El nutricionista de la general El nutricionista de la general

"El hombre es el único animal que come sin tener hambre, que bebe sin tener sed, y que habla sin tener nada que decir". Mark Twain

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Ética y dietética: yo trabajo gratis sí, pero lo justo y depende

Algunas de las cosas que escucho por ahí que más me gustan cuando alguien trata de definirme profesionalmente es cuando dice que no tengo pelos en la lengua. La verdad es que sí que hay cosas que callo. Y lo hago no porque alguien pague mi silencio, sino porque tristemente el hablar me saldría bastante caro. Así que algún pelo que otro sí que debo tener en la lengua. En cualquier caso este no es el tema central del post de hoy. El que sí, es lo de trabajar gratis cuando alguien recurre a uno como profesional más o menos consolidado.

Explotación

Antes de continuar, reconozco que he trabajado gratis en el pasado y que muy probablemente lo vuelva a hacer cuando la ocasión lo merezca. Así que…

¿Cuándo merece la pena trabajar gratis?

Primero. Cuando hay ventajas que se derivan de la relación profesional y que no es la estricta e inmediatamente económica. Por ejemplo, cuando un servidor empezó de cero su dedicación como dietista-nutricionista y lo hizo además en una ciudad por completo desconocida tomé muy en consideración las palabras de mi suegro, médico, que apostando por mi valía me dijo textualmente: “Juan, antes de torear en plazas de primera es preciso torear en plazas de tercera”. En este contexto asumí no pocas tareas “gratis” o a cambio de un pago muy inferior a su coste en virtud de la dedicación y esfuerzo necesarios. Las ventajas de torear en plazas de tercera o gratis en este tipo de contextos son el darse a conocer, el empezar a sonar, el tener la posibilidad de establecer ciertos contactos que de no aceptar el trabajo serían mucho más difíciles de conseguir… Todos estos casos y otros similares serían una forma de compensación, distinta de la económica, que justificarían el trabajo “gratis” o “por debajo de”.

Segundo. Porque te lo pide el cuerpo. Porque consideras que lo correcto es hacerlo así, porque a quién destinas tu esfuerzo y tus desvelos profesionales preparando… lo que sea… tiene fines más altruistas que los tuyos… que por lo que sea lo tiene difícil y que por tanto merece la pena ayudarle. Tú decides qué merece la pena y qué no lo merece. Aquí cada uno manda. Asociaciones benéficas, de enfermos, de lucha contra cualquier miseria… lo que sea que a uno le deje buen cuerpo al hacerlo así. Esa es una satisfacción que ni se paga ni se obtiene con dinero.

No ser egoísta es clave… pero tampoco gilipollas

Una charla presencial de una hora, lleva entre 4 y 8 horas de trabajo entre bambalinas; un artículo, de 2 a 12 horas; dependiendo de la profundidad y extensión; la planificación de un curso, taller y demás ni te cuento… y todas estas cifras siendo muy generoso en la estimación de su dedicación y en virtud del nivel requerido.

Mi trabajo, una vez realizado me quema en las manos. Lo comparto todo y lo pongo a disposición de los asistentes o de los alumnos del curso en cuestión, es suyo. Yo no manejo ni secretos de Estado ni industriales. Mi trabajo consiste en hacer lo más accesible posible los conocimientos sobre nutrición. Bien o mal me gano la vida divulgando lo mejor que puedo y de diversas formas. ¿Tienes una consulta rápida, quieres enlaces, fuentes bibliográficas o recursos? Toma, si los conozco te los entrego for free. Eso se llama colaborar. Si puedo ayudar, ayudo. No lo entiendo de otra forma.

A lo largo de mi desempeño profesional he conocido otros compañeros con esta misma actitud. Reconozco sin tapujos que les he copiado y que he tratado y trato de parecerme a ellos, después de agradecérselo y mostrarles mi admiración. Dos de esas personas se llaman Julio Basulto y Eduard Baladía que empezaron siendo para mí compañeros a los que admiraba respetuosamente desde la distancia y hoy, desde la cercanía, además son buenos amigos. En sentido contrario, también he conocido otros “compañeros” celosos de su saber y trabajo como si lo que poseyeran fuese la fórmula de la piedra filosofal, o un conocimiento arcano digno de magos que se negaban a compartir. Comprenderás que me calle sus nombres… suficiente tienen ya con autosoportarse.

Pero tampoco hay que ser del género bobo para trabajar explotarte gratis. Hay quien teniendo “posibles” o diciendo tenerlos, apela primero a tu profesionalidad y segundo a tu buena fe, para exprimirlas y sacar tajada de manera unilateral y a tu costa. En este caso, me refiero fundamentalmente, aunque no de forma excluyente, a la industria privada, ya sea la de los alimentos, suplementos, sus “laboratorios”, etcétera. Esas entidades tienen pasta y quieren hacer más a tu costa.

Usted trabaja para nosotros y le regalamos un flotador con el logo de la empresa

Usted trabaja para nosotros y le regalamos un flotador con el logo de la empresa

Al principio te doraran la píldora con buenas palabras, diciéndote lo buenísimo que eres, lo mucho que admiran tu trabajo y el gran referente en el que te has convertido. Luego te hacen “la oferta” en la que tratan de hacerte ver el privilegio que supondría para ti el trabajar para ellos (ya sea de forma puntual o continuada) o el vincularse a su imagen/marca/web. No seas gilipollas. Eso no es ético.

Mi(s) caso(s)

Te cuento todo esto porque hace apenas unas semanas es lo que me paso cuando una empresa dedicada la suplementación vitamínico-deportiva se puso en contacto conmigo estableciéndose la rutina que te acabo de contar. Ni que decir tiene que en mi caso, considero la suplementación muy poco útil salvo en contadísimas circunstancias. Yo trabajo con alimentos y considero que en nuestro entorno los estropicios de una mala dieta no los arregla ninguna buena suplementación… por muy líder que seas en la venta de mandangas creando en los consumidores necesidades inexistentes. No obstante y en mi caso, no hubo ocasión para hacer valer esta opinión. Aunque todavía de buen rollo y aunque me olía la tostada le pregunté en qué tipo de compensación habían pensado. Ninguna. ¡Ay espera, sí! la compensación era la visibilidad que de mi perfil se haría al vincularme con ellos. Genial. Este derroche de generosidad en una empresa que dice de sí misma ser líder mundial en la venta de vitaminas y complementos nutricionales (y que era la primera vez que oía en mi vida) unido a la frase lapidaria con la que comenzó la conversación (“hoy en día hay que ser cateto para no recomendar el uso de suplementos nutricionales” sic) colmó el vaso de mi paciencia. Y con educación pero con firmeza… agradeciéndoles el haberse fijado en mí y argumentando mi decisión, les dije que podían hacer con su oferta de atraco.

Otro de los casos, no hace mucho tiempo vino de mano de una universidad cuyo nombre prefiero callar (¿veis como sí que tengo pelos en la lengua?). Se trataba de formar parte de una mesa de debate en un curso de verano para exponer mi opinión profesional al respecto del papel de la nutrición en una condición patológica muy seria… La “oferta” venía precedida de todo el jabón y parabienes que te puedes imaginar… pero gratis total, en verano, en una universidad que está a tomar… muy lejos… y gratis. Lo mismo, agradecido, pero enfadado a la vez que correcto (creo), les desee la mejor de las suertes con la persona que finalmente tragara. Mi familia, no se lo merece, yo no me lo merezco… y menos en verano. No sé… me parece tan de cajón.

Más allá de estos ejemplos especialmente recientes hay tropecientos mil otros en los que me piden “artículos”, opiniones profesionales, charlas, conferencias, etcétera por la patilla. Como digo estas “ofertas” son diarias o al menos semanales. Ahora, cuando acontezcan, les enviaré este post.

En resumen

Señores, lo que realmente es de catetos (esto va por los de las vitaminas pero se lo pueden aplicar el resto) es “ofrecer” un trabajo sin pagar (algo que, ya de paso, es contrario a su definición). Les sugiero que acudan ustedes a esos otros países desarrollados y observen cómo está eso de hacer ofertas gratuitas y otras catetadas afines.

Lo suyo no es ético… y como no hay quien se lo trague, tampoco es dietético.

Si te ha gustado esta entrada quizá te interese consultar:

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Nota: está claro que en todas partes cuecen habas. Comentando estas cuestiones el otro día en Twitter mis planteamientos encontraron una especial acogida en Alfonso Rodríguez (@cheffitness) quien me hizo llegar este recomendable post (¿Gratis? No, gracias…) de Eva Collado Durán (@evacolladoduran) que por razones obvias me ha salido casi idéntico al suyo. Gracias a ambos. Francamente interesante ya que ahora cuento con dos post para largárselo quienes “ofrecen” ciertos trabajos.

Actuaización de hoy mismo (2015/08/11): ¡No estás solo, al contrario, somos legión! Muchos han sido los compañeros que a través de las redes sociales me han hecho llegar su complicidad y comprensión de la situación expuesta; entre ellos los imprescindibles @gominolasdpetro o . Pero por encima de todo te invito (a los propios implicados también) a leer este post de similar temática del bueno de Sergio Palacios (@Pr3cog) para NAUKAS: La primera ronda la pago yo o cómo un divulgador debe proceder para prostituir y desprestigiar su trabajo aún más, si cabe (un post autobiográfico con vídeos musicales).

Imagen: iosphere vía freedigitalphotos.net y giphy.com

¿Quieres trabajar para la AECOSAN en su Comité Científico?

La Agencia Española de Consumo, Seguridad Alimentaria y Nutrición (AECOSAN), convoca a cuantos candidatos quieran presentarse a formar parte de su Comité Científico.

AECOSAN

Tal y como se indica en la convocatoria oficial, dicho Comité Científico:

[…] es el órgano para la evaluación de riesgos que […] asume las funciones de proporcionar a la Agencia, dictámenes científicos en materia de consumo, seguridad alimentaria y nutrición, definir el ámbito de los trabajos de investigación necesarios para sus funciones y coordinar los trabajos de los grupos de expertos que realicen actividades de evaluación de riesgos en el marco de las actuaciones de la Agencia.

La presente convocatoria […] está dirigida a los científicos que deseen ser miembros del citado Comité en la sección consumo y tiene como objetivo seleccionar a las personas que dispongan de conocimientos especializados en las áreas que se mencionan más adelante y estén mejor cualificadas para incorporarse al Comité Científico de la AECOSAN.

Sobre los criterios de selección creo que merece la pena que le eches un vistazo en este enlace a la propia candidatura y que juzgues tú mismo su idoneidad al respecto de tus intereses.

Alabando el necesario buen hacer de este tipo de organismos a los que se les prevé una necesaria independencia y ecuanimidad de un órgano público del que van a emanar buena parte de las recomendaciones que terminarán siendo los dictámenes del Ministerio de Salud, no puedo por menos que hacer destacar un característica que ha llamado poderosamente mi atención y que como sigue se manifiesta en la convocatoria.

De acuerdo con la disposición adicional 5ª del Estatuto de la AECOSAN, los miembros del Comité Científico no percibirán remuneración alguna derivada de su condición de miembros de dicho órgano, ni por el ejercicio de las funciones inherentes a su pertenencia al mismo. Únicamente percibirán las indemnizaciones que por razón de servicio les correspondan, de acuerdo con el Real Decreto 462/2002, de 24 de mayo, o, en su caso, el abono de los gastos, debidamente justificados, que les ocasione el ejercicio de su función.

Es decir, no se cobra ni por pertenecer al Comité Científico ni por el trabajo que se va a realizar en su seno. Y conste que, en principio no se trata de un trabajo de “figurante” ya que tal y como también se explica:

Los candidatos deben tener en cuenta que, por lo general, las reuniones implican un volumen considerable de trabajo preparatorio.

Con sinceridad, me gustaría que alguien me explicara el porqué de esta circunstancia, siendo que además el trabajo a desempeñar precisa una alta cualificación. Quiero pensar que hay alguna explicación para que así se haga ya que la primera consecuencia que para mí se deriva de esta realidad (trabajar mucho y no obtener una compensación económica) es que solo puedan presentar su candidatura aquellas personas con “la costilla cubierta” lo que al mismo tiempo podría facilitar (que no obligar) que las personas que finalmente terminan trabajando en ese Comité Científico posean más conflictos de intereses que aquellas que trabajan solo y para ese Comité Científico. Veámoslo con un ejemplo.

Sin blancaImaginemos que hay tres candidatos o candidatas “tipo” que plantean presentarse. El primero pongamos que es alguien que ostenta el cargo de la dirección científica de cualquier empresa de las grandes de la industria alimentaria (por suponer, supón cualquiera de las más grandes); el segundo, pongamos que es un profesor o profesora de universidad, profesional autónomo y con una consulta abierta al público; y el tercero un o una joven sobradamente preparado/a (JASP los llamaban antes) en el paro y con todas las ganas de comerse el mundo. La realidad nos dice que, probablemente y en el ejemplo solo pueda presentarse el primero de ellos. La razón: hasta su empresa le podría animar a meter la cabeza en este tipo de Comités Científicos mientras le mantiene, claro está, el sueldo con el que poder seguir viviendo. El segundo, probablemente, se podría plantear si el dejar alguna de las actividades en su cogida-con-hilos-vida le podría compensar a medio o largo plazo… para lo más probable terminar desestimando la posibilidad de presentar su candidatura y; con respecto al tercer perfil, pues no lo sé, depende de muchas cosas que se termine presentando o no, de si vive en casa de sus padres, de lo dispuesto que esté a invertir en su futuro por la patilla, etcétera… pero que duda cabe que las posibilidades de resultar elegido del tercero son de chiste a tenor de los criterios de selección (lo digo por aquello de la experiencia demostrable).

En fin, sigo con la duda. No sé qué de beneficioso o de positivo tiene; qué es lo que se persigue, cuando un organismo oficial solicita candidatos altamente cualificados y preparados para realizar un trabajo “considerable”, independiente y con trascendencia sobre la salud pública y que este trabajo no esté remunerado en absoluto. Ni bien, ni mal. Nada.

Así pues, si alguien tiene la clave para que esto sea así y no de otra forma, le agradeceré que por favor me haga llegar sus razones. Los comentarios están abiertos a todo el mundo. Gracias.

Pregunta trascentdental

Entre tanto, y si estás decidido, en este enlace te puedes descargar el formulario de inscripción y, en este otro, puedes descargarte el formulario de Declaración Pública de Interés que junto a tu solicitud estarás obligado a presentar. Suerte, si finalmente te presentas.

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Imagen: Ambropakorn vía freedigitalphotos.net;