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"El hombre es el único animal que come sin tener hambre, que bebe sin tener sed, y que habla sin tener nada que decir". Mark Twain

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Test genéticos listos para su uso: todavía no

DNA 2Si hay algo que parece estar pegando fuerte últimamente en el terreno de la salud a la hora de comercializar determinadas “soluciones” diagnósticas es el tema de los test genéticos al alcance de “cualquiera”. De cualquiera que se los pueda pagar, porque desde luego, aunque hay una amplia horquilla de precios, baratos no son.

Los laboratorios que comercializan este tipo de análisis genéticos muchas veces a partir de «centros de salud» un tanto dudosos, también desde algunas farmacias o incluso a través de internet suelen afirmar que sirven para tener una fotografía (habría que ver con qué nivel de detalle) de nuestra general predisposición genética para sufrir determinadas enfermedades metabólicas o degenerativas. Estamos hablando de patologías como el cáncer, diabetes, obesidad, psoriasis, artritis reumatoide, enfermedad coronaria, e incluso del riesgo de alguien a padecer una determinada adicción, etcétera.

Con esta “fotografía” de nuestra predisposición y por tanto del riesgo para terminar padeciendo estas enfermedades en un tiempo más o menos corto, se supone que el interesado ha de ponerse en manos de un profesional de la salud para que este establezca las medidas preventivas que mejor se pueden adoptar en su caso para minimizar dentro de lo posible el riesgo. Entre ellas, claro está el que comemos o dejamos de comer. En resumen, con la medicina basada en la genética se pretende obtener la información genética de un individuo con el fin de poderlo guiar de la mejor manera en el proceso de toma de decisiones clínicas.

La verdad es que suena de maravilla y los recientes avances en materia de nutrigenómica han disparado las esperanzas de unos consumidores siempre ávidos de soluciones. Y claro, siempre que hay ávidos consumidores los ávidos vendedores no andan muy lejos. No faltan aunque las “soluciones” que plantean no sean todo lo ideales que ellos nos quieren hacer creer. Me temo que, una vez más y a juzgar por lo que ponen de relieve recientes artículos científicos, se está vendiendo la moto sin manillar demasiado pronto. Me explico.

En el artículo titulado Genetic tests obtainable through pharmacies: the good, the bad, and the ugly (“Los test genéticos en farmacias: el bueno el feo y el malo”) se pone de relieve de forma bastante gráfica que en este terreno se están lanzando las campanas al vuelo demasiado pronto y afirma que se debe hacer entender que el actual conocimiento del genoma es bastante rudimentario y que puede, metafóricamente hablando, ser comparado con el conocimiento que se tiene del disco de Festos (sea este o no un fraude), en el que a pesar de comprender la función de un gen aislado (y sus variantes) no es nada sencillo entender todas las conexiones metabólicas y genéticas que puede tener una determinada enfermedad y terminar dando una respuesta categórica.

El estudio se refiere, claro está, a las pruebas genéticas basadas en la búsqueda de variantes genéticas asociadas a enfermedades comunes con una etiología multicausal; y no a esos otros test genéticos válidos para el diagnóstico de enfermedades monogénicas muy penetrantes, tal y como señala la European Society of Human Genetics  en este documento de posicionamiento.

Una muestra de lo que quiero decir la tenemos (con todas las precauciones que la fuente precisa) en este artículo de una periodista del The New York Times: I Had My DNA Picture Taken, With Varying Results (“Una instantánea de mi DNA con resultados inciertos”). En él esta periodista se hace tres análisis genéticos a partir de tres proveedores distintos que ofrecen “respuestas genéticas” para las mismas enfermedades. Lamentablemente para lo que cabría esperase o bien los resultados de unos u otros test no coincidían en gran medida, o bien la lectura que unos y otros laboratorios hacían de un mismo o similar riesgo era contradictoria.

Más allá de estos resultados, la periodista se puso en contacto con algunos expertos en la materia y les preguntó al respecto de su opinión sobre este tipo de test. La declaración más gráfica a mi modo de ver fue la del Dr. Robert Klitzman que afirmó que:

La utilidad de estos análisis es comparable a tratar de comprender el significado de un libro leyendo solo la primera letra de cada página.

No es la primera vez que estas cuestiones salen a colación en este blog y por tanto no me quiero despedir sin invitarte a que sopeses la respuesta del Dr. José María Ordovás, uno de los investigadores que a día de hoy son punta de lanza en estas materias, cuando se le pregunta de forma directa por estas cuestiones:

¿Y esos tests genéticos son fiables hoy?

Hay una gran variedad. Hay algunos construidos sobre bases (tanto por número de genes analizados como por la solidez de la información) que no llegan a ser muy fiables; otros se lo toman con más calma pero con mayor integridad, se plantean ir produciendo generaciones de tests fiables con los conocimientos que se tengan en cada momento. Una buena guía es elegir el que apuesta por el sentido común en lo que ofrece; los que no se sustentan son aquellos tests genéticos que, basados en uno, dos, tres genes, ya dicen “usted tiene tal riesgo de enfermedad, no puede comer de esto ni esto y cada mes le vamos a recetar estas píldoras”. Y además, sin médico de por medio, o todo por internet. Yo eso no lo recomiendo, es un gasto inútil y un peligro, tanto en términos de falsa seguridad como de los riesgos o de los remedios que ofrecen. Pero los tests basados en lo último de la ciencia, administrados por profesionales de la salud y que se apoyan en diferentes gamas del sentido común […] pueden ayudar a mejorar la salud de una persona. También por su valor psicológico, porque al individuo, un test genético le infunde un sentimiento de “esta es mi solución”. Pero, insisto, siempre hay que ser prudentes.

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Imagen dream designs vía free digitalphotos.net

 

Psoriasis, dieta y tratamientos alternativos

PsoriasisLa psoriasis es una enfermedad de la piel que en términos generales causa picazón y/o parches dolorosos de piel engrosada y enrojecida con escamas de color grisáceo. La psoriasis es frecuente que aparezca en hombros, rodillas, cuero cabelludo, espalda, cara, palmas de las manos y plantas de los pies, aunque también puede manifestarse en otras localizaciones.

 

La causa principal de la psoriasis parece estar relacionada con una alteración del sistema inmunológico. En condiciones normales, en el proceso de recambio celular, las nuevas células de la piel que crecen en la parte más profunda de la misma, suben hacia la superficie en un proceso que normalmente dura cerca de un mes. Sin embargo, en los pacientes aquejados de psoriasis este proceso se produce con mayor celeridad y se lleva a cabo en unos pocos días debido a que las nuevas células avanzan demasiado rápido. Los síntomas mencionados síntomas vienen y van con una alta variabilidad interpersonal, y todo apunta a que existen distintos elementos que pueden modificar el pronóstico. Entre los más evidentes figuran: las infecciones, el estrés, tener la piel reseca y ciertos fármacos. Además, y sin ser hereditaria, existe una cierta predisposición genética.

¿Tratamiento dietético específico? No

Los dietistas-nutricionistas no abordamos casos de psoriasis. La razón es clara, ni en la etiopatogenia de la enfermedad ni en los posibles tratamientos hay a priori elementos dietéticos que parezcan estar relacionados. En sentido contrario algunos terapeutas alternativos, en no pocas ocasiones terapéutas sanitarios (alternativos) recurren a extrañas formulaciones dietéticas con los pacientes aquejados de esta patología.

Tal y como suele suceder con muchas otras enefermedades crónicas, de difícil solución o con mecanismos etiopatológicos aun no del todo bien esclarecidos, las propuestas “alternativas” aparentan ser una solución válida para unos pacientes con frecuencia desesperados. Y es que no es para menos, la psoriasis, además de lo incómodo de sus síntomas puede afectar de forma importante a quienes la padecen a la hora de implicar un menoscabo de su imagen y, por tanto, afectar a sus relaciones sociales. Es decir, se trata de una enfermedad que tiene un impacto destacado tanto en el bienestar físico, como en el psicológico y social de los pacientes.

Por estos motivos, no es infrecuente que se termine por recurrir a determinados terapeutas enmarcados dentro de la medicina alternativa y complementaria. Entre este tipo de tratamientos son frecuentes la acupuntura, la balneoterapia, la quiropráctica, sin olvidar a la homeopatía, la aromaterapia o tratamientos «florales». Y por supuesto, la proposición de las dietas más variadas en combinación con complementos dietéticos. Sin embargo, la National Psoriasis Fundation de Estados Unidos afirma que el resultado de este tipo de intervenciones “alternativas” es tanto o más variable entre individuos distintos que los tratamientos “convencionales”. Dicho de otra forma, que lo que le ha funcionado a uno no tiene porqué funcionarle a otro. Suponiendo, esto lo digo yo, que la mejoría se le pueda atribuir fehacientemente al mencionado tratamiento, o a su efecto placebo.

Pera

En realidad el tema de hoy viene a raíz de una consulta que me hizo el otro día una lectora a la que un médico naturópata recomendó una dieta relativamente normal pero estricta al mismo tiempo con la inclusión de algunos elementos que no podía saltarse bajo ningún concepto: el desayuno consistiría de forma estricta en 3 peras, 2 manzanas y unas cuantas avellanas; la utilización de suplementos de omega tres; un depurador hepático (desconozco cuál en concreto) etcétera.

Con toda sinceridad no tengo argumentos para decir que esa pauta la vaya a ir bien o mal para la mejora de su psoriasis, pero al mismo tiempo él, el médico naturópata, tampoco creo que los tenga para decir que sí le va a ir bien. Por lo tanto eso de mostrarse tan tajante en cuanto a lo que le va ir bien (o mal) no me parece una buena asistencia.

Para terminar y a modo de resumen, concluir que a día de hoy no hay ninguna pauta dietética seria que se haya estandarizado, ni indicación alguna de suplementación, para pacientes con psoriasis sea cual sea su tipología. En sentido contrario las recomendaciones de todas las asociaciones implicadas en esta temática recomiendan, en general, una dieta equilibrada, evitar los hábitos tóxicos (alcohol y tabaco) y practicar ejercicio. En todos los casos de enfermedades crónicas, incluída la psoriasis, los pacientes debieran desconfiar de las alegaciones o esloganes del tipo «tratamientos curativos», ya que éstos no existen y, en una buena parte de los casos, se trata de fraudes que juegan y se aprovechan de la buena fe, la falta de conocimientos médicos y la desesperación de algunos afectados.

Es decir, nuestra alimentación no tiene una influencia directa sobre la evolución de la psoriasis, pero un estilo de vida adecuado puede ayudar a mantener la piel en mejor estado.

Antes de despedirme, y como viene siendo habitual en este blog cuando se abordan este tipo de temáticas, recomendaría a aquellas personas interesadas o a sus familiares el ponerse en contacto con alguna asociación de afectados de reconocida solvencia. En nuestro entorno Acción Psoriasis es una de ellas, si acaso la principal en el panorama nacional, una asociación que cuenta con una página web de interesantes contenidos.

Nota: Este artículo no sustituye la consulta con un profesional de la salud cualificado.

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Imagen: James Heilman, MD vía Wikimedia Commons y Andy Newson vía freedigitalphotos.net