El nutricionista de la general El nutricionista de la general

"El hombre es el único animal que come sin tener hambre, que bebe sin tener sed, y que habla sin tener nada que decir". Mark Twain

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¿Qué alimentos y productos alimenticios generan más alertas?

No creo que nadie a estas alturas ponga en duda el gran avance del que hemos sido testigos los ciudadanos de hoy en día en lo que respecta a las cuestiones de seguridad alimentaria, muy en especial cuando esa seguridad la comparamos con la de otro tiempo o, en la actualidad, con la de otros lugares.

Antes de comenzar con lo que parece obvio, es imprescindible recordar esta definición aportada por la FAO del concepto “seguridad alimentaria”:

Existe seguridad alimentaria cuando todas las personas tienen en todo momento acceso físico y económico a suficientes alimentos inocuos y nutritivos para satisfacer sus necesidades alimenticias y sus preferencias en cuanto a los alimentos a fin de llevar una vida activa y sana.

Es decir, para empezar que haya qué comer… y luego ya que esos alimentos sean inocuos y nutritivos. Me gusta, y por eso creo que era necesario recordarlo.

La seguridad alimentaria en la UE

Quizá aquí, en la Unión Europea seamos unos de las comunidades del planeta más privilegiadas en cuanto a las cuestiones más obvias del concepto “seguridad alimentaria”. De hecho, si me dejan elegir, yo no preferiría ningún otro sistema que el que ya tenemos implantado aquí. Para mí es el mejor entre todos los existentes.

Esta situación es favorecida en no poca medida gracias al sólido cuerpo de leyes con las que contamos en la UE. Este marco legal garantiza que los alimentos que se van aponer a disposición de los consumidores sean seguros. Pero además de las leyes, también hacen falta mecanismos de control.

RASFF 2

Una herramienta clave dentro de esta maquinaria y que ayuda a mantener el control con respecto a lo establecido es el conocido como RASFF o, por sus siglas en inglés, Sistema de Alerta Rápida para Alimentos y Piensos. Con él se persigue hacer un seguimiento transfronterizo de toda aquella información susceptible de afectar la salud pública relacionada con la cadena alimentaria… es decir de los alimentos que entran o se mueven dentro de la UE.


El sistema RASFF de alerta rápida obliga a que los estados miembros de la UE (y además con las autoridades sanitarias de Noruega, Liechtenstein, Islandia y Suiza) compartan la información sensible relacionada con riesgos en la producción, transporte y comercialización de alimentos. Así, gracias al sistema RASFF, se han podido evitar muchas de las previsibles consecuencias tras haber detectado los consiguientes riesgos.

Nacido a finales de la década de los años 70, el sistema RASFF emite informes anuales al respecto de los riesgos reportados y de esta forma poner un mayor énfasis en su prevención. En esta imagen  tienes un resumen de los principales hitos del RASFF desde su nacimiento a nuestros días: Infraestructuras puestas a su servicio, entorno de países y principales peligros afrontados en su historia.

 RASFF

 

Más en nuestros días, quizá te resulte interesante consultar el último informe anual (2014), disponible en este enlace, o tener a tu disposición un portal en el que consultar las cuestiones de seguridad alimentaria por palabras clave o temas, en este enlace; o conocer las alertas comunicadas (es decir, detectadas) por los distintos países que forman parte de la red RASFF, en este enlace.

Especialmente interesante me parece este súper resumen de lo acontecido en este terreno en 2014: número de notificaciones y alertas; notificaciones por grupo de alimentos, en el que los productos vegetales frescos se llevan la palma… como de costumbre, al tiempo que el número de notificaciones del grupo correspondiente a los productos dietéticos, suplementos y alimentos enriquecidos sufre un espectacular aumento con respecto a 2013. Además, conocerás cuáles han sido los peligros más frecuentes que han sido causa de notificación… a saber y por este orden: bacterias patógenas, residuos de pesticidas, contaminación por micotoxinas, por metales pesados, cuestiones relativas a la composición del alimento y finalmente peligros derivados del mal uso de aditivos y saborizantes.

En resumen

Jamás se debe bajar la guardia ya que siempre existirá el riesgo de sufrir accidentes o, más tristemente, de ser objeto de malas prácticas o fraudes intencionados; pero de lo que no cabe duda alguna es de que jamás hemos disfrutado de un marco alimentario tan seguro como el que ahora tenemos. Para hacerlo así de seguro, el sistema RASFF es imprescindible.

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