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"El hombre es el único animal que come sin tener hambre, que bebe sin tener sed, y que habla sin tener nada que decir". Mark Twain

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Platos nuevos con comida vieja (o cómo gestionar las sobras)

Pollo asadoComo en la mayor parte de los casos y casas es más que probable que durante estas fechas perinavideñas se nos acumule una cantidad importante de comida tras los días más señalados. Se trata además de productos, platos e ingredientes que suelen tener un valor añadido, nunca mejor dicho, ya que su coste suele ser especialmente alto y que por tanto nos hace un especial duelo tirar a la basura (más allá del irresponsable y poco comprometido concepto que subyace detrás del hecho de “tirar comida”)

La costumbre en algunos blogs es hacer este tipo post justo después de pasado año nuevo o incluso la festividad de Reyes… bueno, no está mal, pues que sepas que para nuestros intereses ya sería tarde: la gestión de las sobras implica una planificación previa a la obtención de las mismas ya que se ha dar por sentado que, en mayor o menor cuantía, nos encontraremos con ellas. Por tanto, ten en casa una adecuada provisión de fiambreras, papel de aluminio y film transparente para poder guardarlas de forma conveniente.

La clave en la mayor parte de los casos cuando de sobras de alimentos se trata es, sin lugar a dudas la seguridad alimentaria. Es decir, que se pueda aprovechar o no un plato o producto pasada la fecha de su genuina utilización, típicamente en la cena de Nochebuena, la comida de del día de Navidad y sus homólogos Nochevieja y Año nuevo. Así, en este sentido, hay que distinguir entre aquellos alimentos que son más perecederos y los que lo son menos; así como en la naturaleza de las preparaciones culinarias que aplicaremos posteriormente a esas sobras.

Vamos pues con los consejos uno a uno:

Marisco fresco

Decir que hemos de comprar con cabeza resulta una perogrullada del quince. Ahora bien, este consejo redundante toma especial significado con los productos “más frescos” y más perecederos. Me refiero por ejemplo a un clásico de estas fechas, el marisco que se consume crudo o con un escaso tratamiento térmico, normalmente de cocción: ostras, almejas, bígaros, percebes, etcétera. Compra el justo. Si verdaderamente te parece injustificable lo de tirar, en estos casos más vale que falte que no que sobre. No obstante, si al final sobra, serán productos que habrá que consumir lo antes posible (lo mejor al día siguiente) ya que de otro modo y sintiéndolo mucho, habrá que desechar. Para ello, estor productos han de guardarse siempre bajo refrigeración, se habrá de sacar a la mesa solo lo que buenamente se haya calculado que se va a comer y el resto habrá de permanecer en el frigorífico. Si aún y todo hay comida de esta naturaleza que “vuelve a los corrales”, guárdala cuanto antes en el frigorífico, lo mejor, tapada con un paño humedecido en agua. Y, no te olvides si no quieres tirarlas, que este tipo de sobras habrán de formar parte del menú del día siguiente.

Marisco cocido

En el caso de marisco con periodos de cocción más prolongados (gambas, langostinos, nécoras, centollo, buey de mar…) la máxima es la misma aunque ligeramente más laxa. Guardar de forma similar que en el caso anterior y consumir cuanto antes. En estos casos, si te apetece cocinar, las sobras se pueden aprovechar para hacer unos pimientos rellenos de marisco, un txangurro al horno, croquetas de marisco… y otras delicias que, al implicar procesos culinarios con la aplicación de temperaturas y tiempos suficientemente altos habrán “higienizado” de forma importante el producto. Si este tipo de sobras se van a aprovechar para preparar platos “en frío” (en plan cóctel de gambas, ensalada de marisco, salpicón, etcétera) la recomendación es elaborarlos lo más próximo a su aprovechamiento y consumirlos de forma relativamente inmediata observando de nuevo las máximas precauciones higiénicas.

Productos crudos, curados y normalmente loncheables

Para el caso de los embutidos, fiambres, ahumados y demás productos grasos más o menos “loncheables” al problema de la seguridad alimentaria se le suma el de la oxidación. Algo que no compromete nuestra salud, pero que sin lugar a dudas hace que el producto pierda sus genuinas propiedades organolépticas. Para ellos, sirve lo justo y, si sobra, retíralo cuanto antes de la mesa y los guardas, bien empaquetados y en la nevera… siempre aparte de las posibles sobras que no se sirvieron y dejaste en el frigorífico (lo mejor en papel de aluminio bien “cerrado”). A la hora de dar cuenta de estas sobras, comienza, por las que en su momento se sirvieron pero no se consumieron y deja para más tarde las que no se llegaron a servir.

Sopas y consomés

En el caso de caldos, consomés y cremas, lo mejor es servir las raciones de cada comensal en la cocina directamente desde la cazuela u olla. Si sobra de este recipiente (lo más seguro es que sí) se guarda, tapado, inmediatamente en la nevera. Si los comensales se han dejado parte del plato, ya lo siento pero, eso sí, se ha de tirar (como si sucede lo mismo con cualquier ptros plato con independencia de su naturaleza). El caldo o consomé que haya sobrado de la sopera o de la cazuela se puede congelar si se quiere aprovechar más allá de pasados dos o tres días. Puede emplearse para elaborar una receta de carne o pescado al horno (depende de la naturaleza del caldo), un guiso o incluso una crema de verduras con más “sustancia”.

Guisos, asados y similares

Los platos y recetas de carne o pescado guisados son ideales para aprovecharse días más tarde bien tal cual, o bien para usar su “chicha” y elaborar croquetas, empanadillas, albóndigas, etcétera. Para ello, lo que te he comentado antes: sin parecer descortés como anfitrión, procura que la fuente, bandeja o recipiente en el que descanse la receta en la mesa esté allí el menor tiempo posible. Recuerda que “la mesa” donde comemos es uno de los puntos de contaminación más importantes (está rodeado de comensales, hablando, tosiendo… “manoseando”), sin protección y sin una fuente de calor que mantenga más o menos “estéril” el alimento. Por tanto, retíralo y guárdalo cuanto antes en la nevera y convenientemente tapado. Su consumo o aprovechamiento debería realizarse en los dos o tres días siguientes. No es buena idea congelar este tipo de sobras que se han “expuesto” en la mesa ya que junto al alimento se congelarán también los posibles contamiantes biológicos que a él hayan podido acceder.

Recetas a la plancha

Las sobras de productos que se han elaborado a la plancha ya sean carnes o pescados, suelen tener poca salida tal cual como sobras ya que es más que probable que queden secos a la hora de recalentarlos. Si has comprado más de lo que se va a servir, es mejor que lo guardes sin hacer y los consumas en dos o tres día. Si ha sobrado material hecho, este tipo de platos son ideales para elaborar, masas, rellenos y fritos. Eso sí, como en todos los casos, recuerda el guardarlo cuanto antes y de la forma adecuada.

Dulces y similares

Sobre los típicos dulces de navidad, turrones, mazapanes, guirlaches, polvorones, son productos bastante poco alterables por los contaminantes biológicos (hongos, virus y bacterias) y más si están envasados o estuchados de forma individual. No obstante, al ser productos con una proporción relativamente alta en grasas (además de azúcares) es mejor retirarlos de la mesa y conservarlos de forma adecuada cuanto antes. En este caso, ten en cuenta que no precisan conservarlos en refrigeración, en un lugar más o menos fresco sí. Además, su escasa alterabilidad permite que no haya que dar cuenta de ellos de forma inmediata y considera que no pasa nada por comer una pieza o trocito de turrón en el mes de julio. De todas formas, no te pases comprando… dadas sus características nutricionales y que no conviene abusar de ellos, compra lo que racionalmente creas que vas a necesitar pero tampoco más.

Por último, si por la causa que sea crees que no vas a poder hacer un uso racional de tus sobras, te sugiero que las compartas con quienes hayan hecho aprecio de tus viandas y que además estén dispuestos a gestionarlas de forma adecuada… (casi) cualquier cosa antes que desperdiciar la comida.

Por cierto, creo que no te lo he dicho antes: que tengas unas felices fiestas y que disfrutes.

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Imagen: Apolonia vía freedigitalphotos.net

¿Te gustaría un final feliz? Pues recicla

Reconozco que esta entrada le pega más a mi vecino de blog La crónica verde por aquello de su compromiso con el reciclaje y demás. Pero no me resisto a hacérosla llegar, al fin y al cabo una cosa no quita la otra. Me imagino que a estas alturas ya os habréis dado cuenta que el tema de la publicidad me gusta bastante, pero vamos, desde la barrera. Por eso el post de hoy, una herramienta publicitaria para la promoción del correcto reciclado de los desperdicios promovida por Friends of Earth, una organización británica. Por esto y porque la historia elegida incluye a dos enamoradizos envases de leche. El anuncio en sí me gusta y el mensaje también, así que adelante con el vídeo.

Quiero agradecer a una compañera de profesión (@MonoComeBanana) y su blog monocomebanana el haberme puesto en conocimiento del vídeo en cuestión.