El nutricionista de la general El nutricionista de la general

"El hombre es el único animal que come sin tener hambre, que bebe sin tener sed, y que habla sin tener nada que decir". Mark Twain

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Ninguno de los factores que intervienen en la obesidad infantil está bajo el control del niño

Si visitas este blog con cierta asiduidad supongo que ya conocerás aunque sea de oídas a Margaret Chan. Se trata nada más y nada menos que de la Directora General de la Organización Mundial de la Salud, y cada vez que abre la boca sube el pan. En especial cuando se refiere al tema de la obesidad, las políticas sanitarias que la facilitan (¿políticas sanitarias que la facilitan?) el papel de la industria y las relaciones entre ambas. Si además lo que está en liza es la obesidad infantil, ya puedes atarte los machos porque esta mujer, con más razón que un santo, arrasa con todo lo (chungo) que atreva a menearse dentro de este panorama. Para ponerte en sintonía te sugiero que visites este artículo del que se pueden extraer auténticas perlas fruto de sus declaraciones públicas. Aquí un breve extracto:

  • Son pocos los gobiernos que han priorizado las cuestiones de salud frente a los grandes negocios
  • Si una industria está involucrada en la formulación de políticas de Salud Pública, tengan la seguridad de que aquellas medidas más eficaces serán o bien minimizadas o bien apartadas en su totalidad
  • La industria alimentaria teme una regulación de sus productos por parte de las administraciones sanitarias y la está recurriendo a las mismas tácticas que antaño puso en práctica la industria tabacalera: grupos de presión, promesas de autorregulación, financiar estudios de investigación que lo que consiguen es tergiversar la evidencia y confundir al ciudadano, etcétera.

Pues bien, no hace demasiado Margaret Chan ha vuelto a salir a la palestra pública para dejarnos un buen manojo de reflexiones y sentencias para enmarcar. No estaría nada de mal que los responsables de nuestro querido Ministerio de Sanidad, aquel que entre otras cosas cobija el maravilloso plan Havisa, otorga los premios de la estrategia NAOS y apoya los fantásticos códigos de autorregulación de esta industria (como el PAOS)… tomara buena nota. Parece que lo hubiera escrito para nosotros.

Niña comiendo

Primero te cuento el cuándo: el 22 de junio de 2015; luego el cómo: en un discurso dirigido a una de las comisiones de la OMS encargada de plantear estrategias para acabar con la obesidad infantil; y luego el qué (tienes toda la información original en este enlace). Así, y en referencia a la erradicación de la obesidad infantil, Margaret Chan, Directora General de la OMS, dijo:

  • Muchos de los factores que contribuyen a la obesidad infantil o que se interponen en su prevención no son sanitarios. Influir sobre estos factores externos para obligarles a asumir este problema de salud no es fácil, aunque nuestra experiencia con respecto al tabaco muestra que es posible lograrlo.
  • Con independencia de que en la edad adulta se alcance un peso normal, aquellas personas que hayan padecido obesidad infantil sufrirán sus consecuencias de forma permanente.
  • Algunos niños están expuestos a un importante riesgo de padecer obesidad desde el mismo día en el que nacen o incluso antes de llegar a nacer. Así lo muestra la más reciente evidencia.
  • Modificar el “ambiente obesogénico” en el que estamos inmersos no es suficiente para atajar el problema de la obesidad infantil. No obstante, ninguna solución tendrá éxito sin abordar esta importante parcela.
  • Por encima de las causas de la obesidad infantil hay que considerar la responsabilidad moral de este asunto y recordar que ninguno de los factores que intervienen en la obesidad están bajo el control del niño.
  • Esta singular conclusión [reflejada en el informe] hace descansar una responsabilidad moral sobre toda la sociedad a la hora de actuar en nombre de todos los niños y así reducir el riesgo de obesidad a partir de las iniciativas que sean precisas.
  • [En este sentido] Existen dos líneas rojas que la OMS no debe permitir que se traspasen: Por un lado el asegurarse que la industria alimentaria no tenga ni voz ni voto en cualquiera que sea la recomendación realizada por este organismo. Y por el otro, que la industria alimentaria tampoco pueda estar implicada en la formulación de políticas de salud pública.
  • El mayor de los daños [hablando de obesidad infantil y de industria] proviene de la comercialización de bebidas azucaradas no alcohólicas y de alimentos ultra-procesados, especialmente calóricos y pobres en nutrientes, que al mismo tiempo suelen ser los más baratos y están más disponibles, especialmente en las comunidades más pobres.
  • [El sector de la industria alimentaria que fabrica estos productos] se adhiere a acuerdos voluntarios y se opone firmemente a cualquier enfoque normativo. Ambas industrias [la de las bebidas azucaradas y la de los alimentos procesados] son al mismo tiempo poderosos agentes económicos. Este poder económico se traduce fácilmente en poder político.
  • Dejemos a la industria alimentaria hacer sus promesas. Demos la bienvenida a sus nuevos productos reformulados, pero no dejemos de vigilarlos y hagámosles responsables de lo que sucede.
  • Esta es una estrategia que se sigue en muchos países, pero al mismo tiempo es imprescindible dar a la industria suficiente cuerda para que ella misma se ahorque cuando se contraste que no ha cumplido sus acuerdos de autorregulación. No se les debe excluir sin darles una oportunidad.

El azote de la industria alimentaria tiene nombre y trabaja en la OMS

Margaret Chan

Dar a la industria alimentaria suficiente cuerda para que se ahorque ella misma si no cumpleAmigos, es preciso reconocer que Margaret Chan acaba de destronar al Hombre de negro (creo que no hace falta presentarlo, pero por si acaso, me refiero al de El Hormiguero). Así pues, creo que esta mujer se merece un breviario de frases intimidantes que hagan glosa de su verdadera gallardía y ponga la del Hombre de negro en su lugar… es decir a la altura del betún. Vamos allá, me arranco yo, y ya si eso lo continuamos todos en los comentarios y en twitter con el hastag #MargaretOMS (eso sí, para que funcione hay que darle la entonación que Trancas y Barrancas le ponen al asunto):

  •  #MargaretOMS desayuna hombres de negro crudoooooooooooos,
  • #MargaretOMS se hace pendientes con las botellas de refresco de cola de dos litroooooooos,
  • #MargaretOMS no pone las peras al cuarto… las pone al kilooooooooo,
  • #MargaretOMS le echa salsa tabasco a los pimientos jalapeñooooos…
  • Todo el mundo teme al brazo izquierdo de #MargaretOMS… del derecho tiene miedo hasta ella mismaaaaaaaaa,
  • #MargaretOMS se hace enjuagues bucales con bollería industriaaaaaaaaaal,
  • Cuando #MargaretOMS habla la felicidad mira para otro ladoooooooooo,
  • #MargaretOMS enciende fuego frotando helados de coloooooooooores.

Etcétera… ¿te animas?

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Imagen: GTRES y http://www.who.int/dg/es/

¿Su hijo es normal? ¡Estigmatícelo, por Dios, y hágalo verdaderamente normal!

¿Tiene un hijo absolutamente normal y siente que la publicidad de no importa qué zarandaja no se le puede aplicar?

¿Acaso su hijo no se siente desplazado, humillado o estigmatizado por causa alguna? ¿Es tan normal su hijo… que deja de ser normal?

¿Es posible que usted como padre o madre no tenga motivo alguno para sentir una lastimera preocupación por su hijo? ¿Se siente un mal padre por ello?

No desespere… ni se preocupe… nosotros, la industria alimentaria en estrecha colaboración con el sector publicitario encontraremos un elemento para estigmatizar a su hijo, hacerlo sentir diferente y abatido… para, acto seguido, ofrecerle nuestra solución y así su hijo pueda ser un niño anormal, pero siendo normal al mismo tiempo. Usted, por su parte, tras mostrarse realmente abatido por la amarga realidad de su hijo causada por su explícita infelicidad, podrá volver a recobrar la jovialidad de verlo disfrutar de su nueva y estigmatizada normalidad.

Surrealista

Posiblemente estas palabras absolutamente inventadas por mi parte te parezcan exageradas, pero un somero análisis de las actuales circunstancias te servirá para coincidir conmigo y caer en la cuenta que, en realidad, es la estrategia que siguen no pocas empresas del sector alimentario o, peor aún y como veremos, algunas campañas de “prevención” de la obesidad infantil de los último años. En mi opinión, los anteriores reclamos fruto de mi invención se podrían atribuir al Ministerio de la Verdad de la conocida novela 1984 (George Orwell); no obstante es lo que parece que está pasando. Voy con los ejemplos para que me entiendas.

Si eres celiaco te sentirás abatido y si eres la madre, infeliz

El primer caso que te traigo es el de la campaña de la cadena McDonalds para dar a conocer que desde 2011 disponen de su conocido HappyMeal con pan para celiacos. Ojo, que no me parece mal la oferta, la posibilidad… si alguien quiere llevar a sus hijos a este tipo de establecimientos (allá cada cual) que el hecho de ser celiaco no sea un impedimento. Ahora bien, sí que me parece mal la forma de poner en valor esta posibilidad. Puedes ver el vídeo a continuación o en este enlace

¿No te parece llamativo nada? Bueno, a continuación te dejo el escrito que remitió una madre de un niño celiaco a la multinacional en España para que valores sus motivos:

Pues hoy me toca a mí dar la chapa… A ver si soy capaz de expresarme de forma breve y concisa (imposible, me conozco). Pongo en contexto y en orden cronológico: soy mujer (ya con una edad) publicista y madre de un niño que padece enfermedad celiaca. En las últimas semanas he tenido la desgracia de ser parte de la audiencia que ha sufrido el anuncio de McDonald’s destinado a niños como mi hijo. Y a partir de este párrafo empieza la chicha… Sin acritud ninguna y solo por tranquilizar mi conciencia, necesito manifestar mi opinión acerca de éste horror televisivo y agradezco la difusión para tratar de llegar a fulanito que conoce a menganito de tal o cual agencia, responsable (junto con el anunciante, por supuesto) de semejante bazofia. Los padres de niños con ciertas «diferencias» nos esforzamos cada día por tratar de normalizar su situación y darle la importancia que tiene, NINGUNA. Los que somos padres, sabemos lo importante que es la integración de nuestros hijos en un entorno en el que se sientan felices, confiados y queridos (no necesariamente en este orden) y tratamos de darles las herramientas necesarias para que esto ocurra. Con cortocircuitos como éste, tenemos que aprender a vivir, pero no sin tratar de haceros entender, a vosotros «gente normal» que nuestros hijos, por mas que os empeñéis, son felices a pesar de no comer golosinas, ni bollería industrial ni mierdas varias… Que jamás se les pone esa carita de melancolía lamentable cuando se les dice que no lo pueden comer, es más, en muchos casos hasta les da igual. Flaco favor nos hacéis, de corazón os lo digo, planteando situaciones como éstas, en las que los niños se frustran y se compadecen de sí mismos, mientras las madres observan doloridas como sufren sus hijos. Nada más lejos de cómo queremos educarles, en las antípodas, de hecho. Como comentaba al comienzo, soy publicista y me he encontrado muchas veces en tesituras difíciles para «vender» esto o lo otro, pero compañeros, no todo vale, tengamos un poco de «yo que sé» que nos permita distinguir cuando estamos pasándonos al lado oscuro. Concluyendo; si el objetivo del comercial es empatizar con las madres y convertir en prescriptores a los niños, mec mec mec meeeeeeeeeec. Os garantizo que en nuestro caso, no aplica. 

Sin embargo y como de bien nacido es ser agradecido, tengo que daros las gracias, con mayúsculas y exclamaciones, por darme la excusa perfecta para dejar, de un plumazo, de consumir vuestras hamburguesas. A mi hijo nunca le gustaron, listo él, y lejos de importarle desde que año ofrecéis menús exentos, prefiere antes que cualquier cosa, un buen lenguado o unas lentejitas caseras… good for him!

Pediasure nos hace creer que el ser «malcomedor» existe

Como ya he comentado hay más casos… en concreto hay uno que de verdad que me saca de mis casillas, es el caso de Pediasure del que te hablé en su día y su batidito de marras para que a los niños no les falte de nada y crezcan sanos y fuertes. Lo peor de lo peor, es precisamente su estrategia para estigmatizar a los niños. Esa estrategia consiste en dirigir su publi a los peques: el bombardeo de sus anuncios es constante y continuo en los canales de televisión para los niños. Al loro que estos tipos no dirigen sus anuncios a profesionales ni a los papás… los dirigen a ellos… lamentable. Como lamentable es que se establezcan alianzas entre cadenas de distribución de alimentos y el producto en cuestión para hacer llegar ofertas a sus clientes. Tal es el caso de Carrefour quien promociona la compra de Pediasure con 5€. Será porque los niños necesitan Pediasure y no comida de verdad… o porque no hay comida de verdad en las grandes superficies (bueno, siendo sinceros, hay que reconocer que la proporción de esa comida de verdad es justita en los super e hipermercados, sean de la empresa que sean. Ya sabes que yo soy más de mercado)

¡Ey tú, gordito! déjame ayudarte de buen rollo

Y el último ejemplo lo tenemos en un programa, PERSEO, que estando aun en vigor si mal no me equivoco, constituyó una de las primeras acciones serias de nuestra Administración sanitaria para poner coto a la obesidad infantil. Pues bien, sin hacer de menos algunos de sus apartados, uno de los aspectos más cuestionables de este programa, por no decir más execrables en sus orígenes, consistió en señalar con el dedo a los niños con sobrepeso y obesidad, aportarles una comida diferente en el comedor escolar y apartarlos del grupo en horario escolar para recibir “formación” adecuada con el fin de poner coto a su situación… a ellos y a sus familias… solo faltó hacerles lucir un brazalete con algún tipo de inscripción del tipo “soy obeso y estoy en el programa Perseo”… gorditos con certificado de distinción… con pedigrí. Curiosa esta forma de obrar cuando desde la estrategia NAOS se ponía un especial acento en la importancia de no discriminar a nadie, además de por las cuestiones más manidas (sexo, raza, ideología…) tampoco por cuestión de su peso. Pues la primera en la frente.

Así pues, no dejes que sean otros los que manejen tu normalidad ni la de tus hijos. Y recuerda que su primera estrategia es ofrecerte una nueva “normalidad” a partir de hacerte sentir anormal y desdichado por causa de esa falta de normalidad que ellos, de forma bondadosa y desinteresada, están dispuestos a proporcionarte.

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Imagen: Master isolated images vía freedigitalphotos.net

Las claves de los raros casos de éxito en el control poblacional de la obesidad

Tal y como te comentaba el jueves pasado, el manejo de la obesidad se resume en una historia de fracaso en lo que a Salud Pública concierne: salvo contadas excepciones (y hoy te traigo una de ellas) nadie ha controlado, y mucho menos invertido, el avance de la obesidad.

En este sentido, la mayor parte de estudios que abordan esta peliaguda cuestión coinciden en mencionar una serie de factores indispensables para, aparentemente, poder ver la luz. Entre ellos lo más repetidos, y a su vez menos puestos en práctica son dos:

  • Las administraciones han de asumir el liderazgo, en serio, para poner coto a la cuestión de la obesidad.
  • El problema ha de ser abordado de forma multidisciplinar con estrategias encaminadas a la mejoras de todos los actores implicados en el problema.

Es decir, mientras no sean los gobiernos quienes tomen el toro por los cuernos no va a haber nada que hacer… en vez de hacer el paripé, como acostumbran; y mientras el problema no sea asumido con medidas que afecten a todos los sectores implicados (consumo, entorno familiar, entorno escolar, profesionales sanitarios, publicidad, etcétera) difícilmente se observarán avances en este sentido. En sentido inverso, de no hacerse así, el problema seguirá igual, y más probablemente, peor.

Finlandia

Pero una “pequeña” localidad de Finlandia puede servir de muestra para poner en evidencia como, además de lo que dicen los estudios, en la práctica, se le puede dar la vuelta a la tortilla. Pero eso sí, para que así suceda hay que asumir en todas sus consecuencias los factores antes mencionados: que las autoridades se lo tomen por una vez en serio y, además, haya un conjunto de medidas puestas en práctica que afectan a todo el mundo.

El ejemplo concreto

Se trata de la pequeña ciudad de Seinäjoki, que tiene una población cercana a los 60.000 habitantes. En ella, tal y como pone de relieve la OMS, hace 6 años una quinta parte de su población infantil con menos de cinco años contaba con exceso de peso. Sin embargo, fruto de una amplia campaña nacional se pusieron en marcha una serie de propuestas y, a día de hoy, la población de menos de cinco año en esa situación se ha reducido a la mitad, pasando del 20% en 2010 a cerca del 10% en la actualidad. Un paso reamente impresionante, máxime teniendo en cuenta que pocos colectivos han logrado este tipo de éxitos en el terreno de la obesidad.

¿Qué como lo han hecho? pues como te decía poniéndose manos a la obra de verdad y emprendiendo una acción mancomunada, todos a una, para darle la vuelta al problema: el propio gobierno finlandés a partir de su Ley para la ciudadanía por la salud, ha decidido que “la salud” sea un criterio clave a la hora de tomar cualquier decisión política y, por ejemplo:

  • Desde la planificación de urbanismo se han cambiado los patios de las escuelas para promover la realización de más actividad física.
  • En lo que respecta a la nutrición y también en las escuelas se han rediseñado los menús para ofrecer menos azúcar con los alimentos y para procurar menús más saludables.
  • Desde el departamento de sanidad se han planificado revisiones anuales gratuitas sobre el tema con formación específica para los profesionales de la salud, al tiempo que se han dirigido campañas de educación nutricional para los padres, de forma que ahora ellos están más concienciados y saben como afrontar mejor estas cuestiones.
  • Dentro de esa estrategia nacional, Finlandia está realizando recomendaciones concretas para reducir el acceso a alimentos especialmente dulces, altos en grasas y a las bebidas azucaradas en las máquinas expendedoras de los colegios, así como normas que regulen (y se cumplan) la publicidad de alimentos dirigidos a los niños.
  • Además, los dulces, chocolates, refrescos, helados, chucherías y productos alimenticios de semejante… ralea, han sido gravados con el impuesto de comercialización más alto posible.
  • En los colegios se imparten contenidos de nutrición, dietética, salud y cocina

Pero como te decía, aunque hoy sea la ciudad de Seinäjoki la que se pone como ejemplo, todo parte de una estrategia nacional. Así, el Instituto Nacional de Salud y Bienestar Social, dependiente del Ministerio de Asuntos Sociales y Salud de Finlandia, está ayudando a los municipios a que implementen las políticas nacionales. A su vez los municipios pueden realizar un seguimiento de su progreso con regularidad en los sitios web nacionales de vigilancia, además de compartir las mejores prácticas y asistir a cursos de formación para aplicar la legislación vigente incorporando la salud como una prioridad en todas sus políticas.

Lo que se hace en otros países (entre ellos España)

La incorporación en la dimensión más amplia posible del concepto de Salud Pública en todas las políticas de un gobierno, y que esta medida termine por implicar a todos los sectores, parece algo terriblemente complicado. Un asunto solo apto, parece, para países con una larga tradición en su implicación en cuestiones de Salud Pública, tal y como es el caso de los países nórdicos. Mientras que Finlandia es líder en este tipo de políticas, otros países carecen de la ¿capacidad, perspectiva, habilidad, arrestos…? para así hacerlo e integrar la Salud Pública como una prioridad en todos sus planes sectoriales.

Mientras esta perspectiva no cambie a ojos de nuestras autoridades, ya nos podemos untar las orejas con vino… ya que de poco o nada servirán aquellas medidas anecdóticas y puntuales que se propongan para mejorar la situación de la obesidad en la población española, salvo para, eso sí, maquillar una manifiesta inacción de la administración.

Al final… no hacer nada… o hacer cosas que no sirven para nada, desemboca en el mismo resultado.

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Nota: Mi agradecimiento para Adolfo Aracil Marco (@aaracil1) por hacerme llegar estos interesantes contenidos.

Imagen: Vlado vía freedigitalphotos.net

Los niños con sobrepeso y sus padres identifican mal su verdadera situación

Taparse los ojosTan solo una cuarta parte de los niños y adolescentes que tienen sobrepeso, así como solo una quinta de los padres de esos niños y adolescentes son capaces de valorar adecuadamente el peso de sus hijos. Dicho al revés, cerca del 75% de los implicados con sobrepeso y el 80% de sus respectivos padres son incapaces de percibir su verdadera situación ponderal cuando se padece sobrepeso. Unas cifras que se suavizan, aunque no lo deseable, en el caso de niños con obesidad.

Esta fue una de las conclusiones más relevantes de un estudio de seguimiento recientemente publicado por el Centro para la Prevención y Control de Enfermedades Estadounidense recientemente publicado.

Pero no fueron las únicas. Otras de las conclusiones importantes y que ponen de relieve la relevancia de estar objetivamente al tanto del peso de cada uno como del de nuestros hijos radica en saber que la adopción de medidas para controlar ese exceso de peso es casi cuatro veces más probable cuando se hace una estimación acertada que cuando se está equivocado. Es decir, tanto hijos como padres se ponen manos a la obra para tratar de atajar esa situación cuando la evaluación del peso es acertada. Es algo lógico por otra parte que el aporte de soluciones sea más elevado cuando se tiene constancia de la existencia de un problema y no antes.

Al final, con una muestra de cerca de 2.600 participantes se obtuvieron los siguientes resultados en cuanto a la autopercepción del peso y la percibida por los padres según los sujetos en cuestión tuvieran un peso adecuado, tuvieran sobrepeso y obesidad.

Malinterpretación del peso de los hijos

Habrá quien piense que estos resultados no son extrapolables a España, y no seré yo quien le saque de su error ni tampoco el que le diga que está en lo cierto ya que no hay estudios similares realizados en España (o yo no los conozco). Sin embargo, este error en la valoración ponderal de los hijos cuando estos presentan un exceso de peso se ha contrastado en otros estudios cuando los participantes son de otras nacionalidades, por ejemplo, este de aquí en Alemania, o este otro en Finlandia… y no se me ocurren las razones por las que en España este tema fuera distinto. Más al contrario, y siendo como somos uno de los países europeos líderes en obesidad infanto-juvenil, todo apunta a que los resultados irán por el mismo camino. En lo personal desconozco las razones últimas de esta mala interpretación del peso propio por parte de lo chavales o por parte de los padres, pero entre la “estrategia de la avestruz”, la pereza ante las consecuencias de realizarla de forma adecuada y la vergüenza de verse reflejado uno mismo en la misma situación pueden ser parte de las claves lógicas que expliquen esta situación.

Con esta realidad en el horizonte es preciso darse cuenta que de poco o nada sirven todos aquellos esfuerzos encaminados a reducir la obesidad infantil si los propios implicados no se reconocen a sí mismos como portadores del problema. Y es que tal y como menciona Julio Basulto en este post ad hoc, hay muchos padres, y en especial muchas madres, que consideran normal… e incluso deseable que sus hijos estén “fornidos” o “rellenitos”.

El primer paso para aportar una solución es reconocer tener un problema… y así, en este terreno vamos muy mal.

Valorar de forma adecuada el peso de los hijos facilita tomar las medidas oportunas.

Si te ha gustado esta entrada quizá te interese consultar:

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Imagen: Personal and Parental Weight Misperception and Self-Reported Attempted Weight Loss in US Children and Adolescents, National Health and Nutrition Examination Survey, 2007–2008 and 2009–2010 vía CDC y sippakorn vía freedigitalphotos.net

Beber zumo de fruta no equivale a comer la fruta

¿Te parece que la mermelada equivale a una ración de fruta? Ea, pues con los zumos tampoco. Y eso que para la elaboración de los dos productos –mermelada y zumo- interviene de forma indefectible la fruta… que te quede claro. Y aunque al zumo no se le añada nada más y sea exclusivamente el producto licuado de la fruta… el zumo de fruta ni es fruta, ni su consumo sustituye el de la fruta.

Para la mermelada seguro que no hace falta que te lo explique, seguro que lo entiendes. Vamos con el zumo y con un ejemplo: el paradigmático zumo de naranja.

Veamos las diferencias nutricionales y de efecto sobre la ingesta de un vaso de zumo de naranja natural frente al de una naranja tal cual. Ten en cuenta que para un vaso de zumo se suelen emplear, por término medio, 3 naranjas más o menos. Pues veamos.

Naranja vs zumo

En resumen: el zumo aporta más calorías, menos fibra, menos saciedad y la posibilidad de tomar “más de la cuenta” es mucho mayor… entre otras cuestiones (y todo ello suponiendo que además no se le añada azúcar)

Es por estas razones y quizá otras más que creo que te interesará conocer algunas opiniones especializadas con respecto a este tema. Por ejemplo:

  • La Organización Mundial de la Salud (2003) afirma que existe un alto nivel de evidencia acerca del papel protector de la fruta para prevenir la obesidad, hecho que queda reflejado en recientes investigaciones al respecto. Sin embargo, la OMS afirma que los datos científicos muestran una relación probable entre el consumo de zumos de fruta y la obesidad.
  • La Asociación Americana del Corazón de nuevo propone como verosímil que la saciedad es menor ante un zumo de fruta que ante una fruta entera y por ello desaconseja el consumo de los zumos de fruta, insistiendo en la importancia de consumir fruta en su estado original, y considerando que las calorías consumidas de forma líquida podrían afectar negativamente a los intentos de conseguir y mantener un peso saludable.
  • La Academia Americana de Pediatría recomienda aumentar la ingesta de frutas para prevenir el sobrepeso y la obesidad en los niños, siempre y cuando no sea en la forma de zumos de fruta
  • El Comité de Nutrición de la Asociación Española de Pediatría afirma que los zumos de fruta no son equivalentes nutricionalmente a las frutas naturales, al carecer de fibra y no estimular la masticación.

Así pues, ¿aún crees que si no tomas fruta, o no la toma tu hijo, esta situación se arregla con un zumito (o dos, o tres, etc.)? La fuente de bebida y de hidratación para ti y para vuestro hijo ha de ser el agua, y la fruta… para comer.

Consume fruta. Fruta de verdad.

Si te ha gustado esta entrada quizá te interese consultar:

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Imágenes: tiverylucky y satit_srihin vía freedigitalphotos.net

Fuente consultada: ¿Se puede considerar el zumo de frutas como una ración de fruta? del Grupo de Revisión y Posicionamiento de la Asociación Española de Dietistas-Nutricionistas.

Día Nacional de la Nutrición: Comer sano es divertido la obesidad no (una crítica constructiva)

DNN 2014Hoy se conmemora el Día Nacional de la Nutrición (DNN) de la mano de la FESNAD (la Federación Española de Sociedades de Nutrición, Alimentación y Dietética). Una fecha para poner en alza todas esas cuestiones en las que lo que comemos, el cómo y el cuánto influyen en nuestra salud. Algo muy a colación después de la entrada de ayer… despertar conciencias es de lo que se trata en definitiva y ser conscientes del papel que desempeña la alimentación cotidiana en la salud, algo que al parecer está bastante subestimado por parte de la población general. El lema de este año, ya lo ves, es: “Comer sano es divertido, la obesidad no”; con un foco de atención claramente centrado en la población infantil.

A estas alturas no voy a renegar de la importancia de estos temas pero quizá sí cuestionar en cierta medida (con la más positiva de las intenciones) la forma de ponerlas de relieve y de aportar soluciones, recomendaciones y consejos. Adelanto que el grueso de la campaña me parece acertado pero hay detalles con los que discrepo, así como el haberse dejado en el tintero algunas cosas que a mi juicio son importantes.

En todo el material que acompaña esta conmemoración, tanto en el tríptico, como en la presentación para conferencias, se hace una especial alusión a la cuestión del sobrepeso u obesidad infantil, los factores que los facilitan, al tiempo que se indican una serie de recomendaciones en lo que respecta a los hábitos de vida. Esos factores facilitadores los divide en 3 grupos de influencia: la alimentación inadecuada, la escasa actividad física y los ambientes obesogénicos en el hogar, la escuela y la comunidad. Nada nuevo, pero que conviene recordar y tener bien presente.

La importancia del desayuno

Sin embargo, a la hora de centrar las recomendaciones, el grueso del mensaje se centra de forma significativa hacia la importancia del desayuno “completo”. En primer lugar no estoy totalmente convencido de la importancia del desayuno (hacerlo o no) en el tratamiento y prevención del sobrepeso y obesidad. Te recuerdo esta entrada (¿Es obligatorio desayunar si quieres adelgazar?), en la que se ponía de relieve que, al menos en adultos y en la actualidad, no está nada claro si el hecho de hacer un desayuno o no constituye un elemento preventivo o terapéutico válido. No sé muy bien en qué se puede basar la FESNAD para, insisto, poner el acento en un elemento con una utilidad… al menos tan difusa, ¿no hay otras cuestiones a las que prestar tanta atención antes que al desayuno?

La importancia del desayuno «completo»

En segundo lugar, de lo que no me cabe la menor duda es de lo desacertado a la hora de hablar de un desayuno “completo” en los términos a los que se refiere esta campaña. ¿Qué se supone que es “completo” o “equilibrado” en estos casos? Pues lo que te imaginas y te temes al mismo tiempo: la presencia, al parecer ineludible, de al menos tres elementos en el desayuno, un alimento del grupo de los lácteos, uno del de los cereales y una fruta. El remate de la jugada es cuando entre esos alimentos de origen “cereal” además se incluye de forma destacada las galletas. Y es que, con estos parámetros en el punto de mira para catalogar un desayuno como “equilibrado, completo o ideal” no me extraña el dato estadístico que se ofrece referido a que solo un 3,8% de los niños españoles realizaban un “desayuno completo”… Ay, ay, ay.

Y que pasa si un niño desayuna tortilla de patatas y ya está… ¿está mal? Y si desayuna arroz con lentejas o una ración de gazpacho o un trozo de merluza a la romana… ¿está mal también, se incrementa el riesgo de obesidad por desayunar así? Pues a mi juicio no, y me explico.

(Pensamiento al margen: Prefiero no pensar en si las empresas de la industria alimentaria que han patrocinado esta jornada habrán tenido algo que ver, porque, esa es otra, ¿para cuándo un DNN sin patrocinio directo de la industria alimentaria? ¿Acaso es imposible?)

Deberíamos dejarnos ya de tanta comida ideal, desayuno equilibrado y cenas completas y empezar a poner el acento en la bondad general de la dieta… en la del adulto y en la del niño. Deberíamos pues, dejar de hacer una presión perfeccionista injustificada e innecesaria en parcelas tan concretas y reducidas como son las ingestas tomadas una a una y centrarnos más en dos aspectos: por un lado en el papel de las personas para decidir y dar, dentro de un orden, gusto a sus preferencias y; por el otro, empezar a observar los estilos de vida en su conjunto, como el elemento importante a la hora de proponer mejoras. No se debería en mi opinión continuar por ese camino que acaba por atomizar y disgregar todos y cada uno de nuestros comportamientos (y por ende el de nuestros hijos).

Que me disculpe la FESNAD, pero a mí nadie me ha demostrado la existencia de un desayuno “equilibrado, ideal y completo” que sirva para todo el mundo tal y como se plasma en esta información (puedes consultar esta entrada al respecto: ¿Hay un desayuno “ideal”?). Si de mí dependiera, conservando el lema y el leitmotiv del DNN 2014, me hubiera centrado en el papel de los padres y cuidadores, en el ejemplo que dan y en las opciones alimentarias que ponen delante de sus hijos en todo momento. Estas relaciones y todas las cuestiones relativas a la formación son las que para mí tienen un peso abrumadoramente mayor en nuestros estatus ponderal y por tanto en el que con cierta probabilidad tendrán nuestros hijos. Recuerda, un niño no come lo que tú no le pones a su disposición. Pero este tema, para mí eje central de estas cuestiones, ya se trató en el DNN del año 2012 (Enseñar a comer es enseñar a crecer) y de ahí mi entusiasmo al aplaudir, entonces sí, aquella iniciativa.

Reducción del peso o cambio de hábitos

Ya por último esta la cuestión de hacer pasar todo por el “peso” y no tanto por los “malos hábitos”. Porque si de medidas útiles se trata, existen interesantes estudios que sugieren que lo verdaderamente importante debería de partir de centrarse en los cambios de los estilos de vida antes que en la pérdida de peso como tal. Para empezar por que con esos cambios en los estilos de vida se beneficiaría tanto la población obesa como la que no lo es; y para acabar por que es una mucho mejor forma de no estigmatizar a nadie (especialmente a los niños en una edad tan delicada) y de mantener a largo plazo las metas ponderales.

Así pues larga vida al DNN, si puede ser sin los patrocinadores del tipo que suelen ser los habituales; ojalá sirva para recordar a la población general la importancia de la alimentación y su peso en la salud. Y recuerda, no te dejes despistar: una dieta saludable no pasa por desayunar indefectiblemente leche con galletas y una manzana (o sus típicos sustitutos).

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“Más allá del peso”, el mejor documental que he visto sobre obesidad infantil

Se trata de una producción brasileña y su título original es Muito Allém do peso (Más allá del peso). Toma nota: hacía mucho, mucho tiempo que un documental no lograba conmoverme como lo ha hecho este. Será porque aborda un tema tan preocupante y emotivo como es el de la infancia y su obesidad. Lo hace tocando todos los palos que hay que tocar o al menos los más importantes, retratando la cruel realidad de muchos niños brasileños y, lo que es peor, sus escasas posibilidades de maniobra para salir de sus aciagas circunstancias. Unas circunstancias que, por otra parte son compartidas en prácticamente todo el mundo, con sus matices, tal y como sucede en la mayor parte de los países “desarrollados” y en los que no lo están tanto.

El documental dura cerca de una hora y veinte minutos y, a pesar de lo que parece no es largo, más al contrario se hace corto. En él se ponen de relieve lo que tantas y tantas veces se ha sacado a colacióne en este blog:

Lo vulnerables que son para estas cuestiones las clases más desfavorecidas; que guardar patrones menos saludables de alimentación suele ser más barato que seguir aquellos más recomendables; el papel de la educación nutricional tanto en las escuelas como en casa; la ignominiosa presión de la industria alimentaria; el rol del azúcar en esta historia; el de las grandes superficies de venta de “comestibles”; la opinión de una madre sobre lo ridículo de hacer dieta para adelgazar y sí adquirir buenos o mejores hábitos; las demoledoras y lógicas aportaciones de Jaime Olivier (qué grande este tío en su lucha contra la obesidad infantil), los contundentes datos sobre la situación de gran parte de la población infantil brasileña en cuanto a la obesidad y su descorazonador futuro; la vergonzosa situación de, encima, ver premiados a los directivos de ciertas industrias alimentarias por parte de la administración por “sus acciones emprendidas en pro de la salud”; el papel de la publicidad; la opción de limitarla (¿forma parte de la solución no anunciar aquello que es “malo” y que de cualquier modo se puede adquirir?); los malditos regalos de la comida basura (sí, es en este tipo de comida el que, sus fabricantes, son los únicos que ofrecen regalitos para los niños); el hecho de no concebir el beber otra cosa mas que refrescos y bebidas azucaradas; y así un largísimo y muy recomendable de ver etcétera.

Me había preparado una especie de guión con los momentos estelares del reportaje, pero se haría eterno. Tan solo mencionar algo que, sinceramente, me revolvió las tripas y que casi, lo prometo, me hizo llorar… (a partir del minuto 12:41). Fue el hecho de saber que el 56% de los bebés de menos de un año toman refrescos de forma frecuente y el ver rellenar biberones con refrescos de cola. Asco y repulsión es poco… y no, no solo son los padres los culpables, el documental ofrece no pocas explicaciones a este lamentable comportamiento.

En definitiva, te invito a que saques tiempo de donde puedas y veas este documental enterito, pasa de las palomitas y de los refrescos y ponte serio para verlo. No es broma.

Nota: Sugiero a cualquiera de los responsables de las distintas cadenas de televisión españolas que hagan el esfuerzo de comprar los derechos para difundir este documental imprescindible. Si además, lo doblan sería genial, auguro un éxito de audiencia.

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