El nutricionista de la general El nutricionista de la general

"El hombre es el único animal que come sin tener hambre, que bebe sin tener sed, y que habla sin tener nada que decir". Mark Twain

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Si yo hiciera unas guías de alimentación saludable… (6): cosas que ni estarán ni se les esperará

Antes de comenzar este post recomiendo leer:

Comida basura

El artículo de hoy está dedicado a justificar la ausencia de determinados productos en aquella guía de alimentación saludable que yo confeccionaría. De todas formas antes de continuar me gustaría aclarar que, en esencia, el alma mater de las guías alimentarias está constituido por un icono que, a modo de síntesis, reúne en una sola imagen el conjunto de aquel mensaje dietético que se pretende hacer llegar a la población general. La elección de esta imagen, en forma de “plato”, “pirámide”, rueda, rombo, etcétera no es baladí ya que de esa elección dependerán en gran medida la información que se pretende hacer llegar… con una mayor o menor probabilidad de malinterpretación y también con una mayor o menor accesibilidad de esa información, pero ese tema será en sí mismo motivo de debate en otro capítulo de esta serie.

Adelanto todo esto porque, que aparezcan al final unos determinados alimentos u otros… o no, va a depender en gran medida de la elección de esa herramienta gráfica. Tal y como darás por supuesto, un servidor ya tiene en mente cuál será ese icono que se presentará al final de esta larga saga de capítulos. No obstante, y hasta que llegue ese día, es preciso hacer una serie de justificaciones y explicar los porqués de que ese icono sea el que finalmente será. Así, hoy toca explicar por qué determinados productos no van a figurar en la mencionada imagen.

Alimentos superfluos

El DRAE define “superfluo” como aquello que no es necesario o que está de más. Ya sé que no estamos aquí para hablar del DRAE ni cosa que se le parezca, pero de verdad que no sé qué es lo que pintan algunos productos que aparecen en no pocas de las guías de alimentación saludable que actualmente se manejan (entre ellas la ínclita “pirámide de la alimentación saludable SENC 2004” y que está a punto de reeditarse con un mensaje dietético similar al de aquel entonces… por no decir idéntico).

En la cima del mundo

Aunque ya te conté mi parecer a este respecto en esta entrada el caso es que, como bien sabrás, “nuestra pirámide” aloja en su cúspide una serie de productos alimenticios que maldita la falta que necesitan mencionarse a la hora de plantear un mensaje coherente sobre alimentación saludable. Se trata de alimentos que como te decía son “superfluos” y que no ayudan en absoluto a alcanzar un adecuado reparto de alimentos. De su consumo se podría decir que “cuanto menos mejor”. En el caso de “la pirámide SENC 2004” cuando se refiere a ellos, o cuando de dar una explicación al respecto de su presencia se trata, se cita que su consumo ha de ser ocasional en la frecuencia y moderado en las raciones.

Sin embargo, y contra todo pronóstico, no son pocos los fabricantes de este tipo de productos superfluos los que sacan pecho por el hecho de ser mencionados en la “pirámide de la alimentación saludable” y, retorciendo el mensaje de esta a su voluntad e interés, “demuestran” que ellos también forman parte de una alimentación saludable por el hecho de estar incluidos en la “pirámide de la alimentación saludable” con mensajes del tipo: “[¿lo ves?] tus aperitivos industriales, snacks, refrescos y demás también pueden formar parte de una dieta variada y equilibrada”. Pues no. Repito: de ellos, como superfluos que son, se puede… se debería decir que “cuanto menos mejor”.

Así pues, y visto que no hay mayor desprecio que no hacer aprecio…si de mi dependiera, la guía alimentaria que yo diseñaría no contendría en su imagen típica ni media palabra de aquellos productos alimenticios que fueran superfluos. Si acaso, y en alguna explicación aparte del propio icono (como lo es este artículo) mencionaría lo que ya he dicho: que de snacks salados, aperitivos industriales, refrescos bebidas azucaradas, bollería industrial y, en general, comida basura, cuanto menos mejor.

El tema del alcohol

Siendo el tema del consumo de bebidas alcohólicas una cuestión redundante en este blog, y por lo expuesto en varios artículos ya publicados (que puedes encontrar en los enlaces del final de este post), así como por la misma regla que se le aplica a los productos anteriormente mencionados, las bebidas alcohólicas no tendrían la menor cabida en mi guía alimentaria. El argumento principal se podría resumir en que estamos hablando de salud… y por ella hay cientos de cosas que se pueden hacer bien (y que hacemos mal) antes que preguntarnos si debemos o conviene tomar o no alguna bebida alcohólica (sea la que esta sea) por cuestiones de salud. Sabiendo que, además, con la mera presencia de cualquier mensaje más omenos positivo en las guías se corre el grave riesgo de que sea malinterpretado en plan: Pues si una copa de vino es buena, dos son el doble de buenas… y cosas por el estilo.

De hecho, y en el caso de la ya mencionada “pirámide de la alimentación saludable 2004” es de las pocas, por no decir la única guía de alimentación saludable en el mundo que a día de hoy incorpora un cierto mensaje de carácter indulgente (cuando no abiertamente beneficioso) a la hora de incluir el consumo de algunas bebidas alcohólicas, más típicamente vino, cerveza, cava y sidra.

Y en mi opinión, es que no. Por salud, lo que se dice por salud: no, nunca o jamás debiera estar ese mensaje sobrevolando por encima de unas guías alimentarias.

A este respecto, y aunque la cuestión de los patrocinios en este tipo de guías será también parte central de otro capítulo de la saga, merece la pena recordar que en el capítulo 12 del módulo 2 del Libro Blanco de la Nutrición en España se menciona que:

No debemos olvidar que el plato [en referencia a la actual guía alimentaria de EEUU], y anteriormente la pirámide [también en referencia a la de EEUU], son instrumentos políticos, cuyo fin frecuentemente no es solamente promover la salud de los consumidores, sino las ventas de ciertas industrias. La industria de la carne y los lácteos son dos de las industrias más poderosas de Estados Unidos

Y, por ello, me pregunto y lanzo esta cuestión al aire, qué es lo que pudo influir en el ánimo de anteriores versiones de la pirámide de la alimentación saludable SENC, para que, por ejemplo en 2001 la edición de aquella pirámide SENC incluyera una mención al consumo (opcional) de vino y, en 2004, conociéramos una nueva versión con la inclusión, además del vino, de la cerveza. Es decir, en menos de tres años, apenas modificaciones (salvo la de bajar el aceite de oliva un peldaño en la pirámide) y, eso sí, hacer acompañar al vino de la refrescante cerveza.

Pirámides SENC 2001-2004

Veamos, y para que mi mensaje no sea malinterpretado, el consumo de vino en España (no tanto la cerveza) tiene importantes connotaciones culturales, sociales, convivenciales, tradicionales y todo lo que uno quiera… pero su consumo por cuestiones de salud, opino, no se justifica de ninguna de las maneras. Por tanto, su inclusión en unas guías de alimentación saludable, además de no poderse justificar, aumenta el riesgo de poderse malinterpretar.

En resumen

Si de mi dependiera la realización de unas guías saludables se evitaría cualquier mención simbólica a aquellos alimentos considerados superfluos (tal y como sucede en las más recientes guías alimentarias de otros países). Al mismo tiempo, evitaría observar el consumo de determinadas bebidas alcohólicas con indulgencia y, por tanto, ni se mencionarían ni se representarían en su icono gráfico.

Seguiremos con un nuevo capítulo la semana que viene.

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Imagen:  Iamnee vía freedigitalphotos.net

Etiquetado nutricional para el olvido: snack de gambas… pero sin gambas

Menos mal que uno ya está de vuelta de ciertas cosas y en vez de enfadarse con el universo pues me da en ocasiones por tomármelo a cachondeo. Como digo, divertido cuando menos me resultó este envase de un aperitivo del tipo “patata frita” que se auto promociona en la bolsa como Prawn cracker spicy flavour  que viene a ser algo así como “Pan/galleta de gambas, sabor picante”.

Se trata de un producto de importación, elaborado según parece en Filipinas, que me encontré en el típico ultramarinos “chino” de barrio. No voy a entrar demasiado en la idoneidad nutricional (que es como para hacerse el seppuku si un día te enteras que una de tus hijas ha probado estas cosas) y sí pretendo dirigir vuestra atención hacia la existencia de unos elocuentes mensajes en la bolsa más falsos que una patada de culebra, y que nos recuerdan la presencia en el alimento de unos de sus ingredientes principales y que luego, en la propia lista de ingredientes no aparece por ningún lado.

Pan de gambasImagen1

Veamos, en el anverso se vierte claramente un mensaje que deja poco espacio para la duda: “solo camarones naturales” (Only natural shrimps) y en el reverso algo parecido, en este caso además acompañado de una jugosa imagen de unos camarones: “Los camarones son recolectados vivos y posteriormente congelados para asegurar toda su frescura hasta el día que son utilizados para elaborar tu pan/galleta favorito de gambas” (shrimps are harvested and frozen to lock-in freshness until the day it is made into your favourite prawn crackers)

Bien, hasta el momento una declaración que nos hace el fabricante de las excelencias que nos quiere hacer destacar de su producto. Vayamos a ver la «información oficial» de la lista de ingredientes a ver si tanta gamba se refleja de algún modo. Veamos lo que pone en esa lista.

Ingredientes: Harina de trigo, almidón de tapioca, aceite vegetal (puede consistir en aceite de coco y/o aceite de palma) almidón de maíz, azúcar, fécula de patata, sabor camarón, sal yodada, potenciador de sabor E-621, acetato sódico, ajo en polvo, especias (chile y pimienta), pimentón , inosinato sódico E-631, guanilato sódico E-627, ácido cítrico E-330, vitamina A, colorantes E-102, E-129 y BHA como antioxidante.

Ole, ole y ole… ¿dónde están esos camarones, solo los naturales, recolectados vivos y congelados para la elaboración de las galletitas estas?

Y qué decir de su valor nutricional: féculas, almidones, azúcares… qué maravilla; sabiamente combinados con grasas (seleccionadas solo entre las menos recomendables), saborizantes, potenciadores de sabor, colorantes, antioxidantes, especias (sin duda lo único salvable) y por su puesto una buena dosis de vitamina A (insisto, entre los ingredientes, no presente de forma original) para poder cascarle la correspondiente pegatina al producto de rico o fortificado con vitamina A y hacerlo pasar por “saludable”… porque “natural” ya sabemos que lo es.

Este producto, en mi opinión,  podría ser empleado como el vivo ejemplo de los productos que de forma típica caracterizan la industria del tentempié; es decir, tal y como puse de relieve en esta entrada mucho de todo lo que no es bueno y, además con una nefasta y engañosa publicidad.

Solo espero que la entrada en vigor del nuevo reglamento europeo sobre la información vertida al consumidor en el etiquetado y demás sea suficiente para prohibir la importación de este tipo de basuras nutricionales. Solo faltaría que los de casa cumplieran con la normativa y al mismo tiempo se pusiesen a la venta productos importados que la incumplieran de forma flagrante. Hay determinados producto basura en los que lo importante es quitarlos de en medio sea como sea o, al menos, hacerlos lo menos presente posible. Si para ello hay que recurrir a lo falaz o fraudulento de su etiquetado… pues adelante.

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¿Qué es lo que «grita» un snack desde la cúspide de la pirámide?

Parece el comienzo de un chiste… pero no lo es. Podría serlo de no ser porque se trata de la triste realidad de muchas empresas de la industria alimentaria que tienen su principal negocio en la elaboración y venta de snacks, aperitivos y tentempiés «de conveniencia» (¿conveniencia, realmente alguien piensa que nos convienen en algún sentido?). Para responder a esta imaginaria pregunta me ha parecido adecuado hacer un símil con una película de culto del cine negro «Al Rojo vivo» (White Heat, 1949, con un incomensurable James Cagney de protagonista).

En la peli que comento James Cagney interpreta a Cody Jarrett, que para el post de hoy se identifica con ese snack cualquiera al que me refiero. Muy en resumen, el tal Cody Jarrett es un personaje más malo que una madrastra borracha, un malhechor que se dedica a delinquir aquí y allá, a robar bancos, a matar gente buena, como por ejemplo a los policías, y demás etcéteras todos perversos y malvados. Va de duro malote, le gusta serlo y no se pone disfraz alguno, salvo… salvo cuando tiene que rendir cuentas a una madre, la suya, a la que quiere con el alma (habría que ver qué tipo de amor es ese) y a la que prometió que un día sería un tipo importante (sin contarle cómo, claro). El caso es que Cody, tratando de hacerse una carrera en el mundo del hampa, a los buenos se les terminan por hinchar las narices y se van por él a saco, en plan rollo jauría humana o casi. Y lo consiguen acorralar en una refinería, pero él no se rinde. Al final, los buenos deciden arriesgarse y emprenderla a tiros, le dan, y claro se monta la mundial en la refinería. Así, justo antes del gran petardazo, con llamas por todos lados, encaramado en lo alto de un depósito de combustible y herido, Cody Jarrett grita a los cuatro vientos:

Made it ma: top of the world

 (¡Lo conseguí mamá: la cima del mundoooooo!)

Y tú, querido y fiel lector, es posible que estés pensando, ¿qué cable se le habrá cruzado hoy al Nutricionista de la general para relacionar el fragmento de esta peli con los snaks? No te culpo, así que déjame que lo explique en un puñado de líneas.

Pues tal y como yo lo veo no es demasiado complicado. Es probable que hayas comprobado que los envases de no pocos snaks (patatas fritas, aperitivos, chocolatinas, bollos industriales, etc.) se acompañen de una manipulada lustrosa pirámide de los alimentos en las que además una leyenda nos informa con un mensaje absolutamente tergiversador de que el consumo de ese producto puede formar parte de una dieta variada y equilibrada.

En la cima del mundo¡Manda webs! que diría aquel. O sea, ni de coña. Venga va, sí, para ti la perra gorda. Los snaks y todas estas zarandajas tienen una mención en no pocas (no en todas) de aquellas guías elementales de alimentación saludable destinadas a la población general (en especial en aquellas que tienen la forma de “pirámide”). Pero ¡caramba!, cuando aparecen estos snaks lo hacen en la cúspide (“en la cima del mundo” que diría Cody Jarret en la peli mencionada) lo que implica, si hacemos una lectura adecuada de lo que significa, que su presencia en esa alimentación equilibrada y saludable ha de ser anecdótica y que en cualquier caso es prescindible.

En definitiva, cuando un alimento perteneciente a la denominada comida basura se pone la falaz medalla de estar en la pirámide de la alimentación saludable ¿qué es lo que tenemos? Tenemos un caso muy parecido al de Cody Jarret, un producto absolutamente innecesario, terriblemente presente en nuestro medio y que además, se vanagloria de estar en el Top.

Así pues no dejes que te vendan la moto sin manillar. Por muchas pirámides y demás mensajes buenrollistas que puedas encontrar en los envases de los snaks, estos están hechos únicamente para aplacar el escozor de tu conciencia. Para disimular y camuflar la verdadera naturaleza del snak como alimento. No por lo que en realidad son, sino por la presión a la que los consumidores son sometidos gracias a su márquetin torticero y a su sobre-abundancia en no importa que entorno en el que nos hallemos.

Snaks diversos, dejadme que os diga una cosa, que lo sepáis: estáis muy ricos, pero no hacéis ninguna falta. En realidad, lo que no hace ninguna falta es el coñazo que dais en nuestras vidas (y en la de nuestros hijos) que no ayuda, ni un poquito, a mantener esa tan cacareada alimentación saludable a la que tanto aludís y de la que tanto adolecéis.

¿Lo hice mamá, estoy en la cima del mundo?… Anda que no hay que ser hipócrita.

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“Más allá del peso”, el mejor documental que he visto sobre obesidad infantil

Se trata de una producción brasileña y su título original es Muito Allém do peso (Más allá del peso). Toma nota: hacía mucho, mucho tiempo que un documental no lograba conmoverme como lo ha hecho este. Será porque aborda un tema tan preocupante y emotivo como es el de la infancia y su obesidad. Lo hace tocando todos los palos que hay que tocar o al menos los más importantes, retratando la cruel realidad de muchos niños brasileños y, lo que es peor, sus escasas posibilidades de maniobra para salir de sus aciagas circunstancias. Unas circunstancias que, por otra parte son compartidas en prácticamente todo el mundo, con sus matices, tal y como sucede en la mayor parte de los países “desarrollados” y en los que no lo están tanto.

El documental dura cerca de una hora y veinte minutos y, a pesar de lo que parece no es largo, más al contrario se hace corto. En él se ponen de relieve lo que tantas y tantas veces se ha sacado a colacióne en este blog:

Lo vulnerables que son para estas cuestiones las clases más desfavorecidas; que guardar patrones menos saludables de alimentación suele ser más barato que seguir aquellos más recomendables; el papel de la educación nutricional tanto en las escuelas como en casa; la ignominiosa presión de la industria alimentaria; el rol del azúcar en esta historia; el de las grandes superficies de venta de “comestibles”; la opinión de una madre sobre lo ridículo de hacer dieta para adelgazar y sí adquirir buenos o mejores hábitos; las demoledoras y lógicas aportaciones de Jaime Olivier (qué grande este tío en su lucha contra la obesidad infantil), los contundentes datos sobre la situación de gran parte de la población infantil brasileña en cuanto a la obesidad y su descorazonador futuro; la vergonzosa situación de, encima, ver premiados a los directivos de ciertas industrias alimentarias por parte de la administración por “sus acciones emprendidas en pro de la salud”; el papel de la publicidad; la opción de limitarla (¿forma parte de la solución no anunciar aquello que es “malo” y que de cualquier modo se puede adquirir?); los malditos regalos de la comida basura (sí, es en este tipo de comida el que, sus fabricantes, son los únicos que ofrecen regalitos para los niños); el hecho de no concebir el beber otra cosa mas que refrescos y bebidas azucaradas; y así un largísimo y muy recomendable de ver etcétera.

Me había preparado una especie de guión con los momentos estelares del reportaje, pero se haría eterno. Tan solo mencionar algo que, sinceramente, me revolvió las tripas y que casi, lo prometo, me hizo llorar… (a partir del minuto 12:41). Fue el hecho de saber que el 56% de los bebés de menos de un año toman refrescos de forma frecuente y el ver rellenar biberones con refrescos de cola. Asco y repulsión es poco… y no, no solo son los padres los culpables, el documental ofrece no pocas explicaciones a este lamentable comportamiento.

En definitiva, te invito a que saques tiempo de donde puedas y veas este documental enterito, pasa de las palomitas y de los refrescos y ponte serio para verlo. No es broma.

Nota: Sugiero a cualquiera de los responsables de las distintas cadenas de televisión españolas que hagan el esfuerzo de comprar los derechos para difundir este documental imprescindible. Si además, lo doblan sería genial, auguro un éxito de audiencia.

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