El nutricionista de la general El nutricionista de la general

"El hombre es el único animal que come sin tener hambre, que bebe sin tener sed, y que habla sin tener nada que decir". Mark Twain

Entradas etiquetadas como ‘hábitos de vida’

#Nutrivideo 2015: Vídeos para promover buenos hábitos alimentarios entre los jóvenes

Nutrivideo 2015Te lo conté el año pasado, “Nutrivideo” es una estrategia de educación nutricional de la Facultad de Farmacia y Nutrición Humana y Dietética de la Universidad de Navarra, que busca promover los buenos hábitos alimentarios entre los jóvenes. Para ello se realiza un concurso dirigido a chavales de entre 13 y 18 años para que presenten un vídeo en el marco de los colegios, institutos, ciclos formativos relacionados con la nutrición, así como asociaciones o clubs juveniles como motores principales.

Los equipos participantes deben estar formados por un máximo de 4 jóvenes y un tutor del centro o asociación de procedencia, que actuará como responsable del equipo. Su éxito edición a edición es cada vez mayor y, en concreto este año, las cifras cantan solas: 1.200 alumnos de bachillerato de 26 provincias españolas, se han presentado 126 vídeos que entre todas ellas han alcanzado más de 37.000 en reproducciones en Internet. En total, tras esta su séptima edición se han totalizado más de 3.000 alumnos de toda España con una participación global de 676 vídeos presentados y con más de 417.400 reproducciones a fecha de hoy.

Los ganadores este año en las modalidades de “vídeo más visto” (‘Agentes APIO’, del  centro murciano Colegio Maristas Sagrada Familia) y “mejor vídeo” (‘Pepón’, del colegio Orvalle de Madrid) que puedes ver a continuación.

Además, en este enlace, puedes acceder a todos los vídeos, incluyendo los ganadores de ediciones anteriores.

Me parece una oportunidad excelente para incentivar a los más jóvenes en los hábitos de alimentación saludable, así como en la creatividad para divulgarlos. Si tienes oportunidad de participar en las próximas ediciones sería estupendo que lo difundieras. Aquí tienes el enlace para saber todo lo necesario y apuntarse.

——————————

Nota: mi agradecimiento a Elena Gascón  por mantenerme informado.

 

Perder peso en pareja y por los hijos, un maravilloso ejemplo del que tomar nota

Adelgazar en parejaLo veo a menudo en mi consulta. Muchas veces vienen en pareja, a veces solo él y otras solo ella; son jóvenes y aun no tienen hijos (la mayor parte de las veces). Acuden a recibir asesoramiento para perder peso, para mejorar su forma de alimentarse… en general para renovar sus hábitos de vida y escoger aquellos más beneficiosos. Y lo hacen, y esta es la madre del cordero, con una motivación que destaca sobre otras posibles: el ser un buen ejemplo para los hijos que planifican tener. He de decir que son los casos en los que la tasa de éxito (lograr cambiar esos hábitos) suele ser más alta. Mejoran ellos y son buen ejemplo (miel sobre hojuelas)

Hoy te traigo un ejemplo de estos, es un poco extremo, todo hay que decirlo, porque también extrema era su situación: él se llama Robert y pesaba cerca de 150kg, y ella Jessica y rondaba los 130. Tenían unos pésimos hábitos de vida, tanto en lo que respecta a la alimentación como a la actividad física… hasta que decidieron hacer borrón y cuenta nueva… y vaya si lo hicieron, gracias en parte a sus hijos.

Cambiaron radicalmente su forma de comer, dejaron a un lado las largas sesiones de sofá y empezaron a practicar deporte con asiduidad, además, los ratos de ocio en familia empezaron a ser un ocio activo, con excursiones, senderismo, etcétera.

¿Sabes lo mejor? Que son felices, que se encuentran mucho mejor consigo mismos en especial por ser ahora un mejor modelo para sus cuatro hijos… y además porque en estos apenas dos años desde que empezaron a implementar los cambios él ha perdido 72 kilos y ella 54… que se dice pronto.

Ojalá muchas personas tomen nota de su ejemplo y vean en su caso un espejo en el que reflejarse y con el que motivarse.

———————————–

La contagiosidad de los buenos hábitos de vida

IMG-20120811-00114¿Las personas que comen bien tendrán una mayor facilidad para seguir un mejor patrón de actividad física? y, a la inversa ¿aquellos que tienen un patrón de vida más activo terminarán comiendo mejor más fácilmente?

Pues sí, la cualidad de lo contagioso también se puede aplicar, afortunadamente, a los buenos hábitos. No todas las noticias han de ser malas, y esta mola. Y mucho.

Esta cuestión salió a colación el otro día en mondo Twitter entre algunas personas que prestamos especial atención a estas cuestiones más en concreto, dejando a un lado lo profesional, cuando afecta a nuestro círculo más cercano, léase, a nuestra familia.

Calla, que ahora que caigo, la conexión no es tanto entre hacer deporte y tener una buena alimentación, sino entre la primera y cocinar ya que todo partía de este post de mi vecino Luis Arribas ‏@_spanjaard. Bueno, ya que me he liado, vamos a sacar punta a la primera de las relaciones.

Comer bien y mantenerse activo ¿están relacionados?

Pues parece que sí a tenor de estos dos estudios. En el primero Is healthy behavior contagious: associations of social norms with physical activity and healthy eating (¿Es contagioso el comportamiento saludable?: asociaciones entre los hábitos saludables de alimentación y de actividad física) se obtuvo como resultado que los buenos hábitos en un terreno u otro predecían en cierta medida los buenos hábitos en el otro.

Por su parte, y más en nuestro entorno, este estudio realizado entre jóvenes de la CCAA de Madrid The effects of physical activity on dietary habits in young adults from Madrid (Impacto de la actividad física en los hábitos dietéticos entre adultos jóvenes de Madrid) observó en sus conclusiones que aquellas personas que se mantienen activas siguen al mismo tiempo un patrón dietético más saludable, y mantienen un peso más adecuado.

Y el contrario es válido igualmente; al aparecer también hay una mayor asociación entre aquellos estilos de vida sedentarios y unos inadecuados hábitos dietéticos. Tal cual se pone de relieve en esta revisión sistemática Sedentary behavior and dietary intake in children, adolescents, and adults. A systematic review (Comportamiento sedentario e ingesta dietética en niños, adolescentes y adultos. Una revisión sistemática)

IMG-20121128-00036

Dando un paso al frente ahora toca relacionar si el comer mejor implica hacer un mayor uso de la cocina, pero eso, ya lo sabes quedó bastante claro en esta otra entrada.

La verdad no sé cuál es el orden de los acontecimiento o si hay un determinado orden: como mejor luego me muevo más; me muevo más luego como mejor o… da igual. Incluso si para comer mejor hay que cocinar o es el cocinar lo que nos lleva a comer mejor. Da igual, al menos a mí. El caso es que cualquiera de estas cuestiones parece estar relacionada con las demás. Y eso es algo positivo se mire por donde se mire.

Así pues, ánimo. Emprende de forma racional los cambios que en principio te son factibles, una cosa te facilitará el camino a la siguiente. También déjate contagiar por los buenos hábitos (sobre el moverte y la dieta) de aquellos que ya tienen más camino recorrido que tú y, al mismo tiempo, cuando lo consigas, has de saber que tus cambios (los positivos) también pueden ser una influencia (positiva) para todos aquellos que te rodean. Algo muy importante cuando se trata, por ejemplo, de nuestros hijos.

No te olvides que, en sentido contrario, con unos malos hábitos, sean los que sean, tú también puedes ser una mala influencia para los que te rodean.

———————————————–

 

#Nutrivideo: interesante iniciativa para promover hábitos saludables entre jóvenes

Nutrivideo

Sé que es un poco tarde pero aun estás a tiempo de presentar tu vídeo y concursar en esta estupenda estrategia de educación nutricional promovida desde la Facultad de Farmacia y Nutrición Humana y Dietética de la Universidad de Navarra, que busca sembrar entre los jóvenes los buenos hábitos alimentarios. Esta campaña tiene como objetivo conseguir que sean los mismos jóvenes los encargados de promover esos buenos hábitos a través de un concurso de vídeos on-line.

Leo en esta página de la Universidad de Navarra que este año se celebra nada más y nada menos que la 6ª edición del concurso y que en las ediciones anteriores han participado ya más de 2.000 alumnos, se han presentado en total 422 vídeos, y el canal Youtube del concurso cuenta con más de 286.000 reproducciones en su conjunto… no está nada mal.

Lo cierto es que me he estado dando una vuelta por el mencionado canal de Youtube (nutrivideo) y es francamente entretenido, con buenas ideas y con un importante derroche de imaginación por parte de los chavales que al fin y al cabo son los protagonistas.

En este folleto descargable tienes toda la información al respecto de cómo participar en el concurso: sus condiciones generales, los premios, cómo inscribirse, cómo subir los vídeos y cómo contactar con la organización… ¡pero tienes que correr! estás a tiempo, pero el plazo de presentación acaba el día 28 de febrero (mis disculpas por darlo a conocer tan tarde, pero lo hago en cuanto me he enterado)

¡Suerte!

——————————–

 

¿Saber cocinar se relaciona con el comer de forma más saludable?

Cocinar_Ruben SHay muy pocos estudios que pongan en relación las habilidades culinarias de alguien con lo saludable de su patrón dietético. La pregunta es sencilla ¿Comen mejor las personas que saben cocinar y cocinan?

De los pocos datos que hay al respecto todo apunta a que sí: quienes cocinan comen de forma más saludable. O al menos, en estas personas, las elecciones que hacen sobre la frecuencia y cantidad de los distintos grupos de alimentos se asemejan más a las recomendaciones, que aquellas que realizan quienes no saben cocinar.

 

Un reciente estudio así lo pone de manifiesto. En un estudio observacional realizado sobre una muestra cercana a 4500 personas se evaluaron sus habilidades culinarias al tiempo que se estimó el consumo habitual de distintos grupos de alimentos con sendos cuestionarios. A su vez, se aprovechó para tratar de observar si el patrón de “persona que cocina” se asociaba más algún tipo de característica sociodemográfica. A modo de telegrama los resultados fueron los siguientes:

1. Las mujeres poseen más habilidades culinarias que los hombres. Así, en el 71% de los casos son las mujeres quienes se encargan de preparar, planificar y cocinar las comidas a lo largo de la semana, frente a solo el 29% de los hombres.

2. La presencia de niños menores en el núcleo familiar es un predictor significativo de las habilidades culinarias. Es como si el nacimiento del primer hijo hiciera tomar conciencia, especialmente a las madres, de la importancia en la adquisición de estas habilidades.

3. El disfrute obtenido por el hecho de cocinar también ofrece una diferencia entre sexos. Por término medio los varones que cocinan afirman encontrar un mayor placer en hacerlo que el que manifiestan las mujeres. Me parece que está claro que una cosa es cocinar por “obligación” (a la que muchas veces se enfrentan las mujeres) y otra bien distinta hacerla por motivos más “recreativos”. Así, los hombres que cocinan lo suelen hacer más cuando el cocinar no se hace por necesidad.

4. De todas formas, se constató que aquellas mujeres especialmente concienciadas en aquellos aspectos relativos a la salud y que disfrutaban cocinando eran las que más habilidades culinarias presentaban. Es como si el saber que se están haciendo las cosas bien tuviera una retroalimentación positiva que te empujara a cocinar mejor y a disfrutar haciéndolo.

5. Se observó que, en ambos géneros, existía una relación positiva entre la posesión de habilidades culinarias y un mayor consumo de verduras y hortalizas. Sin embargo, en lo que se refiere al consumo de fruta, esta tendencia solo fue observada en el grupo de las mujeres.

6. Además, entre las mujeres que sabían cocinar había un menor consumo de refrescos y entre los hombres en la misma situación, un menor consumo de aperitivos salados y de dulces.

7. El uso de productos precocinados o de conveniencia (aquellos que “facilitan” el hecho de cocinar, tales como salsas ya preparadas, concentrados de caldo, preparado para frituras, etc.) estuvo más presente entre aquellos sujetos que no sabían cocinar (algo bastante esperable).

En resumen, todo apunta a que podría haber una relación convincente entre las habilidades culinarias de una persona y su forma de alimentarse (mejor o peor en relación con la salud). Tal y como apunta el propio artículo, parece que el saber cocinar podría ayudar a cumplir a diario y de forma más efectiva las guías y recomendaciones sobre alimentación saludable. Por tanto, el que nos impliquemos más en la cocina y que lo fomentemos también entre nuestros hijos (como tantas veces he mencionado) es un buen consejo que podría beneficiarnos, a todos, en el terreno de la salud.

————————-

Foto: ReneS

Tu compromiso con el adelgazamiento no depende del cambio de año

La tradición de auto proponerse cambios vitales con la llegada del año nuevo está profundamente arraigada en la civilización occidental. Entre las propuestas más clásicas figuran el dejar de fumar (quien lo hace), el adelgazar (se necesite o no desde un punto de vista objetivo) o el aprender un idioma, típicamente el inglés.

En lo que se refiere a la pérdida de peso, un reciente estudio llevado a cabo por una empresa farmacéutica con motivo de la comercialización “libre” de un fármaco que antes sólo era accesible con receta, pone de manifiesto que el principio de año es el momento en el que con más probabilidad se afronta el adelgazamiento. En este estudio realizado sobre más de 12.000 mujeres del norte de Europa (Bélgica, Finlandia, Dinamarca, Holanda, Noruega y Suecia) se puso de manifiesto que la media anual de “intentos” por perder peso se sitúa entre las 2 y las 5 ocasiones (que ya está bien), siendo en enero el momento más recurrido con un 39% de las encuestadas. Sobre su éxito o fracaso, los datos no son demasiado esperanzadores, tan solo el 50% de las que se lo propusieron alcanzaron inicialmente una pérdida notable de peso. Lo más chocante es que entre todas ellas, las que tenían un IMC inferior a 25 manifestaron haber alcanzado con éxito sus metas en un 20% de los casos; sin embargo entre las que partían de un IMC superior a 30 (obesidad) tan solo el 9% manifestó haberlas alcanzado. En cualquier caso y dándole la vuelta a las cifras esto supone entre un 80 y un 91% respectivamente de fracasos.

Sea como sea, el caso es que el proponer como pistoletazo de salida para perder peso un suceso no relacionado con las metas propuestas (cuando empiece el nuevo año, pasen las navidades, reyes o lo que sea) suena más a fecha de inicio del cumplimiento de una condena que a un verdadero interés por el cambio de hábitos, que en esencia es de lo que se trata. De otro modo, las probabilidades de fracaso aumentan. Te sugiero que tal y como se dice en la foto tu único buen propósito para 2013 sean no hacerte buenos propósitos. ¿Te has parado a pensar que si consideras que algo es bueno el que te lo propongas hacer el 1 de enero y no el 17 de septiembre, por ejemplo, suena un poco absurdo? (y además pinta mal cara al éxito)

Así, entre la población general se suele afirmar demasiado a la ligera que nadie tiene éxito en la pérdida de peso a largo plazo. Esta creencia proviene quizá de un estudio de 1959 de Stunkard y McLaren-Hume en el que se observó la evolución de una población de 100 individuos obesos, entre los que tan solo 2 (2%) mantuvo una pérdida de 9 kg o más tras dos años de iniciar el tratamiento. Este evidente fracaso llevó a los autores a sentenciar una frase lapidaria, hoy muy conocida en este mundillo:

 

La mayoría de los obesos que comienzan un tratamiento dietético lo abandonan; de los que continúan, la mayoría no pierden peso; y de los que pierden peso, la mayoría vuelven a recuperarlo

Ya ves, incluso los profesionales de estas cuestiones te advierten que lo más difícil es mantener la pérdida de peso a lo largo del tiempo (salvo que seas un mercachifle de las dietas de moda que te dirán lo contrario, que es sencillísimo y maravillosísimo con su método). Y yo lo subscribo.

No obstante, no es imposible. En la actualidad hay estudios que estiman en torno a un 20% la cifra de éxitos de entre quienes verdaderamente se proponen adelgazar. Como ves no es fácil, pero tampoco es imposible. “Éxito” en este caso se define como haber perdido más del 10% del peso inicial y mantener esa pérdida al menos un año.

Por su parte, el National Weight Control Registry norteamericano que constituye el mayor estudio prospectivo a largo plazo sobre la pérdida de peso exitosa te aporta una serie de claves que son comunes entre quienes han perdido al menos 30 kg y han mantenido dicha pérdida al menos 5 años y medio. Estas cifras no están tomadas al azar ya que en sí mismas constituyen el criterio de selección (entre otros) para formar parte del mencionado registro. Toma nota de cuáles son los elementos más presentes entre quienes han conseguido adelgazar tanto y durante tanto tiempo. Entre ellos:

– Mantienen un nivel relativamente elevado de actividad física (aproximadamente 1 hora/día)

– Su alimentación es baja en calorías y en grasa.

Desayunan de forma habitual (dicho de otra forma, no se saltan ingestas)

Controlan periódicamente su peso ellos mismos

– Su patrón de alimentación es similar con independencia de que sea fin de semana o que día de labor (es decir, no hay “días libres”)

– Además, afirman que a medida que el tiempo avanza y mantienen la pérdida de peso cada vez les cuesta menos esfuerzo mantenerse.

– Por último, también se constata que cuanto más prolongan en el tiempo unos hábitos más adecuados de alimentación y ejercicio, más disminuyen las sensaciones de depresión e inhibición, elementos que se consideran favorecedores para alcanzar el éxito a largo plazo.

En próximas entradas seguiré con este tema.

——————–

Foto 1: katerha

Foto 2: ehoyer

 

Dejar de beber, dejar de fumar y dejar de follar

Algunos comentarios de los lectores en entradas diversas de este blog, más en concreto en aquellas que mencionan la cuestión de las bebidas alcohólicas o de la comida rápida, me recuerdan un par de viejos chistes que quiero compartir con vosotros.

Los dos son de la serie “va un tío al médico y dice: doctor, doctor…”; el primero de ellos dice tal que así:

Va un tío al médico y dice:

  • Doctor, doctor, ¿qué tengo que hacer para vivir 100 años?

El médico, que era toda una eminencia, se queda en blanco y le dice que va a mirar en libros, internet, consultar colegas y que le respondería pasado un día. Al día siguiente el médico le dice:

  • Mire, me he vuelto loco buscando y solo le puedo decir que no fume, que no beba alcohol y que no folle.

El paciente absorto le pregunta:

  • ¿Y así seguro que viviré 100 años?
  • Pues la verdad es que no tengo ni puta idea, pero se le va a hacer de largo como si lo fueran.

 

El segundo va de lo mismo, pero tiene sus matices.

  • Doctor, doctor, ¿qué es lo mejor que puedo hacer para mejorar mi salud?

Este otro médico, otra eminencia pero que en su caso no necesitaba consultar nada, le responde:

  • Lo mejor que puede hacer por su salud es dejar de beber, dejar de fumar y dejar de comer comida rápida

El tío, tras pensarlo unos segundos le dice

  • Ya… gracias… ¿y lo segundo mejor?

 

Estas dos historietas ilustran, cada cual a su manera, lo costoso que es desprenderse de ciertas conductas que con un impacto notable en nuestra salud, nos resultan placenteras. (Nota: lo del “follar” del primer chiste es un mero adorno, desde luego, que yo sepa y espero que nadie me saque del error llegado el caso, el sexo –siempre que sea seguro, claro está- no tiene una relación  perjudicial para la salud, bien entendido quizá más al contrario)

Quiero aclarar que en esas entradas en las que muchos interpretan una “censura” con respecto a determinadas conductas alimentarias que son agradables para muchos, incluso en ocasiones para un servidor, no están hechas con el fin de amargar a nadie, sino de informar. Es algo así como el papel de la DGT a la hora de advertir de los riesgos que se asumen cuando se quiere coger un coche. Es evidente que hay un riesgo intrínseco y que hay una serie de conductas que minimizan o reducen las posibilidades de tener un accidente.

Es decir, hacer un uso informado de los distintos alimentos es mejor, creo yo, que hacer un uso inconsciente de los mismos. Lo más “gracioso” es que al mismo tiempo, y pese a estar debidamente informados y mantener una conducta acorde con las recomendaciones nadie nos garantiza el evitar ese accidente o evento no deseado y no previsible. El riesgo cero, para las cuestiones de salud como para muchas otras cosas, es difícil de asegurar por no decir imposible. Ahora bien, hay conductas que reducen las posibilidades de determinados accidentes.

Considero importante el tener en cuenta que, además, no por adoptar esas mejores conductas se ha de asumir que se va a  vivir menos “placenteramente” o menos intensamente. Si se entiende bien la vida quizá sea más al contrario.

—————————–

Foto 1: Erik K Veland

Foto 2: Tobias Higbie

Si tú comes bien, ell@s comen bien

 

Si usted come bien la probabilidad de que sus hijos también lo hagan aumenta exponencialmente.

Hace unos pocos años un anuncio institucional del Ministerio de Cultura para el fomento de la lectura usaba este recurso perfectamente aplicable al acto alimentario (y a muchos otros). No sé si será por casualidad pero además de fomentar este hábito, a los protagonistas del anuncio se les veía desayunar mientras leían. Casualidad o no me viene de maravilla para comentarles la importancia de los poderosos mensajes que lanzamos a nuestros hijos cuando nos ven practicar un determinado patrón de alimentación (o de estilo de vida).

¿Les dice a sus hijos que coman fruta y usted no lo hace? ¿Les insiste en la importancia del desayuno y usted sale de casa sin sentarse a desayunar? ¿Mantiene un patrón de vida sedentario y obliga a sus hijos a que hagan deporte? ¿Le preocupa el peso de su hijo y usted no adecua el suyo? ¿Les obliga a que se terminen el brócoli mientras usted come otra cosa?, etc. Si las respuestas son afirmativas sepa que les está mandando dos mensajes contradictorios uno de palabra y otro con su ejemplo. Uno de ellos infinitamente más poderoso que el otro.

Como en muchas otras facetas de la vida el mensaje del ejemplo suele ser mucho más eficaz que largos razonamientos e interminables peroratas a cerca de lo conveniente de comer de una determinada forma o de mantener un concreto estilo de vida. Este hecho ha sido constatado en diveras ocasiones en distintos estudios de intervención que vienen a resumir que el modelo de preferencias alimentarias que profesen los adultos ejerce un papel importante en el desarrollo de las preferencias alimentarias de los más pequeños.

Para que nuestros hijos adquieran unos adecuados hábitos alimentarios les sugiero que empecemos nosotros mismos por adquirirlos y, además, que pongamos buena cara mientras lo hacemos.