es decir sin huevo); recetas de no-carne a la romana; o incluso la existencia de carniceros vegetarianos, etcétera. Denominaciones que dan que pensar y cuyo uso podría hacer sospechar, quizá me equivoque, de una cierta nostalgia subliminal de lo animal. Eso es a lo que yo llamaría carnismo.

Pero no es solo una opinión particular, los propios vegetarianos expresan aquello que para mí debiera asociarse al uso de la expresión “carnismo”. Me refiero a todos esos productos que en boca de algunos veganos que he conocido están a disposición de aquellos que “echan mucho de menos la carne”. Texturizados se suelen llamar y son productos elaborados con legumbres (muchas veces soja), arroz, etcétera y tienen nombres tan evocadores que dejan poco a la imaginación: “filetes de soja”, “soja sabor ternera”, escalopines de soja y arroz”, “milanesas de soja”, etcétera. De nuevo, lo que yo llamaría carnismo.

Creo que no es una cuestión por la que preocuparse demasiado, pero lo cierto es que al menos a mí me llama la atención que alguien que se haya hecho vegano diga al mismo tiempo que echa de menos la carne. No debiera ser nada raro, quizá es algo semejante como al que ha dejado de fumar y echa de menos el tabaco, algo esperable sobre todo al principio. Y a lo mejor pasa lo mismo con quien no siendo vegano, pasa a serlo. Sea como fuere, a mí me da la sensación que evocar de forma tan reiterada con el nombre (y llegado el caso con el sabor, las texturas y el aspecto) platos omnívoros, resultan en ese carnismo al que hago referencia y parece un poco incongruente. Algo así como ponerle pedales a un monopatín.

Con este post no pretendo herir la sensibilidad de nadie ya que creo que he dejado patente en otras ocasiones que respeto al 100% los patrones veganos y que defiendo su idoneidad cuando están bien planificados. Otra cosa es la desacertada publicidad que en su día hizo Campofrío para promocionar sus productos caricaturizando hasta el ridículo la opción vegana, mezclando churras con merinas y haciendo grotesca esta opción (ver vídeo). Afortunadamente no han insistido por ese camino. Lo traigo a colación porque en él también subyace el concepto de carnismo tal y como yo lo entiendo.

Crudívoros: cuando la dieta condiciona la custodia de los hijos

stockimages (freedigitalphotos)

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Polémico como pocos es el caso que hoy os traigo y del que hace unos días se hacía eco Mikel López Iturriaga (@mikeliturriaga) en el magnífico blog “El Comidista

Resulta que en Holanda los servicios sociales se han movilizado para estudiar la posibilidad de quitarle a una madre la custodia de su hijo. Este no es un bebé precisamente, tiene 15 años, y la polémica reside en que al parecer los valores medios indicadores del desarrollo del chaval están muy por debajo de que se suponen adecuados para su edad. Todo ello sin olvidar un importante detalle, que la madre sigue y le impone a su hijo (habría que saber hasta que punto hay tal imposición) el seguimiento de un estricto patrón de alimentación crudívoro.

Ya solo por su nombre creo que es fácil sospechar cuáles son las características del crudivorismo, pero merece la pena acláralo por si acaso. Se trata de que todo lo que se coma esté crudo, pero no vale cualquier cosa, ese todo alude en la mayor parte de los casos de crudivorismo a alimentos de origen vegetal. Es decir, el crudivorismo sería una vertiente del vegetarianismo estricto, o veganismo, en la que se come todo crudo, sin cocinar. Así, con frecuencia, se termina por aludir a esta opción dietética como crudivegetarianismo.

Y el tema es polémico. De hecho esta cuestión mantiene desde hace no poco tiempo a la opinión pública holandesa dividida entre quienes defienden a esta madre y quienes la cuestionan o incluso censuran.

La cosa estaría bien clara si se pudiera demostrar una negligencia de la madre en el cuidado de su hijo o si pudiera quedar patente de forma clara un perjuicio que inequívocamente pudiera ser atribuido a este tipo de dieta. Hay quien dice que sí, y para ello esgrimen los raquíticos valores antropométricos del chaval (Tom Watkins) para dar fe de ello. Sin embargo, otras opiniones ponen de manifiesto que aun en el caso que fueran constatables estos perjuicios sobre la salud de Tom, porqué el estado habría de intervenir sólo en este caso y no en aquellos otros, mucho más frecuente, en el que los padres aportan toda la infraestructura alimentaria para que sus hijos terminen siendo obesos. ¿Acaso no serían los casos de obesidad infantil un ejemplo habitual de una palpable negligencia con importantes riesgos sobre la salud de los hijos? ¿no deberían entonces intervenir también los servicios sociales?

Toda esta cuestión ha tenido una importante repercusión mediática ya que con este tema como principal hilo conductor se han realizado dos documentales que han sido emitidos en la televisión holandesa: Raw, y su secuela Rawer (“Crudo” y “Más crudo” o “Tendente a lo crudo”, depende ya que se le puede dar los dos sentidos).

Como digo el tema se presta al debate ya que la Academy of Nutrition and Dietetics, antes American Dietetic Association, defiende que las dietas estrictamente vegetarianas bien planificadas pueden ser nutricionalmente adecuadas, tal y como yo coincido en apuntar… cuando están bien planificadas. Sin embargo, con no poca frecuencia quienes terminan eligiendo estas opciones dietéticas tienen al mismo tiempo otra serie de ideas delirantes muy poco ortodoxas que no son nada recomendables. Para que te hagas una idea de lo que comento puedes escuchar este podcast de “No es un día cualquiera” de RNE en un debate sobre estas cuestiones en el que tuve el placer de participar este verano.

Y en cierta medida estas cuestiones más o menos extravagantes, más allá del vegetarianismo, también están presentes en el caso de esta madre y su hijo. Por ejemplo, la madre considera que consumir alimentos animales o cocinados es algo malo para la salud; al mismo tiempo opina que el pescado está plagado de mercurio y su consumo es causa de esquizofrenia; además de asociar su práctica diaria a las desustanciadas propuestas de algunos gurús de este mundillo como David Wolf.

Así pues el tema es controvertido. Tienes los comentarios a tu disposición para comentar lo que quieras, pero más especialmente hoy para que me digas qué te parece esta cuestión ¿deben los servicios sociales intervenir en este caso concreto; deberían intervenir en aquellos casos contrarios de obesidad?

Para que conozcas un poco mejor el caso te dejo con una introducción del último de los documentales mencionados.

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¿Cuánta deficiencia hay de vitamina B12 entre los vegetarianos?

ensalada_freddy

El asunto del vegetarianismo, siempre ha sido relativamente controvertido tanto entre los que lo practican como entre los que no.

Dejando a un lado las diversas motivaciones que pueden llevar a cada uno a seguir este tipo de pauta dietética, que también son variadas y motivo de polémica, la cuestión de la adecuación nutricional suele terminar por ser el centro del debate. Incluso entre los propios vegetarianos ya sean de un tipo o de otro. Muy en resumen hay dos grandes grupos: los vegetarianos estrictos, también llamados veganos; y los ovo y lácteo vegetarianos, es decir los que solo comen vegetales y además lácteos y/o huevo.

En realidad, las dietas vegetarianas bien planificadas son seguras y adecuadas para una gran mayoría de la población. Sin embargo, hay una serie de nutrientes “clave” que siempre planean por encima de la cabeza de este colectivo cual si de espada de Damocles se tratara. A modo de síntesis, los nutrientes “calientes” y origen de debate con respecto al vegetarianismo por su posible deficiencia son, dentro de los minerales, el calcio, el hierro, y el cinc y, dentro de las vitaminas la B12 y la D.

Digan lo que digan, en realidad el nutriente verdaderamente limitante en este tipo de planteamientos es la vitamina B12 . La razón es que esta vitamina solo se encuentra en cantidades apreciables en los productos de origen animal. Del resto, aunque hay que asegurar su aporte, no hay un mayor riesgo de incurrir en una deficiencia siempre que se haga una adecuada planificación dietética.

Aun y todo, siempre ha habido debate acerca de cuánta deficiencia hay (prevalencia) en el colectivo de vegetarianos de esta vitamina. Con mucha frecuencia se ha sostenido que los veganos tienen un mayor riesgo de déficit frente a los vegetarianos que además incorporan lácteos y/o huevo. Sin embargo, un reciente estudio publicado en la revista Nutrition Reviews titulado como esta misma entrada How prevalent is vitamin B(12) deficiency among vegetarians? (¿Qué prevalencia hay de vitamina B12 entre los vegetarianos?) no deja nada claro que haya que ser más indulgente con la deficiencia de B12 en los vegetarianos no estrictos. Para ello se ha abordado esta cuestión realizando una revisión de la literatura a este respecto.

El principal hallazgo obtenido en este estudio fue que los vegetarianos, con independencia de su estilo de vegetarianismo, todos ellos, pueden presentar pérdidas o deficiencias de vitamina B12 independientemente de las características demográficas, de su lugar de residencia y de la edad.

En cuanto a los datos obtenidos de esta deficiencia en B12 por grupo de edad y población, se encontró que:

  • Entre los niños: entre el 25 y el 86% presentaban deficiencia.
  • Entre la población de adolescentes: entre el 21 y 41%
  • Entre las personas de edad avanzada: entre el 11 y el 90%
  • En la población de mujeres embarazadas: cerca del 62%
  • También es cierto que se encontraron mayores tasas de deficiencia entre los vegetarianos estrictos que entre los que consumían además huevo y/o lácteos.
  • Fueron mayores también las cifras de deficiencia entre aquellos que eran vegetarianos desde muy temprana edad, prácticamente desde el nacimiento, que entre aquellos que se hacían vegetarianos en edades más avanzadas.

El aspecto más interesante de este estudio a mi modo de ver es que las medidas preventivas deberían adoptarse por igual con independencia del tipo de vegetarianismo que se siga. Por tanto, recomiendan los autores de este estudio, los vegetarianos (todos) deberían tomar medidas preventivas para asegurar la ingesta adecuada de B12 incluyendo, si es el caso, el uso regular de suplementos que la contengan.

¿Pero es que el huevo y/o la leche no contienen suficiente vitamina B12 como para que quienes los consumen se olviden de su posible deficiencia?

Pues en principio parece que sí… siempre que esos vegetarianos tomen una suficiente cantidad, que no es desorbitada. Sin embargo, la realidad de este tipo de vegetarianos nos dice que con mucha frecuencia se comienza siendo vegetariano mixto (con leche y/o huevos) pero que en la trayectoria de estos vegetarianos mixtos cada vez se va prescindiendo más de estos productos. No es que se terminen por ignorar, haciéndose finalmente veganos (o sí) sino más bien que se terminan por incorporar en menor cantidad.

Así que ya sabes, si has decidido practicar el vegetarianismo controla las cantidades de esos nutrientes “clave” y, muy en especial, asegúrate de obtener regularmente una buena fuente de vitamina B12. Sin lugar a dudas yo le pediría opinión y consejo a un dietista-nutricionista.

Antes que se os disparen los dedos en los comentarios, no me quiero despedir sin citar las conclusiones de este reciente metaanálisis (Mortalidad por enfermedad cardiovascular e incidencia del cáncer entre los vegetarianos: Metaanálisis y revisión sistemática) que dicen textualmente:

Nuestros resultados apuntan hacia el hecho de que los vegetarianos tienen, frente a los no vegetarianos, una mortalidad significativamente menor (29% menos) por enfermedad isquémica del corazón y también una menor incidencia de cáncer en general (18% menos)

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Esta entrada participa en la III Edición del Carnaval de la Nutrición, organizado por el blog Scientia

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Foto: freddy

 

¿Un ensayo clínico provegetariano en la Biblia?

Hoy, 25 de diciembre, día especialmente señalado en la tradición judeo-cristiana, me ha parecido conveniente traer a colación la que pasa por ser para muchos como la primera referencia escrita a un ensayo clínico como tal y que como no podía ser de otra forma en este blog incluye a la alimentación como protagonista. Esta referencia la encontramos en el Antiguo Testamento, más en concreto en el libro de Daniel, capítulo 1, versículos 1 a 16.

Os pongo en antecedentes porque la interpretación directa del texto bíblico no es inmediata. En resumen, el profeta Daniel junto con otros jóvenes judíos fue separado de su familia y hecho prisionero por Nabucodonosor. Al ser descendientes de un linaje real fueron llevados a Babilonia y se les ofreció seguir estudios superiores y además, participar de la misma comida que había en la mesa del rey. Sabiendo que con mucha probabilidad los alimentos que les iban a proporcionar podrían no ser los adecuados según las leyes dietéticas de su religión, Daniel solicita que se les sirva solo legumbres y agua. El responsable de los eunucos (Aspenaz) estaba temeroso de hacer caso a Daniel ya que si al final estos enfermaban por no comer de forma adecuada, sobre él recaerían las culpas de no haberlos cuidado de forma adecuada.

Es entonces cuando Daniel le propone a Aspenaz hacer un “ensayo clínico” y le sugiere que pruebe a darles sólo durante diez días la comida que él solicita y que después decida a la luz de la “saludabilidad” que reflejen sus rostros en comparación con la de otros…  Y al cabo de los diez días pactados resultó que los jóvenes judíos presentaban “un rostro mejor y más robusto” que aquellos otros jóvenes que seguían la dieta del rey a base de otros alimentos, entre ellos carne y vino.

Transcribo aquí tal cual los textos bíblicos:

1:1 En el año tercero del reinado de Joacim rey de Judá, vino Nabucodonosor rey de Babilonia a Jerusalén, y la sitió. 1:2 Y el Señor entregó en sus manos a Joacim rey de Judá, y parte de los utensilios de la casa de Dios; y los trajo a tierra de Sinar, a la casa de su dios, y colocó los utensilios en la casa del tesoro de su dios. 1:3 Y dijo el rey a Aspenaz, jefe de sus eunucos, que trajese de los hijos de Israel, del linaje real de los príncipes, 1:4 muchachos en quienes no hubiese tacha alguna, de buen parecer, enseñados en toda sabiduría, sabios en ciencia y de buen entendimiento, e idóneos para estar en el palacio del rey; y que les enseñase las letras y la lengua de los caldeos. 1:5 Y les señaló el rey ración para cada día, de la provisión de la comida del rey, y del vino que él bebía; y que los criase tres años, para que al fin de ellos se presentasen delante del rey. 1:6 Entre éstos estaban Daniel, Ananías, Misael y Azarías, de los hijos de Judá. 1:7 A éstos el jefe de los eunucos puso nombres: puso a Daniel, Beltsasar; a Ananías, Sadrac; a Misael, Mesac; y a Azarías, Abed-nego. 1:8 Y Daniel propuso en su corazón no contaminarse con la porción de la comida del rey, ni con el vino que él bebía; pidió, por tanto, al jefe de los eunucos que no se le obligase a contaminarse. 1:9 Y puso Dios a Daniel en gracia y en buena voluntad con el jefe de los eunucos; 1:10 y dijo el jefe de los eunucos a Daniel: Temo a mi señor el rey, que señaló vuestra comida y vuestra bebida; pues luego que él vea vuestros rostros más pálidos que los de los muchachos que son semejantes a vosotros, condenaréis para con el rey mi cabeza. 1:11 Entonces dijo Daniel a Melsar, que estaba puesto por el jefe de los eunucos sobre Daniel, Ananías, Misael y Azarías: 1:12 Te ruego que hagas la prueba con tus siervos por diez días, y nos den legumbres a comer, y agua a beber. 1:13 Compara luego nuestros rostros con los rostros de los muchachos que comen de la ración de la comida del rey, y haz después con tus siervos según veas. 1:14 Consintió, pues, con ellos en esto, y probó con ellos diez días. 1:15 Y al cabo de los diez días pareció el rostro de ellos mejor y más robusto que el de los otros muchachos que comían de la porción de la comida del rey. 1:16 Así, pues, Melsar se llevaba la porción de la comida de ellos y el vino que habían de beber, y les daba legumbres.

Con este pasaje bíblico además, se ponen en valor las legumbres como alimento “saludable”, al tiempo que la carne y el vino quedan bastante mal parados. Por tanto, esta referencia podría ser también considerada como la primera referencia anti-Dukan, nada más y nada menos que en un texto bíblico. En cualquier caso, conviene tener en cuenta que aunque en la traducción se menciona repetidamente la palabra “legumbre” lo más probable es que este término aluda a alimentos vegetales en general, más que a la concreta familia de las leguminosas

Por cierto, feliz Pascua.

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Foto: Wikimedia Commons. ReaverFlash

Un libro de texto de la India afirma que comer carne hace al ser humano inmoral

Que levante la mano el que no ha oído nunca decir que el comer carne fomenta la violencia y que otro gallo nos cantaría como especie si todos fuésemos veganos, o sea, vegetarianos estrictos. De verdad que no pretendo entrar en mayores polémicas pero la relación causa y efecto entre un determinado consumo alimentario (vegetarianismo vs omnivorismo) y la catadura moral de los individuos no está demostrada.

Sin embargo, a los editores de un libro de texto para niños de 10 a 12 años de La India la no existencia de esta relación les ha debido de importar muy poco a la hora de promover el vegetarianismo ya que afirman textualmente (nunca mejor dicho) que las personas que no son vegetarianas suelen engañar fácilmente, olvidar sus promesas, ser más deshonestas, decir tacos, robar, recurrir a la violencia y cometer crímenes sexuales. Increíble pero cierto.

Uno de los argumentos más descabellados que se utiliza en el libro en cuestión para justificar esta propuesta es que la carne no es un alimento esencial ya que el “Creador del Universo” no incluyó la carne en la dieta original de Adán y Eva. Él les dio frutas, frutos secos y legumbres para que se alimentaran….

Aunque algunos profesores y académicos del país han instado al gobierno a que ejerza un mayor control, las autoridades sostienen que son las escuelas las que deben supervisar el contenido de los libros de texto que adquieren ya que son ello los responsables de su elección. Mientras, algunos expertos en pedagogía del país, afirman que los contenidos de este libro son “venenosos” para los niños. Y sinceramente, no me extraña.

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Nota: quiero agradecer a @manolo_elmas el haberme hecho llegar esta información a través de twitter. Saludos 🙂

 

Para gustos los colores y las opiniones (de nutrición)

 

No es nada infrecuente qué, ante determinadas circunstancias, sintamos el estímulo casi irrefrenable de expresar nuestra opinión aunque no seamos tan conocedores del tema objeto de debate como sí lo podrían ser otras personas. Es entonces cuando una vocecita surge de nuestro interior para expresar el parecer sobre temas en los que en muchas ocasiones no somos especialistas. Algunas de las materias en las que tradicionalmente esto sucede son ya clásicas: el fútbol y la nutrición. Parece como si dentro de todo el mundo habitaran tanto un entrenador nacional en potencia, como un consumado dietista-nutricionista y, en circunstancias concretas, nos sentimos libres de enunciar nuestro parecer, en ocasiones además con no poca vehemencia. Y opino que no está mal que así sea, somos libres de hacerlo siempre y cuando estas opiniones no se traduzcan en imposiciones o nos lleven al menosprecio, o peor aún, a la agresión verbal de terceros o de los posibles interlocutores. Lo que ya no me parece tan normal es que los no expertos, cuando se les contradice, cuestionen incluso violentamente la opinión de los sí expertos.

Esta -mí- opinión es compartida por algunos entendidos en la materia (y me refiero ahora a las cuestiones relacionadas con la nutrición, alimentación y salud), por ejemplo, por D. Roberto Sabrido, exdirector de la Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición (AESAN) que en 2011, en el prólogo de “Recomendaciones nutricionales basadas en la evidencia para la prevención y el tratamiento del sobrepeso y la obesidad en adultos” sostniene que: “pocas personas se atreverían a ofrecer recomendaciones sobre cómo puede construirse un cohete espacial; sin embargo, en nutrición ocurre todo lo contrario […]. Este hecho favorece la existencia de multitud de mitos y prejuicios, incluso entre profesionales sanitarios, así como la proliferación de dietas milagro”.

Que las dietas de adelgazamiento son controvertidas todo el mundo lo sabe; los intereses comerciales, la autoafirmación personal de que “la mía es la buena”, el “amimefuncionismo”, etc. son poderosos motores para que se hable de nutrición con el mismo énfasis que podría utilizar un anacrónico dictador. Pero no sólo se opina cuando se tratan las dietas de adelgazamiento. La alimentación, la nutrición y su relación con la salud despierta el debate sea cual sea el tema. Por ejemplo, hay un aspecto del mundo de la nutrición que no sé por qué suscita tanta polémica y tan acaloradas discusiones cuando sale a colación, se trata del vegetarianismo. Veamos, los vegetarianos no hacen mal a nadie por haber optado por ése estilo de vida y llevarlo a la práctica; de hecho no es que no hagan mal a nadie, sino que además, están contrastados los beneficios del vegetarianismo sobre la salud cuando «el plan» está bien estructurado; y digo lo de “bien estructurado” porque también hay claroscuros en algunas dietas vegetarianas cuando son mal entendidas (muchas veces cuando se relacionan con cuestiones más esotéricas o filosóficas que científicas). Por tanto, como digo, me choca la furia con la que en no pocas ocasiones se cuestiona este tipo de opciones personales. Bueno, me choca a medias, ya que también suele ser habitual que dicha furia sea directamente proporcional a lo absurdo de los argumentos utilizados (más se grita, agrede y menosprecia verbalmente, a medida que los «razonamientos» ganan en irracionalidad).

Al final va ser cierto eso de que las opiniones (de nutrición) son como el ano (o sea, el culo), que todo el mundo tiene uno. Pero en el caso de las opiniones, y a diferencia de los culos, esta variopinta diversidad es problemática, sobre todo cuando no coinciden. Genera graves casos de «infoxicación» o intoxicación de la información.

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Foto 1: theogeo

Foto 2: Mike Babcock

Foto 3: GasBombGirl