El nutricionista de la general El nutricionista de la general

"El hombre es el único animal que come sin tener hambre, que bebe sin tener sed, y que habla sin tener nada que decir". Mark Twain

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Monederos, tarjetas de crédito y diabetes

El otro día, al hacer la entrada sobre recomendaciones dietéticas en el caso del paciente diabético mencioné que en realidad es la población normal quien debería comer como come un diabético.

¿Es eso cierto, debemos comer como lo haría un diabético?

En cierto sentido sí. Una diferencia importante entre el colectivo de diabéticos y la población no diabética está en las consecuencias que tiene el no seguir las más claras recomendaciones generales acerca del comer de forma equilibrada. Al mismo tiempo, este consejo ha de observarse, en el caso del diabético, en base también a su pauta de insulinoterapia concreta y/o al resto del tratamiento farmacológico que se le haya pautado.

Por lo tanto, entre una persona sana y otra que tenga diabetes el NO seguir las recomendaciones sobre el seguimiento de una correcta pauta de alimentación marcará las diferencias que van a quedar patentes en el momento de “transgredir” la norma, el tiempo en el que se van a presentar las consecuencias y la gravedad de las mismas.

Este hecho lo explicaba de forma maravillosa un estupendo profesor que tuve en la carrera, en la asignatura de Fisiopatología, el Dr. Juan José Barbería, de la siguiente manera y en relación a la diabetes de tipo 2:

Las personas sin diabetes pueden cometer ciertos excesos alimentarios en la confianza de que su salud soportará dichas “agresiones”, pero han de ser conscientes que el número de estos excesos y su magnitud no les van a salir gratis. Esos excesos se cargarán inmediatamente en el saldo de la tarjeta de crédito de su salud.

 

En sentido contrario los diabéticos de tipo 2 son personas  a las que se “les ha retirado” la tarjeta de crédito y sólo cuentan con un capital de salud en efectivo y que además, no es mucho. Por tanto, si estos pacientes diabéticos “se pasan” del saldo asignado al no seguir las recomendaciones se quedarán rápidamente sin “capital” de salud y podrán tener, con bastante probabilidad, una crisis aguda en forma de hipoglucemia o bien hiperglucemia en forma de grave riesgo inmediato. Todo ello, insisto, en referencia a las consecuencias más inmediatas. Pero además, el banco de su salud les puede poner en un grave aprieto si han realizado pequeñas transgresiones a lo largo de su vida como diabéticos y, con mayor probabilidad que en el resto de personas no diabéticas, les podrá “sancionar”, con angiopatías de origen diabético (retinopatía, neuropatía, nefropatía, arteriosclerosis periférica, afectación coronaria…)

El mensaje de hoy más que a los diabéticos, que también, está especialmente dirigido a todos aquellos que no lo son y que, claro está, tienen la poco deseable posibilidad de desarrollar una diabetes de tipo 2 en el futuro.

Los excesos más tarde o más temprano se pagan, por seguir con el símil, algún día habrá que liquidar la cuenta con el crédito cargado a nuestra tarjeta emitida en el «banco de la salud». Si tenemos un saldo suficiente en el banco, podremos seguir más o menos bien, pero si no lo hay, nos retirarán la tarjeta de crédito, pasaremos a ser diabéticos y a funcionar con el monedero. Entonces sí que de manera “obligada” se deberá seguir un estilo de vida más saludable si no queremos males aun mayores.

Un poco de estadística

Sabemos que la forma en la que comemos afecta a nuestra salud, pero ¿somos conscientes hasta qué punto? La diabetes mellitus de tipo 2 tiene múltiples factores etiológicos, pero uno de los que más influencia tiene, además del componente genético, son los referidos a los estilos de vida y por tanto todo lo relacionado con la alimentación y la actividad física.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) cita algunas cifras que quizá sirvan para aumentar la sensibilidad sobre esta enfermedad poniendo en evidencia sus importantes riesgos:

  • En el mundo hay más de 346 millones de personas con diabetes (dato de 2011). El tipo 2 representa aproximadamente un 90% de todos los casos mundiales de diabetes.
  • Se calcula que en 2004 fallecieron 3,4 millones de personas como consecuencias del exceso de azúcar en la sangre.
  • La diabetes se ha convertido en una de las causas principales de enfermedad y muerte prematura en la mayoría de los países, sobre todo debido al aumento del riesgo de enfermedades cardiovasculares.
  • Se prevé que la diabetes se convierta en el año 2030 en la séptima causa mundial de muerte ya que se ha calculado que las muertes por diabetes aumenten más de un 50% en los próximos 10 años.
  • Además, la diabetes es una causa importante de ceguera, amputación e insuficiencia renal.

 

Una llamada a la esperanza

La diabetes de tipo 2 es prevenible: Según la OMS, treinta minutos de actividad física de intensidad moderada casi todos los días y una dieta saludable pueden reducir drásticamente el riesgo de desarrollar diabetes tipo 2. La diabetes tipo 1 no puede prevenirse, los factores genéticos y ambientales son determinantes.

Por tanto, la dieta saludable, la actividad física regular, el mantenimiento de un peso corporal normal y evitar el consumo de tabaco pueden prevenir la diabetes de tipo 2 o al menos retrasar su aparición. Y es que la diabetes se está convirtiendo en una epidemia mundial relacionada con el rápido aumento del sobrepeso, la obesidad y la inactividad física; por tanto…

comamos voluntariamente como un diabético para no terminar comiendo así por prescripción médica o de forma imperativa.

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Foto 1: Alícia

Foto 2: doyoubleedlikeme

Foto 3: Thirteen Of Clubs

Alimentos especiales y tratamiento dietético del diabético

¿Qué es la diabetes?

La diabetes mellitus es una enfermedad crónica que cursa, muy en resumen,  en el momento que el páncreas no produce la suficiente cantidad de insulina o cuando el organismo no la puede utilizar de forma eficaz. Según la American Diabetes Association (ADA) en un documento dirigido a la población general, la insulina ejerce una función similar a la de un portero que regula la entrada de glucosa en las células. Cuando hay suficiente insulina y esta “funciona” bien la glucosa puede acceder al interior de las células en las que se transformará o usará en forma de energía. Por el contrario cuando no hay suficiente cantidad de insulina por falta de síntesis pancreática o cuando esta, por la razón que sea (resistencia a la insulina), no puede ejercer su labor, los niveles de azúcar en sangre aumentan.

 

¿Cuál es el tratamiento de la diabetes mellitus?

El tratamiento de la diabetes mellitus comprende diversas estrategias, tanto las referidas a los estilos de vida, más en concreto en lo relativo a la alimentación y actividad física, como al tratamiento farmacológico. En este último aspecto se puede incluir el tratamiento a base de fármacos orales, así como  diferentes preparados de insulina inyectable. Las distintas combinaciones terapéuticas son diversas y dependerán de cada caso particular en base fundamentalmente al tipo de diabetes, la evolución de la enfermedad y las características del paciente.

En todos los casos la terapia nutricional es, sin lugar a dudas, un denominador común a todas y cada una de las distintas posibilidades terapéuticas en las que se presente la diabetes.

El tratamiento nutricional de la diabetes puede y debe ser utilizado en la prevención primaria de la enfermedad, comenzando antes de su diagnóstico; durante la prevención secundaria, en el caso diabetes ya establecidas; y para ralentizar el desarrollo de las frecuentes complicaciones asociadas a la misma, es decir, en la prevención terciaria. No obstante y en este sentido las recomendaciones dirigidas al paciente diabético han evolucionado de manera notable a lo largo de los años.

En la actualidad el resumen de las recomendaciones para el control nutricional de la diabetes mellitus (prevención secundaria) quedan reflejadas de la siguiente manera por parte de la ADA:

1. Sobre la ingesta de hidratos de carbono:

  • En las características del perfil dietético general se han de incluir diariamente frutas, verduras, cereales integrales, legumbres y leche desnatada con el fin de promover una buena salud general.
  • El uso del índice glucémico para los carbohidratos puede proporcionar un beneficio modesto frente al control de los carbohidratos totales consumidos.[Es decir, la ADA, recomienda prestar más atención a la cantidad de hidratos de carbono totales presentes en la dieta que al IG de los mismos]
  • La sacarosa [azúcar] puede ser sustituida por otros carbohidratos en la pauta dietética. No obstante, se debe evitar el exceso en el ingreso de energía, sea cual sea el origen de dicho exceso energético.
  • Al igual que la población general, los diabéticos también deberían esforzarse por aumentar el consumo de alimentos ricos en fibra.
  • En cuanto a los edulcorantes, tanto los polialcoholes, como los edulcorantes acalóricos son seguros siempre y cuando estos sean consumidos en el marco de las recomendaciones máximas que estos alimentos tienen asignadas por las administraciones sanitarias [En el texto de origen la FDA].

2. Sobre la ingesta de lípidos y colesterol:

  • Las grasas saturadas no deben aportar más del 7% de la ingesta calórica total.
  • La ingesta de grasas trans debe minimizarse.
  • El límite dietético de colesterol recomendado para pacientes con diabetes mellitus se sitúa en 200 mg/día [para la población general sin diabetes es de 300mg/día].
  • Debe haber dos o más raciones de pescado semanales (en esta recomendación se excluye al pescado procesado para freír) a fin de garantizar un consumo adecuado de ácidos grasos poliinsaturados n-3

3. Sobre la ingesta de proteínas se citan entre otros puntos:

  • Para pacientes con diabetes mellitus que conserven una función renal normal no existen evidencias que sugieran una reducción en las recomendaciones de consumo de proteínas situadas en un aporte entorno al 15-20% del total de calorías de la dieta.
  • No deben usarse dietas hiperproteicas (por encima del 20% de las calorías totales) con el fin de perder peso ya que no existe evidencia acerca del manejo de las posibles complicaciones asociadas ni del mantenimiento de la pérdida de peso a largo plazo; además de las posibles complicaciones renales a largo plazo.

Del mismo modo, y más en nuestro entorno, la Sociedad Española de Diabetes (SED) propone que las recomendaciones dirigidas a los diabéticos podrían ser, y de hecho lo son, recomendaciones que se hacen a la población general no diabética a la hora de articular la alimentación como un factor condicionante en su salud.

Es decir, que las recomendaciones nutricionales en casos establecidos de diabetes mellitus no distan de las recomendaciones dirigidas a la población general:

  • ¿Cómo debe comer un diabético?
  • Bien, tal y como debería comer una persona sin diabetes…

sería un buen resumen.

 

¿Incluyen las recomendaciones alguna alusión a los alimentos “especiales para diabéticos”?

Pues lo cierto es que no muchas; y las que hay son más bien para no fomentar su uso. En el caso de la ADA no hay ninguna referencia específica, ni en un sentido ni en otro. Sin embargo la SED sí que se posiciona de forma bastante tajante. En su documento de divulgación popular “Tópicos erróneos en la diabetes” se cita como error tópico “Alimentos para diabéticos: puedo comer lo que quiera” (sic) contestándose en el mismo trabajo que aunque sean denominados y/o se vendan con las alegaciones de “alimentos permitidos, tolerados o especiales para diabéticos” no implica que puedan consumirse sin control, haciendo descansar la idoneidad o no de su consumo en la eficacia de la educación diabetológica del propio paciente ya que invita siempre a realizar una lectura adecuada de la etiqueta del alimento concreto, conocer su ración estándar de consumo y solicitar, en caso de duda, el consejo de un experto en la materia.

Por tanto, a pesar de que en la actualidad son escasas las referencias contrastadas sobre las recomendaciones nutricionales que aludan directamente a los “alimentos especiales para diabéticos” algunas hay. En la mayoría de los casos las recomendaciones sobre lo apropiado de su consumo se observan desde la prudencia, apelando por encima de todo a la necesidad de seguir una alimentación equilibrada dentro de las recomendaciones dietéticas básicas. No obstante, también se encuentran comentarios negativos o criminalizadores sobre estos productos. Tal es el caso de las recomendaciones recogidas por el National Institute for Health and Clinical Excellence (NICE) que en una guía para el tratamiento de la DM tipo 2 (The menagement of type 2 diabetes) y en el marco de las recomendaciones para la adecuación de los estilos de vida sentencia que:

“Se desaconseja el uso de alimentos comercializados específicamente para diabéticos” (ver página 10 del anterior documento mencionado)

 En resumen

Todas las guías, documentos de consenso y recomendaciones de las sociedades científicas de mayor peso en esta materia recomiendan que la alimentación del diabético sea equilibrada al estilo de aquella que debería seguir la población sin diabetes. Si lo prefieren, se podría decir incluso que todos deberíamos comer como un diabético.

Ya sea por su aporte energético reducido, por la reducción en su contenido graso, por la sustitución de azúcares por edulcorantes acalóricos u otros, o por el cambio de determinados azúcares por otros de menor IG, la utilización de los denominados como “alimentos especiales para diabéticos” no está justificada salvo que éstos sean contemplados en el marco de una alimentación equilibrada, variada y saludable.

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Foto 1: Bernard Farrell

Foto 2: TheGirlsNY