El nutricionista de la general El nutricionista de la general

"El hombre es el único animal que come sin tener hambre, que bebe sin tener sed, y que habla sin tener nada que decir". Mark Twain

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Productos ecológicos con más kilómetros que la maleta de la Piquer

manzana ecológica 2Este debate no es novedad, lo sé, pero cada vez que la realidad me pone frente a él me llevan los demonios. Se trata como te puedes imaginar de poder adquirir diversos productos con el sello de “ecológico” cuando su origen o lugar de producción está a cientos cuando no a miles o decenas de miles de kilómetros de distancia. Esto es lo que me pasó el otro día al entrar en mi “súper de conveniencia” (el más próximo a mi domicilio) y contrastar la existencia de unas manzanas ecológicas (con todos los diplomas pertinentes) provenientes de Italia. La distancia, tristemente, ya no es novedad, otros productos de ese supermercado también lucen su lugar de origen y se remonta a países tan exóticos como Sudáfrica, Perú, Marruecos, Chile, pero en estos otros casos o no eran un producto perecedero (estoy recordando una soja ecológica de Chile) o no eran ecológicos (por ejemplo, el caso de las hortalizas y frutas americanas y africanas es habitual, por mucho que en España estemos en plena temporada de esos mismos productos). Pero esto es radicalmente nuevo en mi supermercado: producto ecológico, perecedero y lejano. Una contradicción. Un sinsentido. Una pena. Y las tres, legales.

¿Cómo se supone que han llegado esas manzanas ecológicas producidas en lejanas tierras a instalarse en nuestro supermercado o tienda ecológica? Ya sabemos que esos productos, en pro del “ecologismo” (uso de comillas obligado), han sido producidos sin utilizar “químicos” o determinados fertilizantes o plaguicidas (en el reglamento pone sin que sean “de síntesis”, pero con una boca más ancha que la del metro) pero… ¿acaso hemos de suponer que los camiones que las trasportan funcionan con besos y abrazos? (la irónica propuesta no es mía, es de Antonio Foncubierta, pero tiene más razón que un santo)

Esos camiones, barcos, aviones o lo que sea que las trajo hasta nuestros supermercados para contentar a un consumidor (pijo donde los haya o sin el menor asomo de verdadera conciencia ecológica) sabes muy bien con qué funcionan. Al así hacerlo deja aquello que se conoce como huella ecológica y que en estos casos se mide, entre otras variables, por la cantidad de combustible fósil y de agua que ha sido preciso consumir para hacer llegar ese producto hasta el consumidor final.

¿No sería más ecológico además de más lógico a secas el consumir en este caso manzanas producidas en el entorno próximo? Recordemos que además, en las fechas que corren, las manzanas en nuestra zona están de rabiosa actualidad, perdón… de temporada. De hecho algunos productores de productos ecológicos (Francisco José Acedo entre ellos, @Errolbabash) están que trinan con esta perversión legal de lo “ecológico”.

¿Acaso tienes un miedo cerval a la hora de consumir esas “peligrosas” sustancias químicas presentes en las manzanas de producción convencional? ¿Te asusta el menoscabo que sobre tú salud se puede originar al comerlas? Tres cosas te diré:

  • Puedes lavarlas antes de comértelas,
  • Si aun así no te fías, puedes pelarlas y, en cualquiera de los casos,
  • Has de saber que la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria tras un exhaustivo análisis se ha pronunciado en un informe a cerca del peligro que supone la presunta presencia de plaguicidas, y el 98,1% de las muestras analizadas estaba está dentro de los límites permitidos. Es decir, a largo plazo y en el 99% de los casos, cualquier temor sobre este tema es infundado… y a corto plazo habría que comer cantidades ingentes de esos alimentos con niveles por encima como para que pudiera apreciarse. (A este respecto te sugiero que le eches un vistazo al análisis que hace Jose Manuel López Nicolás en su recomendable blog, Scientia)

Yo lo tengo claro y en la práctica me he autoimpuesto un par de normas antes de poner un alimento sobre mi mesa:

  • La primera: Ceñirme habitualmente a la producción nacional de la mayor parte de lo que consumo. Además, si un producto en particular puede tener dos o más posibles orígenes, elegir el más próximo haciendo un balance entre esta variable, el precio y su calidad.
  • La segunda: Adquirir solo aquellos productos que están de temporada.

Esta y no otra es, así por encima, mi conciencia ecológica sobre estos temas.

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Imagen: @juan_revenga

La necesaria rehabilitación de las frutas y verduras «feas» (no seas tiquismiquis y ahorra)

manzana mutante

Somos unos consumidores pijos, muy pijos. Con nuestro pijerío hemos incluso modificado las leyes de la oferta y la demanda de los alimentos, de forma que solo tenemos accesos a los alimentos “bonitos” y así, los feos, aunque buenos, se tiran. Es un despropósito… tirar comida, tiene narices.

Tiramos tanta comida a todo lo largo de la cadena y del proceso alimenticio y es un hecho tan flagrante que la Unión Europea propuso establecer 2014 como el año en contra del desperdicio de comida. Fruto de esta vergonzosa realidad (recuerda, la Comisión Europea estima que cada año se tira cerca de un tercio de toda la producción mundial de alimentos) algunos países y empresas han puesto su granito de arena para frenar esta lacra, y de ellas hablaremos en futuros post, empezando por este.

El caso es que con esta cuestión en la cabeza, una cadena de distribución de alimentos (de supermercados), la tercera en importancia en Francia, Intermarché, ha puesto en marcha una interesante campaña para no desaprovechar la ingente cantidad de frutas y verduras que habitualmente se desperdicia, que se tira directamente a la basura, por no reunir los cánones de belleza que los consumidores con el pijerío mencionado exigimos a este grupo de alimentos en cuales quiera que sean los puntos de venta (súper, mercado, vending…) a los que accedemos.


Y lo ha hecho con un notable éxito de ventas en su campaña ya que, entre otras cosas estos productos se venden un 30% más barato que los guapos ejemplares de referencia. Lo que sea con los fines de: A) que la población tenga más fácil acceso a consumir al menos 5 raciones al día entre frutas y verduras, un grupo de alimentos que muchas veces queda apartado por el precio de estos comestibles y B) que no se desperdicie tanta comida ¡que es vergonzoso!

A modo de ejemplo, baste decir que esta especie de manzana mutante que recogí hace un año de un manzano que cultivo, nos ofreció esta especie de manzana mutante (la de la foto del principio del post). Tras retratarla, la degustamos en familia y reconocimos que estaba tan estupenda y exquisita como todas las demás del árbol; sabiendo que, de estar a la venta, difícilmente hubiera tenido salida.

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Nota: quiero agradecer a Alfonso Méndez, un fiel y agradecido seguidor de Twitter (@alfon_mendez) su aportación para esta entrada.

Brevas e higos: la curiosa, sabrosa y generosa historia de las especies bíferas

BrevasTodo el mundo sabe qué son las higueras (Ficus carica) y que los higos son sus frutos más tradicionales (higo-higuera, la cosa no puede estar más clara). Sin embargo, existen no pocas dudas al respecto de las brevas… ¿son lo mismo? Entre aquellos que saben fehacientemente que no algunos creen que los higos proceden de “unas” higueras y las brevas de “otras”… y en realidad no tiene porqué ser así.

Partamos de la base de que higos y brevas son cosas diferentes aunque visualmente se asemejen mucho; y que al mismo tiempo ambos (higos y brevas) son el «falso» fruto de una misma especie, incluso de un mismo “individuo”, biológicamente hablando.

Como ya sabrán los más puestos, las brevas son el «falso» fruto de aquellas higueras denominadas bíferas, es decir, con dos “cosechas” a lo largo del ciclo anual: por un lado la de finales de junio o principios de julio, caracterizada por la presencia de brevas; y por el otro la de agosto o septiembre en el que, ahora sí, son los higos los protagonistas… ¿un mismo árbol, dos «frutos»? Pues sí. O más o menos

En realidad las brevas son aquellos “frutos” de la temporada anterior (higos en potencia) que no habiendo llegado a madurar en agosto-septiembre, se mantienen en una especie de estado de latencia hasta los primeros calores de la temporada siguiente… Así, en los meses de junio o julio, tradicionalmente entorno a la festividad de San Juan (como las peras que con su apogeo también rinden tributo a esta festividad) se recolectan las brevas, un “hijo” o higo que no fue el año anterior y que es breva en este.

Siguiendo con su ciclo biológico tradicional, la higuera nos ofrece su segunda cosecha al final del verano, inicio del otoño, con los higos, ahora sí, como protagonistas.

Desde el punto de vista gastronómico las brevas suelen ser bastante más apreciadas que los higos, aunque con toda sinceridad, estoy casi convencido, que esta preferencia se debe más al tamaño de una y otra cosecha, indudablemente menor en el caso de las brevas. Y lo digo porque desde el punto de sus características la breva, habitualmente más grande que el higo, es menos dulce que éste aunque de carne más prieta. Creo que la exaltación de las excelencias de la breva frente al higo residen más en lo menor de su cosecha y en que se produce antes, a modo de sabroso anticipo de lo que está por llegar, el higo.

A la hora de su consumo, son posibilidades son innumerables. Por un lado tenemos el consumo directo que, como casi siempre en el caso de las frutas es mi opción preferida; pero además está el importante catálogo de dulces “naturales” en el que ambos ingredientes son protagonistas (en especial el higo) como por ejemplo, las compotas, el “pan de higos”, mermeladas, tartas… por no hablar de su presencia como ingrediente complementario en platos “principales”, muy habitualmente acompañando a platos y guisos elaborados con carnes de distinto origen, con caza, etcétera.

Para todos aquellos que se estén preguntado el porqué de mi insistencia a la hora de hablar de “falso fruto”, le respuesta es más de índole biológica que práctica. En realidad, bien los higos, bien las brevas son la reunión en un mismo receptáculo vegetal, denominado de forma técnica sicono que reúne a una cantidad importante de los verdaderos frutos, técnicamente drupeolas (o pequeñas drupas en las que nos comemos tanto la parte carnosa, como el “hueso” al que coloquialmente llamamos pepitas y que son crujientes al masticarlas).

Por cierto, si eres de los que te gusta esa mezcla, para mi excelsa, de queso con membrillo… no dejes de probar a cambiar ese membrillo por unos buenos higos, cuando lleguen, o ahora con brevas.

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Imagen: Grant Cochrane vía freedigitalphotos.net

¡Es tiempo de cucurbitáceas!

Melón sandía

Hace ya días que no dedicaba un post a eso de alabar las virtudes de un alimento concreto o la de su familia. Y digo bien lo de su Familia, desde el punto de vista botánico (Cucurbitaceae), ya que esta acoge a un importante número de productos suculentos, sabrosos y turgentes que precisamente en este momento del año alcanzan su máximo esplendor.

En gran medida esta entrada está dedicada a la espectacular sandía de más de 5 kilos de la que la pasada semana dimos buena cuenta en familia… creo que sin lugar a dudas puedo decir que fue la mejor sandía que he probado nunca. Así que va por ella.

La familia bien, gracias

Son varias las especies de frutas y hortalizas que tienen un lugar destacado y habitual en nuestras mesas, o deberían tenerlo. Sin lugar a dudas entre las frutas destacan la sandía ya mencionada y el melón, y entre esas hortalizas, el calabacín, las calabazas (tanto de invierno como de verano) y el pepino. Cuando nos comemos cualquiera de estos alimentos, damos cuenta de sus frutos del tipo baya o “bayas modificadas” (o pepónide) que son más típicos en aquellas especies con interés alimentario.

Desde el punto de vista gastronómico se prestan a innumerables presentaciones. De todas formas y en el caso de las frutas, creo que ya conoces mi opinión, soy especialmente partidario de aprovecharlas directamente, “sin distracciones”, se trata de tener más o menos suerte en su elección (cuando están cerradas) y aplicarse a ellas, sin más. Sin tonterías. Ya te digo que es mi opinión. Sin embargo, hay que reconocer la existencia de un plato tradicional y sencillo donde los haya que es todo un clásico del verano, me refiero al melón con jamón. Tengo una conocida que a la hora de comer se alimenta todos los días de verano de melón con jamón, y no exagero ni un solo día. Yo sin embargo, soy más de… jamón por un lado y melón por otro, en especial cuando estos son especialmente famosos. Ahora, sobre gustos no hay nada escrito. Algunos recetarios más modernos incluyen cualquiera de estas frutas en entrantes y platos principales… en mi opinión y sobre el papel (sin haberlos probado) un poco a la fuerza. En este enlace tienes unas cuantas y además en el siempre recomendable blog “Directo al paladar” se pueden encontrar no poca inspiración con estas frutas como ingredientes.

En el caso de las hortalizas de esta familia el abanico culinario literalmente se desparrama. Desde preparaciones en caliente a modo de guarnición, en brocheta, al horno, salteados; en cremas, purés y púdines, tanto fríos como calientes… por no hablar de la posibilidad de preparar una de mis debilidades, la refrescante salsa tzatziki de origen griego, elaborada con yogur y pepino y perfecta alternativa a la sempiterna (y para mi cansina y empalagosa) salsa barbacoa cuando se preparan platos diversos a la brasa. Aquí tienes una receta de este agradable acompañamiento.

No sé a qué esperas, yo en tu lugar correría al mercado más cercano y me dispondría a disfrutar de este maravilloso bodegón de verano que nos ofrece la famila Cucurbitaceae. Los recetarios vienen bien de vez en cuando, pero tampoco son indispensables… máxime cuando el producto está tan en su punto como lo están ahora… ¿quién se puede resistir a un fresquito plato de pepino aliñado con un buen aceite de oliva virgen extra y una pizca de sal justo después de volver de darse una vuelta en bici, o de correr o simplemente después de un día caluroso?

De todas formas, si tienes alguna receta con estos alimentos y te gustaría compartirla, tienes los comentarios a tu entera disposición.

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Imagen:  rakratchada torsap freedigitalphotos.net

Beber zumo de fruta no equivale a comer la fruta

¿Te parece que la mermelada equivale a una ración de fruta? Ea, pues con los zumos tampoco. Y eso que para la elaboración de los dos productos –mermelada y zumo- interviene de forma indefectible la fruta… que te quede claro. Y aunque al zumo no se le añada nada más y sea exclusivamente el producto licuado de la fruta… el zumo de fruta ni es fruta, ni su consumo sustituye el de la fruta.

Para la mermelada seguro que no hace falta que te lo explique, seguro que lo entiendes. Vamos con el zumo y con un ejemplo: el paradigmático zumo de naranja.

Veamos las diferencias nutricionales y de efecto sobre la ingesta de un vaso de zumo de naranja natural frente al de una naranja tal cual. Ten en cuenta que para un vaso de zumo se suelen emplear, por término medio, 3 naranjas más o menos. Pues veamos.

Naranja vs zumo

En resumen: el zumo aporta más calorías, menos fibra, menos saciedad y la posibilidad de tomar “más de la cuenta” es mucho mayor… entre otras cuestiones (y todo ello suponiendo que además no se le añada azúcar)

Es por estas razones y quizá otras más que creo que te interesará conocer algunas opiniones especializadas con respecto a este tema. Por ejemplo:

  • La Organización Mundial de la Salud (2003) afirma que existe un alto nivel de evidencia acerca del papel protector de la fruta para prevenir la obesidad, hecho que queda reflejado en recientes investigaciones al respecto. Sin embargo, la OMS afirma que los datos científicos muestran una relación probable entre el consumo de zumos de fruta y la obesidad.
  • La Asociación Americana del Corazón de nuevo propone como verosímil que la saciedad es menor ante un zumo de fruta que ante una fruta entera y por ello desaconseja el consumo de los zumos de fruta, insistiendo en la importancia de consumir fruta en su estado original, y considerando que las calorías consumidas de forma líquida podrían afectar negativamente a los intentos de conseguir y mantener un peso saludable.
  • La Academia Americana de Pediatría recomienda aumentar la ingesta de frutas para prevenir el sobrepeso y la obesidad en los niños, siempre y cuando no sea en la forma de zumos de fruta
  • El Comité de Nutrición de la Asociación Española de Pediatría afirma que los zumos de fruta no son equivalentes nutricionalmente a las frutas naturales, al carecer de fibra y no estimular la masticación.

Así pues, ¿aún crees que si no tomas fruta, o no la toma tu hijo, esta situación se arregla con un zumito (o dos, o tres, etc.)? La fuente de bebida y de hidratación para ti y para vuestro hijo ha de ser el agua, y la fruta… para comer.

Consume fruta. Fruta de verdad.

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Imágenes: tiverylucky y satit_srihin vía freedigitalphotos.net

Fuente consultada: ¿Se puede considerar el zumo de frutas como una ración de fruta? del Grupo de Revisión y Posicionamiento de la Asociación Española de Dietistas-Nutricionistas.

La historia, integral, de la fibra

FibraComentaba casi al principio de la andadura de este blog que una de las características de la alimentación occidentalizada o de los países desarrollados, es la falta de de fibra en relación a lo que se supone es ideal. Y en nuestro entorno más próximo así se pone de manifiesto si atendemos a las cifras aportadas por el Libro Blanco de la Nutrición con respecto al consumo de fibra (páginas 135-143): en este país el consumo medio de fibra se sitúa entorno a los 7,55 g de fibra al día por persona y por cada 1000 kcal consumidas… muy, pero que muy lejos de los 14g/día/1000 kcal recomendados. Al parecer, un signo de nuestro tiempo y circunstancias.

Para ir centrando el tema, la fibra a la que hace referencia “la fibra” es ese componente dietético que el ser humano es prácticamente incapaz de digerir y que se encuentra de forma característica en los alimentos de origen vegetal (aquellos que no se han “refinado” y la conservan, claro) es decir en, frutas, frutos secos, legumbres, verduras, hortalizas y productos elaborados con cereales enteros o “integrales”. Todos estos alimentos tienen dos tipos genéricos de fibra, por un lado la llamada “fibra soluble”; y por el otro la “fibra insoluble”.

La primera está especialmente relacionada con el beneficio de regular el transito intestinal y evitar el estreñimiento; por su parte las propiedades de la segunda están más relacionadas, por un lado, con su capacidad para regular los niveles de glucemia tras las comidas (disminuyendo el índice glucémico de los alimentos que la incorporan) y, por el otro, ayudar a limitar la absorción del colesterol dietético (el presente en los alimentos). No te preocupes demasiado por incorporar más de uno o de otro tipo, normalmente una dieta diversificada con alimentos de este tipo incorpora fibra de ambos tipos en cantidades suficientes.

Pero uno de los beneficios menos conocidos de los alimentos ricos en fibra resulta de conocer que, aquellos alimentos que la incorporan de forma “natural”, consustancial, además se acompañan de una importante cantidad de diversos nutrientes y fitonutrientes de interesantes propiedades nutricionales tales como: vitaminas, minerales, ácidos grasos poliinsaturados, compuestos fenólicos, polifenoles, etcétera, difíciles de “encontrar” en alimentos refinados o, directamente sin fibra.

Así, en una especie de sumatorio de beneficios y propiedades aquellos patrones de alimentación con una adecuada cantidad de fibra proveniente de los alimentos se ha relacionado con la probabilidad de:

  • Disminuir el riesgo de padecer enfermedades corazón, hipertensión, algunos cánceres tales como el de estómago, colon y recto; y de diabetes tipo 2.
  • Además podría contribuir a controlar el peso gracias a su especial capacidad para aumentar la sensación de saciedad y, por tanto reducir la probabilidad de seguir comiendo y con ello la de incorporar más calorías.

¿Cómo se puede incorporar más fibra en nuestra alimentación?

De entrada, si no se tiene un especial hábito de consumir unas cantidades adecuadas y se está muy por debajo de las recomendaciones (como es más que probable a tenor de las cifras anteriormente mencionadas) es preciso advertir que los nuevos hábitos dietéticos que traten de aproximarse más a las recomendaciones han de ser adoptados de forma gradual. Hay personas que notan una especial “hinchazón”, cólicos o gases cuando tratan de incorporar alimentos con más fibra en su dieta de forma más o menos brusca; por tanto se recomienda que estas mejoras se hagan poco a poco durante un periodo de tiempo más o menos largo (de uno a dos meses) con el fin de ayudar a prevenir estos “efectos secundarios” típicos de cuando se pasa de “la gran secada a la gran remojada” y; al mismo tiempo, tener una hidratación adecuada.

Si estás interesado en incorporar más fibra en tu dieta empieza por consumir con más frecuencia verduras y hortalizas (en sus más variadas formas y preparaciones en forma de primeros platos o en forma de guarniciones e ingredientes de otras recetas), posteriormente estaría fenomenal que te pasaras, por sistema, al consumo de productos elaborados con cereales integrales (pan, arroz, pasta…) y que te plantearas consumir más a menudo recetas a base de legumbres (lentejas, soja, hummus, garbanzos, habas, alubias, guisantes…). Si te hace falta, seguro que encuentras mucha inspiración en esta entrada. Además, piensa en fruta: postres, almuerzos y meriendas son buenas ocasiones para incorporarlas… sin dejar de lado, si gustas, los frutos secos.

Ya sabes, todo con mesura y poco a poco. A ver si te vas a cansar antes de empezar, y no es cuestión.

¿Puedo llegar a las recomendaciones de fibra con suplementos?

Pastillas 2

Por poder, se supone que podrías, pero es probable que con estrategias así driblaras muchos de los beneficios que te he comentado al incorporar alimentos con fibra. Aunque las pastillas y los polvos de fibra, los suplementos de fibra, son una fuente concentrada de este elemento y podrían ayudar a prevenir el estreñimiento, le faltarían todos esos nutrientes habituales en los alimentos con fibra. Además este sistema es, seguro, más caro. Ya conoces en líneas generales mi opinión con respecto a los suplementos y complementos.

Trata pues que tu alimentación sea adecuada de forma entera, integral, en bloque y no pretendidamente buena a base de remiendos puntuales o de ir parcheando aquí y allá haciendo del maldito nutricionismo una especie de consumista, y absurda, forma de vida.

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Imagen: Praisaeng y Vichaya Kiatying-Angsulee vía freedigitalphotos.net

Fruta-pasión. El florecimiento de fruterías y verdulerías

No sé si te habrás fijado, pero desde un tiempo a esta parte observo una especial proliferación de pequeños negocios (o no tan pequeños) que tienen a las frutas y hortalizas como objeto de ese negocio. Un poco si me permite la comparación como lo que ocurrió en su día con los videoclubs, los establecimientos de “todo a 100” (pesetas, claro) o las tiendas de chucherías y frutos secos a peso, que tuvieron su momento dorado.

Es algo que me gusta, ya sabes mi especial predilección por este tipo de productos como elementos indispensables que han de estar presentes de forma importante en nuestra alimentación cotidiana; recuerda el plato de la alimentación saludable de la Escuela de Salud Pública de la Universidad de Harvard. Por tanto, creo que una mayor presencia en nuestro entorno de este tipo de comercios favorecerá la posibilidad de que los consumidores recurran a ellos.

Juan Revenga

Juan Revenga

Las formas de negocio son variadas, desde establecimientos minoristas a pie de calle como la foto de esta magnífica tienda que tengo a dos pasos de mi consulta, hasta las empresas que han diversificado su negocio haciendo llegar sus productos a los clientes a través de Internet, como esta de aquí.

Además, normalmente ponen el acento en el producto local y de temporada algo que, más allá de lo que ocurre habitualmente en las grandes superficies suele ofrecer unas mayores garantías en cuanto a calidad y, a veces, precio.

Hablando de precio, no puedo entender lo que me ocurrió el pasado mes de septiembre en el aeropuerto de Barajas en el que en uno de sus múltiples establecimientos para comer del tipo self-service o autoservicio había raciones de fruta (la de la foto) al increíble de precio de 4,40€ los 150g, es decir a más de 29€/kg… ¿pero están locos, qué se creen, que se trata de caviar? Lo pregunto indignado porque además la calidad de aquella macedonia de frutas dejaba bastante que desear (el melón «baboso», la piña con partes duras, etcétera)

Juan Revenga

Juan Revenga

Desde luego que esos precios no invitan nada a su elección… sobre todo cuando las raciones de todo tipo de aperitivos y dulces procesados estaban más baratos que la ración de fruta en cuestión. Desde aquí invito a los responsables de estos establecimientos o a las empresas de catering que les suministra el producto a que reflexionen sobre este particular.

Naranjas PalauOtro de los aspectos para reflexionar sobre estas cuestiones es lo de la fruta en los supermercados que en ocasiones aun estando de temporada, por ejemplo las naranjas en España en este momento, te encuentras con que las naranjas del súper vienen de Argentina, algo que me parece inconcebible (tal y como ocurrió el año pasado en el súper de debajo de mi casa durante casi toda la temporada invernal)

Como ya he dicho en alguna otra ocasión, afortunadamente, suelo tener la posibilidad de acceder a otros puntos de venta para hacer la compra de este tipo de alimentos. Normalmente es en el mercado y rara vez en el supermercado. También estoy valorando la posibilidad de hacer algunas compras por Internet, directamente a los productores ya que, en algunas ocasiones, cuando he recibido algunas muestras de productos como es el caso de Hermeneus Naranjas Palau he de decir que la calidad era soberbia, para disfrute propio y el de mis hijas… suculentos cítricos donde los haya.

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La sonrisa cítrica: sobre mandarinas, naranjas, clementinas y demás

NaranjaMandarinas, naranjas, clementinas, pomelos, etcétera, volvemos a estar de enhorabuena con esto de la temporalidad… ya sabes unas cosas se marchan (pero volverán) y otras llegan; y ahora empieza el momento de los cítricos (entre muchos otros alimentos propios del otoño y del invierno)

Para los que disfrutan de una buena mesa no conozco pregunta más absurda que aquellas del tipo cuál es tu plato preferido y, en este caso, tu fruta preferida. A mí al menos me pasa, que soy incapaz de dar una, ni tan siquiera una docena… en su punto de sazón, todas las frutas me parecen exquisitas. Pero también es cierto que por las naranjas y cítricos en general tengo una particular predilección, creo que me gusta todo lo que sepa o huela a naranja, limón, etcétera. Me gustan las colonias de inspiración cítrica, mis hijas tienen un bonito cuento titulado “la bella mandarina” y disfruto como un enano de postres y recetas que bien a lo bruto o bien de forma más elaborada incorporan este tipo de elementos (chocolate negro con naranja, mermelada amarga de naranjas cachorreñas, ensaladas con naranja o mandarina, lomo al horno con naranja, etcétera).

 

Zumo vs fruta. No hay color

Una de las preguntas más recurrentes con respecto a estas cosas de los alimentos es la de si un zumo equivale a una ración de fruta, en especial cuando se trata de naranjas que es la típica fruta “del zumo”. Y la respuesta ha de ser clara: NO. Veamos el porqué:

Cuando te haces un zumo empleas cerca de tres naranjas (ya lo sé, depende) y te bebes en medio minuto las calorías de esas tres naranjas al tiempo que dejas gran parte de la fibra en el exprimidor. Sin embargo, cuando comes naranja, comes una, con todas sus calorías pero tampoco más, tardas más tiempo en hacerlo que el hecho de beberse un vaso, lo que favorece el aumento de la saciedad y además te metes toda todita su fibra con todos sus beneficios. Así pues, el zumo, aunque sea “natural” y se elabore a base de fruta, no es fruta. Para más razones sobre si un zumo de fruta equivale a una ración de fruta, te sugiero que le eches un vistazo a este documento de posicionamiento del GREP-AEDN. Y ya que estamos que contrastes en este enlace (¡Y una fruta mierda!) la utilidad de esos preparados que se venden especialmente para niños y que supuestamente equivalen a una ración de fruta.

 

Vitamina C y resfriados

Otra idea bastante bien instalada entre la población general es el hecho de que las frutas cítricas previenen o minimizan los procesos gripales y catarrales, gracias a su aporte de vitamina C.

Con este nutriente como centro de atención y el tema de los enfriamientos y de las gripes se han publicado infinidad de estudios científicos en los que la gran mayoría no observan estos beneficios preventivos y, unos pocos, parece que sí. Afortunadamente en la base de datos Cochrane se cuenta con un reciente metaanálisis sobre esta cuestión (Vitamin C for preventing and treating the common cold) cuyas conclusiones son las siguientes:

El fracaso de los suplementos de vitamina C para reducir la incidencia de resfriados en la población normal indica que la profilaxis con mega-dosis de esta vitamina no justifica racionalmente su uso en la población general. Sin embargo, la evidencia también muestra que su uso podría justificarse en las personas expuestas a una actividad física intensa en ambientes fríos durante breves periodos de tiempo. […] Aquellos estudios en los que se utilizó la vitamina C el inicio de los resfriados como una posible terapia no mostraron ningún beneficio en dosis de hasta 4 gramos al día [de vitamina C]. No obstante, en un gran estudio en el que se utilizaron dosis terapéuticas de hasta 8 gramos, mostró resultados positivos pero controvertidos sobre esta posible utilización al inicio de los síntomas

Nota 1: Para que te hagas una idea de cuanto por encima están 4 y 8 gramos de las recomendaciones de ingesta para la población general en cuanto a la vitamina C, baste decir que esas recomendaciones están concretadas en 75 y 90 mg/día.

Nota 2: En cualquier caso, tanto si estás resfriado como si no, sigue siendo más conveniente que te tomes una naranja (o una manzana o un persimón o…) que, por ejemplo, un bollo suizo.

En resumen

No hace ninguna falta promocionar el consumo de frutas utilizando  para ello el reclamo de sus nutrientes aislados, que no dejaría de ser una expresión más del consabido nutricionismo.

Los beneficios de incluir una adecuada proporción de fruta en nuestra dieta diaria están más que contrastados hasta el punto de que, por ejemplo, la OMS cifra en 1,7 millones las muertes en el mundo directamente atribuibles a un bajo consumo de frutas y hortalizas.

Mi consejo es que para alcanzar ese adecuado consumo, que recurras a los productos de temporada, y las razones son claras: estos productos son más baratos que en otras épocas del año, reúnen todas sus óptimas cualidades sensoriales (están más ricos) y se aprende a seguir una sana variedad sin caer en el aburrimiento.

Para des-estresar un poco con tanta cifra de muertes y demás, te dejo con un desternillante monólogo de Luis Piedrahíta (como todos los suyos) en el que empieza preguntándose si las naranjas se llaman así por su color, o si el color “naranja” se llama así por el color de las naranjas, y termina desvariando sobre la piel de las mandarinas. Una especie de qué fue antes si el huevo o la gallina pero de un color naranja-hilarante.

Si quieres, antes de darle al “play” te sugiero que vayas a por unas mandarinas, o a por una naranja, y que disfrutes el doble mientras lo ves.

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Imagen: Theeradech Sanin vía freedigitalphotos.net

¿Melocotones en octubre? sí… y de los mejores, de Calanda

Para muchas personas los melocotones suelen ser una fruta tan circunscrita a los meses de verano como lo son la sandía o el melón. Y es cierto, la mayor parte de las regiones productoras y de variedades ofrecen sus mejores frutos en esta época. La mayor parte, pero no todas. En particular en Teruel se cultiva una variedad de melocotón concreta con determinados procedimientos que resulta en un producto con Denominación de Origen Protegida, Melocotón de Calanda, que desde mi punto de vista es el mejor de los melocotones del mundo entero y parte del universo.

Melocotón de calanda

Y no solo están presentes en octubre que es cuando el grueso de su producción se comercializa, alguna de sus variedades se cosechan hasta finales de este mes con lo que no es imposible encontrar melocotones “como soles” comercializados bien entrado el mes de noviembre. Y más este año en concreto en el que todas las cuestiones agrícolas van tan retrasadas. Así al menos me lo han hecho saber todos los agricultores y productores de no importa qué producto con los que he tenido la oportunidad de hablar este año.

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Es melocotón de Calanda es absolutamente genuino. Además de cultivarse protegido en una bolsa lo que garantiza en cierta medida el encontrarse ante un producto final prácticamente perfecto; sus cualidades organolépticas son excepcionales: grande, carnoso, increíblemente duro, turgente, de color que varía entre el amarillo crema al amarillo pajizo, uniforme, de sabor dulce e intensamente perfumado. Todos los melocotones de esta denominación de origen pertenecen a la variedad «amarillo tardío» (no podía ser otro nombre) y los clones seleccionados son Jesca, Evaisa y Calante, todos de la especie Prunus persica.

No sé muy bien cómo estará lo de encontrar estos melocotones más allá de Aragón, en especial porque me consta de la picaresca que desde un tiempo a esta parte se viene produciendo con el nombre “melocotón de Calanda”. Sin ir más lejos el año pasado pude ver en una frutería de Irún un cartel en el que anunciaban tener de estos melocotones… ¡en pleno mes de julio!… es decir un imposible y por lo tanto un engaño, una estafa. Pero si puedes, búscalos en tu localidad y pruébalos, no te arrepentirás.

Algunos productores utilizan melocotón procedente de esta DOP para elaborar conservas en almíbares ligeros y en almíbares con vino. Yo los he probado y a pesar de ser de los mejores melocotones en conserva que he catado, siguen siendo eso, una conserva que si la comparamos con la fruta en fresco, no tiene punto de comparación posible.

Conocidas son también recetas y preparaciones culinarias para emplearlos en platos diversos, pero créeme, déjate de tonterías e híncale el diente sin contemplaciones. Deja que te rebose y gotee su jugo entre las comisuras de la boca… disfrutarás como un enano. A mí llegada esta fecha me regalan no pocos ejemplares (con uno solo de ellos puede comer postre una familia de 4 miembros) y ya lo estoy haciendo.

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Imágenes: DOP Melocotón de Calanda

Tecnología “espacial” para que los niños coman fruta

ManzanasHace un par de semanas una de esas seguidoras correspondidas que “mondo Twitter” te da la oportunidad de conocer, Mónica (@psico_diet), me hizo llegar esta noticia: “Diseñan un aperitivo de manzana que reduce los riesgos cardiovasculares en niños obesos”.

Así, a primera vista, no me digas que no, suena fenomenal. No seré yo quien se dedique a poner palos en las ruedas a tan noble causa, ni tampoco en el esforzado objetivo de la tesis doctoral de la principal investigadora de este proyecto. En esencia, tal y como se puede leer, se trata de un snack o aperitivo a base de manzana enriquecida con zumo de mandarina de forma que, según siempre la misma fuente:

Cuarenta gramos de este producto proporcionan los componentes bioactivos de un vaso de mandarina fresco”. Para ello : “los investigadores enriquecieron rodajas de manzana con zumo de mandarina utilizando para ello una tecnología de impregnación al vacío desarrollada y patentada por el equipo de la Universidad Politécnica de Valencia que permite incorporar ingredientes adicionales a la estructura de alimentos porosos, como es el caso de frutas y hortalizas”.

Que estupendo, que maravilla. Digo esto por que, además, este producto fue empleado en un estudio de intervención en el que, durante 4 semanas (un mes), la dieta de 41 niños obesos fue “enriquecida” con 40 gramos de este producto. La conclusión, previsible, no podía ser otra:

“En líneas generales, la adición de este producto en la dieta contribuye a la mejora del estado de oxidación e inflamación en niños obesos, así como en diversos factores de riesgo de aterosclerosis”.

Insisto, no me parece mal en absoluto. Sin embargo, este tipo de architecnificados productos que tienen como fin la deseable evolución de niños con obesidad me deja más preguntas que la respuesta que, previsiblemente, en un futuro no muy lejano nos ofrezca la industria alimentaria cuando esta patente, supongo, sea explotada:

  • ¿Porqué no haber hecho el estudio en cuestión con al menos un grupo control en el que su dieta hubiera sido “enriquecida” y monitorizada con fruta de verdad, es decir, fruta “a secas”?
  • ¿No sería más deseable destinar esfuerzos para que esos niños obesos coman más alimentos de origen vegetal?
  • ¿Qué precio tendrá en el mercado una futura (y previsible) comercialización de este producto en el mercado?
  • ¿Qué nivel de saciedad aportan 40g de manzana embebida de mandarina? Por muchos antioxidantes y sustancias bioactivas que tengan… no se quedará con hambre un niño de, pongamos 6 años, después de haberse comido 40 miserables gramos de lo que sea? ¿No sería mejor que, directamente se comiera, por ejemplo, media manzana (unos 90 gramos)?
  • ¿No es acaso previsible que el consumo de media manzana o de un par de mandarinas  taliscualis aporten un mayor nivel de saciedad que 40g de este producto a la vez que un cifra relativamente similar de “componentes bioactivos” que los aclamados 40g de este producto? (es un suponer)
  • ¿Alguien cree que esta es al menos una de las soluciones a la actual crisis de obesidad que vivimos entre la población de niños españoles?
  • Y, en definitiva, de verdad, ¿acaso la solución no parece ser más evidente, más racional, más sencilla?

Con sinceridad, le deseo todo lo mejor al equipo de investigación. Además, les auguro un esplendoroso futuro dentro de la industria alimentaria si deciden seguir por este camino. Así, a bote pronto, se me ocurren tres o cuatro multinacionales de la industria alimentaria que a buen seguro estarán interesadísimos en este tipo de hallazgos. Pero, de verdad, dudo mucho que la ansiada solución al problema abordado transcurra por estos derroteros.

Ante los frecuentes casos de obesidad infantil, antes que diseñar alimentos ultratecnológicos sugiero echar un vistazo a esta entrada Si tú comes bien, ell@s comen bien.

Además, si quieres profundizar en este tema, te sugiero que consultes las siguientes entradas:

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Imagen: kornnphoto vía freedigitalphotos.net