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"El hombre es el único animal que come sin tener hambre, que bebe sin tener sed, y que habla sin tener nada que decir". Mark Twain

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Novedades: Sobre la dieta enteral o de la sonda nasogástrica (II)

Tras la entrada de ayer, queda la parte de las novedades de las que les hablaba. El GREP-AEDN (Grupo de Revisión Estudio y Posicionamiento de la Asociación Española de Dietista-Nutricionistas) acaba de terminar y poner a disposición de la población general un documento de posicionamiento científico en el que expresa su opinión científica al respecto del método de la Clínica Planas una de los centros promotores más conocidos y mediáticos del método conocido en España como dieta enteral o de la sonda nasogátrica. Pueden consultar con detalle este posicionamiento, sus razones y la bibliografía en la que se asienta en este enlace.

Para quien no tenga tiempo de leerlo en toda su extensión se lo resumiré: el GREP-AEDN desaconseja a la población la utilización, como método de adelgazamiento, tanto cualquier clase de “Dieta Enteral por Sonda” (conocida en ocasiones como “la dieta de la mochila”, “la dieta del tubo”, “la dieta nasogástrica” o “la dieta de comer por la nariz”), como en particular la “Dieta Enteral Planas”. Esta recomendación se basa fundamentalmente en que el GREP-AEDN opina qué:

  1. Utilizar la nutrición enteral como tratamiento del sobrepeso y la obesidad carece de cualquier base de evidencia científica tanto en lo que respecta a su efectividad como a su seguridad. Por lo tanto debería ser considerada como una práctica experimental. Llegado a este punto les traslado una pregunta ¿Estarían ustedes dispuestos en situación de querer perder peso a que experimenten con ustedes mientras su salud está en juego?
  2. De igual forma, contradice losCriterios de Intervención Terapéutica” en el caso del sobrepeso y la obesidad de la Sociedad Española para el Estudio de la Obesidad (SEEDO), una de las principales sociedades científicas de este país en lo que respecta a este tema. Dicha sociedad indica que en el caso de sobrepeso, no está justificada ninguna intervención médica (solamente de modificación de estilo de vida). En algunos casos de obesidad, indican que además de la terapia convencional (dieta hipocalórica y ejercicio físico), puede ser necesario complementar con tratamientos médicos científicamente contrastados, como por ejemplo el uso de algunos fármacos. Solamente en obesidades extremas, se indica que deben emplearse terapias más agresivas, empleando aquellas que han sido bien estudiadas, como por ejemplo la cirugía bariátrica.
  3. El empleo de los preparados nutricionales dispuestos a su administración por vía enteral como herramienta en el tratamiento del sobrepeso y de la obesidad incumple posiblemente la normativa nacional al respecto de el empleo de alimentos dietéticos destinados a usos médicos especiales. En esta normativa se sostiene que la utilización de este tipo de recursos se ha de circunscribir a aquellos pacientes que tengan limitada, total o parcialmente, la capacidad de ingerir, digerir, absorber, metabolizar o excretar alimentos normales o determinados nutrientes de los mismos o sus metabolitos, o esté alterada; o bien que necesiten otros nutrientes determinados clínicamente, cuyo tratamiento dietético no pueda efectuarse únicamente modificando la dieta normal, con otros alimentos destinados a una alimentación especial, o mediante ambas cosas. ¿Acaso las personas con sobrepeso u obesidad tienen, por definición, limitada su capacidad para ingerir, digerir, absorber, metabolizar o excretar alimentos normales? Pues eso.
  4. De igual modo es posible que incumpla la normativa actual en lo que se refiere a la publicidad y promoción comercial de productos, actividades o servicios con pretendida finalidad sanitaria. Todo ello tomando como referencia las declaraciones que los responsables del centro han venido vertiendo en los últimos meses a los medios de comunicación , así como por los contenidos de su página web en la que se promociona este sistema.
  5. Las características con las que se promociona cumple con muchas de las características que con mucha frecuencia se asocian a las denominadas como «dietas milagro» y, por último,
  6. Su seguimiento podría significar el asumir diversos riesgos para la salud ya que este sistema no aparece en el más reciente consenso para la prevención y el tratamiento de la obesidad, refrendado por la Federación Española de Sociedades de Alimentación, Nutrición y Dietética, FESNAD.

 

Además, merece la pena reseñar que la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU), comparte un punto de vista bastante similar al aquí planteado al respecto de la “Dieta Enteral Planas” y afirma de forma textual que “se trata de un método de adelgazamiento muy agresivo e intervencionista” y que su seguimiento podría asociarse a “debilidad, riesgo de fractura ósea, daño renal, desórdenes gastrointestinales, depresión y alteraciones en el comportamiento». Y además, que una dieta de este tipo no están exenta de una ganancia de peso posterior al tratamiento (el famoso «efecto yo-yo»).

Por  último, y no menos importante, no se debe obviar tampoco que la nutrición enteral tiene sus complicaciones intrínsecas. Es decir,  no se trata solamente de que no sirva para el tratamiento del sobrepeso y obesidad. La nutrición enteral  requiere de una monitorización adecuada para evitar sus posibles complicaciones: mecánicas (obstrucción), infecciosas (contaminación bacteriana), gastrointestinales (diarrea) y metabólicas (hiperglucemia, deshidratación…) entre otras.

Es importante destacar que la realización de este documento y su publicación por parte del GREP-AEDN en su página web responde a las responsabilidades y compromisos de la AEDN hacia la sociedad y hacia este colectivo profesional concreto; y todo ello en base a sus estatutos y más concretamente a su Código Deotológico.

Confundir «el fin»: Sobre la dieta enteral o de la sonda nasogástrica (I)

Para algunas personas «el fin justifica los medios». En mi opinión es una mala estrategia, es decir, una mala filosofía de vida. Pero no teman, no me voy a poner filosófico. Me centro.

No son pocos aquellos (y aquellas) que ante la situación de querer perder peso cualquier estrategia les vale. Me refiero, más en concreto, al sinsentido dietético que actualmente es objeto, no sé si de todas pero sí al menos de muchas de las miradas mediáticas: La dieta de la sonda nasogátrica, la dieta enteral, de la mochila o de la bombona… recibe varios nombres. Ya hice una entrada con este tema, pero ahora les traigo noticias frescas. Pero antes de estas novedades (que saldrán en el capítulo de mañana), déjenme que les comente algunas cuestiones relacionadas con el «fin» y «los medios» cuando de adelgazar se trata.

Como decía, con este método, es posible, lo desconozco en cualquier caso, pero es posible que se logre una meteórica pérdida de peso. Y digo que lo desconozco por que no hay ni un solo estudio (ni serio ni de los otros) que haya recopilado la evidencia al respecto de este sistema como herramienta destinada a la pérdida de peso. Lo único que tenemos para creernos la supuesta meteórica pérdida de peso con este sistema es la publicidad que distintos centros hacen al respecto como el del panameño Dr. Fit que se ve en la entrevista del vídeo, que anda que no con el autoapodo («Fit» en inglés viene a ser algo así como «sano», «en forma», etc.).

Pero bueno, supongamos que está bien, que es así, que el método «funciona». Sé que no es la mejor forma de trabajar ni de tomar decisiones, pero supongamos que se pierde ésa cantidad de peso importante (hasta 1kg por día en los 10 días que dura la intervención nasogástrica) ¿Cuál es el precio (el metabólico, no el económico)? Pues no se sabe porque tampoco hay estudios (ni serios ni de los otros) que evalúen su seguridad, aunque todo apunta a que no debe ser demasiado halagüeña. La dieta…, bueno, lo que llega al estómago de una persona sometida a este sistema pasa por ser (según la publicidad de distintos centros) una combinación de nutrientes caracterizado por una muy baja densidad energética (muy pocas calorías) y cuyo reparto de nutrientes es claramente hiperproteico, con un porcentaje de proteínas por encima de las recomendadas en lo que sería un patrón de alimentación equilibrado y, por lo menos a priori, este no es el mejor “medio” para alcanzar el “fin” porque hay evidencias consistentes que sostienen que un patrón de alimentación hiperproteico no está exento de riesgos para la salud a largo plazo.

Lo que hoy vengo a decir es que el verdadero quid no está en utilizar cualquier “medio” para alcanzar este “fin”. El tema es que el “fin” en sí mismo es el equivocado. Cuando se persigue una pérdida de peso exprés, se apunta a un objetivo equivocado en el tratamiento del sobrepeso y obesidad. Es decir, en estas circunstancias, el “fin” no ha de buscarse en el numero de kilos que marque la báscula, si no en hacer las cosas bien. Y desde luego el tema de la sonda nasogástrica se aleja mucho del hacer las cosas bien. El “fin” en este terreno debería ser la mejora de los hábitos dietéticos y su permanencia en el tiempo, mejorar la salud, los factores de riesgo etc.  y para ello es preciso poner los medios adecuados y no otros (por muy efectistas que los otros resulten). Con este «fin» en el horizonte habrá mucha más probabilidad de llegar a ese otro objetivo, que es el de alcanzar y mantener un peso adecuado… y por supuesto saludable.

Se me ocurren algunos ejemplos para, a modo de analogía, poner de manifiesto lo que quiero transmitir. Salvando las distancias y sabiendo que no son temas comparables, supongamos que alguien que es un «mal bicho», un delincuente, es decir, un tipo antisocial qué, como se da cuenta que así le va mal por la vida, decide en un momento dado cambiar y mejorar su vertiente social. Siguiendo con la analogía, el «fin» equivocado que podría elegir esta persona para mejorar podría ser, llegar a tener muchos amigos. Sin embargo, en mi opinión y dentro del ejemplo, «el tener muchos amigos» no sería el mejor de los fines a escoger. En su lugar, yo le recomendaría más bien ser mejor persona, dejar de ser tan «mal bicho». De esta forma tendrá mayor probabilidad de tener «mejores amigos» que es distinto de tener muchos amigos, que al final podrían ser «malas compañías» mientras no cambie su forma de ser.

Pues con el peso parecido, el fin no es bajar rápidamente los kilos de más, sino tener mejores hábitos que a la larga nos conduzcan a un peso más saludable que el actual. Con ese objetivo en el punto de mira, habrá que pensar en los medios que se van a poner para alcanzarlo y, como es evidente, el tema de la dieta enteral no sólo dista años luz de ser el medio adecuado si no que además, si se pone en marcha, lejos de acercarnos al objetivo, nos alejamos de él a pasos agigantados. No me quiero meter donde no me llaman pero creo que a este tipo de «proceso mental» algunos le llaman coaching o algo así, al que le reconozco que puede tener su puntillo.

Y como les he dicho, mañana la segunda parte con las novedades sobre la dieta enteral o de la sonda nasogástrica. Nos vemos por aquí.

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Foto: mhowry

 

 

 

La dieta de la sonda nasogástrica conmociona los USA

Me consta que no he tocado aún el tema de la dieta nasogástrica (DNSG). No será por falta de interés por mi parte, sino más bien de conveniencia. El hecho es que en mi bandeja de borradores de WordPress descansan el sueño de los “olvidados” tres entradas que en su día no me decidí a publicar. La razón es muy sencilla, allá por el final del mes de enero, cuando este blog despertaba al mundo era una de las entradas «estrella» con las que pensaba comenzar, pero me pareció poco elegante iniciar su andadura dando caña… o al menos tanta. Al final, y también afortunadamente para lo que considero un despropósito dietético-adelgazante, el tema de la DNSG fue perdiendo fuelle en España con tanta fuerza en los medios de comunicación como fuerza tuvo en su debut. Ante esta circunstancia he preferido dejarla estar y no menear más el tema por aquello de que al hacerlo, pueda además hacerle el “caldo gordo” a los que la promueven, y la verdad no estaba por la labor.

Pero hoy la cosa es diferente, voy a hablarles de ella porque al parecer la polémica ha saltado en nuestros vecinos de apartamento americanos (“vecinos” porque compartimos con ellos muchas, pero que muchas similitudes en cuanto a hábitos de vida, no por otra cosa). Y lo hago también porque contra todo pronóstico, al menos contra el pronóstico que yo hubiera previsto, una corriente popular, pero también médica y periodística está poniendo a la DNSG de vuelta y media, o sea y para que nos entendamos, en su sitio. Es cierto que también tiene sus seguidores, promotores y defensores… en todas partes cuecen habas. Pero lo que más me ha llamado la atención es que en USA hay actualmente una especie de respuesta colectiva del tipo de “pero estamos locos o qué” cuando se habla del tema, frente a la respuesta Española cuando se dio a conocer a principios de año, que fue más del tipo “haaaaala, pero que guay, ¿no?, ¿tanto se puede perder?” o en todo caso también una especie de “no sé qué es, pero me importa un carajo mientras funcione”.

Antes de continuar y darles más detalles de la respuesta popular de los americanos al sinsentido de la DNSG creo que he de explicar a grandes trazos sus planteamientos: Se trata de introducir una sonda nasogástrica (introducir un tubito por la nariz que baje por la garganta hasta nuestro estómago) y ayunar durante varios días (entre 5 y 15, según versiones y precios). En realidad no se trata de un ayuno como tal ya que a través del tubito se le hace llegar al interesado un preparado de nutrición enteral muy bajo en calorías (entre 500 y 800 kcal/día, lo que la situaría dentro de las conocidas como Very-Low-Calorie-Diets o VLCD) con una composición marcada por la presencia de proteínas en un grado relativamente (en porcentaje) superlativo. Este alimento se instala en una especie de gotero o también puede ir alojado en una mochila y, de esta forma, el afectado interesado puede hacer una «vida normal» (incluso en su casa o bien estar en régimen internado ambulatorio) mientras va “enchufado” durante los días que dura su condena tratamiento libremente elegido (y abonado). Tras este periodo, en esencia, te mandan a casa, te regalan un CD con menús liliputienses, te ponen una báscula debajo del brazo y ¡hala! a seguir bien y vuelva pronto. Una maravilla.

Como les decía, en esta entrada no quería más que destacar la afortunada respuesta que por una buena parte de la población estadounidense ha tenido el desembarco de este sistema en sus costas. Reitero que tendrá sus seguidores, es decir, habrá quienes desconociendo el verdadero problema de la obesidad o el sobrepeso como enfermedades y su tratamiento, y quienes al mismo tiempo puedan pagarse el tratamiento sean fervientes seguidores. Pero al mismo tiempo ha habido una masiva respuesta de desaprobación frente a este tipo de planteamientos. La repercusión mediática en Estados Unidos ha sido importante, por ejemplo:

El sistema en Estados Unidos se ha denominado “K-E-diet”, al menos en una de sus presentaciones más comerciales (que derivará, supongo, de Ketogenic-Enteral-Diet) y tiene página en Facebook. Sin lugar a dudas me quedo con dos de los comentarios que se pueden leer o escuchar entre los enlaces que les he proporcionado:

  • Un comentarista bromeaba que a partir de ahora, como el sistema se extienda lo suficiente lo primero que tendrá que decir el cura o el juez tras unir en (santo o no) matrimonio a la pareja, será algo así como: “Puede quitar el tubo a la novia”
  • O el adjetivo que usó el comentarista (médico) de la cadena Fox para referirse al método a modo de resumen: “ridiculous”