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Dietas hiperproteicas y enfermedad renal: más evidencia sobre lo evidente

CarnazaDentro de las infinitas propuestas dietéticas a la hora de adelgazar (o incluso con el fin “solo” de llevar una alimentación saludable) la que se lleva la palma en la actualidad y desde hace unos años en nuestro entorno son las dietas hiperproteicas. Te lo conté en cierta medida en este post y cuestioné su necesidad en este otro. Necesidad, me refiero a que a día de hoy, la población general ya realiza un consumo de proteínas muy por encima de las necesidades o de las recomendaciones.

Sea como fuere, al final a quienes nos toca de vez en cuando contestar a las preguntas de diversos medios de comunicación al respecto de diversos planteamientos dietéticos, cuando nos ha tocado hablar de los riesgos asumidos cuando se cuestionan las dietas hiperproteicas casi de forma indefectible ha salido a relucir el aumento del riesgo de la patología renal ante este tipo de planteamientos hiperproteicos.

También es cierto que cuando se nos ha preguntado al respecto de las evidencias en las que poder justificar esta advertencia nos quedábamos un tanto en blanco. Veamos, es algo similar a cuando a alguien se le pregunta sobre la efectividad de los paracaídas para evitar lesiones cuando se salta desde alturas importantes… el hecho es que no hay demasiadas evidencias desde el punto de vista científico. Nadie, afortunadamente, se ha encargado de realizar un estudio de intervención y tirar a 400 personas desde un avión (200 con paracaídas y 200 sin él) para luego certificar las diferencias entre las lesiones y los fallecimientos en uno y otro grupo. En este caso, el de los paracaídas, la cosa es tan de cajón, que no hacen falta estudios clínicos de intervención (aquellos que aportan una alta evidencia) para contrastar la bondad del uso del paracaídas en las caídas desde alturas importantes. Te sugiero que no te pierdas este artículo en el que se cuestiona este tema de los paracaídas y la evidencia de la bondad de su uso. Interesante, divertido y, sobre todo, instructivo.

Pues en el caso de la enfermedad renal parecido. La cosa era, o es, tan de cajón que tampoco hace falta cogérsela con papel de fumar: el exceso de proteínas se elimina a través de los riñones, a más proteínas más eliminación y más, por tanto, riesgo de sobrecargar su funcionalidad llegando al punto de comprometerla. No harían falta, en principio, demasiados estudios para llegar a esta conclusión.

Pero afortunadamente para quienes nos dedicamos a esto de vez en cuando salen a la luz estudios que sí cuestionan estas, otra vez en principio, realidades ¿inevitables?. La semana pasada se publicó una revisión sistemática y metaanálisis (esa clase de estudios que aportan la máxima evidencia científica) que observó esta cuestión: ¿Cómo se afecta la función renal cuando se siguen distintos patrones dietéticos en lo que respecta al aporte de proteínas?

Riñón

En el estudio titulado Comparison of High vs. Normal/Low Protein Diets on Renal Function in Subjects without Chronic Kidney Disease: A Systematic Review and Meta-Analysis (Comparación de dietas con alta cantidad de proteínas frente a aquellas con cantidad normal o baja en la función renal en sujetos sin enfermedad renal crónica: una revisión sistemática y meta-análisis) se abordó esta cuestión y se llegó a la siguiente conclusión:

Las dietas hiperproteicas se asociaron con un aumento de la tasa de filtración glomerular [un dato que explica el “mayor” trabajo de los riñones], de urea sérica, de la excreción urinaria de calcio y de las concentraciones séricas de ácido úrico.

Algo que cabría esperarse… más “deshechos” igual a más trabajo para aquellos sistemas fisiológicos encargados de deshacerse de los “deshechos”. Pero la cosa no acaba aquí, la conclusión del estudio continua del siguiente modo:

A la luz del alto riesgo de enfermedad renal entre los obesos, los programas de reducción de peso que recomiendan dietas hiperproteicas, especialmente de origen animal, deben ser observados con precaución.

Y esto, queridos lectores es especialmente importante cuando se tienen en cuenta las advertencias que desde las más implicadas sociedades sanitarias especializadas en estas cuestiones se nos hacen llegar al respecto de la enfermedad renal.

Así, desde la Sociedad Española de Nefrología (SEN) se destacan y advierten algunas cuestiones importantes al respecto de la patología renal, por ejemplo que:

Según el reciente estudio EPIRCE, el 9,2% de la población adulta en España padece una enfermedad renal crónica (ERC) y un 6,8% insuficiencia renal. Por tanto, y en total, unos 4 millones de españoles sufrirían hoy alguna enfermedad renal, unas cifras que, para el presidente de la SEN, “suponen sólo la punta del iceberg, pues entre el 12% y el 15% de la población del país tendría en estos momentos problemas renales sin diagnosticar, desconocidos incluso para el propio paciente, que correría el riesgo de desarrollar lesiones cardiovasculares o el de llegar a fases avanzadas de esta patología, que conllevarían la necesidad de diálisis o trasplante.

En similares términos se expresa la Sociedad Española de Medicina de Familia y Comunitaria cuando dice:

Un número importante de pacientes con ERC está sin diagnosticar

Así pues, ante la hiperproteica realidad de nuestro tiempo en el que ya incluimos más proteínas de las que indican todas las recomendaciones; ante la presión de hacer más hiperproteica nuestra existencia; ante lo apremiante de dietas adelgazantes que ponen el acento en esta cuestión y ante la evidencia con la que hoy ya contamos (más allá incluso de lo que dice la lógica) te queda a ti por decidir: ¿vas a bailarle el agua a todos aquellos que te proponen una mejora de la salud o te fían el éxito de un programa de adelgazamiento a través de una dieta hiperproteica?

Yo, desde luego, no.

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Nota: quiero agradecer, de nuevo y con el deseo que sí sirva de precedente, a Julio Basulto () las inestimables aportaciones recibidas para este post.

Imagen: Maggie SmithAnusorn P nachol freedigitalphotos.net