El nutricionista de la general El nutricionista de la general

"El hombre es el único animal que come sin tener hambre, que bebe sin tener sed, y que habla sin tener nada que decir". Mark Twain

Entradas etiquetadas como ‘bebés’

Cuando el bebé decide lo que come (o casi): Baby led weaning

Bebé mazana

El destete o el momento en el que el bebé deja de tomar solo leche, ya sea materna o de fórmula, y pasa a introducir otros alimentos (el comienzo de la alimentación complementaria) es una circunstancia que normalmente preocupa bastante a los padres en especial si estos son “noveles”. Y no es de extrañar ya que suele haber una cierta disparidad de opiniones a cerca de cuándo hacerlo y la forma de llevarlo a cabo. Sobre el momento preciso, el cuándo, publiqué un post hace ya un tiempo: El dilema del destete, que puedes consultar siguiendo el enlace.

En cuanto a la forma, más allá de rígidas directrices marcadas al etilo de la más marcial de las minutas militares, hay una corriente que cada vez está cobrando más aceptación entre las instituciones y sociedades sanitarias y que consiste en, de alguna forma, dejar que sea el bebé el que decida cuándo dejar de comer solo de la leche de su madre para pasar a incluir, además, otros alimentos. Esta corriente a la que me refiero, que no es nueva para nada se denomina en inglés Baby led weaning o destete dirigido por el bebé, en el que como he dicho, es el propio bebé el que decide el cuándo.

Reconozco las cotidianas y pragmáticas situaciones que pueden condicionar el poder hacerlo: horarios laborales de la madre, otras obligaciones, etcétera, pero eso no quita para que si existe la posibilidad se lleve a la práctica. En realidad el Baby led weaning no deja ser una continuación lógica de un camino que empezó con la lactancia a demanda: el niño come cuando tiene hambre y no come cuando no la tiene y por tanto, no se le imponen rígidos horarios o cantidades, algo que se observa con demasiada frecuencia.

De esta forma, con la lactancia a demanda y con la introducción de la alimentación complementaria dirigida por el bebé este regula mucho mejor su apetito haciendo caso a sus naturales señales de hambre y saciedad, algo bastante lógico desde mi punto de vista.

De forma típica el Baby led weaning suele comenzar cuando las más habituales recomendaciones aconsejan que dure la lactancia materna en exclusividad, es decir, sobre los seis meses de edad del bebé. Tal y como indica la Academia Americana de Pediatría:

Cuando un bebé es capaz de mantenerse sentado solo y se lleva habitualmente distintos objetos o las manos hacia la boca, se le pueden aportar pequeñas piezas de comida (del tamaño aproximado de un dedo) para que experimente y juegue con ellos.

Llegado ese momento se pueden poner a su alcance pequeñas piezas de alimentos especialmente indicados para esta situación. Al principio, lo más habitual es que solo lo chupen o intenten succionar la “esencia” del alimento. Con el tiempo aprenderán a morderlo (con o sin dientes) y a triturarlo antes de su deglución.

Para evitar el riesgo de atragantamiento conviene aportar alimentos suaves, fáciles de tragar y de cortar en trozos pequeños con sus encías. Algunos ejemplos típicos podrían ser pequeños trozos de verduras ligeramente cocinadas (al vapor, salteadas…) como calabacín, zanahoria, judías verdes, ramilletes de brócoli, calabaza, etcétera; frutas frescas adecuadamente peladas y lavadas como plátano, manzana, pera, melón, sandía, uva… prestando especial atención a la ausencia de pepitas; pequeños daditos o tiras de carnes o pescados cocinados; colines de pan, taquitos de queso, pasta cocinada, etcétera.

Los alimentos menos aconsejados al principio serían todos aquellos que pueden ser causa de atragantamiento, aspiración o asfixia en especial aquellos que se fragmenten o contienen pedacitos pequeños duros, como los frutos secos, las pepitas de algunas frutas, o incluso algunas frutas y verduras más compactas (zanahoria y manzana crudas por ejemplo). De igual forma es conveniente evitar al principio aquellos alimentos que se pueden “pegar” con facilidad al paladar.

Por lo general se ha constatado una mayor aceptación del Baby led weaning en aquellos bebés alimentados con leche materna ya que este alimento (la leche materna) experimenta ciertos cambios en su sabor en virtud de la dieta de la madre). De esta forma, se sospecha que estos bebés aceptan inicialmente un mayor abanico de sabores y están más predispuestos a los nuevos sabores que aquellos bebés alimentados con fórmula artificial cuyo sabor es siempre homogéneo. No obstante, esto no significa que los bebés alimentados con fórmula no estén preparados para seguir esta práctica.

Los posibles beneficios de seguir esta estrategia se han apuntado en este estudio Baby knows best? The impact of weaning style on food preferences and body mass index in early childhood in a case-controlled sample (¿Sabe el bebé lo que es major para él? Las diferentes formas de llevar a cabo el destete condicionan las preferencias alimentarias y el IMC en la infancia temprana en una mustra de casos y controles) en el que se sugiere que aquellos bebés que siguen el Baby led weaning tienen menos valores de Índice de Masa Corporal y realizan elecciones alimentarias más saludables. Sin embargo, y aunque hay muchos estudios que llegan a similares conclusiones¸ algunos otros, sin hacer de menos el actual cuerpo de la evidencia acerca de los beneficios del Baby led weaning apelan a la necesidad de realizar ensayos controlados y aleatorizados para poder llegar a realizar recomendaciones con una mayor solidez.

————

Imagen: Serge Bertasius Photography vía freedigitalphotos.net

Bebés, proteínas, leches y obesidad

bEBÉ BIBERÓN

Hace unos pocos días fuimos testigos de una noticia que se hacía eco de un estudio científico que afirmaba que los bebés que toman fórmulas lácteas (lactancia artificial) con menos proteínas estaban expuestos a un menor riesgo de padecer obesidad (medido a partir del índice de masa corporal o IMC) en la edad pediátrica.

En este estudio, cuyo resumen puedes consultar en este enlace, tras haber realizado un seguimiento a más de 1600 niños concluye de forma categórica que:

La leche artificial para lactantes con un menor contenido de proteínas reduce el IMC y el riesgo de obesidad en la edad escolar. Evitar aquellos alimentos infantiles que aportan una cantidad excesiva de proteínas podría favorecer una reducción de la obesidad infantil.

Muy interesante, sin lugar a dudas. No obstante hay algunas cuestiones que apenas se han reflejado en este estudio y que me han llamado poderosamente la atención. La principal, el poner el acento en el efecto de la composición de las leches de fórmula y mencionar muy de refilón los resultados observados en los niños alimentados a partir de lactancia materna. Me explico.

Resulta que con los cerca de 1600 niños en observación se hicieron tres grupos. Empezaron distinguiendo los bebés en dos grupos: los que recibieron lactancia artificial y los que recibieron lactancia materna, al que se denominó “grupo de referencia observacional”. A su vez, el primer grupo, algo más del millar, fue divido en dos: los que recibieron fórmulas artificiales “alta en proteínas” y los que la recibieron “baja en proteínas”.

Pues bien, independientemente de que puedan existir otras variables que afecten al peso de los niños, algo evidente, resulta que la prevalencia de obesidad en los niños de seis años fue claramente diferente entre los que habían recibido fórmula “alta en proteínas” (prevalencia = 10%) frente a los que la habían recibido “baja en proteínas” (prevalencia obesidad = 4,4%). Muy interesante.

Pero a mi juicio lo es mucho más, el saber que entre el grupo de niños de seis años que habían recibido lactancia materna esa prevalencia fue del 2,9%

 bebés, lactancia y obesidad

Es decir, tal y como se apunta en el estudio en cuestión (y nunca en la versión que ha llegado a los medios de comunicación) el grupo de lactancia materna fue observado como “grupo control” o como un tácito (no declarado) grupo en el que las circunstancias son las de referencia. Así pues, casi toda la fuerza del estudio se centra en recomendar leches artificiales y productos que no contengan un exceso de proteínas en el periodo de lactancia, haciendo una escasa (totalmente anecdótica) mención a los beneficios de la lactancia materna, cuando fue esta la opción que mejores resultados obtuvo.

A modo de (no sé si) curiosidad, creo que merece la pena mencionar que todos los bebés alimentados con lactancia artificial en este estudio lo fueron a partir de una única marca comercial, Bledina (de Danone) que se suministró sin coste a los participantes en el estudio. Aunque en el estudio, todo hay que decirlo se mencione que la compañía en cuestión no desempeñó un papel decisivo en la realización y análisis del trabajo.

En la actualidad los límites de contenido proteico en las leches de fórmula es relativamente variable. Según la normativa el contenido de proteínas de una fórmula infantil puede oscilar en una horquilla bastante amplia entre 1,8 y 3,5 gramos por cada 100 kcal aportadas. Sin embargo, es preciso mencionar que el contenido proteico de las fórmulas lácteas para lactantes ha sido recalculado “a la baja” ya que hasta 2006 los límites inferior y superior de contenido proteico estaban fijados respectivamente en 2,25g y 4,5g por cada 100 kcal aportadas. Es decir, como siempre, una reformulación conducente a asemejar en lo posible la composición de las leches artificiales a la materna que tiene un contenido netamente inferior de proteínas (1,3g de proteínas por cada 100 kcal de leche materna madura) al límite inferior legalmente vigente en la actualidad para las fórmulas artificiales (1,8g/100kcal).

En resumen, no ya solo por aquello de la prevención del riesgo de obesidad, sino por infinitos motivos más, la mejor opción al abordar la lactancia de un bebé es la lactancia materna. Y si por la causa que sea se termina recurriendo a la lactancia artificial, las fórmulas con un menos contenido proteico parecen ser más ventajosas. Al menos desde el punto de vista de la prevención del riesgo de obesidad y siempre y cuando se observen otros factores.

Si te ha gustado esta entrada quizá te interés consultar:

¿Cuánto beneficioso resulta el haber recibido lactancia materna?

Lactancia materna, mucho más que el mejor alimento (I)

Lactancia materna, mucho más que el mejor alimento (II)

Con un par: dimite más del 60% del Comité de Lactancia Materna a raíz de una campaña publicitaria

10 Claves reales para fomentar la lactancia materna en el ámbito hospitalario

El dilema del destete

——————————————-

Imagen:  Sura Nualpradid vía freedigitalphotos.net