El nutricionista de la general El nutricionista de la general

"El hombre es el único animal que come sin tener hambre, que bebe sin tener sed, y que habla sin tener nada que decir". Mark Twain

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Incluir nutrientes “clave” es percibido como más saludable que comer comida

Lo reconozco, el nutricionismo es uno de mis caballos de batalla. Esta corriente puede también denominarse como nutriente-centrismo, expresión que deja más a las claras la ideología subyacente. Lo comenté de forma más o menos pormenorizada hace ya casi 3 años en este post y lejos de atenuarse va a más. Hablé de nuevo sobre el tema pasado un tiempo cuando el padre del término nutricionismo, Gyorgy Scrinis, publicó un libro en el que abordaba de forma monográfica sus implicaciones. Y como digo, cada día observo más consumidores víctimas de la fiebre ocasionada por esta ideología. Fíjate cómo deben de estar las cosas que aunque lentamente, ya se empiezan a realizar estudios al respecto. El último, bastante reciente, pone de relieve que la población atribuye a los nutrientes aislados (y no tanto a la comida que los pudiera contener) un factor protector frente a las enfermedades crónicas.

Naranja y vitamina C

Antes de continuar, y para todos aquellos que no estén al corriente creo necesario aportar una mínima descripción de lo que se entiende por nutricionismo. En realidad es algo muy fácil de comprender, se trataría de hace descansar en los nutrientes aislados virtudes generales sobre la salud independientemente de la matriz alimentaria (o suplementaria) en la que estén incluidos. Su práctica se pondría de relieve en aquellas personas que, por ejemplo, deciden tomar un suplemento de ácido fólico en vez de incluir en su minuta diaria suficientes alimentos de origen vegetal que a buen seguro incluirán esta vitamina. O bien, cuando se consume una bebida láctea enriquecida con omega tres en vez de consumir con la adecuada frecuencia pescado en la dieta. Si cada día el nutricionismo está más de moda… o si condiciona la conducta de los consumidores, queda bastante de manifiesto cuando nos damos un paseo por los pasillos de un supermercado, o cuando vemos los anuncios de productos alimenticios y de suplementos en la televisión. Lo cierto es que es que hay una oferta infinita de este tipo de productos enriquecidos en lo que sea. Y si esa oferta que es infinita viene produciéndose desde al menos una década larga, es porque la demanda, tristemente, también es infinita.

Así lo ha puesto de relieve como te decía un reciente estudio: Nutrient-centrism and perceived risk of chronic disease (El nutriente-centrismo y la percepción de riesgo de padecer enfermedades crónicas). En él, 114 estudiantes de psicología han sido objeto de estudio y se contrastó que para ellos la descripción de una dieta en términos de nutrientes (mencionar los nutrientes que contenía una dieta dada) era percibido como un elemento más beneficioso para la reducción del riesgo de sufrir determinadas enfermedades (diabetes, patologías cardiacas, etcétera) que cuando la misma dieta se describía mencionando los alimentos “naturales” que la componían. Creo que está bastante claro, pero voy a poner un ejemplo.

De igual forma que decir que nuestras cañerías están llenas de monóxido de dihidrógeno puede tener connotaciones negativas para muchas personas (a pesar de que es lo mismo que decir que nuestras cañerías están llenas de agua); en este estudio se puso de relieve que para esta muestra el decir que alguien sigue una dieta alta en magnesio tiene más virtudes protectoras que si le dices que lo que tiene es una dieta alta en espinacas… Es decir, nutricionismo galopante.

Lo cual, además de ser un error, supone un importante peligro ya que desde hace bastantes años la industria alimentaria nos está bombardeando con alegaciones presuntamente saludables (mencionando dichos nutrientes) en productos con un perfil nutricional francamente nefasto. De esta forma, no pocos consumidores prefieren (por que lo perciben como mejor) las salutíferas alegaciones que pueda incluir la publicidad de unas salchichas de frankfurt “ricas en proteínas y fósforo”, que el anodino aspecto de un huevo pasado por agua… que, no es por nada y desde el más estricto punto de vista nutricional, le da bastantes vueltas a las mencionadas salchichas.

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Nota: Una vez más, agradezco a Marc Casañas (@Firefly_fan) sus aportaciones para este artículo.

Imagen: Maggie Smith vía freedigitalphotos.net

¿Qué es mejor, la margarina o la mantequilla?

De verdad que pocas preguntas hay tan recurrentes y que a mi modo de ver tengan tan poco sentido como la del título de hoy. Aunque lo cierto es que esta es solo un ejemplo más de una prolífica familia de preguntas de similar corte. Seguro que te suenan otras similares… Qué es mejor: la leche o la bebida de soja; el pan de barra o el de molde; el azúcar o los edulcorantes (cualquiera de ellos); las nueces o las almendras; el plátano o las manzanas, etcétera.

Cierto es que la expresión de cada una de estas dualidades no hacen sino poner de manifiesto, en mi opinión, un desconocimiento intrínseco de las más mínimas cuestiones nutricionales en quien las plantea. Normalmente quien las formula suele esperar una respuesta enrocada en el “nutricionismo” más galopante con la que al final da igual lo que le digas porque no va a entender nada. Veamos, de qué sirve que a alguien que te plantea este tipo de preguntas le termines hablando de ácidos grasos insaturados, proteínas de alto valor biológico y otras cuestiones más o menos técnicas si quien te pregunta es incapaz de comprender lo poco conveniente de una cuestión tan “simple” como la que te traslada.

Para todos aquellos amantes del “nutricionismo” (ya sabéis que yo no lo soy) os sugiero que en concreto, ante la dualidad mantequilla vs margarina os veáis este vídeo (subtitulado) y tratéis de sacar vuestras propias conclusiones. He elegido este vídeo en concreto porque, al menos por lo que sé, “gusta” bastante y tiene muchos seguidores (y ojo, que no digo que su contenido sea falso)

Para todos lo demás, para los que queráis una respuesta más sensata, acorde con quién la formula, permitidme que la respuesta que dé a tan resbaladiza pregunta sea un poco “a la gallega”. Es decir, que os conteste con otra pregunta:

¿Dónde ves tú en estas básicas recomendaciones sobre alimentación saludable la inclusión de forma más o menos importante de mantequilla o bien de margarina? (Nota: Plato de la alimentación saludable propuesto por la Escuela de Salud Pública de la Universidad de Harvard)

 

 Healthy eating plate Harvard

En ninguna parte, ¿no? Pues eso. Tanto margarina como mantequilla no son alimentos para que estén presentes de forma importante en tu alimentación; ni en frecuencia, ni en cantidad de consumo. Así que, ya que las vas a utilizar poco y muy de vez en cuando, usa la que te apetezca.

Moraleja: es bastante recomendable fijarse más en los trazos gruesos de nuestra alimentación y su idoneidad con respecto a las recomendaciones antes que profundizar en tanto detalle.

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Esta entrada participa en la III Edición del Carnaval de la Nutrición, organizado por el blog Scientia

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