El nutricionista de la general El nutricionista de la general

"El hombre es el único animal que come sin tener hambre, que bebe sin tener sed, y que habla sin tener nada que decir". Mark Twain

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La galería de los horrores de los comedores escolares americanos

FedUp.jpgYa sabéis que tengo una especial fijación por cómo les dan de comer a nuestros hijos cuando nosotros no nos enteramos, o cuando solo nos tenemos que conformar con un papel con el que el colegio nos informa de lo que se supone ellos comen.

Antes de seguir te recomiendo que te pongas en antecedentes leyendo este otro post al respecto de si estamos los padres y cuidadores al corriente de lo que comen nuestros hijos en el colegio. Resulta que tal y como se ponía de relieve en un estudio realizado por el Colegio Oficial de Dietistas-Nutricionistas de Illes Beleares parece que lo hacen no muy en la línea de lo que sería más recomendable y mejor para ellos.

El caso es que el otro día, Raquel, una buena amiga (@aliment_ARTE) me puso al corriente de una iniciativa que se ha puesto en marcha en Estados Unidos por ‘DoSomething.org’ (una plataforma sin ánimo de lucro para lograr cambios a partir de la iniciativa popular) que trata de poner de relieve la calidad de las comidas escolares. Este iniciativa se llama fed up (harto) y, a través de las fotografías que los chavales hacen a sus comidas y que luego cuelgan en la página creada a tal efecto, cada uno puede votar si eso que se ve en la imagen se lo comería (eat it) o directamente lo tiraría (toss it). Las razones para descalificar una comida pueden ser diversas, bien por la forma en la que está cocinado o presentado el plato o ración, por las medidas higiénicas (hay fotografías con pelos y moscas en la comida), porque responda mejor o peor a una mínima adecuación nutricional, etcétera. Son infinidad de imágenes las que se pueden encontrar ya y, junto a ellas, los jóvenes sintetizan con sarcásticos titulares las razones por las que esa comida les resulta tan desagradable o poco apropiada. Así los usuarios que lo deseen podrán seguir subiendo fotos hasta el 15 de noviembre. Al final, cono todos los votos recibidos ‘DoSomething.org’ confeccionará un mapa de Estados Unidos en el que vendrá reflejado dónde se come mejor y peor.

Tengo la esperanza que en los comedores escolares españoles no se haya llegado a los extremos que se ven en algunas imágenes de la página en cuestión. Pero al mismo tiempo, hemos de ser conscientes de que corremos el importante riesgo de que este tipo de conductas propiciadas o permitidas por las autoridades sanitarias, los directores de centro, las empresas de restauración colectiva, etc. y que hoy vemos en ultramar terminen por implantarse por estos lares y mellar (aun más si cabe) lo poco que queda de nuestros afligidos hábitos alimentarios.

Sorpréndete y deja tu comentario sobre esta particular galería de los horrores de los comedores escolares norteamericanos. Si lo prefieres puedes comentar tu experiencia personal en el comedor de cuando eras más joven o, si ya eres padre o madre, la de tus hijos.

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Imagen: http://fedup.dosomething.org/fedup/

¿Estas al corriente de la “verdadera” calidad nutricional del menú escolar de tus hijos?

Escuela silencioSomos muchos los padres quienes nos cuestionamos si al mismo tiempo que los menús escolares de nuestros hijos están bien planificados, luego esta planificación se traduce en una adecuada “puesta en el plato” día tras día. Está claro que una cosa es el menú semanal o mensual que nos hacen llegar desde el colegio, que sobre el papel puede quedar más o menos bonito y que luego, habrá que ver si las calidades son las más adecuadas.

Son frecuentes las revisiones de los menús escolares por entidades más o menos independientes en esta cuestión. Algunas de las más recurridas en los últimos años son las que con cierta periodicidad realiza el grupo Eroski-Consumer, aquí tienes las que hicieron en los años 2004, 2008 y 2011. Es complicado realizar un resumen que abarque las tres revisiones mencionadas, las distintas localidades objeto de análisis y sus diversas particularidades, pero mi conclusión es que así vamos mal. En especial cuando se toma en consideración que estamos en centros educativos y que la educación alimentaria debería ser, si no una materia específica, sí al menos un aspecto a tratar de forma transversal y qué mejor momento para hacerlo que en el de la comida.

Pero el caso que hoy os traigo es más reciente. Hace apenas quince días el Colegio Oficial de Dietistas-Nutricionistas de Illes Beleares hizo público un informe técnico sobre la adecuación de las comidas de los centros escolares de esta CCAA a la Ley de Seguridad Alimentaria y Nutrición entre otras normas aplicables. El triste resumen de sus conclusiones es el siguiente:

  • El 80% de los menús evaluados en este informe no cumplen la Ley SAN y sólo el 10% cumple con la normativa específica de Baleares.
  • El 40% de los menús, según los datos disponibles, carecen de cualquier tipo de supervisión.
  • Los menús que tienen algún tipo de supervisión, se adaptan con mayor frecuencia a la normativa.
  • Existen diferencias significativas en cuanto al grado de cumplimiento, cuando la supervisión la realiza un dietista-nutricionista.
  • Solo 1 de cada 10 menús cumple la normativa y éstos están supervisados por dietistas- nutricionistas.
  • En ocasiones los profesionales que supervisan se encuentran con dificultades para adecuar los menús por petición expresa del centro educativo.
  • Aunque no se han evaluado menús de centros de 0 a 3 años, nos consta que la recomendación de cenas complementarias, la disponibilidad por escrito de menús especiales o la documentación sobre la información detallada de los platos que componen los menús es, en la inmensa mayoría de los centros, nula.

¿Nada mal, verdad?

Con el post de hoy quiero además a invitarte a conocer dos blogs amigos muy recomendables. Por un lado el de Lucía y su blog “Dime qué comes” y, por el otro, el de Raquel y su “Educando la alimentación”. En ambos se ha tratado recientemente este tema. En el primero, Lucía plantea una simple pregunta que puede ser muy reveladora de la calidad de la planificación del menú de tus hijos, el número de veces que hay un postre lácteo o, esto lo digo yo, el número de veces que el postre no es fruta fresca. Por su parte Raquel hace un desglose más pormenorizado que deja entrever las habituales miserias de los menús escolares: abuso de carnes y más en especial (lo que aun es peor) de sus derivados procesados; alta presencia de fritos; escasez de productos vegetales frescos, abundancia de rebozados, calidades “justas”, etc. Lo peor de todo esto no es tanto la constatación de una lamentable realidad sino el origen de tales males: el balance de cuentas de las empresas de catering, las presiones del centro (y de los padres) para que el niño coma… lo que sea, pero que coma, etcétera.

No sé que me da que las circunstancias en Illes Baleares no es un caso aislado. Mis hijas no comen en el colegio, tenemos la fortuna de poder arreglar el día a día para que coman en casa, pero créeme si te digo que pasan muchos menús de este estilo por mis ojos y su planificación es muchas veces, la haya hecho quien la haya hecho, lamentable. Eso la planificación, así que imagínate “la puesta en escena”.

Seguro que como madre, padre, docente o incluso por tu experiencia personal, tienes algunas cosas que contarnos sobre este tema.

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Imagen: imagerymajestic vía freedigitalphotos.net

¿Es frecuente encontrar gusanos en la sopa del colegio de nuestros hijos?

Frecuente no. Pero “normal” quizá sí. Me explico.

La noticia saltó a los medios de comunicación a mediados de la semana pasada: “Encuentran gusanos en la sopa en un comedor escolar en Alicante”, y ha tenido un cierto impacto mediático, en especial, y no me extraña, las declaraciones de la responsable de calidad de la empresa que se encarga del caterin en ese colegio (y en muchos otros centros españoles). Al respecto del suceso y preguntada por él (siempre según la nota de Europapress) la responsable ha afirmado qué:

La presencia de este insecto en la pasta es «habitual y frecuente» y «totalmente inocuo para la salud».

Y ha restado importancia al hecho en sí sosteniendo qué:

«estos gusanillos son inocuos y no suponen ningún riesgo para la salud de las personas».

Estas declaraciones me han traído a la memoria aquel chiste malo que dice:

  • “¡Camarero, hay una mosca en mi sopa!”
  • “¿Y por ese precio cuántas quería?”

Visto lo visto, no es de extrañar que se genere un revuelo importante. Primero por el hecho en sí de encontrar gusanos en una sopa y segundo por las supuestas declaraciones de la responsable de calidad. No seré yo quien critique la preocupación popular a tenor de estos hechos. Pero había cosas que no me cuadraban, más de las declaraciones que del incidente que las ocasionó.

En estas circunstancias, el nutricionista de la general se ha puesto en contacto personalmente con Mercedes Villar responsable de calidad de la empresa Serunion, empresa que ofreció el menú del colegio donde se sirvió la polémica sopa y donde diariamente se sirven 950 comidas en 4 a 5 turnos. De la entrevista con ella hay algunas cuestiones de este suceso que considero necesario ampliar, matizar y llegado el caso explicar:

  • Algunos medios se han referido a la presencia de un gusano y otras de un insecto y, en no pocas ocasiones a ambas “figuras” en la misma noticia. En realidad, el curso de las investigaciones efectuadas por la empresa hasta el momento (13/11/2012) apuntan a que se trata de la larva de un insecto. La etapa de “larva” es una de las fases por las que pasa el ciclo vital de los insectos. Las etapas siguientes en su ciclo vital son las de “pupa” e “individuo adulto”. Generalmente la conocida como “metamorfosis” alude al proceso entre las etapas de pupa y adulto (sirva esta explicación simplificada para entender la cuestión, ya que la complejidad del ciclo vital de los insectos es tan amplia y variada como amplia es también su taxonomía).
  • La larva, lo más probable (no ha habido un resultado concluyente hasta el momento de los análisis que se están llevando a cabo) pertenezca a la especie conocida comúnmente como “gorgojo del trigo” (Sitophilus granarius). Es curioso que, a pesar del impacto de la noticia, no se haya podido rescatar ninguna prueba “in situ” de la presencia de las larvas en la sopa. Por eso lo de “lo más probable”. Dentro de las auditorías interna y externa que se están llevando a cabo, se ha identificado en otro centro una contaminación con esta larva en un saco de pasta de la misma empresa suministradora que ocasionó el problema en el colegio mencionado.

Gorgojo (probablemente del trigo)

  • La única empresa que suministra este tipo de materia prima (pasta alimenticia) a Serunion es Grupo Siro. Se trata de una importante empresa dentro de su sector, que también suministra este tipo de producto a importantes cadenas de distribución y que incluso componen sus “marcas blancas”, propiamente llamadas “marcas de distribuidor”.
  • Todo apunta, con un muy escaso margen para la duda para el departamento de Calidad de Serunion, que la contaminación con estas larvas procede del origen de la pasta suministrada por Grupo Siro. En este caso unas “estrellitas” de pasta para sopa.
  • A pesar de que la responsable de calidad de Serunion manifiesta que la empresa cumple con todos los puntos del obligatorio sistema APPCC (Análisis de Peligros y Puntos de Control Crítico) exigible a toda empresa dedicada a la restauración colectiva, (entre ellos el correspondiente control de proveedores de productos y/o servicios) la detección “in situ” de este tipo de contaminación es francamente difícil dada la morfología de las larvas (pequeñas, de unos 0,5 cm de largo y unos 2mm de grosor, y con una coloración similar al de la propia pasta). Por tanto, a pesar de los controles que son obligados en la recepción de materias primas, tales como la comprobación de las fechas de consumo preferente, integridad de los envases… no se pudo detectar esta contaminación.
  • Lo más probable es que el problema en el colegio pudo concretarse en exclusividad en un único paquete 5 kg de “estrellitas” de pasta, y que fueron cerca de una decena de niños los que se percataron de la presencia de las larvas.
  • En cuanto a la presunta inocuidad de la presencia de estas larvas en una sopa (habría que ver también su número) la responsable de calidad afirma que esa inocuidad a la que se refiere, alude al de riesgo microbiológico. Evidentemente, un producto que ha mantenido una temperatura de ebullición prolongada para su elaboración y se ha servido dentro de los márgenes correspondientes a los que marca la normativa de APPCC para los platos servidos en caliente, difícilmente va a suponer un riesgo de contaminación microbiológica.

Además de lo señalado y por las explicaciones aportadas al nutricionista de la general  me gustaría matizar algunos de los conceptos de las declaraciones vertidas inicialmente por la responsable de Calidad de Serunion en los medios de comunicación. Los matices entre “normal”, “habitual” y “frecuente” ante este tipo de situaciones son importantes y puede haber diferencias según cómo se interpreten. Lo explico mejor con un ejemplo, a ver si se entiende: ¿Es normal que un coche sufre un pinchazo? Pues sí, desde luego más normal que el que lo sufra el AVE. Pero que los pinchazos sean “nomales” en un coche no quiere decir que sean “habituales” o “frecuentes”, aunque sucedan… y mucho menos deseables.

El complejo mundo de la restauración colectiva utiliza el siempre ambiguo mundo (para quien no lo comprende verdaderamente) de las probabilidades de que un determinado suceso no deseado ocurra y la inversión (económica, humana, etc.) que se hace para evitarlo.

Por lo que a un servidor le consta, las iniciales e incendiarias actitudes de padres y cuidadores del centro afectado (comprensibles por otra parte) se han apaciguado bastante después de la actitud de la empresa Serunión quien ha ofrecido toda la información disponible y ha abierto sus instalaciones para su “examen”. Hasta el punto que no han sido pocos los que se han disculpado por su inicial reacción.

Esperemos que este tipo de incidentes no se repitan a menudo (ya digo que “imposible” que se repitan es poco probable) y que en todos los casos las consecuencias no pasen a mayores y que se tomen las medidas oportunas para ello.

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Foto 1: redwolfoz

Foto 2: joshuallen

Foto 3: The Bees

¿Por qué los comedores sociales se suelen autogestionar y los escolares subcontratar?

No es mi intención pero en la entrada de hoy hay más preguntas que respuestas. El caso es que muy cerca de mi domicilio hay un comedor de los denominados sociales. Por lo que sé, todos los días se atiende en él a cerca de 150 de esas personas que se suelen denominar de forma un tanto injusta y despectiva como indigentes que, textualmente  y según reza el diccionario, son aquellas personas a las que les faltan los medios para alimentarse (entre otras cosas).

En dicho comedor social, no lo sé en los demás que hay en Zaragoza que creo son dos además de este, en las horas cercanas al medio día huele que alimenta. Está claro que allí se cocina y se cocina bien (con mis hijas suelo jugar a adivinar el menú diario del comedor en base al olor). Pero ya sea buena o mala esta cocina (ya digo que huele como si fuera estupenda), lo que más me interesa destacar, y llegado el caso conocer, es por qué se cocina allí, es decir, si sale a cuenta el hacerlo así y no de otra forma, por ejemplo, difiriendo este servicio a una empresa subcontratada.

Según tengo entendido este comedor social subsiste en su mayor parte (cerca del 90-95%) gracias a las aportaciones anónimas de personas o entidades privadas y, en una menor parte gracias a las ayudas que se reciben de las administraciones (en este caso el Ayuntamiento de Zaragoza y el Gobierno de Aragón). Vale que según leo en distintos medios el personal que trabaja en este centro lo hace de forma voluntaria, pero aun y todo me asalta una duda importante: ¿Por qué en los colegios no se cocina ya tanto y la mayor parte de lo que se sirve en los comedores escolares a día de hoy lo elabora una empresa subcontratada?

Tratándose en ambos casos de una restauración colectiva de similares características, me gustaría conocer qué criterios se siguen para que un comedor escolar tenga su servicio de restauración subcontratado o para que lo gestione el propio centro. Lo pregunto porque hay algo que no me cuadra, en muchas ocasiones el número de servicios que suelen ofrecer diariamente comedores sociales y comedores escolares es muy similar. Sin embargo, los primeros suelen decantarse por un modelo de autogestión y los segundos por subcontratar el servicio a empresas especializadas en restauración colectiva. Aunque sé que hay más criterios que los meramente económicos, me parece que esta polarización de las opciones para unos servicios que son relativamente similares redunda en una contradicción. Creo que alguno de los dos tipos de comedores (sociales y escolares) gestiona sus recursos de manera poco eficiente.

Para finalizar, una anécdota que me ha traído a la memoria este tema. Hablando de lo bien que se puede llegar a comer en un comedor social, merece la pena escuchar a José María Íñigo cómo cuenta en el programa “No es un día cualquiera” de RNE esta historia que le aconteció no hace mucho tiempo en Düsseldorf. Por cierto, además de la anécdota merece la pena seguir escuchando el corte hasta el minuto  6:45 y descubrir cómo en un buffet libre (de esos de precio fijo y que se come lo que uno quiere) de Alemania te cobran por la comida de más que uno se ha servido y no se ha comido. Una muy buena forma de obrar a la hora de sensibilizar a cerca del valor de la comida y de la que estamos muy lejos en España. Quizá por eso Germany is different.

 

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Foto 1: Dragón Digital

Escolares norteamericanos protestan en un vídeo musical por la reducción calórica en sus comidas

Pues sí, como lo oyen, algunos estudiantes están descontentos con las nuevas iniciativas gubernamentales que han modificado el contenido energético que los estudiantes reciben en el colegio a la hora de comer. Estas medidas se enmarcan dentro de la campaña genéricamente denominada “Let’s move” (“En marcha”) y está liderada por Michelle Obama. Con ella se trata de poner coto a la epidemia de obesidad infanto-juvenil de los escolares norteamericanos. Algunas de estas medidas consisten en la reducción calórica y en un nuevo replanteamiento del contenido de los alimentos presentes a la hora de la comida.

Pues bien, a algunos de ellos no les ha gustado ni un poquito ya que según ellos el nuevo plan de comedores escolares implica unos cambios poco adecuados a su situación. Entre ellos, la reducción de 200 a 400 kcal por comida, la inclusión de más fruta y verdura, y la única posibilidad de que los alimentos lácteos que se les suministran sean desnatados o bajos en grasa…Y todo ello les hace sentirse hambrientos, sin energía para las actividades escolares y les obliga a que una vez finalizado el colegio tengan que “arrastrarse” hasta casa para que les alimenten sus madres.

Esta protesta capitaneada por estudiantes de la St. Mark’s Charter School en Colwich (Texas) está teniendo un impacto relativamente importante en los medios y en las redes sociales (al menos en su país) ha empleado una conocida canción del grupo “FUN” titulada “We are Young” (“Somos jóvenes” –y no, no tiene nada que ver con aquella homónima del “Dúo Dinámico”-) y la han versionado de manera sublime  a mi modo de ver. Ellos la han titulado “We are Hungry” (“Estamos hambrientos”). En el vídeo plasman a su manera como la falta de sustento les hace desfallecer en las actividades deportivas y como los más pequeños tienen que volver a casa arrastrándose literalmente por la falta de energía. Se puede acceder al vídeo a través directamente de youtube en este enlace y obtener así su letra para una mejor comprensión.

Bien, antes de pasar a comentar de forma concreta algunos de los aspectos de su mensaje, déjenme decirles que me parece un trabajo sensacional y que parte de razón no les falta, además, claro está, de haber escogido para su reivindicación un grupo y en concreto un tema musical que me encantan.

 

A los chavales no les falta razón. En mi opinión es un error el circunscribir el número máximo de calorías que van a recibir todos los estudiantes en el colegio a la hora de comer. El error como ya se habrán fijado es el de “café para todos” ya que a unos les servirá y a otros no. La campaña desarrolla la ley del Acta de Salud y Nutrición Infantil aprobada en 2010 e implica que los estudiantes de secundaria reciban ahora de 750 a 850 kcal por comida frente al mínimo anterior establecido en 825kcal/comida. Por su parte las nuevas directrices llevan a que en el caso de los estudiantes de primaria estos reciban un máximo de entre 550 a 650kcal/comida frente al mínimo anterior situado en 633kcal/comida.  En mi opinión más les valdría fijarse en el contenido de las bandejas que en el monto final de las calorías y, de esta forma, dejar hacer al hambre de cada uno a partir de alimentos más saludables (aunque este tema también está presente en el Acta de Salud y Nutrición Infantil)

Otro aspecto que tiene implicaciones con este tema es que ahora los niños se han visto “sorprendidos” por la necesidad de llevarse desde caso un almuerzo para la media mañana o incluso una merienda… acciones que por mucha tradición que se tenga parece que no es la costumbre actual.

En resumen, la iniciativa me parece genial, es normal que con las nuevas medidas sientan más hambre que la que antes sentían tras haber comido. Pero ahora tienen la oportunidad de hacerlo mejor, con mejores alimentos y también a base de incluir un pequeño almuerzo  a media mañana y una merienda a media tarde, es decir, de comer más veces al día, en vez de ponerse como boas a la hora de la comida y pretender que esa comida les sirva casi para todo el día.

Y ya que estamos, me despido con la versión original del tema de FUN

Pisar la manguera, palos en las ruedas y otras puñetas nutricionales

Asombrado y cabreado me han dejado hoy viernes 3 de agosto (cuando escribo estas líneas) tres recientes noticias que implican cuestiones nutricionales de fondo. Cuestiones nutricionales como digo y también económicas, porque me parece que no tenemos el horno para bollos, ni en un sentido ni en el otro.

Por un lado está la noticia de que en Cataluña se cobrará la mitad del servicio de comedor a los niños escolares que lleven el almuerzo en fiambrera en su normal, natural y previsible avituallamiento diario. Como no podía ser de otra forma, la noticia además se nos ha vendido en positivo, como un avance, como toda una ventaja y en la rueda prensa que se presentaba esta iniciativa se ha hecho alusión a las siempre preocupantes, pero también conmovedoras cifras de sobrepeso infantil y la necesidad de que sean las familias quienes abran los ojos y asuman sus responsabilidades (saben muy bien que botones pulsar para tocarnos la fibra). Vaya por delante que este aspecto me parece fundamental ya que la preocupación por unos buenos estilos de vida ha de comenzar en el hogar, incluyendo claro está la alimentación. Pero de ahí a cobrar nada más y nada menos que hasta 3€ de vellón –DIARIAMENTE- por el uso y desgaste de las instalaciones colectivas, me parece un despropósito y un atraco a mano armada (con sus cucharas y tenedores). Afortunadamente no me veo en el caso de decidir estas cuestiones en la alimentación de mis hijas, pero llegado el caso de que así fuera ¿podrían los niños ir con su comidita en sus fiambreras, con su vajilla y comérselas en el patio o en otro recinto sin que precisaran el uso de microondas? ¿Se les cobraría también ese dineral? La verdad es que es para estar muy cabreado y desde aquí expreso mi solidaridad con todos aquellos padres que estén obligados a rendirse por las circunstancias a pagar de todas todas.

Otro de los temas es el precio de determinados alimentos, más en concreto el del IVA de algunos productos. Como saben la “sentencia” en forma de aumento del IVA ya está firmada, en septiembre se hará efectiva. Resulta cuando menos curioso, por no volver a mencionar el tema de los cabreos que bien podría, que el pan blanco mantenga este impuesto en el 4% y que al pan integral que ya estaba por el 8% se le incremente el IVA hasta el 10% ¿no había que incentivar una mejor nutrición? ¿es esta la respuesta de nuestras autoridades a la línea general adoptada por otros países de gravar los alimentos menos saludables y beneficiar el consumo de los más recomendables? Al respecto del sobreprecio que tendrá la vida en general por la subida del IVA, la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU) hace este gráfico resumen (470€ anuales de más).

Pero la guinda del pastel se la pone la cuestión de los celiacos. Los productos destinados a este colectivo tienen la consideración de «dietéticos» y no de primera necesidad y por lo tanto, ven cómo su pan (entre otras cosas), el de sin gluten, el único que pueden consumir tiene la misma consideración que el integral (tenía un IVA del 8% y pasa al 10%). Señores gobernentes, ser celiaco no se elige y consumir productos sin gluten no es una cuestión de capicho, sino de salud. De hecho, la única medicina que tiene este particular colectivo de enfermos  consiste en escoger alimentos sin gluten. Con estas medidas no se consigue otra cosa más que hacer más costosa e insufrible una situación para todos aquellos que, siendo celiacos, tenían una cesta de la compra tres veces superior a la de una persona normal. Y ahora, aún más. Una vergüenza.

Luego vendrán (ya lo siento, ya digo que hoy estoy molesto) gloriosas campañas antiobesidad infantil con todo su oropel y su boato, con el auspicio y patrocinio de las más pujantes empresas alimentarias y el aval de gloriosas sociedades científicas y el prestigio de engominados doctores a decirnos cómo tenemos que comer bien, que no es tan difícil y que la lucha contra el sobrepeso y la obesidad infantil es chupiguay y superentretenida cuando te la explican los teleñecos. Si esto, lo de más arriba, no son palos en las ruedas y pisarnos la manguera (por no decir el cuello) que venga Dios y lo vea.

 

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Foto 1: Si Wilson

Foto 2: islandlife

Menús escolares: ojos que no ven, precocinados que te doy

Que la alimentación desempeña un importante papel en la salud ya lo tenemos más o menos interiorizado y asumido. Sin embargo, parece que aun no nos preocupamos lo suficiente cuando de dar de comer a nuestros hijos se trata, en especial cuando lo hacen en el colegio. A los niños les dan de comer en el colegio y “parece” que con saber esto ya basta. Y no debiera ser así; un mayor interés por lo que nuestros hijos comen quizá haría que los servicios que se encargan de confeccionar los menús lo hicieran con un poco más de acierto, tanto en lo que respecta a su adecuación en relación con las recomendaciones de salud, como en lo que se refiere a la palatabilidad.

Desde hace unos cuantos años y con una cierta periodicidad Eroski Consumer viene observando de forma crítica la calidad de los menús escolares en diversas provincias españolas y los resultados no son especialmente buenos; lo peor quizá, es que además la nota media alcanzada en el último análisis de 2011 es peor que la obtenida en el anterior examen de 2008 realizado con los mismos criterios por Eroski Consumer.

Las conclusiones de este reciente estudio, sus aspectos más destacados y el desglose de resultados por provincias pueden ser consultados aquí. En cualquier caso, yo destacaría algunas cuestiones que me han llamado la atención:

  • Faltan verduras, ya sea cocinadas o frescas, que deberían estar presentes todos los días, ya se a de una forma u otra, como ingrediente, guarnición o plato principal. Sin embargo se da la circunstancia que el 27% de los colegios que participan en el estudio ni siquiera incluían verdura un día a la semana
  •  Hay demasiados precocinados (san jacobos, croquetas, empanadillas, varitas y/o delicias de pescado y similares, calamares romana, etc): en torno al 20% de los menús analizados incluyen dos o más precocinados entre las dos semanas evaluadas. Un dato el actual, muy por encima del obtenido en 2008, el 5%.
  • Sería muy recomendable que, también en general, aumentase en los menús escolares la frecuencia de pescado fresco, de legumbres y bajase en determinados centros la presencia de dulces (pasteles, helados, bollería, etc.) a la hora del postre. En este sentido sería recomendable que la presencia de fruta en el postre fuese la norma y las excepciones dejarlas para ocasiones especiales o celebraciones señaladas.
  • En líneas generales los centros públicos obtienen una mejor nota media que los privados o concertados, en sentido contrario de los resultados de 2008.

Me da la impresión que el posible ajuste de precios, quizá motivado por la crisis, tenga algo que ver en la bajada general de la calidad de los menús escolares puesta de manifiesto en este estudio. Sin embargo, también creo que con un precio medio de los menús analizados de 5,1€/día bien se podría comer mejor, renunciar quizá a parte del beneficio y mejorar el capital de salud y de educación nutricional de nuestros herederos. Claro que quizá en esto no estén tan de acuerdo las empresas de catering.

A tenor de este tema, merece también fijarse en lo que fue noticia de telediarios y rotativos hace un par de semanas. Se trata de la iniciativa de una niña escocesa de 9 años, Martha Payne, que a través de su blog, NeverSeconds, ha iniciado una campaña informativa en relación a las comidas que se sirven a diario en su colegio. Con la ayuda de su padre ha plasmado en fotos muchos de sus horribles menús (un ejemplo: Una minihamburguesa, tres rodajas de pepino, dos croquetas y un polo de hielo. Otro: Una porción de pizza, una croqueta, dos docenas de granos de maíz y una magdalena) y se ha atrevido incluso con una valoración gastronómica de dichos menús. Todo ello ha puesto de relieve lo nefasto de su adecuación. Una iniciativa que ha supuesto todo un boom mediático que ha arrasado en las redes sociales hasta el punto que el reconocido Jamie Olivier le ha dedicado unas palabras de reconocimiento y le ha animado a seguir con su labor info-reivindicativa.  Pero la cosa no se queda ahí, en su blog Martha también está empezando a hacerse eco de las fotos que les mandan otros escolares desde distintas partes del mundo y ella las compara con las de su colegio. Sencillamente genial.

Hoy que la tecnología acompaña, quizá no sería una idea tan descabellada que nuestros hijos fuesen al colegio con una cámara de fotos y retratase el tipo de comida que les sirven en sus comedores. No tanto para crear un blog (o sí, quién sabe) pero por lo menos para mantener informados a sus padres de qué es exactamente lo que se les están sirviendo diariamente por una media de 5,1€/menú. Porque… aparte  del posible papel de menús que el colegio le hace llegar a casa periódicamente ¿saben a ciencia cierta qué comen sus hijos? Si yo estuviese en su lugar (que es que no, porque mis hijas comen en casa) me preocuparía de ello. Seguro.

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Foto 1: DC Central Kitchen

Foto 2: NeverSeconds

Foto 3: NeverSeconds