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"El hombre es el único animal que come sin tener hambre, que bebe sin tener sed, y que habla sin tener nada que decir". Mark Twain

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Danacol, Naturcol, Benecol, Pro-activ… leches-col: ¡paren las máquinas!

Ataque al corazón

Los productos mencionados en el título son como ya sabrás el nombre comercial que utilizan distintas empresas de la industria alimentaria para referirse a su línea particular de alimentos funcionales para combatir el colesterol alto en sangre (la hipercolesterolemia). Esas empresas, las conoces bien, me imagino, son Danone (Danacol), Central Lechera Asturiana (Naturcol), Kaiku (Benecol) y Flora Pro.activ (Unilever).

Estos alimentos funcionales ya sean de una u otra marca comparten dos denominadores: el primero contener en su formulación un elemento que dificulta la absorción del colesterol dietético y; el segundo, publicitar su venta con importantes alegaciones salutíferas a la hora de hacer descender la cifra del colesterol sanguíneo.

Esteroles y estanoles en dos palabras

De forma muy resumida los posibles componentes que entorpecen la absorción de colesterol son en esencia de dos tipos o son esteroles o son estanoles vegetales. Más conocidos los primeros, es frecuente referirse a ellos como fitoesteroles. El caso es que parece bastante bien documentado que la presencia de este tipo de sustancias compite con el colesterol de los alimentos de forma que cuando hay esteroles o estanoles presentes, la cantidad de colesterol que se absorbe de la dieta es menor que si no estuvieran. No obstante, además de poderlos encontrar en los mencionados alimentos funcionales “para bajar el colesterol” los fitoesteroles están presentes de forma natural pero en pequeñas cantidades en diversas frutas, verduras, frutos secos, semillas, cereales, legumbres y aceites vegetales. Lo mismo sucede con los estanoles, aunque su presencia es aún si cabe más pequeña y en los mismos grupos de alimentos que los esteroles.

Bajan el colesterol, sí, pero… ¿mejoran la salud?

Lo cierto es que todo esto suena muy bonito y, a base de que las marcas sigan desde hace unos 15 años la estrategia del martillo pilón, el consumidor medio se lo ha creído a pie juntillas: si tengo el colesterol alto en sangre y tomo algún producto del tipo leches-col que ayuda a no absorber tanto colesterol de los alimentos… mi colesterol bajará y mi riesgo cardiovascular descenderá. Suena bien. Muy bien. Pero no está demostrado. Y si algún día se pone de relieve el impacto global de incluir este tipo de productos en la dieta… no creas que el resultado estaría tan claro. Las cuestiones candentes, citadas sin pelos en la lengua son dos:

  • Dejando a un lado los presuntos beneficios, no está claro que la incorporación de esteroles y estanoles a partir de alimentos funcionales enriquecidos en estos elementos esté exenta de riesgos… no vaya a ser que, al final, hagan más mal que el bien que se pretende encontrar con ellos
  • El hecho de que se “reduzca tú colesterol” puede que sí esté más o menos claro… Sin embargo, que esa reducción del colesterol tenga una relevancia clínica significativa en la salud cardiovascular no está nada claro ya que no hay estudios suficientemente bien diseñados que así lo pongan de relieve.

Entonces ¿para qué los estamos tomando?

PensandoCon cierta probabilidad ahora estés aturdido. Por un lado el subconsciente te trae a la memoria esas maravillosas promesas de Vicente del Bosque o de Carlos Sobera o de tantos otros argumentando, asegurándote, que tu salud va a mejorar tomando esteroles vegetales (en este caso los del Danacol que es el producto que, desde mi punto de vista, utiliza una publicidad más invasiva e incisiva)… y por el otro, empiezas a darte cuenta del mazazo que supone el ser conocedor de que otro de esos “conocimientos serios” se empieza a desmoronar como un castillo de arena en la orilla de una playa en horario de marea viva. Recordemos en cualquier caso que ese “conocimiento serio” fue forjado tan solo por el interés de una industria y fraguado en centenares (o millares) de estrategias publicitarias perfectamente diseñadas para causar el estrago impacto deseado. Un impacto que no es otro que convencer al consumidor que el consumo de este tipo de alimentos funcionales tienen un resultado positivo sobre el pronóstico de su salud cardiovascular. Pero va y resulta que esto, a estas alturas, es algo que no está ni mucho menos probado.

En la actualidad hay una especial sensibilidad en el mundo de la investigación con estas cosas del colesterol, el riesgo cardiovascular, los esteroles y los estanoles. Puedes encontrar bastante información para apoyar estas tesis en este editorial Cardiovascular Safety of Plant Sterol and Stanol Consumption (Seguridad cardiovascular en el consumo de esteroles y estanoles vegetales) que resume de forma bastante sintética y preclara la situación:

  • Aunque se han postulado presuntos perjuicios sobre la salud cardiovascular en la incorporación de esteroles y estanoles vegetales a partir de alimentos funcionales contra el colesterol, no hay pruebas concluyentes de que así sea.
  • Al mismo tiempo tampoco hay pruebas de que su uso reporte una mejora del riesgo cardiovascular que en definitivas cuentas es lo que se busca con su uso.

Y es que, tal y como he venido diciendo ya en varias ocasiones, la presencia de colesterol en la dieta tiene un escaso impacto en la colesterolemia de una persona, con lo que ¿qué sentido tendría tomar un leches-col que minimizara su absorción si además ya se lleva estilo de vida saludable en este sentido? Y más aun…

Desde hace ya varios años el simple hecho de tener un nivel de colesterol total en sangre u otro no es ni mucho menos considerado el mejor indicador de riesgo cardiovascular (a pesar que de forma tan machacona se encargan de mal-recordarnos los anuncios de leches-col). En su lugar, la proporción de diversas lipoproteínas y otros elementos del metabolismo lipídico serían a día de hoy la clave para determinar si una persona tiene un mayor riesgo cardiovascular … y no tanto la simpleza (con lo que hoy se sabe) de que el colesterol este a por encima o por debajo de 200mg/dL.

Para que te ilustres de forma conveniente sobre las cuestiones del colesterol dejando en su sitio las recomendaciones de hace 30 años y adoptando las más recientes, me gustaría que echaras un ojo a esta colección de artículos de divulgación publicados por Luis Jiménez (@centinel5051) en su blog entre los que destacaría para el tema que nos ocupa estos dos (y mira que es difícil):

Si quieres seguir leyendo cosas sobre el colesterol quizá te interes consultar estas otras entradas de este blog:

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Imagen: Ohmega1982 y ratch0013 vía freedigitalphotos.net