El nutricionista de la general El nutricionista de la general

"El hombre es el único animal que come sin tener hambre, que bebe sin tener sed, y que habla sin tener nada que decir". Mark Twain

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Tiramos comida a punta de pala… de retroexcavadora

Señores, esto es una vergüenza. Una puta vergüenza. Somos unos pijos, elitistas, desalmados, insolidarios, despreocupados, irracionales, crueles y… encima quejicas. Yo el primero.

El tema no por conocido deja de ser grave… más al contrario, precisamente por lo mucho que lo sabemos desde hace tiempo, es más y más grave a cada día que pasa.

Carne podrida

Trabajaba el otro día de noche delante del ordenador con la televisión encendida, como tantas otras veces, con la pantalla tonta de locuaz acompañante cuando empezó el programa de Comando Actualidad sobre el desperdicio de la comida. Habitualmente soy capaz de mantener un ojo y las manos sobre el teclado, mientras con el otro ojo sigo, más o menos, algunos programas. El otro día fue imposible, lo que estaba viendo me dejó absorto. Y creo que no es para menos.

A todo lo largo y ancho de eso que se llama casi de forma burlona cadena alimentaria se produce un desperdicio y expolio de recursos que no tiene nombre… y nosotros, nuestros dirigentes (nacionales, europeos, supranacionales…) tenemos la culpa. Mientras otras personas, me importa un carajo que estén en países más o menos lejanos, se mueren de hambre y sufren importantes carencias nutricionales. Y aquí, no solo tiramos la comida sino que cuando lo hacemos, además, impedimos que esas personas tengan acceso a esa comida despreciada. Solomillos, pulpo, langostinos, lomos, rodaballos… son enviados desde las grandes superficies de distribución para la fabricación de pienso para mascotas una vez que su fecha de caducidad ha superado el segundo menos uno. O tirar al mar capturas que, por la regulación que sea, no puede llegar a puerto y ser vendida y, entonces, se arroja por la borda, muerta, en alta mar. O aquello de las raciones pantagruélicas en la restauración… raciones desmesuradas que, con independencia del comensal, se sirven con uniforme y absurda indiferencia… somos ricos o qué… más vale que sobre que no que falte. Por no hablar de nuestra responsabilidad más destacada a la hora de comprar alimentos como si no hubiera mañana, haciendo acopio de víveres por encima de nuestras posibilidades de consumo y como si el holocausto nuclear estuviera a la vuelta de la esquina.

Como digo una vergüenza que no sé muy bien qué solución tiene. Fácil desde luego no será. Desde luego me parece que ese arreglo ha de abarcar distintas esferas. De entrada nosotros mismos, como individuos particulares, hemos de adquirir más criterio a la hora de comprar y de gestionar nuestros recursos, pedir lo justo en los restaurantes (aunque luego sean los responsables los que lo terminen tirando). Al mismo tiempo sería preciso que nuestros dirigentes, esos políticos de corbata o coleta, tanto da, se pongan en serio para poner freno a este silencioso crimen contra la humanidad. En realidad, esos países donde los niños mueren de hambre no están tan lejos geográficamente hablando. El punto más alejado de la Tierra de otro dado cualquiera está tan solo a unos 20.000 km más o menos; y eso, hoy en día, no es una distancia insalvable. El problema es que la lejanía entre donde está la comida y donde esta falta no es geográfica, es conceptual y moral… y esa distancia sí que me parece que, también a día de hoy, es más difícil de recortar.

Si no lo has hecho, te sugiero que veas el programa en cuestión. La comida no se tira, de Comando Actualidad… dura una hora.

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Imagen: Mister GC vía freedigitalphotos.net