El nutricionista de la general El nutricionista de la general

"El hombre es el único animal que come sin tener hambre, que bebe sin tener sed, y que habla sin tener nada que decir". Mark Twain

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Si los libros de nutrición y dietética fuesen personas…

Lee libros

Acudir a una librería y buscar un libro de divulgación en materia de nutrición y dietética es un deporte de riesgo. Pero a diferencia de este último tipo de prácticas que solo es realizado por una minoría, los hechos nos confirman que este otro “deporte”, el de hacerse con un “libro de dietas”, es una práctica especialmente extendida… a ver, que levante la mano aquel que no tenga en su casa algún ejemplar de este tipo. Creo que es necesario coincidir y reconocer que quien más quien menos está dando asilo en su librería al menos a uno, cuando no a varios, libros de este tipo. No pasa nada… o sí que pasa, pero nos pasa a todos.

Afortunadamente de un tiempo a esta parte el siniestro panorama de enfrentarse a la sección de “dietas” de una librería ha cambiado de forma sensible, y si bien hasta hace unos años era raro encontrar cualquier otra cosa que no fuera basura “dietética” editada al son de las modas del estilo a la dieta del grupo sanguíneo, el método Dukan, la dieta Montignac, la enzima prodigiosa, las recetas anticáncer, etcétera; a día de hoy existe una oferta mucho más imperecedera, adecuada y, en resumidas cuentas, válida en este terreno.

Empezaba a decir en el título que si los libros sobre nutrición y dietética más populares, los más accesibles y divulgativos fueran personas sería interesante poder asistir a la zapatiesta que se montaría cada noche cuando los libros se quedan solos en la oscuridad de la librería (un poco en plan Toy Story, seguro que me entiendes)… Discusiones más o menos eruditas, o más o menos subidas de tono, acalorados debates e incluso con la posibilidad de que estos volúmenes de contenidos tan dispares llegaran a las manos… mejor dicho, a las hojas y a las tapas, ya que de puro divergentes, sus postulados son a todas luces francamente irreconciliables.

Existe una perversión solapada en toda sección de cualquier librería que albergue libros sobre alimentación y dietética. Esta se pone de relieve nada más entrar y preguntar por su ubicación; para ello el usuario suele dirigirse al empleado de turno: “¿Por favor, los libros de dietas?”. Una vez entre ellos la mayoría se pueden identificar en base a dos criterios no excluyentes (es más, buena parte de ellos recogen ambos criterios). Por un lado los que proponen largas minutas alimenticias con indefectibles listados de alimentos permitidos y prohibidos en virtud de sus infantiloides planteamientos y; por el otro, los que prometen un adelgazamiento eficaz, seguro y placentero o, también con frecuencia, una salud de superhombre con el fin de terminar muriéndose uno (esto lo digo yo) con la salud por las nubes. En cualquier caso siempre buen rollo, grandilocuentes promesas de éxito seguro, de revolucionarios métodos, de millones de lectores satisfechos, de obtener incluso un placer supremo en la tarea del adelgazar. Para este tipo de libros, clásicos donde los haya por muy reciente que sea su edición, el adelgazamiento se ejecuta con la alegría de quien impone una orden desahucio a unos kilos okupas que están en casa ajena. Todo muy fácil, placentero, a la última y requeteguay.

La universidad de Harvard recomienda vender así los libros de dietas milagro

Expertos británicos recomiendan un método revolucionario para vender libros de dietas milagro (simulación)

Sin embargo y como decía más arriba, a día de hoy la oferta milagrosa de hace unos años en estas secciones ha variado en un interesante sentido. Ya no solo hay ejemplares buenrollistas que con el fin de explotar las necesidades de una población ávida de soluciones simplistas hace su agosto todo el año en las estanterías de la sección de “dietas”. No, ahora compartiendo ese espacio… o mejor dicho, robándoselo a otros ejemplares de planteamientos absurdos, se pueden encontrar otras obras de mayor enjundia que, en líneas generales, tienen en la sana divulgación su principal leitmotiv. Me refiero a autores como por ejemplo Julio Basulto, Carlos González, Luis Jiménez, José Miguel Mulet, Antonio Palomar, etcétera… y los que seguro que me dejo en el tintero y los que espero vengan.

Porque… ya que estamos de tendencias, confío que esta se quede, me refiero a que cada vez más autores pongan en alza el racionalismo dietético (sin dejar de lado amplias connotaciones hedónicas del asunto) y se lancen a escribir y divulgar todo eso que llevaban profesionalmente bueno dentro de sí. Y es que tal y como propuso de forma especialmente clarividente Luis Jiménez, un buena meta no sé si para este año pero desde luego sí para los 5 próximos, sería convertir el área de “dietética y nutrición” de las librerías en una zona llena de libros dignos y rigurosos.

Al final, mi deseo es que en base a los procesos de selección natural esta nueva forma de hacer divulgación en materia de nutrición y dietética desplace, si no hasta la extinción (eso sería demasiado utópico) sí hasta un rincón, a los anteriores libros “de dietas” y de “adelgazamiento”.

Libros dietéticaSi yo fuera mi libro, me sentiría muy pero que muy incómodo al rozar mis tapas con determinados compañeros de estantería, y al mismo tiempo estaría encantado de rozarlas con las de esos otros que de un tiempo a esta parte están colonizando un espacio anteriormente acotado para la charlatanería y la magufería. Por tanto, no sé si sería demasiado pedir que en las librerías se nos pusiera en espacios diferentes, propongo por ejemplo que se cree la sección de “Dietochorradas y sacacuartos” a la que vayan a parar todos esos libros, clásicos o no, del tipo “Yo sí que como de Patricia Pérez”; “La terapia Gerson”; “El Método Gabriel”; “Es fácil perder peso”… y que en la sección que ya existe “Nutrición y dietética” se mantenga y se queden estas nuevas obras mucho más comprometidas con la realidad y cuyos propósitos originales son otros completamente diferentes.

Espero que este post sirva para animar a que cada vez más gente con criterio, independientemente de su título, se anime a publicar obras con un valor añadido diferente del que hasta la fecha ha sido más fácil encontrar.

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Imagen: https://twitter.com/darksilvara/status/590937662162395136

Dieta mediterránea (5): origen del concepto mediático-popular

Anteriormente en este monográfico sobre la dieta mediterránea:

El concepto mediático-popular de “dieta mediterránea”

No fue precisamente el conocido como Estudio de los siete países lo que lanzó al estrellato mediterráneo-popular a Ancel Keys. Recordemos que el mencionado estudio era una obra de divulgación científica destinada a ser leída y conocida entre otros científicos y que en su interior, además, no había ni una mayor referencia a algo que aludiera a la “dieta mediterránea”.

Antes de hablar de cuáles fueron en mi opinión los verdaderos elementos que sí lo propiciaron es necesario presentar a la esposa de Keys, Margaret, (Margaret Haney de soltera) que tuvo muchísimo que ver en la epopeya mediterránea. Pocos conocen que Margaret Keys fue una reconocida bioquímica que acompañó, respaldó, supervisó y colaboró con su marido en gran parte de sus estudios. No es de extrañar que así sea (que no se le conozca) cuando detrás de tanta colaboración se comprueba que su nombre no aparece en la autoría de toda la producción científica vinculada al Estudio de los siete países. De todas formas ya sabéis eso que dicen que detrás de un hombre de prestigio siempre hay una mujer… sorprendida.

Sin embargo, Margaret pasó mucho menos desapercibida en las obras de divulgación general que publicó el matrimonio al alimón y que fueron considerados auténticos best-seller de aquella época.

Al mismo tiempo que se estaban empezando a recopilar y analizar los datos del Estudio de los siete países en las instalaciones del Laboratorio de fisiología higiénica de la universidad de Minnesota (bajo las míticas gradas de su estadio de fútbol) los Keys debieron pensar que ya tenían el caldo de cultivo ideal para lanzar una especie de recetario mitad de cocina, mitad de salud dirigido a la población general y, con este, empezar a divulgar las claves de lo que ellos entendían por comer y vivir bien. Todavía, como podrás comprobar por las fechas, el martillo mediterráneo no se había puesto en acción… pero llevaba todo el camino.

El pimer libro

Eat well and stay wellDe este modo en 1959 vio la luz la primera edición del volumen titulado Eat Well and Stay Well, que como digo se convirtió en un auténtico best-seller. Se trataba de un compendio recetas, cada una de ellas con un desglose nutricional completo (algo que sin lugar a dudas creo una escuela que dura hasta nuestros días) y un montón de información sobre qué alimentos pueden ayudar a combatir la enfermedad y promover el bienestar general. Aportaba guías para la preparación y cocinado de los distintos alimentos, así como dónde comprar y la forma de hacerlo. El libro presumía de recetas de fáciles de preparar en menos de 30 minutos, haciendo hincapié en la claridad, la sencillez, evitando aspectos demasiado complicados o exóticos. En el libro también se descubría el pequeño gourmet detrás del gran científico y las buenas dotes en la cocina de Margaret, que afirmaba haber confeccionado todas las recetas mencionadas. En él, es cierto, se hablaba del colesterol, pero también los Keys hacían referencia al modo y manera de elegir un vino o comentaban las excelencias de un buen café expresso mucho antes de que Starbucks apareciera en el horizonte de las franquicias. En el plano dietético se apostaba más por una mejor elección de las grasas que por una dieta libre de las mismas.

Llega la popularidad

La mayor parte de las fuentes consultadas coinciden en afirmar que fue este libro de cocina el que reportó tanta popularidad Keys que le valió por ejemplo una portada de la revista Time en enero de 1961. Así, en su interior, además de la portada, se le dedicaba un artículo titulado The fat of de land en el que se le apodaba Mr Cholesterol (Sr. Colesterol). Esta popularidad se acompañó al parecer de una serie de importantes ingresos que les permitió a los Keys hacerse con una pequeña hacienda en el sur de Italia y trasladar allí su residencia, al menos la principal, en la región de Cilento (hoy considerado parque nacional). Para que te hagas una idea del efecto, y si se me lo permite, de la obsesión mediterránea de Keys, este terminó comprando un terreno en el sur de Italia con el fin de establecer allí una especie de “ciudad para científicos” a la que bautizó como Minnelea, una combinación de palabras entre Minnesota (su lugar de procedencia profesional) y Elea, municipio más cercano en el mencionado parque nacional de Cilento.

Mediterranean wayEl segundo libro

La maquinaria mediterránea se había puesto en marcha pero aun no estaba ni mucho menos a pleno rendimiento. Algo que sí terminó por conseguir el segundo libro del matrimonio aparecido en 1975, How to eat well and stay well. The Mediterranean way (Como comer y estar bien. El estilo mediterráneo). Ahora sí que sí, con este libro se encendió la mecha de toda la parafernalia mediterránea hasta el punto que fue entre la población general y  los medios de comunicación los que terminaron por acuñar el término Mediterranean diet o Dieta mediterránea. ¿No me crees?

Quién mejor que Henry Blackburn (investigador en la Universidad de Minnesota y la mano derecha de Keys en el Estudio de los siete países) para ilustrar porqué se considera a Ancel Keys padre de la dieta mediterránea y cómo llegó a ser este término lo que hoy se suele entender por él. A la siguiente pregunta (que se puede consultar en este enlace en el site de la universidad de Minnesota)…

¿Por qué se le atribuye a Ancel Keys el liderazgo de habernos conducido hacia la dieta mediterránea?

Blackburn contesta sin el más mínimo atisbo de duda (y sin mencionar por cierto al Estudio de los siete países) lo siguiente:

Sus “libros de cocina”, escritos junto con su esposa Margaret, empezando por “Eat Well-Stay Well” en 1958, y evolucionando hasta el “Eat Well-Stay Well The Mediterranean Way” en 1975, destacaban los hechos que Keys consideraba importantes en el estilo de vida mediterráneo, incluyendo la dieta tradicional y que se asociaban con una vida más longeva y saludable, sin las enfermedades típicas de las poblaciones más occidentalizadas. [Tras él], han sido los expertos en alimentos, los cocineros y la industria alimentria los que han cogido esas aportaciones de Keys y se han apresurado a aportarnos esa expresión tan elegante y chic como es la “dieta mediterránea”. [En realidad y a día de hoy] la población de la cuenca mediterránea es la que ha abandonado este estilo de vida, al tiempo que se ha alejado de la pobreza implícita que tenía asociada en otro tiempo.

Lúcidas, maravillosas y acertadas en mi opinión las palabras de Henry Blackburn que pienso entresacar y destacar para que te/nos quede clara la parafernalia mediterránea:

Realidad dieta mediterránea

Utilizando esta base documental de una más que autorizada voz en la cuestión mediterránea y coincidiendo a pie juntillas con ella, en el próximo capítulo abordaré en qué ha terminado toda la parafernalia mediterránea a base de productos, alimentos, premios, fundaciones e incluso comida para perros mediterránea.

Continuará…

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Imágenes: http://www.amazon.com/Well-Stay-Ancel-Margaret-Keys/dp/B001R10FSS y http://www.amazon.com/How-eat-well-stay-Mediterranean/dp/0385009062/ref=pd_sim_sbs_b_1 vía Amazon.com