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"El hombre es el único animal que come sin tener hambre, que bebe sin tener sed, y que habla sin tener nada que decir". Mark Twain

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Adoctrinamiento en la «cultura» del refresco

 Iamnee (freedigitalphotos.net)

Iamnee (freedigitalphotos.net)

No diré que me parece mal, de verdad, ni mucho menos. Pero déjame que te explique un tema que llevo clavado en el alma de dietista-nutricionista desde que me la contaron. El tema va de las salidas culturales de nuestros hijos en el colegio.

Considero que la oferta de estas salidas «culturales» ha de ser diversificada con el fin de ofrecer a nuestros hijos una amplia perspectiva y desde diversos ángulos de la realidad en la que vivimos: visitar un museo, acudir al teatro, una excursión a un parque natural y, porqué no, también las visitas a distintas empresas que elaboran no importa qué producto, servicio o bien de consumo… son los ejemplos más frecuentes.

Todo bien mientras la actividad tenga un contexto y no se haga lo contrario, valga la redundancia al descontextualizarla tal y como me cuenta que sucedió un buen amigo en el cole de su hija de 14 años. Llevaron a toda la clase a visitar las instalaciones de una conocidísima marca de refrescos, en especial de cola. La profesora, diligente en su tarea, propuso al alumnado que fuese preparando con antelación preguntas para poder hacer a los responsables de la empresa en cuestión. Y resulta que la hija de mi amigo, no podía ser otra, les preguntó que cuánto azúcar llevaba una lata de los conocidos refrescos de cola. El responsable con más soltura que un campeón de mus le contestó sin pestañear que un sobre.

Claro, un sobre, quizá se le olvidó decir el tamaño. Lo digo porque sobres hay muchos, están los de cafetería (lo normal de 8g de azúcar), están los de Bárcenas, que por lo que dicen eran bastante abultados, etcétera: un sobre, y todos tan contentos.

Si el tramposo, fullero y sibilino empleado de la empresa de refrescos hubiera sido más justo debería haber dicho que la cantidad de azúcar en un refresco de cola es similar a la contenida en un hipotético sobre equivalente a cinco veces aquellos típicos de las cafeterías. Y si hubiera sido más preciso podría haber dicho que unos 39 gramos, pero claro, a los chavales de 14 años es mejor hablarles en unidades de «sobre» en especial si te callas los posibles prefijos: decasobre, kilosobre, etcétera. Pero la cosa no acaba aquí.

Una vez en el colegio la profesora les hizo hacer una redacción y, posteriormente un examen que contenía preguntas de la visita. Nada objetable hasta cierto punto porque de esta forma también se controla quién está en la salida cultural y quién está de excursión, que no es lo mismo. Como digo nada malo salvo por una de las preguntas ¿cuál era la composición de esos refrescos de cola tan conocidos? Ya ves, en vez de enseñar, mostrar y hacer hincapié en otras cuestiones sin importancia (léase cualquier cuestión de historia, biología, etcétera) había que saberse la composición de marras.

Si me hubiera caído a mí la preguntita le hubiera respondido que, como todo el mundo sabe, esa fórmula es secreta y que de saberla y decírsela, probablemente alguien vendría a matarla a continuación. Y que me suspenda si tiene…

Me despido, no sin antes preguntarme si se podría llegar a conocer la proporción de estas “salidas culturales” en los colegios españoles (y también en las universidades) que se llevan a cabo en empresas multinacionales cuyos productos alimenticios no están precisamente en la base de la pirámide de la alimentación saludable, me refiero a empresas que elaboran refrescos como el ejemplo de hoy, pero también a otras, como las que producen hamburguesas, pizzas, chocolatinas, snacks salados, etcétera. Y ya, por preguntar que no quede, si estas empresas compensan de algún modo al colegio (o universidad) en cuestión que les visita o bien si les facilita la asistencia poniendo a su disposición autobuses o medios de desplazamiento… Porque entonces ya, si a esto le sumamos la conducta de la profesora de este post habría que cambiar la palabra “adoctrinamiento” del título de este post por palabras aun más duras.

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Nota: Tengo que agradecer a ese buen amigo del que hablaba la historia para este post, pero por cuestiones prácticas hoy será mejor que no este tipo de alusiones directas. Él ya sabe. Y todos tan contentos.