El nutricionista de la general El nutricionista de la general

"El hombre es el único animal que come sin tener hambre, que bebe sin tener sed, y que habla sin tener nada que decir". Mark Twain

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“Más allá del peso”, el mejor documental que he visto sobre obesidad infantil

Se trata de una producción brasileña y su título original es Muito Allém do peso (Más allá del peso). Toma nota: hacía mucho, mucho tiempo que un documental no lograba conmoverme como lo ha hecho este. Será porque aborda un tema tan preocupante y emotivo como es el de la infancia y su obesidad. Lo hace tocando todos los palos que hay que tocar o al menos los más importantes, retratando la cruel realidad de muchos niños brasileños y, lo que es peor, sus escasas posibilidades de maniobra para salir de sus aciagas circunstancias. Unas circunstancias que, por otra parte son compartidas en prácticamente todo el mundo, con sus matices, tal y como sucede en la mayor parte de los países “desarrollados” y en los que no lo están tanto.

El documental dura cerca de una hora y veinte minutos y, a pesar de lo que parece no es largo, más al contrario se hace corto. En él se ponen de relieve lo que tantas y tantas veces se ha sacado a colacióne en este blog:

Lo vulnerables que son para estas cuestiones las clases más desfavorecidas; que guardar patrones menos saludables de alimentación suele ser más barato que seguir aquellos más recomendables; el papel de la educación nutricional tanto en las escuelas como en casa; la ignominiosa presión de la industria alimentaria; el rol del azúcar en esta historia; el de las grandes superficies de venta de “comestibles”; la opinión de una madre sobre lo ridículo de hacer dieta para adelgazar y sí adquirir buenos o mejores hábitos; las demoledoras y lógicas aportaciones de Jaime Olivier (qué grande este tío en su lucha contra la obesidad infantil), los contundentes datos sobre la situación de gran parte de la población infantil brasileña en cuanto a la obesidad y su descorazonador futuro; la vergonzosa situación de, encima, ver premiados a los directivos de ciertas industrias alimentarias por parte de la administración por “sus acciones emprendidas en pro de la salud”; el papel de la publicidad; la opción de limitarla (¿forma parte de la solución no anunciar aquello que es “malo” y que de cualquier modo se puede adquirir?); los malditos regalos de la comida basura (sí, es en este tipo de comida el que, sus fabricantes, son los únicos que ofrecen regalitos para los niños); el hecho de no concebir el beber otra cosa mas que refrescos y bebidas azucaradas; y así un largísimo y muy recomendable de ver etcétera.

Me había preparado una especie de guión con los momentos estelares del reportaje, pero se haría eterno. Tan solo mencionar algo que, sinceramente, me revolvió las tripas y que casi, lo prometo, me hizo llorar… (a partir del minuto 12:41). Fue el hecho de saber que el 56% de los bebés de menos de un año toman refrescos de forma frecuente y el ver rellenar biberones con refrescos de cola. Asco y repulsión es poco… y no, no solo son los padres los culpables, el documental ofrece no pocas explicaciones a este lamentable comportamiento.

En definitiva, te invito a que saques tiempo de donde puedas y veas este documental enterito, pasa de las palomitas y de los refrescos y ponte serio para verlo. No es broma.

Nota: Sugiero a cualquiera de los responsables de las distintas cadenas de televisión españolas que hagan el esfuerzo de comprar los derechos para difundir este documental imprescindible. Si además, lo doblan sería genial, auguro un éxito de audiencia.

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La industria del “tentempié”: mucho de todo lo que no es bueno

antpkr vía freedigitalphotos.net

antpkr vía freedigitalphotos.net

Con la boca abierta me ha dejado el documental que acabo de ver, no solo en lo que se refiere a cómo la industria alimentaria elabora los distintos tentempiés, llámalos si quieres aperitivos, snacks y demás. Me refiero a las chocolatinas, barritas, patatas fritas, galletitas, dulces, golosinas, pastelitos, helados y similares, con excepción de los refrescos.

El documental ha llegado hasta mis ojos a raíz de los comentarios en twitter fruto de esta entrada que se refería al más que probable descenso de las recomendaciones por parte de la OMS en el consumo de azúcares que actualmente están establecidas en un máximo del 10% del valor calórico total y se prevé que se queden cerca del 5% (un importante, y en mi opinión, necesario descenso)

El caso es que un compañero dietista-nutricionista, Pablo Zumaquero (@pzjarana) me hizo llegar el documental en cuestión titulado de forma original Snack Food Tech, algo así como la tecnología en la industria de los tentempiés. Sobre todo se trata de un reportaje sobre cómo se elaboran muchos de los productos que antes he comentado, más que meterse en las implicaciones que su habitual consumo puede tener sobre la salud (solo lo aborda y de refilón, aunque de forma contundente, al final del reportaje). También introduce cada sector alimentario con una breve historia sobre su origen, algo que me ha parecido muy interesante.

Además de las hipnóticas imágenes de ver trabajar a robots industriales en la creación de todas estas “delikatessen” en grandes cantidades, las mareas de productos yendo y viniendo, entrando en líneas de envasado, etcétera; lo que resulta francamente mareante son las cifras de producción de estas empresas (las de beneficios también cuando se mencionan) y por su puesto las de consumo referido a la población estadounidense. Así, uno se entera de que los norteamericanos (solo ellos) destinan 24.000 millones de dólares al año a la compra de aperitivos y golosinas; o que el consumo de helado por habitante y año en USA está cuantificado en 19 litros; o que la empresa que fabrica los pastelitos conocidos como Twinkies elabora 1.359 millones unidades al día… Poniendo en relación esto con el tema del azúcar, otro dato sobre el que habría que recapacitar es aquel que nos hace saber que otra de las empresas punteras en la elaboración de pastelitos, Flowers Foods, destina en una sola de sus factorías 225.000 toneladas de azúcar cada semana para preparar sus especialidades. Esta necesidad de azúcar como materia prima es, insisto, en una única factoría de las varias que tiene esta empresa, a lo que habría que sumar el resto de factorías y el resto de fabricantes… y a la semana siguiente lo mismo otra vez, y así suma y sigue. Increíble. Y todo ello, no te lo pierdas, tomando en consideración que es un reportaje de hace 10 años… así que imagínate ahora.

En cuanto a las empresas que salen reflejadas en el documental son las punteras en su zona aunque aquí algunas sean poco conocidas. En la industria de las chocolatinas sale Mars Incorporated; en la de las patatas fritas Frito Lay (no te pierdas sus patatas fritas con aceite de semilla de algodón o manteca de cerdo); en el de las “galletitas enlazadas” o pretzels, Snyder’s of Hanover, en la de las “chuches” Tootsie Roll Industries, en la de los pastelitos las ya comentadas y en la de los helados Dreyer’s.

Relájate (si puedes) y te dejo ya con el vídeo (43 minutos) para que saques tus propias conclusiones.

Por último quiero entresacar las declaraciones de una persona que no aparece rotulada pero que pone los puntos sobre las íes al respecto de las implicaciones de estas cuestiones en la salud en una breve declaración:

Los tentempiés han dejado de serlo y se han convertido en algo que se puede comer a cualquier hora, y eso ha provocado la famosa crisis de obesidad en Estados Unidos [bueno, en realidad esta podría ser parte de las causa, no “la causa”, opino]. Se pueden comer dónde y cuándo se quiera. Los fabricantes han respondido a su demanda en exceso.

 

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Marketing directo a los sentidos: ¿compras por encima de tu voluntad?

A poco que sigas este blog ya conocerás la fascinación que supone para mí el mundo de la publicidad y la mercadotecnia. No se trata de una cuestión intrínsecamente profesional, a fin de cuentas solo soy un dietista-nutricionista, pero me maravilla la forma y manera con la que las distintas ardides publicitarias condicionan nuestras decisiones de compra. Las podemos llamar como digo “ardides”, pero también estratagemas, estrategias o herramientas… todo depende lo a favor o lo en contra que se esté de su empleo.

A fin de cuentas se trata de responder a la pregunta de qué es lo que finalmente condiciona que terminemos por comprar o no un producto, o que compremos un producto en concreto y no otro de la competencia… o, en resumen ¿qué procesos estimulan el botón de compra?

Al final, tal y como traslada el reportaje de Documentos TV que hoy te invito a ver, se trata de conocer qué grado de libertad tiene el consumidor a la hora de elegir aquello que compra, hasta qué punto se condiciona su voluntad, o bien con qué herramientas cuentan los productores y vendedores de un determinado producto o servicio… más en especial cuando la psicología, el neuromarketing, la neurotecnología, y otras ciencias afines se ponen en juego.

Al final, que te compres un determinado teléfono o un pantalón en particular tendrá sus consecuencias pero no serán las mismas de terminar de adquirir y por lo tanto seguir un determinado tipo de alimentación. Los colores, los aromas, la música… las emociones incluso, asociadas a un determinado producto y no a otro terminan siendo importantes motores de compra. Características o valores que el productor y el punto de venta sacan a relucir en consonancia, o no (y este es el matiz importante), con las verdaderas características de aquello que terminamos por adquirir. Y llegado el caso por consumir, claro.

Aquí te dejo con el reportaje “Consumo, el imperio de los sentidos” un reportaje de Documentos TV con guión del muy recomendable Curro Aguilera (@curroaguilera). Para verlo tienes dos opciones: pinchar en este enlace para disfrutar de él en la página de RTVE a la Carta; o bien verlo a través del enlace de Youtube de a continuación.

Si una reflexión eminentemente práctica me ha quedado clara de este reportaje es sin lugar a dudas la que al final del mismo hace Javier González Recuenco (@Recuenco, Profesor de Marketing ESIC-ICEMD):

Todo se soluciona con educación, todo. El problema es que no nos enseñan a comprar. Hasta que no entendamos que comprar es una parte fundamental (porque es algo que realizamos la mayor parte de los días) de la educación de una persona, pues va a ser muy complicado […] sin embargo, yo creo que es absolutamente clave el saber diferenciar entre un agente de marketing que no termina de ser honesto (por que toma “atajos”), y una serie de personas que no deberían salir a comprar si no tienen un mínimo de educación y están mínimamente preparadas para salir a una jungla cada vez más sofisticada.

¡Bravo!

Cita en Documentos TV con «La alimentación del futuro»

Este domingo día 22 a las 23:00 horas y en el La 2, el programa Documentos TV emite el reportaje «La alimentación del futuro«. Podría ser un documental más sobre el tema, y de hecho para muchos lo será. Sin embargo, para mí es especial ya que el equipo del programa ha querido contar con mi opinión además de muchas otras. Entre las demás, no puedo dejar de destacar la presencia de figuras que son una auténtica referencia en estos temas, como es el caso del Dr. José María Ordovás, tantas veces mencionado en este blog; o la de mi profesor de Nutrición en la Universidad de Navarra el Dr. Alfredo Martínez (y que me puso Matricula de Honor, todo hay que decirlo) entre muchos otros. Tampoco creo que haga falta que te cuente lo contento que me hace el tener la oportunidad de compartir cámara con mi colega Julio Basulto o con el incisivo y acertado JM Mulet.

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El guión del programa, parte de una serie de preguntas que planean muy a menudo entre la población general, por ejemplo: ¿Cómo influye la dieta en nuestra salud? ¿Cómo debemos alimentarnos para tener una calidad de vida mejor? ¿Podremos en el futuro elegir los alimentos que mejor se adapten a nuestro perfil genético?

Tal y como digo son preguntas candentes que con frecuencia son motivo de preocupación ya que se tiene bien asumido que aquel estilo de alimentación que sigamos condicionará sin lugar a dudas nuestra salud. Para que te hagas una idea de hasta que punto esto es así, creo que merece tomar en consideración este par de frases de la OMS entresacadas de su informe “Alimetación y Salud en Europa: nuevas bases para la acción”:

El 41% de las enfermedades más prevalentes en nuestro entorno tiene un componente nutricional muy destacado, y

La alimentación tomada como factor aislado (sin considerar su relación con otros) podría ser el elemento más importante para reducir las enfermedades en la Región Europea.

Como te digo, el planteamiento no podía ser más interesante, al menos desde mi punto de vista. Así que te emplazo a verlo y a que si quieres dejes aquí tu opinión al respecto. En cualquier caso, ahí andaré yo en el momento de su emisión (principalmente en Twitter @juan_revenga) por si quieres comentar la jugada “en directo

Nota: En cuanto esté disponible el documental en la web de RTVE “A la carta” actualizaré esta entrada con un enlace que dirija al mismo.

Actualización 23/12/2013: Aquí está el documental colgado en la web de «RTVE A La Carta«. Puedes verlo pinchando en este enlace.

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El filete clónico o el “chuleclón” de ternera con patatas fritas

Corderos_ Dr Joseph ValksLa manipulación genética con el fin de obtener alimentos no suele dejar indiferente a nadie. Además de los alimentos transgénicos existe otra importante aplicación de esta biotecnología que comprende a los muy poco conocidos como alimentos clónicos. Tengo la sensación que la idoneidad de la clonación para la producción alimentaria es un debate que no ha llegado el nivel que ha alcanzado el de los transgénicos.

Para comprender qué es un alimento clonado solo se precisa saber qué es un clon. Si ya lo sabes, (un clon es un ser vivo o grupo de seres vivos genéticamente idénticos entre sí y que descienden de un mismo individuo con el que también comparten idéntico material genético) un alimento clonado consiste en comérselo. Así, se pueden producir clones de cerdos, vacas, etcétera con fines alimentarios cuando estos especímenes terminan en un plato.

Para hacerte una idea de cómo está el panorama en este terreno os invito a que echéis un vistazo a este interesante documental titulado “El filete clónico”.

En él se pueden comprobar las muy distintas posturas adoptadas por las dos autoridades sanitarias más importantes de nuestro entorno, la FDA norteamericana y la EFSA europea. Aunque el documental está centrado en el uso de la clonación con el fin de producir alimentos, en él se hacen algunos comentarios sobre otras posibles realidades de la clonación. Por ejemplo, además de la investigación, me refiero a la clonación de mascotas o animales de compañía en lo que, lo siento, ahora sí, me parece una frivolidad innecesaria. Algo que me recordó a la futurista en su día película “El sexto día”. No estaría mal conocer la opinión de Melisa Tuya (“En busca de una segunda oportunidad”) a resultas de la “entrañable” pareja de Florida que decidieron clonar a su mascota muerta por la módica cifra de 115.000 dólares (aunque la cifra en este caso es lo de menos).
https://www.youtube.com/watch?v=8k40aevIGTY
Si quieres saber cómo anda la legislación al respecto y las probabilidades de encontrarte un “chuleclón” en tu supermercado te diré que aquí en Europa la cosa está muy verde como para que pueda ser autorizada. Todo ello a pesar del posicionamiento favorable de la EFSA al respecto de la seguridad que ofrecen este tipo de productos. El último informe de la EFSA sobre este tema lo puedes encontrar aquí (2012). Este es un resumen de lo que me ha parecido más destacado:

Con respecto a la seguridad alimentaria de los ganados vacuno y porcino clonados no hay indicios de que existan diferencias entre la carne y los productos lácteos de estos o de su descendencia en comparación con los de los animales criados de forma convencional. Los datos sobre los clones de otras especies (distintas del ganado vacuno y porcino) siguen siendo limitados y no permiten un posicionamiento claro al respecto de la seguridad alimentaria.

La tecnología de la clonación mediante trasferencia de núcleos de células somáticas produce clones de animales sanos, pero también otros que no lo son o que no terminan siendo viables. En primer lugar hay un significativo número de abortos espontáneos y, en segundo, un elevado número de muertes en todas las etapas del desarrollo (desde el período perinatal hasta la etapa juvenil). Sin embargo, la EFSA cree importante hacer constar que estos problemas no afectan a aquellos descendientes de los clones que nacen por reproducción convencional. Es decir, la descendencia “natural” de los clones que alcanzan la madurez sexual se desarrolla normalmente.

A mismo tiempo la EFSA afirma que a pesar de los escasos datos disponibles, no existen indicios científicos que sugieran un riesgo para la diversidad genética, la diversidad biológica o el medio ambiente por el hecho de producir clones cultivados en comparación con la producción de animales de granja criados convencionalmente.

En resumen, en el terreno nutricional no hay quien distinga un filete de ternera obtenido de un espécimen clonado de otro obtenido mediante reproducción natural. Tampoco hay diferencias en cuanto a la seguridad alimentaria. El único pero que pone la EFSA para su utilización es el posible sufrimiento animal derivado de los problemas que experimentan un significativo porcentaje de individuos clonados durante el periodo pre y perinatal.

La situación actual es que al menos sobre el papel es imposible encontrar un alimento obtenido por clonación (o de sus descendientes) en los mercados y supermercados europeos. Me refiero que lo haga contando con todos los beneplácitos legales, ya que también ha habido algunos escándalos con este tema al destaparse en Reino Unido en 2010 la comercialización de leche obtenida de vacas clonadas.

Por su parte la situación en Estados Unidos es completamente diferente a la europea. La FDA considera que ya que no hay diferencias nutricionales ni de seguridad alimentaria entre en filete “normal” o clonado pues tampoco debe de haber un especial tratamiento en el etiquetado sobre estos productos y por tanto ya se comercializan productos de animales clonados (y de sus descendientes) y lo más curioso es que nadie sabe cuando compra qué es lo que está comprando finalmente.

En mi opinión y tal como está la situación no le veo la utilidad al tema de la clonación sistemática de especímenes con intereses productivos por mucho que quienes la promueven digan que sí. Es cara, falla, se producen “errores” y para mí el producto final no aporta una diferencia significativa que justifique la intervención clonadora.

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Imagen: Dr Joseph Valks vía freedigitalphotos.net

El valor calórico de comer en el McBurger

Nunca me ha molado el tema de contar calorías, lo aseguro y de ello pueden dar fe quienes bien me conocen. Pero el caso es que soy dietista-nutricionista y de una forma u otra trabajo con ellas.

No son pocas las ocasiones en las que, buscando el origen de tanta obesidad en nuestro entorno, se han puesto en el punto de mira las numerosas franquicias de comida rápida que nos rodean (pizzerias y hamburgueserías como epítome pero hay muchos más establecimientos de este tipo). Así, no hace mucho más de 10 años una corriente popular demandó que estos «restaurantes» (entre comillas por que no deja de ser curioso que tú te sirvas la comida y que tú también recojas la mesa) hicieran público los valores nutricionales de sus productos. La iniciativa más conocida, aunque solapada o en segundo plano, se pudo ver en la película-documental «Super size me» de 2004. Aquí lo tienen al completo y en español. Vayan a por las palomitas y no se lo pierdan (es más de una hora y media, muy entretenida eso sí)

El caso es que sea por una cosa o por otra, al menos las dos franquicias más pudientes (al menos por aquí) de comida rápida se decidieron a hacer pública la mencionada información.

Hoy voy a tratar de ofrecerles una muestra orientativa del balance calórico con el que se suele saldar el pasar por este tipo de franquicias o de “restaurantes”, y lo más chocante es que al utilizar sus propios datos para hacer el análisis de dos menús tipo, estos no salen muy bien parados que se diga. Y eso teniendo en cuenta sólo el valor calórico y dejando de lado la proporción de nutrientes, la cantidad de garsas saturadas, fibra y demás.

Bien, dos consideraciones importantes antes de empezar:

  • Hay que entender que el valor de una única comida poco tiene que ver con el resultado de que alguien pueda estar más o menos grueso o más o menos delgado. Tal y como apunté en esta entrada, nuestro estatus ponderal, la composición corporal va a depender en gran medida de nuestro estilo de vida. Si este  se caracteriza por el exceso calórico, es probable que luzcamos “pletóricos”; y si es más ajustado, pues lo más probable es que se esté más normal o llegado el caso, incluso delgado.
  • Los cálculos del valor calórico de las distintas ingestas que posteriormente realizaré se harán con la fuente de datos que las propias cadenas facilitan. En este caso me centraré en las hamburgueserías más conocidas, esta es la primera y esta es la segunda.

Lo cierto es que los cálculos solo los voy a hacer con la primera, más que nada porque su web es mucho más sencilla y la de la segunda es farragosa como ella sola. No obstante en descargo de la segunda, diré que la información nutricional de todos sus productos, además de en la web enlazada, se encuentra impresa en los «manteles» de papel con los que se cubren sus bandejas.

 

 

Bien, sin mayores complicaciones se puede acceder desde la página de inicio al enlace de “nutrición y alérgenos” y una vez aquí, dirigirnos a “información nutricional” y pinchar en “configurador BK”. En esta página se nos ofrece la posibilidad de contabilizar las calorías, además de algunos nutrientes que tendría un menú concreto a base de poder elegir entre las distintas opciones de hamburguesas, tapas, ensaladas, bebidas y postre.

Me he tomado la molestias de «planificar» y resumirles dos menus tipo: uno “sin mirar” demasiado lo qué se pide (le llamaré “estoyquemesalgo”) y el otro siendo uno todo lo tiquismiquis que se pueda (y que llamaré “light-obsession”). Pero eso sí, en los dos menús hay que pedir al menos un ítem de cada una de las 5 opciones (y aliño para la ensalada).

Este es el resumen calórico, insisto según los datos de la primera franquicia:

Pues sí, están leyendo bien, en el primero de los casos cerca de 2.800kcal en una sola comida; y optando por el que menos calorías tiene, imposible bajar de las 1.000kcal. No está nada mal. O sea que es un exceso se mire por donde se mire, aunque claro, alguien dirá que no hay porqué coger de todo.

Para los que quieran intentarlo, a la segunda de las franquicias, se accede desde aquí, y desde la pantalla de inicio hay que ir a «información nutricional» (lo más fácil abajo a la derecha en la página de inicio) y de ahí pinchar en el enlace que te sugiere tal cual www.mcdonaldsmenu.info, contestar tu país de origen, decidir si quieres los cálculos personalizados, para adultos o para niños, aclararte con la inacabable colección de iconos incomprensibles que aparecen y dejarte los ojos en una aplicación compleja como pocas he visto… es decir, hay que tener muchas ganas de conocer la información nutricional de lo que has comido o vas comer en esta franquicia. Lo más probable es que se te quiten las ganas antes de acabar.

 

Lo dicho; poco pasa por utilizar este tipo de opciones de forma puntual. El verdadero problema es que junto con ellas coexisten muchas otras «soluciones» también rápidas, y que claro está, dificultan en grado sumo el poder seguir una alimentación equilibrada sobre todo si se abusa de ellas.

¿Y qué es abusar de ellas? Pues en el documental que antes les he comentado sale una encuesta en la que se hace  esta misma pregunta o parecida a 100 dietistas estadounidenses: ¿cada cuanto tiempo sería adecuado o tolerable pasar por este tipo de franquicias? Y la respuesta mayoritaria fue que nunca o casi nunca. Por si se lo están preguntando, creo que un servidor puede contar con los dedos de las dos manos las veces que se me ha visto en una de ellas. Y lo cierto es que en lo que me queda confío que me baste con los de los pies.

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Foto 1:Vanessa Pike-Russell

Foto 2: Paul Watson

Mayra Rosales, la triste historia de una mujer de 470kg

El otro día vi un documental en Xplora que me causó bastante impresión. Se trataba de “La asesina de media tonelada” (en su versión original “Half-ton killer”). Muy en resumen el documental relata los luctuosos acontecimientos que rodearon a una mujer, Mayra Rosales, de cerca de 470kg cuando un buen día declaró ante la policía que accidentalmente había ocasionado la muerte a un sobrino suyo de 3 años al asfixiarlo cuando cayó sobre él sin poder levantarse.

En realidad aunque el documental empieza haciendo un resumen como el antedicho resulta que al final Mayra lo que hizo fue encubrir el homicidio que realmente cometió su hermana (la madre del pequeño de 3 años) ya fuera dolosa o accidentalmente (eso queda sin aclarar del todo). Es decir, el madre le atiza al niño, el niño muere y la madre le dice a su hermana, que ya que pesa lo que pesa, que diga que estando bajo su custodia y durmiendo juntos lo aplastó-asfixio sin querer. Y ya tenemos documental.

Como mencionaba el documental me impactó bastante y esa fuerte impresión se debió a dos hechos bien diferentes:

Por un lado el ver el día a día (por lo menos lo que nos enseñaban) bastante pormenorizado de una persona con obesidad extrema. Ya había visto antes otras imágenes semejantes, en “youtube” hay decenas de ejemplos, pero no con semejante crudeza en el relato y en especial la de las imágenes de este reportaje. Sus hábitos de limpieza asistidos por el marido de Mayra, el proceso de aumento de peso de esta desde que era niña. La verdad es que impresiona.

Y por otro lado la ausencia de escrúpulos de la productora del documental al titularlo “La asesina de media tonelada” cuando resulta que en el mismo relato del reportaje se pone en evidencia la realidad, que su auto inculpación fue hecha con el fin de encubrir a la hermana. Por tanto creo que el documental debiera haberse llamado “La triste historia de una mujer de media tonelada” o algo así. Y es que, al final, se te queda (por lo menos a mí) un amargo regusto al empatizar con la triste existencia de Mayra, que no sólo tiene que vivir con ese gran problema de obesidad que la ha dejado postrada en su cama desde hace 6 años, si no que además, buena como parece que es hasta llegar al extremo de tonta, termina por meterse en el berenjenal de encubrir a su hermana.

Es curioso pero a lo largo del documental su protagonista, Mayra, pasa de suscitar una gran antipatía en el espectador para terminar dando una pena y una lástima tremendas. Y es que el cuadro es inmejorable: Familias latinas de muy pocos recursos, viviendo en un suburbio deTexas, ella con obesidad mórbida extrema, la hermana casada con un mafioso mejicano, malos tratos de por medio… en fin un desastre. Un desastre de cuadro que podría haberse titulado de otra forma bien distinta a tenor de lo relatado. Pero claro, no vendería tantos titulares como el tergiversadoramente elegido: “La asesina de media tonelada”.

Mi apoyo en la distancia para esta mujer.

El peso del país. Segunda parte. Oportunidades y elecciones

Este segundo capítulo plantea una pregunta que se habrán formulado muchas personas, tanto las que han pretendido perder peso en serio en algún momento como las que simplemente han “jugueteado” con la idea: Cómo es posible que a pesar de los notables avances de la medicina, las espectaculares herramientas tecnológicas actuales y los millones de euros y dólares invertidos en investigación en este tema todavía no exista un remedio eficaz para prevenir o tratar la obesidad, ¿por qué?

Son centenares por no decir miles las investigaciones centradas en el desarrollo y evaluación de estrategias con el fin de proporcionar a las personas obesas una solución, es decir, a alcanzar y mantener un peso saludable. En este sentido, nadie duda del importante papel que en estos aspectos desempeña la alimentación y, quizá por esta razón, la población general recibe un bombardeo constante de dietas que prometen alcanzar los objetivos de pérdida de peso. Pero al final, estas “soluciones” suelen terminar por hacerse insostenibles y fracasan. Los autores del documental no dudan en afirmar que el mantenimiento de la pérdida de peso es un desafío, un reto, y el éxito del mismo requiere de cambios adecuados tanto en lo que comprende a la alimentación, como a la actividad física. Y esos cambios han de ser sostenidos en el tiempo. Si no, lo más probable, por no decir seguro, es que se fracase en el intento. En líneas generales, los programas de intervención que más éxito han cosechado son los que incluyen cambios en la alimentación y en la actividad física. El “menos plato y más zapato” que defendía hace ya unos cuantos años el Profesor Grande Covián.

En relación al peso, se gane o se pierda –continúa el documental- no hay milagros, todo depende del balance de energía de nuestro cuerpo: Se mantiene un peso más o menos estable cuando comemos y gastamos la misma cantidad de calorías en un lapso de tiempo determinado. Si se comen más calorías de las que se queman los kilos aumentan. Comer menos (o gastar más) hace descender la cantidad de grasa que acumulamos y, por tanto el peso. Al mismo tiempo se hace destacar una teoría que sugiere que si alguien mantiene una situación de sobrepeso u obesidad durante un cierto tiempo, su cuerpo establece ese peso como “normal”, algo que en el documental llaman el «set point«, y el organismo luchará por recuperarlo, en especial, tras haber perdido peso. Una teoría que explicaría en cierta medida el efecto yo-yo, como la tendencia “normal” hacia el mantenimiento de un peso determinado, aunque este sea elevado.

Centrando el tema sobre la alimentación, las razones que nos impulsan a comer son muy variadas, no sólo comemos porque tengamos hambre. Comemos en función de nuestro estado de ánimo: porque estamos aburridos, tristes, cansados, estresados, etc. Así, con mucha frecuencia, se come por razones distintas a las de mantener un buen estado nutricional y por tanto, a la larga, termina por afectar a nuestro peso y eso pone en peligro nuestra salud. En este sentido, el documental apunta hacia determinadas investigaciones que sugieren que pararnos a recapacitar en lo que comemos -y por qué se está comiendo- puede ser un elemento importante para ayudarnos a alcanzar y mantener un peso saludable.

Sobre la actividad física se hace preciso considerar que la mayoría de nosotros pasamos más de la mitad de nuestras horas de vigilia en el trabajo y que este es, normalmente, un trabajo sedentario y, no poco frecuentemente, estresante. A pesar de esta realidad el documental muestra pequeñas estrategias que se pueden implementar con el fin de comer mejor y moverse un  poco más incluso en el trabajo.

Al final todo se trata de tomar decisiones acertadas dentro del abanico de opciones posibles que caracteriza nuestra vida, todo ello en la consecución de metas realistas. Unas metas que con el tiempo (siempre “el tiempo”) harán aumentar las probabilidades de obtener grandes resultados. Con otras enfermedades sucede parecido, por ejemplo, si tenemos la presión arterial alta, el médico nos comunicará una serie de medidas para mejorar esa situación (aparte de las posibles herramientas farmacológicas) esas medidas serán para siempre, no para bajar la tensión durante seis meses y luego olvidarse. Con el tema del peso sucede igual. Ni tan siquiera parecido: Igual. Son situaciones que requieren un trabajo y una vigilancia constantes.

Así pues, al final, toda solución, al menos entre las conocidas, parte de asumir el problema en su verdaderas dimensiones, realizar elecciones acertadas y adoptar cambios permanentes y al mismo que nos mantengan satisfechos.

El próximo capítulo, el tercero, pondrá el acento en la incidencia de este tipo de problemas entre la población infanto-juvenil. Lo veremos.

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Foto 1: akatrya

Foto 2: fantasyhealthball

Foto 3: Thomas Hawk

El peso del país. Primera parte. Consecuencias

Hace cosa de un mes anuncié el estreno de una serie de documentales de cuatro capítulos con el título genérico de «El peso del país» («The Weight of the Nation»). Hoy traigo debajo del brazo y comento el primero, en el que se trata la situación real de la población norteamericana al respecto del problema del sobrepeso y la obesidad y de sus consecuencias.

Es una producción norteamericana y me hubiera gustado poderlo aportar en castellano, pero de momento no es posible. No obstante les hago un resumen de sus contenidos.

El Peso del País. Consecuencias.

El primer capítulo aborda el alcance de lo que puede ser considerado sin riesgo a equivocarse como una «epidemia de obesidad» y se adentra en las graves consecuencias que para la salud tiene el vivir con sobrepeso u obesidad. Esta epidemia tiene además una característica que es preciso resaltar: ha surgido en los últimos 30 años y desde entonces se ha revelado como una amenaza para la salud con amplias implicaciones sociales y económicas. Se trata además de un problema que no afecta a todos los estratos sociales por igual. La triste realidad es testigo de que la tasa de obesidad es más alta en aquellas comunidades con menores ingresos económicos y/o socialmente desfavorecidas. Sin embargo, la obesidad es en muchos casos prevenible y con el fin de acabar con esta epidemia, todos los elementos (sociales, culturales, políticos, económicos, personales, etc.) deben formar parte de la solución.

Parte del guion de la serie consiste en recabar experiencias y opiniones tanto de los afectados por este problema (algo fácil de encontrar en los EE.UU. ya que el 69% de la población adulta está en una situación de exceso de peso) como de los expertos en la materia. Así, el primer testimonio de este capítulo es el Cindy, madre de dos hijos ya mayores y además una orgullosa abuela. Resulta difícil de creer, y doloroso de ver cómo relata, que ella era una joven de tan apenas 45 kg cuando se casó.

Antes de abordar las consecuencias patológicas más directamente implicadas en el caso de la obesidad hay una parte del documental dedicada a las bases fisiopatológicas de esta enfermedad. Esta situación parte del descubrimiento de que nuestra genética nos programa en gran medida para hacernos comer todo lo que podamos con el fin de guardar el extra de energía en forma de grasa y así poder sobrevivir en condiciones de restricción alimentaria. Sin embargo, a día de hoy vivimos en un entorno rebosante de alimentos, cargados de azúcar y grasas. Esta realidad supone una buena parte de  problema.

Entre las consecuencias más fehacientes del padecer obesidad figuran, las enfermedades cardiovasculares y la diabetes de tipo 2, aunque tal y como afirma en el documental el Dr. Samuel Klein, Director del Centro de Nutrición Humana de la Universidad de Washington en St. Louis: «Casi todos nuestros sistemas se ven afectados negativamente cuando hay un exceso de grasa corporal«

El segundo capítulo, mi preferido, lo traeré la semana que viene, y se refiere a las «oportunidades y elecciones» como elementos condicionantes de esta situación… pero también de su posible solución.

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El peso del país: Un documental made in USA

Tal es el título (The Weight of the Nation) de un documental que está despertando bastante expectación en los Estados Unidos. Aun no se ha estrenado pero podemos ver su trailer aquí.

 

Una gran parte de la opinión pública española cree que el caso de los Estados Unidos sigue siendo excepcional, es decir, que la situación de obesidad y sobrepeso entre la población norteamericana es excepcionalmente alta y no es así. En la mayor parte de los países desarrollados o con un estilo de vida occidental la situación es muy parecida. Hay diferencias es cierto, pero no son tan grandes y, en cualquier caso, la tendencia alcista es la misma.

Tengo ganas de poder ver el documental cuyo trailer me ha dejado con la miel en los labios ya que según parece se va a contar con la opinión de muchas de las más prestigiosas instituciones sanitarias estadounidenses: The Institute Of Medicine, The Centers for Disease Control and Prevention, National Institutes of Health, etc.

Los Estados Unidos parece pues que se han puesto en marcha para atajar un peligro, el de las extremas cifras de obesidad entre sus habitantes, que, opinan, puede acabar con ellos. El lema «Para ganar, hay que perder». Les mantendré al corriente.