El nutricionista de la general El nutricionista de la general

"El hombre es el único animal que come sin tener hambre, que bebe sin tener sed, y que habla sin tener nada que decir". Mark Twain

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¿Compartir la comida es solo cosa de niños?

La resaca del Día Mundial de la Alimentación me dejó algunos peces varados en forma de video en la playa de mi ordenador.

Ayer preguntaba en Twitter porqué si la mayor parte de las fuentes consultadas coinciden en asegurar que en todo el planeta se producen alimentos suficientes para alimentar (de sobra) a todos sus habitantes, sigue habiendo gente que se muere de hambre todos los días. Y no poca. Quizá el dato más estremecedor es el que nos dice que diariamente y de media mueren en torno a 10.000 niños de hambre. 10.000, todos los días; ayer Día Mundial de la Alimentación también, y hoy, y mañana… Las cifras bailan, unas veces se dice 11.000, otras 6.000 o 25.000… En cualquier caso siempre se trata de cifras escandalosas.

Uno de los videos como decía es elocuente, vale que las condiciones no son las mismas como pudieran ser en otras circunstancias, más crudas, pero en él se ve como comparten su merienda dos niños a los que se les ha dejado a solas por parejas ante una merienda sorpresa. La sorpresa de verdad viene cuando descubren que uno de ellos no tiene merienda y el otro sí… y la respuesta es clara, el que tiene toda la merienda la comparte con el que no tiene nada. Entrañable las imágenes de estos niños viéndoles compartir y significativa su reacción. Una reacción de la que debiéramos aprender.

Día Mundial de la Alimentación 2013: sostenibilidad para una mayor seguridad alimentaria

Día mundial alimentación 2013

Los “Sistemas alimentarios sostenibles para la seguridad alimentaria y la nutrición” son el tema central del Día Mundial de la Alimentación en 2013 que se conmemora hoy 16 de octubre promovido por la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO).

Esta organización concentra las celebraciones de esta jornada con el fin de ayudar y sensibilizar a la población mundial en la comprensión de los problemas y las soluciones en la lucha contra el hambre (una vez más). En sus propias palabras:

Hoy en día cerca de 870 millones de personas en el mundo sufren desnutrición crónica. Los modelos insostenibles de desarrollo están degradando el ambiente natural, amenazando a los ecosistemas y la biodiversidad que serán necesarios para nuestro abastecimiento futuro de alimentos.

Un sistema alimentario está formado por el entorno, las personas, las instituciones y los procesos mediante los cuales se producen, elaboran y llevan hasta el consumidor los productos agrícolas.

Todos los aspectos del sistema alimentario influyen en la disponibilidad y accesibilidad final de alimentos variados y nutritivos y, por lo tanto, en la capacidad de los consumidores de elegir dietas saludables. Además, las políticas y las intervenciones relacionadas con los sistemas alimentarios rara vez se diseñan con la nutrición como objetivo principal.

Para hacer frente a la malnutrición son precisas medidas integradas e intervenciones complementarias en la agricultura y el sistema alimentario, en la ordenación de los recursos naturales, en la sanidad pública y la educación, así como en ámbitos de políticas más amplios.

¿Cómo tiene que ser un sistema alimentario sostenible? ¿Es posible llegar hasta él desde la situación actual? ¿Qué debe cambiar para que avancemos en esa dirección? El Día Mundial de la Alimentación de 2013 es una oportunidad para plantearse estas y otras preguntas, y ayudar a crear el futuro que queremos.

Estoy seguro que una buena parte de la población asocia la “seguridad alimentaria” a cuestiones vinculadas a las toxinfecciones alimentarias, a las contaminaciones con parásitos, microbios, pesticidas, etcétera. Sin embargo, la definición de “Seguridad alimentaria”, sin dejar de lado estas cuestiones cotidianas para nosotros, es mucho más amplia. Para la FAO, el concepto de “seguridad alimentaria” se da cuando

… todas las personas tienen acceso físico, social y económico permanente a alimentos seguros, nutritivos y en cantidad suficiente para satisfacer sus requerimientos nutricionales y preferencias alimentarias, y así poder llevar una vida activa y saludable

Tal y como se puede comprobar y a pesar de contar en nuestro entorno con una fuente de alimentos higiénicamente segura, tanto aquí como allende los mares, gozamos en líneas generales de muy poca “seguridad alimentaria” cuando este concepto se asume de forma mucho más integradora.

Queda mucho por hacer.

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Nota: Puedes acceder al documento editado por la FAO en español con motivo de este día en este enlace

Ser responsable de lo que se come y también de lo que no

Una exalumna agradecida (Vanessa, @vnskas ) del Grado de Enfermería de la Universidad San Jorge me puso el otro día sobre la pista del programa de La Sexta, “Salvados” en el que se emitió el reportaje “Con la comida no se juega”.

Y lo cierto es que me quedé helado al verlo. Ya no es que se trate del hambre en el mundo y demás, que por supuesto también (ver esta entrada y esta otra) sino que se trata de la situación de carestía que actualmente están sufriendo muchos españoles como consecuencia de la crisis.

En mi casa se tira comida, como en la mayoría, supongo. Pero tratamos de hacerlo lo menos posible y cuando es patente que no se le puede dar otro destino a pesar de haber planificado, comprado, cocinado y reciclado a conciencia y con conciencia. Para que os hagáis una idea se reciclan hasta los bocatas sin acabar que cualquiera de mis hijas se haya podido dejar en la merienda (aunque es algo poco habitual). Es decir, tiramos, pero tratamos de reducir al mínimo las ocasiones que nos terminan por obligar a hacerlo. Y cuando sucede, al menos a mí, me sienta como una patada en la bisectriz. Metafóricamente hablando.

Después de los esfuerzos caseros por evitar este hecho, se te queda cara de bobo al escuchar algunos de los datos que se aportaron en el reportaje. Hubo muchos, pero uno de los más llamativos debería hacernos reflexionar un poco:

“Con la comida que se tira en Europa y Estados Unidos puede alimentarse a todo el planeta”

Manuel Bruscas, consultor social.

A pesar de que diversos expertos e implicados aportan su particular visión del tema y también algunas posibles soluciones para terminar con este abuso de los recursos, opino que es muy difícil dar a los problemas complejos como es este, con tantas implicaciones, respuestas simples. Pero me parece que está claro que para alguien con un mínimo de conciencia social hay que hacer algo.

Os dejo este enlace para que podáis ver el programa en cuestión. Juzgaz por vosotros mismos.

Una compañera (@Barbara_Schez) me hace llegar información a través de Facebook sobre los bancos de alimentos a partir de la Federación Española de Bancos de Alimentos, su funcionamiento y cómo se puede colaborar. Interesante si se está interesado en participar de algún modo con este tipo de organizaciones. ¡Ánimo!

Hoy es el día Mundial de la Infancia (no para todos)

Lo dicho, tras el día (no) Mundial de la Alimentación ya os dije que volvería a la carga. Hoy, un mes más tarde de aquel se conmemora el día Mundial de la Infancia (o del Niño), y Accion contra el Hambre sigue en las suyas, empeñada en que todos los niños coman y no se mueran de hambre. Ya ven. Hoy también morirán otros 10.000 niños de media a causa del hambre.

Me llevan los demonios los días mundiales de estas cosas. Bueno, los días mundiales en sí, no; lo que me crispa en cierta medida es el que en días contados nos «acordemos» de estas cosas y al día siguiente aquí paz y después gloria.

Quiero recordar que:

  • 40€ es lo que cuesta la herramienta capaz de terminar con la desnutrición aguda infantil: El tratamiento terapéutico. En solo 40 días puedes salvar a un niño desnutrido.
  • 120€ es el coste de las semillas y herramientas necesarias para que 5 familias cultiven sus propios alimentos. Es la posibilidad de un futuro mejor y tú puedes proporcionárselo.

Me parece increíble que, después de un mes, el contador de esta página haya alcanzado tan solo apenas mil quinientos «revolucionarios». Poco más de 1.500 personas son las que han hecho su donativo en más de un mes.

No sé que otro día Mundial de las narices aprovecharé para volver a la carga, pero volveré.

Día (no) Mundial de la Alimentación: 10.000 niños mueren al día de hambre

Hoy hace justo hace un año, también 16 de octubre, fue el Día Mundial de la Alimentación. Entonces, en aquel día y  en la radio, estuve escuchando los desgarrados comentarios de tertulianos varios que nos hablaban de la dramática situación que se vive muere en determinadas zonas de nuestro planeta. Para ello se citaba a la FAO: 55 millones de niños padecen desnutrición aguda; 19 millones la padecen de forma severa; cada año mueren 3,5 millones de niños por desnutrición, lo que hace una escalofriante media de 10.000 niños muertos al día por desnutrición aguda. Al día siguiente, curiosamente, parecía que el problema hubiera sido solucionado, ya no se comentaba nada de los pobres negritos. El Día Mundial de la Alimentación había pasado y ya era 17 de octubre.

Hoy, a pesar de que vuelve a ¿celebrarse? el Día Mundial de la Alimentación las cosas no han cambiado apenas. O quizá algo sí… en la radio por ejemplo no he escuchado ni una sola mención sobre este tema. Bien es cierto que no estoy pendiente de la radio en todo momento (ya me gustaría) pero lo he echado en falta al menos mientras estaba escuchándola; todo ha sido economía, el precio de los carburantes y las ambiciones secesionistas catalanas.

Sin embargo, las cifras antedichas siguen siendo las mismas este año y el mensaje de las organizaciones más comprometidas con este problema no ha cambiado a pesar de que hoy se le dé menos voz (salvo excepciones). Por ejemplo “Acción contra el Hambre” ha lanzado una campaña destinada a sumar esfuerzos contra la dictadura del hambre. Con ella se pretende movilizar a la población en las redes sociales para denunciar los crímenes de esta dictadura y que se colabore con algunas de las armas disponibles para hacer la revolución capaz de derrocarla.

Según la nota de prensa emitida por “Acción contra el Hambre” existe una herramienta revolucionaria capaz de derrocar esta dictadura. Se llama RUTF (siglas en inglés de Alimento Terapéutico Listo para su Uso: Ready to Use Therapeutic Food) y cuesta solo 40 euros. Pero, hoy por hoy, solo uno de cada diez niños desnutridos tiene acceso al mismo. Ampliar masivamente su llegada hasta poder alcanzar a los 55 millones de niños que viven con desnutrición aguda en el mundo. Esa es la revolución capaz  de derribar la dictadura del hambre.

Para ello te necesitan a ti. A ti, a mí  y a todo el mundo que quiera colaborar para alejar de nuestra condición humana esta lacra que parece consustancial. En este enlace puedes entrar en esta campaña de “Acción contra el Hambre”, ver el vídeo lanzado para la ocasión (con Pepe Sancho) y, si quieres, AYUDAR.

Como decía mi abuelo: Comer otra vez lo que ya se ha comido

Mi abuelo Vicente era médico rural, y falleció hace ya muchos años. Como persona era uno de esos abuelos a los que te podías quedar pegado la tarde entera mientras te contaba batallitas; él en su sillón preferido y sus nietos alrededor. En esas circunstancias traía a la memoria variopintas anécdotas de su dilatada e intensa existencia. Historias que, hoy no me cabe duda, sacaba a colación con un doble fin, por un lado el educador o ejemplarizante y, por el otro, para evocarlas en su cabeza y verlas, quién sabe, como más cercanas. De esta forma mis hermanos y primos nos enteramos de muchos despertares suyos de madrugada para, a caballo y con una lampara de petróleo en alto, cruzar medio valle de Lecumberri a través de la nieve para atender a alguna mujer que estaba dando a luz en algún barrio cercano; o también de cómo, junto a otro colega con el que atendían a los pacientes de la zona, usaban útiles terapias algunas basadas en el efecto placebo.

No obstante, una de las reflexiones suyas que con más frecuencia suelo rescatar de mi memoria está relacionada con el tema del comer y no comer. Recuerdo perfectamente aquel día de colegio cuando con más o menos 12 años me levanté de la mesa tras haber terminado de comer en casa de mis abuelos. El menú, muy probablemente, ensalada de patata y remolacha, y las excelsas albóndigas en salsa que cocinaba mi abuela (no he vuelto a comerlas iguales desde entonces). Comenté que me encontraba lleno, que no podría comer más aunque me lo propusiera y hablé sobre lo poco que me apatecía volver andando en estas circunstancias al colegio. Entonces me abuelo me dijo: «Juan, la medida en el comer consiste en levantarse de la mesa en disposición de volver a comer lo que ya se ha comido«. Me quedé sorprendido y no pude por menos el contestarle: «Abuelo, si me levanto así, me levantaría con hambre«. Sí pero no, contestó él; es posible que sentado en la mesa tengas más «gana» y que con el fin de aplacarla el cuerpo te pida seguir comiendo, pero eso ya no es «hambre». Además fíjate, añadió, haz un día la prueba y aunque al principio sientas más «gana» tras haber acabado de comer, tras el postre, comprobarás cómo a los 10 minutos más o menos ya no la sentirás y, por tanto, no tendrás más gana de comer más. Qué razón tenía.

Son varias las entradas de este blog en las que me he dedicado a hablar de la calorías, qué son, cómo se calculan, de qué depende que un alimento aporte más o menos, etc. Pudiera parecer que, como dietista-nutricionista, estoy obsesionado por el tema, pero no hay nada más alejado de la realidad. Sirva como ejemplo el decir que nunca en mi desempeño profesional, jamás, he pautado una «dieta» calibrada al milímetro por las calorías o he aportado las típicas dietas de lunes a domingo (o del tiempo que sea) en las que se detallan con «gramos y señales» todo aquello que se le sugiere comer al interesado. Sobre estos estos ejercicios de calibración he de decir que ya me cansé de hacerlos en la Facultad y que me sirvieron para tomar conciencia de muchos aspectos relacionados con el consejo dietético; pero después de leer y escuchar mucho tanto dentro como fuera de la universidad, en este particular, me quedo con la frase de mi abuelo: «la medida en el comer consiste en levantarse de la mesa en disposición de volver a comer lo que ya se ha comido».

El «problema» es que la naturaleza humana se caracteriza entre otras cosas por poder comer y sentir la pulsión de hacerlo más alla de las necesidades nutricionales puntuales. Espero que este ejemplo les sirva: las bodas. Me refiero a aquellas en las que los novios se «estiran» con un buen aperitivo previo al banquete, un aperitivo que se prolongue durante una hora o más y que sea abundante. En estas circunstancias es frecuente que a la hora de pasar al comedor oigamos a no pocos invitados decir que ellos ya no comerían más, que el aperitivo estaba riquísimo, era abundantísimo y que no se sentarían a comer… ¿pero qué sucede? que se terminan sentando y se meten 5 platos uno detrás de otro para lo que dedican dos horas y media (o más). En resumen, tenemos una especial capacidad para comer más allá de lo que nos conviene y, además, lo hacemos con gusto (aunque luego nos pene).

Así pues hoy acabo con un consejo: Tanto en las bodas como en el día a día, no es recomendable comer hasta sentirse «harto», no es preciso comer como si fuera la última vez que lo fuéramos a hacer. Moderar, ponderar las cantidades en todas las ingestas del día, en especial comidas y cenas, y levantarse de la mesa antes de haberse «hinchado» es una buena recomendación. Si lo hacemos así, pocos minutos después comprobaremos que ya no tenemos más «hambre». La planificación de otras ingestas o pequeñas colaciones a lo largo del día, almuerzos y meriendas, es otras de las estrategias que nos ayudarán a articular de mejor forma nuestros hábitos de alimentación, pero esto, junto con la importancia del desayuno son temas para otro día.

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Foto: Dreamstime