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"El hombre es el único animal que come sin tener hambre, que bebe sin tener sed, y que habla sin tener nada que decir". Mark Twain

Entradas etiquetadas como ‘alimentación saludable’

Los convincentes deseos de Jamie Oliver sobre obesidad infantil

Jamie Oliver

Si sigues este blog supongo que estarás al tanto de quién es Jaime Oliver, por si acaso te lo resumo: se trata de un talentoso cocinero británico de 38 años especialmente comprometido con la influencia de una correcta alimentación en la salud y calidad de vida, más en concreto en la de los más pequeños, los niños y adolescentes. Así, gran parte de su fama se debe no tanto a su condición de chef, sino a la insistencia, vehemencia y atino con los que pone a caer de un pino el actual entorno en el que viven nuestros hijos, bien en los comedores escolares o en casa. Por tanto, además de los diversos premios que ha cosechado por su carrera culinaria, en 2010 fue galardonado con el premio TED (Tecnología, Entretenimiento, Diseño –Technology, Entertainment, Design-). TED es una organización sin ánimo de lucro dedicada a poner de relieve aquellas ideas dignas de ser difundidas. Es ampliamente conocida por su congreso anual –TED Conference– y sus charlas TED Talks que cubren un amplio espectro de temas que incluyen las ciencias, arte y diseño, política, educación, cultura, negocios, asuntos globales, tecnología y desarrollo, y entretenimiento.

Por tanto, lo que hoy te traigo es un vídeo, precisamente el de su conferencia en la entrega del mencionado premio TED, en el que se sintetiza de manera sublime las razones, de Jaime Olivier (compartidas por muchas personas, yo mismo entre ellas) para explicar nuestra triste realidad en lo que se refiere a la alimentación cotidiana. Al mismo tiempo enuncia una serie de propuestas, de deseos, para cambiar esta situación.

Es corto, apenas 22 minutos y no merece la pena hacer un resumen, es imprescindible en su totalidad. Jamie da cuenta del papel de la industria, el de las administraciones sanitarias y educativas, los problemas de los negocios comedores escolares (en los que suelen primar las hojas de balance económico antes que la calidad de los menús), el de los padres, el de los educadores y cuidadores, etc.

Es un placer escuchar a este hombre que utiliza sus argumentos para describir nuestra realidad alimentaria como quien conduce un gigantesco bulldozer para recoger la basura… sin contemplaciones. Cuánta razón y cuánto mejoraríamos si este tipo de deseos se implementaran; algo difícil ya que, al parecer, el motor cortoplacista que termina por decidir el sentido en el que se van a hacer estas cosas es única y exclusivamente el dinero.

Quizá te interese consultar:

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Nota: Quiero agradecer, una vez más, a un buen compañero de profesión, Pablo Zumaquero @pzjarana, el proponerme hacer un post con este video.

Imagen: Fr33kman vía Wikimedia Commons

Ahora sí que sí: ¿cuánto dinero más supone llevar una dieta saludable?

africa vía freedigitalphotos.net

africa vía freedigitalphotos.net

Este es un tema recurrente en el blog, y con los tiempos que corren, además, importante.

Entre los profesionales de la salud es habitual comentar que el seguir una dieta saludable es más caro que seguir un estilo de alimentación… a la buena de Dios (por decir algo). Sin embargo, hasta la fecha no contábamos con datos concretos. Hasta ahora.

Recientemente se ha publicado un estudio que precisamente pone estas cuestiones en tela de juicio y ha valorado las diferencias económicas entre seguir una dieta más o menos saludable y otra que no lo sea. Se publicó a principios de diciembre en la prestigiosa British Medical Journal con el elocuente título Do healthier foods and diet patterns cost more than less healthy options? A systematic review and meta-analysis (¿Son los alimentos y las dietas saludables más costosas que aquellas opciones menos saludables? Revisión sistemática y metaanalísis). Sus resultados son elocuentes y, porqué no decirlo, preocupantes. Elaborado en el marco de la Escuela de Salud Pública de Harvard y capitaneado por Dariush Mozaffarian, todo un referente en estas cuestiones, ha llegado a los siguientes resultados y conclusiones:

Las dietas saludables son cerca de 1,1 €/día más costosas que aquellas menos saludables. Para obtener estos resultados se compararon los precios de los alimentos y aquellos estilos dietéticos más “saludables” frente a aquellos menos saludables.

En este estudio se consideraron como “saludables” aquellos patrones dietéticos que estaban caracterizados por la presencia de frutas, verduras, pescado y frutos secos, frente a aquellas con una especial presencia de de alimentos procesados, carnes y derivados y alimentos elaborados con cereales refinados.

El gran problema, apuntan los autores de este estudio, podría resumirse en que las dietas no saludables cuestan menos porque las políticas alimentarias se han centrado en la producción de «bajo costo y alto volumen» de productos básicos, lo que ha llevado a «una compleja red de capacidades agrícolas, almacenamiento, transporte, procesamiento, fabricación y comercialización en la que se favorecen las ventas de productos alimenticios altamente procesados con fines de lucro«.

Como posible solución los autores opian que la creación de una infraestructura similar que apoyara la producción de alimentos saludables podría ayudar a aumentar la disponibilidad y reducir los precios de las dietas más recomendables.

Dariush Mozaffarian sostiene que

Aunque las dietas más saludables cuesten más, la diferencia con las menos saludables no son tan grandes como se asume de forma general.

Bueno, eso es lo que él considera porque 1,1€/día de más por persona implica más de 400 € de más cada año por persona lo que, sin lugar a dudas, supone un exceso difícil de asumir por muchas familias. Imaginemos una familia de 4 miembros… 1.600€ de más el seguir una dieta saludable que otra que no lo sea tanto… eso es difícil de asumir. Sin embargo, los investigadores creen que esta diferencia de precios es muy pequeña en comparación con los costos económicos de las enfermedades crónicas relacionadas con la dieta, que se reducirían dramáticamente si se siguiera una alimentación más saludable. Y en eso, que queréis que os diga, creo que tiene buena parte de razón, o de intuición.

En esta entrada del muy recomendable blog ¡A tu salud! de Joan Quiles (@JoanQuiles) tienes consejos prácticos para reducir costes a la hora de planificar una cesta de la compra más saludable.

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Otras entradas relacionadas con este tema en el blog son:

¿Qué es una “alimentación saludable” y cuáles deberían ser sus características?

Muy a menudo se habla de la necesidad de seguir una “alimentación saludable” ya que sobre este elemento se hacen descansar muchas de las circunstancias de nuestra salud. Sin embargo, no es fácil encontrar una definición integradora de todos los elementos que debieran caracterizar dicho concepto.

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Por ello, hace unas semanas el Grupo de Revisión Estudio y Posicionamiento de la Asociación Española de Dietistas-Nutricionistas (GREP-AEDN) decidió que sería conveniente el dar una definición completa de “alimentación saludable” y comentar someramente sus características más elementales. Puede parecer una cuestión de Perogrullo, pero se hacía necesario saber a qué nos referimos cuando nos referimos a la necesidad de seguir una alimentación saludable. Así, fruto de ese trabajo el GREP-AEDN ha terminado por consensuar su definición que ha quedado tal y como transcribo (además, puedes consultarla en este enlace):

Definición de “alimentación saludable”:

Aquella que permite alcanzar y mantener un funcionamiento óptimo del organismo, conservar o restablecer la salud, disminuir el riesgo de padecer enfermedades, asegurar la reproducción, la gestación y la lactancia, y que promueve un crecimiento y desarrollo óptimos. Debe ser satisfactoria, suficiente, completa, equilibrada, armónica, segura, adaptada, sostenible y asequible.

 

Como verás hay muchos adjetivos que adornan a la definición, por eso el GREP-AEDN ha creído necesario aclarar en qué medida dichas características se ajustan a la definición de alimentación saludable. De esta forma se entiende por…

Satisfactoria: agradable y sensorialmente placentera.

Suficiente: que cubra las necesidades de energía, en función de las necesidades de las diferentes etapas o circunstancias de la vida.

Completa: que contenga todos los nutrientes que necesita el organismo y en cantidades adecuadas.

Equilibrada: con una mayor presencia de una amplia variedad de alimentos frescos y de origen principalmente vegetal, y con una escasa o nula presencia tanto de bebidas alcohólicas como de alimentos con baja calidad nutricional.

Armónica: con un equilibrio proporcional de los macronutrientes que la integran.

Segura: sin dosis de contaminantes biológicos o químicos que superen los límites de seguridad establecidos por las autoridades competentes, o exenta de tóxicos o contaminantes físicos, químicos o biológicos que puedan resultar nocivos para individuos sensibles.

Adaptada: que se adapte a las características individuales (situación fisiológica y/o fisiopatológica), sociales, culturales y del entorno del individuo.

Sostenible: que su contribución al cambio climático sea la menor posible y que priorice los productos autóctonos.

Asequible: que permita la interacción social y la convivencia y que sea económicamente viable para el individuo.

Y tú, ¿harías alguna matización sobre la que crees debiera ser una definición elemental de “alimentación sdaludable”?

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Foto: plattyjo

¿Saber cocinar se relaciona con el comer de forma más saludable?

Cocinar_Ruben SHay muy pocos estudios que pongan en relación las habilidades culinarias de alguien con lo saludable de su patrón dietético. La pregunta es sencilla ¿Comen mejor las personas que saben cocinar y cocinan?

De los pocos datos que hay al respecto todo apunta a que sí: quienes cocinan comen de forma más saludable. O al menos, en estas personas, las elecciones que hacen sobre la frecuencia y cantidad de los distintos grupos de alimentos se asemejan más a las recomendaciones, que aquellas que realizan quienes no saben cocinar.

 

Un reciente estudio así lo pone de manifiesto. En un estudio observacional realizado sobre una muestra cercana a 4500 personas se evaluaron sus habilidades culinarias al tiempo que se estimó el consumo habitual de distintos grupos de alimentos con sendos cuestionarios. A su vez, se aprovechó para tratar de observar si el patrón de “persona que cocina” se asociaba más algún tipo de característica sociodemográfica. A modo de telegrama los resultados fueron los siguientes:

1. Las mujeres poseen más habilidades culinarias que los hombres. Así, en el 71% de los casos son las mujeres quienes se encargan de preparar, planificar y cocinar las comidas a lo largo de la semana, frente a solo el 29% de los hombres.

2. La presencia de niños menores en el núcleo familiar es un predictor significativo de las habilidades culinarias. Es como si el nacimiento del primer hijo hiciera tomar conciencia, especialmente a las madres, de la importancia en la adquisición de estas habilidades.

3. El disfrute obtenido por el hecho de cocinar también ofrece una diferencia entre sexos. Por término medio los varones que cocinan afirman encontrar un mayor placer en hacerlo que el que manifiestan las mujeres. Me parece que está claro que una cosa es cocinar por “obligación” (a la que muchas veces se enfrentan las mujeres) y otra bien distinta hacerla por motivos más “recreativos”. Así, los hombres que cocinan lo suelen hacer más cuando el cocinar no se hace por necesidad.

4. De todas formas, se constató que aquellas mujeres especialmente concienciadas en aquellos aspectos relativos a la salud y que disfrutaban cocinando eran las que más habilidades culinarias presentaban. Es como si el saber que se están haciendo las cosas bien tuviera una retroalimentación positiva que te empujara a cocinar mejor y a disfrutar haciéndolo.

5. Se observó que, en ambos géneros, existía una relación positiva entre la posesión de habilidades culinarias y un mayor consumo de verduras y hortalizas. Sin embargo, en lo que se refiere al consumo de fruta, esta tendencia solo fue observada en el grupo de las mujeres.

6. Además, entre las mujeres que sabían cocinar había un menor consumo de refrescos y entre los hombres en la misma situación, un menor consumo de aperitivos salados y de dulces.

7. El uso de productos precocinados o de conveniencia (aquellos que “facilitan” el hecho de cocinar, tales como salsas ya preparadas, concentrados de caldo, preparado para frituras, etc.) estuvo más presente entre aquellos sujetos que no sabían cocinar (algo bastante esperable).

En resumen, todo apunta a que podría haber una relación convincente entre las habilidades culinarias de una persona y su forma de alimentarse (mejor o peor en relación con la salud). Tal y como apunta el propio artículo, parece que el saber cocinar podría ayudar a cumplir a diario y de forma más efectiva las guías y recomendaciones sobre alimentación saludable. Por tanto, el que nos impliquemos más en la cocina y que lo fomentemos también entre nuestros hijos (como tantas veces he mencionado) es un buen consejo que podría beneficiarnos, a todos, en el terreno de la salud.

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Foto: ReneS

Felizmente saludable: una iniciativa de Nestlé-Australia

De mi reciente estancia en Australia me traigo muchas, muchas cosas, la mayor parte buenas y una de ellas es esta que aquí les presento. Se trata de una iniciativa de una conocida marca comercial que cuenta con un eslogan muy afortunado. Basta por el momento de despotricar contra sistemas adelgazantes, nuevas dietas milagro y demás… más actitud positiva es lo que hace falta y para ello esta entrada.

Happily Healthy (en castellano “Felizmente saludable”, “Salud con alegría” o algo así) es una campaña de Nestlé-Australia con el fin de promocionar aquellos cambios de actitudes y comportamientos relacionados con la salud, y hacerlo bajo el prisma de la felicidad.

En realidad este proyecto está dirigido a la población australiana tal y como se puede apreciar en su página web. Pero más allá de sus contenidos, lo que más me gusta de esta iniciativa es la filosofía que subyace en su eslogan. Me importa un bledo que en otras entradas de este blog le haya dado caña a Nestlé, esta campaña me parece acertada y por eso lo quiero contar.

Son bastantes las personas a las que a la hora de cambiar sus hábitos de vida por aquellos más saludables se les hace muy cuesta arriba el cambio. En lo que se refiere a la cuestión alimentaria, el mejorar de hábitos o el bajar de peso, suele ser asumido como una dura prueba llena de restricciones y privaciones con importantes connotaciones negativas. Esta perspectiva tiene muy mal pronóstico si se pretende prolongar en el tiempo: aquellos cambios que realizamos a disgusto no suelen prosperar. En realidad, si se quieren obtener resultados positivos y prolongados en el tiempo, los nuevos hábitos deberían de despertar en nosotros un sentimiento de tranquilidad y buen rollo en vez de la mala leche que suele acompañar a casi todas las dietas. ¿Que cómo se hace eso? Pues asumiendo que la intervención dietética en este caso no debe ser puntual, no puede tener fecha de caducidad y desarrollando una serie de habilidades a la hora de implementar nuestra alimentación tales como el saber comprar de forma adecuada, cocinar con gusto, planificar, etc.

Con la actividad física, con el deporte si quieren, sucede igual. Todos aquellos arrebatos de hacer un deporte que no nos satisfaga terminarán por olvidarse y por tanto por dejar de practicar el deporte o la actividad física.

Tal y como digo en consulta a mis pacientes: “Cuanto antes te pierda de vista, mejor. Mejor para ti y mejor para mí” con lo que vengo a subrayar la importancia de que sea el propio implicado el que tome conciencia de la solución cuanto antes y que, también cuento antes, sea autónomo y no tenga que depender de nadie a la hora de decirle qué y cuánto comer. Ése cambio y no otro es el tipo de mejora que persigo cuando alguien me pide ayuda profesional a la hora de reconducir sus hábitos alimentarios. Así que si quieren mejorar su estilo de alimentación y de actividad física pueden visitar diversas de las entradas que hay a colación de la alimentación saludable en este blog… pero en todos los casos, de verdad, asuman cambios, los buenos, con la intención (y la posibilidad) de prolongarlos en el tiempo y disfrutar al mismo tiempo, de otra forma se terminarán por abandonar. Mejoren su salud con alegría, no solo con esperanza.