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"El hombre es el único animal que come sin tener hambre, que bebe sin tener sed, y que habla sin tener nada que decir". Mark Twain

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Dos claves para comer de fiambrera: planificación y seguridad (II)

Mochila termo_PiutusComentaba ayer que a mi modo de ver son dos los elementos especialmente importantes a la hora de manejarnos con una fiambrera: la planificación de los menús, en especial cuando vamos a hacer un uso cotidiano de este recurso y, el otro, la seguridad, del que me encargaré hoy.

Lo primero de todo es hacerse con un material adecuado para el día a día que garantice al máximo todas las posibilidades para poder disfrutar de esta solución. Para ello, hay en el mercado bolsas-termo, perfectamente diseñadas para conservar nuestra comida, normalmente con fiambreras ad hoc, en las que poder guardar de manera organizada cada uno de los envases. Su material, además de ayudar a mantener la temperatura, muchas veces gracias a las placas enfriadoras que se guardan en el congelador, suele ser de fácil limpieza lo que garantiza una adecuada higiene, algo de suma importancia teniendo en cuenta el uso al que se va a destinar. Estas bolsas térmicas porta-alimentos suelen encontrarse con facilidad en ferreterías o tiendas para camping. Por cierto, recuerda que no todos los envases-fiambreras son aptos para su uso en el microondas. Asegúrate que te haces con un material adecuado para ser usado en este tipo de electrodomésticos o, aunque pesen más, recurre a fiambreras de cristal.

Si yo tuviera que depender diariamente de una fiambrera prepararía mi comida de víspera, nada de andar corriendo para salir de casa y terminar por meter los platos calientes en ella. Una preparación con la suficiente antelación garantizará la adecuada refrigeración de los elementos que al día siguiente vamos a transportar y que hasta llegar hasta nuestro punto de destino andarán fuera de la nevera con el consabido riesgo para la seguridad alimentaria.

Puntos clave a la hora de preparar una comida de fiambrera

  • Antes de empezar a cocinar o preparar el menú hay que lavarse las manos así como higienizar todas las superficies (encimeras, platos, tablas de cortado…) y utensilios (menaje de cocina, recipientes…) que van a entrar en contacto con los alimentos.
  • Cada vez que se emplee un mismo utensilio (por ejemplo un cuchillo) para usarlo con alimentos distintos se ha de limpiar convenientemente o bien dejarlo a un lado y utilizar otro que esté limpio. De esa forma se evita la denominada contaminación cruzada que se produce cuando un posible microrganismo propio de un alimento pasa a otro a través de una incorrecta manipulación o por el contacto con un utensilio utilizado previamente, normalmente de un alimento crudo a otro.
  • A la hora de colocar las raciones en los recipientes (fiambreras, termos…) procuraremos ceñirnos a las raciones que vayamos a tomar, con el fin de que no sobre comida, ya que siguiendo esta práctica, toda comida que sobre debería de desecharse (y no están los tiempos para andar tirando nada, y menos comida). Es importante no reutilizar jamás ni congelar las posibles sobras de las preparaciones caseras consumidas fuera de nuestro hogar.
  • De aquellos platos que se vayan a consumir en frío pondremos una ración en un recipiente limpio con cierre hermético y se conservará inmediatamente en el frigorífico hasta que, al día siguiente, preparemos la bolsa termo con todos sus componentes. Una vez que lleguemos a nuestro destino (normalmente el trabajo) se colocará de nuevo el recipiente en el frigorífico. Si nuestro viaje es relativamente largo o no hay frigorífico en nuestro lugar de destino, usar las placas enfriadoras antes mencionadas. A título particular, cuando he tenido que usar este sistema, he metido todo en la bolsa térmica (abierta) en el frigorífico, así cuando me he dispuesto salir de casa, no había más que coger la placa enfriadora del congelador, meterla en la bolsa y cerrarla. Esta estrategia ayuda a tener una menor temperatura en a bolsa a la hora de usarla.
  • Se debe tener una especial precaución con el uso de algunos alimentos, más en concreto aquellas preparaciones que incluyan el huevo crudo. Si por ejemplo se va a recurrir a una ensaladilla, es mejor recurrir a la mayonesa comercial (ya sé que no es lo mismo). Se debe tener una especial precaución también con las preparaciones caseras de productos que contengan una carga microbiológica inherente (quesos, leches fermentadas, etc.) en estos casos es mejor, más seguro, recurrir a sus versiones comerciales (y sí, ya sé otra vez que tampoco es lo mismo)
  • Para las preparaciones que se consumirán en caliente, cocinarlas tal y como se ha comentado anteriormente (limpieza, higiene…) y dejar enfriar ligeramente antes de meter cada ración en la fiambrera correspondiente. A continuación guardarla cerrada en el frigorífico.
  • Excluir de nuestro futuro menú cualquier preparación que no haya sido elaborado de forma higiénica y, en cualquier caso, dejar para otro momento platos que hayan sido cocinados con una antelación de más de 48-72 horas.

Para los más maniáticos sobre la seguridad higiénica de su fiambrera o para los más celosos de su contenido descubrí el otro día este producto: Una alarma para fiambreras (con mando a distancia y todo) que informa a su usuario si el táper en cuestión ha sido abierto sin su consentimiento. Con sinceridad, desconozco si es en serio o es simplemente una broma; tiene pinta de ser cierto… y tampoco sería una tontería, no.

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Imagen: Piutus vía Flickr Creative Commons

Dos claves para comer de fiambrera: planificación y seguridad (I)

Fiambrera_Latente 囧 www.latente.itLos de provincias, como es mi caso, no llegamos a ser del todo conscientes de la importante cantidad de personas que recurre a la fiambrera para solucionar la comida del medio día, en especial en las grandes ciudades. En mi entorno conozco tres o cuatro personas que recurren a ellas de forma prácticamente cotidiana y yo mismo he utilizado este sistema cuando me toca comer en la universidad, algo que procuro que suceda lo menos posible. Y no es tanto por el comer allí (ya sea de fiambrerá o de menú), sino más bien por el hecho de no poder comer en mi casa con mi mujer e hijas, algo que considero (y así lo reconozco) toda una suerte y un privilegio al poder disfrutar de ello. Pero he observado que cuando hablo con gente que vive en Barcelona o Madrid, por ejemplo, son muchos los que terminan por aplicar esta solución de la fiambrera a su día a día.

Bueno que me lío. El caso es que si tu plan de vida no te deja otra opción que el recurrir a la fiambrera, bien sea por los horarios, la economía, la falta de otras ofertas… o por lo que sea, la solución del tupper cotidiano no es en absoluto una mala opción (con frecuencia suele ser la mejor de las posibles). Tiene sus aspectos negativos, como todo, por ejemplo el limitar determinados tipos de preparaciones (platos a la plancha, fritos… que a buen seguro no gozarán de su mejor momento tras 6 horas de fiambrera) pero al mismo tiempo tiene sus ventajas, entre ellas, la mayor, el que tú controlas qué es lo que comes todos los días, y que con una buena planificación puedes tener un menú tan suculento como variado y saludable. Siempre que te des un poco de maña en la cocina, claro.

Y ya que he abierto este melón por la planificación seguiré con ella, ya que junto a la seguridad alimentaria forman ese par de elementos importantes a considerar cuando te has decidido a comer a diario o casi a diario a partir de una fiambrera.

Una planificación saludable y sabrosa para comer de fiambrera

Si yo tuviera que comer a diario recurriendo a una fiambrera lo primero que tendría claro es que solventaría el trámite a partir de un plato único y, si acaso, lo acompañaría con un complemento. La primera máxima para ello es que todos los menús previstos habrían de considerar la inclusión de una importante ración de alimentos vegetales, bien en fresco en forma de ensalada o bien en forma de verduras u hortalizas cocinadas. A partir de este punto planificaría una alternancia del ingrediente principal y que de lunes a viernes, más o menos, fuera como la que sigue: Pasta-pescado-arroz-carne-legumbre… y vuelta a empezar la semana siguiente.

Ejemplos concretos:

Pasta: Macarrones con salsa pesto y trigueros y judías verdes salteadas; Espaghettis con gambas al ajillo; Cuscús con verduritas al curry; Lasaña de espinacas; Fusilli con hortalizas, caballa y encurtidos en ensalada… y así un casi infinito etcétera.

Arroz: Arroz con bacalao; Arroz tres delicias; Arroz con setas, Paella; Ensalada de arroz marinera; Arroz con borraja y almejas… y otro larguísimo etcétera

Legumbres: Lentejas (o garbanzos) con arroz; Garbanzos con espinaca y huevo duro; Ensalada de judías blancas, tomatitos, encurtidos y olivas negras; Lentejas estofadas con chorizo y verduras; Garbanzos con langostinos… y más etcétera.

Carne: Estofado de ternera a la jardinera; Pimientos rellenos de carne; Cerdo agridulce con verduras al horno; Ensalada de perdiz escabechada; Alitas de pollo a la mostaza…

Pescado: Rape a la marinera; Merluza en salsa verde o a la romana; Salmón, Txipirones o calamares en su tinta (acompañados de arroz, claro está); Sepia al ajillo…

 

En aquellos platos en los que no se incluye esa ración importante de vegetales dentro de la receta, las alternativas son básicamente dos. O bien acompañar la comida junto con una ensalada (otra vez las posibilidades son casi infinitas), o bien de algo de verdura que normalmente habremos cocido-horneado-salteado en nuestra casa. De todas formas te sugiero que lleves sin “aliñar” verduras y ensaladas y que en tu kit de comida incluyas un botecito pequeño (el típico de mostaza por ejemplo) en el que hayas metido el aliño correspondiente y que lo añadas en el momento de la comida… pocas cosas hay tan poco apetecibles a mi parecer como un tomate, un pepino o en general una ensalada, aliñados con horas de antelación. Además de todo esto, las cremas frías tipo gazpacho, vichyssoise, cremas de espárragos o clabacín; las sopas o consomés calientes, purés y cremas, etc. podrían constituir un magnífico complemento

En fin, las posibilidades son infinitas. Te sugiero que consultes algunos de los miles de recetarios que, al final, recopilan sus recetas por ingrediente principal. A partir de ahí, tu imaginación y buena mano harán el resto. Porque no olvidemos que para preparar un menú de fiambrera que sea mínimamente aceptable desde un punto de vista gastronómico habrá que tener unas ciertas dotes culinarias.

Y para acabar la comida, ya me conocéis… fruta, una ración estupenda de fruta de temporada, fresca o en forma de macedonia. Esto y una pastillita de chocolate negro con almendras junto a un buen currusco de pan integral creo que sería lo más parecido a sentirme como en casa… salvo por la compañía, claro.

En esta página de Eroski-Consumer tienes buenas ideas a la hora de articular tus menús fiambreros. Ahora bien, la mayor parte de los propuestas incluyen el contar con dos platos (un primero y un segundo) algo que a mi modo de ver no me resulta práctico, pero como digo, para pillar algunas ideas no está nada mal.

Mañana seguiré con el otro aspecto importantísimo a la hora de llevarte la comida al trabajo: la seguridad alimentaria. Nos leemos.

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Imagen: Latente 囧 www.latente.it vía Flickr