El nutricionista de la general El nutricionista de la general

"El hombre es el único animal que come sin tener hambre, que bebe sin tener sed, y que habla sin tener nada que decir". Mark Twain

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La falacia de hablar demasiado bien de la cerveza

Cerveza salud_    UH Manoa LibrarySi sigues con cierta frecuencia este blog, ya te habrás dado cuenta que mantengo una especie de cruzada (no tan) personal con aquello de promocionar el consumo de bebidas alcohólicas en base a sus supuestos beneficios sobre la salud. Si quieres, puedes consultar las siguientes entradas para conocer un poco más mis razones.

Más en concreto voy a ahondar en el tema de la última entrada de esta relación. Aunque me centraré en la cerveza, la línea argumental bien podrían hacerse extensibles a cualquier otra bebida alcohólica, de forma más típica al vino. Vamos allá.

Los expertos y las entidades que promocionan el consumo de cerveza a través de la salud, lo hacen aludiendo a su contenido en una serie de nutrientes «clásicos» que son: su aporte de ácido fólico, fibra, calcio, cobre, silicio y manganeso entre los más típicos. Hoy me he propuesto analizar la veracidad de la presencia de estos nutrientes en esta bebida usando para ello las más frecuentes tablas de composición de alimentos tanto nacionales (entre otras esta de aquí o esta otra) como extranjeras.

¿Es la cerveza una fuente importante de ácido fólico?

Veamos, según las Tablas de Composición de Alimentos de Mataix, 100g. de cerveza aportan 4,1 microgramos de ácido fólico. Como ya sabrás, para poder decir que un alimento es fuente de una determinada vitamina ésta ha de estar presente (en 100g) en una cantidad igual o superior al 15% de la Cantidad Diaria Recomendada (puedes consultarlo en este post) ¿Y cuál es la CDR para el ácido fólico? pues 200 microgramos. Es decir, 100g. de cerveza aportan el 2,05% de la CDR de ácido fólico (en un “quinto”, el 4,10%). Dicho de otra forma, con la actual legislación la cerveza jamás podría ser considerada fuente de esta vitamina, y mucho menos con “alto contenido” y por tanto impensable el poder decir que es una fuente importante. Si alguien quisiera alcanzar el 15% de la CDR de ácido fólico con cerveza habría de beber cerca de 732g de cerveza (casi tres cuartos de litro) y si se pretendiera cubrir toda la CDR de ácido fólico con cerveza habría que beber casi 5 litros… me parece que cualquiera de estas dos ingestas se alejan bastante de lo que normalmente se entiende por un “consumo moderado”.

¿De verdad te preocupa la presencia de ácido fólico en tu dieta? Pues mira, en vez de tomar cerveza, te sugiero que compruebes la cantidad de la CDR de ácido fólico que se cubren con las siguientes raciones de otros alimentos: Un plato de alubias rojas cubren el 128% de su CDR; un vaso de zumo de naranja natural, el 68%; un plato de espinacas el 108% etc., y así suma sigue. Para que te hagas una idea un plátano tiene 3 veces más ácido fólico que el contenido en un quinto de cerveza.

¿Tiene la cerveza un contenido beneficioso de fibra?

He consultado las tablas de composición de alimentos que antes he mencionado, las del Departamento de Agricultura de los EEUU, la Base de datos Española de Composición de Alimentos y las tres coinciden: La cantidad de fibra en la cerveza es cero. Has leído bien, cero pelotero. De verdad que nos pretenden hacer comulgar con ruedas de molino. Sigamos.

¿Es la cerveza una fuente apreciable de calcio?

La cerveza aporta entre 4 y 8mg. de calcio/100g según todas las tablas consultadas, lo que representa, sobre los 800mg de la CDR para este mineral, un aporte de entre el 0,5% y el 1% (o si lo prefieres entre un 1% y un 2% por cada «quinto» de cerveza)… como ves muy alejado del 15% legal para poder hacer cualquier declaración.

Sin embargo, con un vaso de leche se alcanza el 35,6% de la CDR de calcio; con un plato de espinacas el 35,3%; con un puñado de almendras el 8,75%; con dos yogures el 43,1%; etcétera.

¿Es la cerveza una fuente de cobre, silicio y manganeso?

Cerveza vitamina_Lone Primate

Pues es difícil saberlo por que los datos de estos minerales ni tan siquiera aparecen en las tablas referidas cuando se consulta la cerveza. Es de suponer que si tuviera una cantidad significativa, aunque fuera pequeñita la harían constar, y resulta que no. Además, y en concreto para el silicio, no hay establecida una CDR (puedes consultarlo en este enlace, página 12)

Todos estos hechos me parece que hablan por sí solos y deberían hacer que te plantearas la profesionalidad de todas aquellas personas, entidades, medios de comunicación, etc., que siendo profesionales o no, se les llena la boca a la hora de hablar de los beneficios del consumo de cerveza y de sus propiedades nutricionales.

Por último, apoyaré mi argumentación con este breve post publicado en ara.cat (una  web de pago pero que si te suscribes puedes leer de forma gratuita un artículo al día) firmado por el pediatra Carlos González. El tema es la cerveza y la reciente aparición de un libro titulado “Mujer, Ginecología y Cerveza”, de la que este medio ya se ha hecho eco. Déjame que te transcriba ya traducido (el original está en catalán) el escrito de Carlos González:

La noticia sale a raíz de la presentación del libro Mujer, ginecología y cerveza, coordinado por un profesor universitario, publicado por la Sociedad Española de Ginecología y Obstetricia y financiado por… ¡Oh, han olvidado de decirlo! Cuesta creer que un grupo de médicos eminentes, sin ningún incentivo externo, reunidos para analizar cómo mejorar la salud de la mujer, hayan elegido la cerveza.

Dicen que la cerveza es «una fuente importante de ácido fólico» y le atribuyen un contenido beneficioso en fibra (aunque no he sido capaz de ratificarlo). Aseguran también que «la cerveza ayuda a combatir o retrasar la aparición de enfermedades como el Alzheimer o la osteoporosis». ¿Por qué no aparece, todo ello, en la botella de cerveza? Pues porque no es cierto. Sólo se pueden hacer las alegaciones de salud aprobadas por la Agencia Europea de Seguridad Alimentaria. Si escribes ciertas cosas en la etiqueta del producto te puede caer una sanción. Mejor que lo diga un médico en un libro, se ve que ellos están autorizados a decir cualquier tontería. Vergüenza.

No sólo los partidos políticos, también fundaciones, ONG y sociedades científicas deberían hacer públicas sus fuentes de financiación. Y los periodistas, discernir qué es noticia y comprobar los datos antes de publicar nada.

En definitiva, ¿sabes porqué las marcas no hacen publicidad de la cerveza en relación con su aporte nutricional y tienen que recurrir a la opinión de expertos, la edición de libros, la creación de fundaciones proconsumo y la utilización de los medios de comunicación?

1. En primer lugar porque está terminantemente prohibido por la legislación vigente el hacer cualquier declaración de propiedades saludables ni de contenido nutricional en cualquier producto que incorpore más de 1,2% de alcohol en su composición salvo aquellas que se refieran a una reducción del contenido de alcohol o de energía. (Reglamento (CE) 1924/2006 artículo 4.3) Y si está prohibido ¿no te has planteados los porqués de esta prohibición tan dramática? Una lectura de esta entrada quizá aclare bastante las cosas; y
2. En segundo lugar porque, aunque no contuviera alcohol, la presencia de los nutrientes “clásicos” sobre los que se hacen descansar tanta bondad, no alcanza ni de lejos las cantidades mínimas para hacer tales alegaciones.

Hay que haber bebido mucha cerveza o tener muchos intereses depositados en la veracidad de tanto beneficio para creerse tanta charlatanería.

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Este post participa en la XXII edición del Carnaval de Biología, que hospeda @CEAmbiental en su blog Consultoría y Educación Ambiental

BIOCARNAVAL Edición 23

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Foto 1: UH Manoa Library

Foto 2: Lone Primate

No eres el único que busca remedio en Internet para la resaca

Antes de nada, feliz año. No sé que tal lo llevaréis, pero las estadísticas apuntan a que es precisamente hoy el día del año en el que se baten todos los récords de búsqueda en internet tratando de hallar un remedio milagroso para la resaca en el ciberespacio.

Así lo refleja un recentísimo editorial de la revista Current Drug Abuse Reviews titulado “La necesidad de encontrar un tratamiento eficaz para la resaca” (“The Need for an Effective Hangover Cure”). En una clarificadora gráfica se pone de relieve el número de visitas a sitios web en los que se aborda el tema de la resaca. La figura representa las visitas de la población francesa en el periodo comprendido entre el 1 de octubre de 2011 y el 2 de enero de 2012… y sí, el pico grande, el de la derecha, corresponde al número de visitas realizadas el 1 de enero de 2012, es decir, tal día como hoy pero de hace 1 año.

 

 

Además, y para dejar constancia de en qué medida y cuándo nos preocupamos más por estas cuestiones el editorial mencionado advierte que el resto de los picos menores corresponden a los números de visitas realizadas en domingo (algo esperable) y que además hay otros picos destacables: El de Halloween a primeros de noviembre, y tratándose de una información obtenida de población francesa, el del 11 de noviembre correspondiente con el día del Armisticio (fiesta nacional en Francia).

A mí particularmente me llama también la atención (no se menciona nada en el editorial) el aumento de las búsquedas hacia el día 30 o 31 de diciembre (mayor que en cualquier fin de semana anterior) Algo que me imagino podría equiparase al buscar tiritas en el super cuando sabes que dentro de dos días vas a “darle al martillo”.

Otro aspecto destacable de este editorial, y sin lugar a dudas más práctico para los fines que ahora persigues, es dejar constancia de que a día de hoy no existe una solución farmacológica efectiva para tratar la resaca.

En general, las consecuencias de un consumo agudo y excesivo de alcohol se traducen en dolor de cabeza, cansancio, problemas de concentración, la sed, mareo, náuseas, trastornos cognitivos y cambios de humor. Es decir, en dejarte encima una sensación de miseria general que se prolonga durante las 24 a 48 horas siguientes al exceso.

No deja de ser curioso que mientras la mayoría de los tratamientos para distintas enfermedades han mejorado de manera importante en los últimos años, el tratamiento de la resaca provocada por el alcohol no ha obtenido una mayor, ni mejor, respuesta por parte de la comunidad científica. Se ha llegado a sugerir que esta situación se explica porque no sería ético desarrollar tratamientos efectivos para la resaca, ya que de tenerlos,  se animaría a la gente a consumir más alcohol. Con sinceridad, yo no me lo creo, en especial cuando hay quien además afirma que la resaca es el justiprecio de quien se ha excedido y que con ella se aprende a no volver a cometerlos. Si bien es cierto que la mayor parte de las personas con resaca (el caso ahora mismo de muchos con cierta probabilidad) afirma que no volverá nunca más a beber… mucho, también es cierto  que la mayor parte vuelve a recaer en este tipo de conductas, pese a las autopromesas.

Para terminar, más información práctica… el estar con la nariz pegada a una pantalla no te ayudará demasiado; deja el ordenador, la tablet, el smartphone o donde demonios estés leyendo esto y buscando información para atajar tu resaca: Tal y como lo pone en evidencia esta revisión sistemática, no hay tal remedio milagroso más allá que el uso del sentido común, reposo, hidratación y buenos alimentos (hay quien dice sopa, manta y orinal… y no va mal encaminado).

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Foto 1: aerodesign.pl

Foto 2: drewleavy

Figura: Adaptado de Current Drug Abuse Reviews, 2012, Vol. 5, No. 1

Alkolator: complemento alimenticio e irresponsabilidad inaceptable

Siempre he querido tener la oportunidad de poder presentarles como se prepara la campaña de marketing y publicidad de un producto milagro y… por fin ha llegado. Como sucede en muchos de estos casos, el problema no es ya que sea un producto milagro, sino que su uso puede ocasionar serios problemas tanto a los usuarios del producto como, en este caso, a terceras personas que nada tienen que ver. En principio es un producto que sugiere (a partir de la documentación que aporta en su web) que ayuda a que sus usuarios den menores tasas de alcolhemia tras la ingesta de bebidas alcohólicas. Ya se pueden imaginar las consecuencias, directas e indirectas, de no cumplir con lo anunciado.

 

¿Qué es Alkolator?

Se trata de un complemento alimenticio a base de vitaminas que hoy en día en su página web da a entender que ayuda a que los consumidores de bebidas alcohólicas den tasas de alcoholemia más bajas (incluso nulas ó 0,00 mg de alcohol/L de aire expirado)  que aquellos consumidores que con la misma ingesta alcohólica no hayan tomado el consabido complemento.

Para ello en la web del «Alkolator» a día de hoy (21 de septiembre de 2012) existen disponibles para el visitante diversos documentos “probatorios” que son el vivo ejemplo de cómo hacer ciencia, en este caso en un estudio de intervención (nótese la fina ironía). Merece la pena que inviertan 6 minutos en ver este vídeo.

¿Qué tiene “Alkolator” para obrar este milagro?

Nada. Entiéndanme, sí que tiene ingredientes y todo eso, “productos 100% naturales” (sic) no podía ser de otra forma, pero no tiene nada que invite a pensar que pueda a ayudar a reducir o minimizar una determinada tasa de alcoholemia. Para ver sus ingredientes concretos les recomiendo que vean esta presentación en su web que no tiene desperdicio, no obstante, les hago un resumen: Guaraná, ginseng chino, vitaminas C, B6 y B1, y ácido pangámico, aparte de oligofructosa, maltodextrina y excipientes. Es decir, nada que invite a la supuesta reducción de la alcoholemia.

Y no se crean que les engaño por que en la presentación que les he señalado se dice textualmente:

“Es un complemento alimenticio como bien reseñan en su parte superior, pero si es verdad que reduce el alcohol ya que sus compuestos conocidos por cualquier profesional o gente de a pie lo saben por su popularidad en los ingestas del alcohol se utilizan como la típica B12.”

Curiosamente luego en su composición no se hace ni destacar, ni se incluye la “típica B12” y si no vean la información que se aporta:

 

Por todo ello la Organización de Consumidores y usuarios (OCU) lleva bastante tiempo detrás de lo que considera no sólo un posible fraude, al decir o dar a entender la existencia de una serie de efectos fisiológicos y terapéuticos no demostrados (e indemostrables a mi entender) si no también lo que puede suponer un grave peligro para la seguridad vial. Pueden seguir los escritos públicos de la OCU en estos tres enlaces ordenados de forma cronológica: Enlace uno, enlace dos y enlace tres o bien hacerse una idea de la realidad a partir de este vídeo:

Para rizar el rizo y para terminar de confirmar el tipo de producto al que nos enfrentamos cuando hablamos del “Alkolator” baste estas perlas encontradas en el “modo de empleo” (aunque hay infinitas de similar calado):

“¿Qué efectos secundarios posee Alkolator?
Alkolator no tiene ningún efecto secundario conocido ya que está laborado al 100% con
productos naturales.”

Claro, claro, claro. Y no se pierdan esta otra:

¿Cuál es la Cantidad Diaria Recomendada?
La cantidad recomendada por la UE es de una toma al día ya sea en forma de vial o cápsula.

¿Están sugiriendo o diciendo que la Unión Europea (así sin más, sin departamento correspondiente) recomienda en algún momento el consumo de… de… de «esto»? ¡¡Porfavor!!

En fin, no quiero despedirme por hoy sin desearle la mayor de las suertes a la OCU en esa denuncia que manifiesta haber cursado. Normalmente, con semejante despropósito no debería hacerle falta, la suerte me refiero, pero tal y como está el patio debemos de estar preparados para lo peor.

 

Las calorías en las bebidas alcohólicas

Quedó pendiente en la entrada ¿De qué depende que un alimento tenga más o menos calorías? el comentar las calorías que nos aportan las bebidas alcohólicas. Además, este grupo de alimentos (sí, este tipo de bebidas entran también en la definición de «alimento») rompe en cierta medida con la norma a la hora de aproximar de forma sencilla las calorías en los alimentos sin tener información nutricional al respecto. En fin, ya se sabe, esta debe ser la excepción que confirma toda regla.

La cantidad de energía que aporta un gramo de alcohol es tanta como 7 kcal, recordemos que es una cantidad bastante importante ya que es considerablemente más de las que aportan cada gramo de hidratos de carbono y proteínas (unas 4 kcal/g) y un poco menos que las que aportan las grasas (9 kcal/g).

Así pues para calcular las calorías de una bebida alcohólica habrá que multiplicar su cantidad de alcohol en gramos por las calorías que aporta cada gramo. ¿Y cómo sabemos la cantidad de alcohol en una bebida alcohólica? Es sencillo, atendiendo a  su graduación alcohólica. Pero llegados a este punto hay un pequeño problemilla, la graduación alcohólica expresa en unidades de volumen, y no de peso (no en gramos) la cantidad de alcohol. Es decir, en 100 partes (por ejemplo, en 100 ml) de cerveza el alcohol ocupa 5 partes (5 ml); en 100 partes de vino, 14 son de alcohol (14 ml); en las bebidas como el whisky, en 100 partes el alcohol ocupa entre 38 y 42 (entre 32 y 42 ml) que dependerán del tipo y marca de esta bebida; y así sucesivamente con el resto. El “problemilla” al que hago referencia es que para calcular el peso (los gramos de alcohol) tenemos que multiplicar su volumen por la densidad del alcohol (alcohol etílico o etanol en este caso), que es, redondeando, de 0,8 g/ml.

Así, para calcular las calorías, debidas al alcohol en 100 ml de un vino de 14o alcohólicos lo primero que habrá que hacer será calcular cuántos gramos pesa ése volumen de alcohol:

14ml x 0,8 g/ml = 11,2 g (pesan los 14 ml de alcohol que hay en 100 ml de vino de 14o)

Y después, multiplicando por las calorías que aporta cada gramo de alcohol obtenemos la energía aportada por el alcohol en esta cantidad de vino:

11,2 g x 7 kcal/g = 78,4 kcal

Como en el caso de esta bebida (y en el de muchas otras) el contenido de otros principios inmediatos es anecdótico, es despreciable a efectos prácticos, tenemos como resultado final que las kcal. de 100 ml de vino (un chato) son de forma bastante aproximada, entre 78 y 80. Si se quiere saber cuántas calorías aportan otros volúmenes de vino distintos solo habrá que realizar una simple regla de tres: si en 100 ml de este vino hay 78 kcal, si me bebo la botella, algo poco aconsejable -750ml- ingeriré…

Y así se puede obrar con el resto de las bebidas alcohólicas, teniendo en cuenta su graduación y el volumen de la ingesta. De esta forma se pude intuir a bote pronto que las bebidas alcohólicas de mayor graduación aportan, por el mismo volumen, más calorías que las de menor graduación. Pero esto también tiene su “vuelta”.

Tiene su vuelta, digo, porque de aquellas bebidas con menor graduación se hacen ingestas típicas más abundantes que las de mayor. Así una ración estándar de cerveza podría ser considerada como la comprendida entre 200 y 330 ml (entre “un quinto” –botellín- y “un tercio” –lata-) frente a la de vino por ejemplo que es de entre 90 y 110 ml; o frente a la de una bebida espirituosa (licores, destilados y demás) cuya ración estándar, con una horquilla más amplia, es de unos 30 a 70 ml. Y todo ello sin tener en cuenta la posibilidad de sucesivas “rondas” de las distintas bebidas.

Además, no es lo frecuente, pero algunas bebidas aportan una pequeña proporción de principios inmediatos distintos del alcohol, más frecuentemente hidratos de carbono. Tal es el caso de la cerveza (que también aporta una pequeña cantidad de proteínas) y de los, pongamos por ejemplo, licores dulces (anisados, licores de frutas, etc.). En estos casos su cantidad de azúcares es tanta como para tenerla en consideración con respecto al resultado final de las calorías.

Así pues y después de tanto “rollo”, respondo de forma directa a un comentario del blog (más en concreto a “Lectora”) que preguntó abiertamente qué tenía más calorías, si la cerveza o el vino. Para ello transcribo a continuación la información de las calorías aportadas por distintas bebidas. Tengan en cuanta por favor que toda la energía aquí mencionada hace referencia a 100 ml de cada una de las bebidas, para saber las contenidas en un volumen diferente habrá que multiplicar el valor aquí aportado por el que queramos averiguar (en ml) y dividirlo por 100.

  • 100ml de cerveza aportan aproximadamente: 45 kcal
  • 100ml de vino aportan aproximadamente: 78 kcal
  • 100ml de vino “oloroso” aportan aproximadamente: 124 kcal
  • 100ml de cava aportan aproximadamente: 65 kcal
  • 100ml de sidra aportan aproximadamente: 42 kcal
  • 100ml de vino aportan aproximadamente: 78 kcal
  • 100ml de whisky aportan aproximadamente: 244 kcal
  • 100ml de brandy aportan aproximadamente: 243 kcal
  • 100ml de ginebra aportan aproximadamente: 244 kcal
  • 100ml de anis aportan aproximadamente: 297 kcal

Son datos tomados de Mataix J. y cols. “Tablas de Composición de Alimentos Españoles” 3ª Ed.

¡A su salud!

 

¿De qué depende que un alimento tenga más o menos calorías?

Como ya vimos, salvo el agua, todos los alimentos aportan al ser consumidos un cierto número de calorías, unos más y otros menos. Los alimentos con un mayor aporte de calorías, tendrán mayor capacidad de hacer engordar a cualquiera que se los coma en comparación con la ingesta de las mismas cantidades de otro alimento con menor aporte de calorías.

El hecho de que cualquier alimento contenga calorías se debe a su diferente composición en lo que se denominan los principios inmediatos: hidratos de carbono, proteínas y grasas. Estos tres, y también el alcohol (etanol), que de momento vamos a dejar de lado ya que sólo se encuentra en cantidades significativas en un grupo de alimentos muy concreto (las bebidas alcohólicas). Así, y a excepción del agua, todos los alimentos, contienen una determinada proporción de principios inmediatos.

Cada uno de estos tres principios inmediatos, también denominados macronutrientes (así llamados porque su presencia en los alimentos se cuantifica, normalmente, en unidades de gramo) aporta distinta cantidad de calorías. Las proteínas y los hidratos de carbono aportan una cantidad de energía muy parecida (por generalizar, unas 4 kcal. por cada gramo de cualquiera de ellos), mientras que las grasas proporcionan una cantidad muy superior (más del doble, unas 9 kcal. por cada gramo).

Así, en los 100g de alimento que consideremos (la normativa obliga a utilizar siempre la cantidad de 100 gramos en el etiquetado con información nutricional) es importante tener en cuenta que en muchos de ellos, el agua es también un componente mayoritario que comparte “protagonismo” en el peso junto a los principios inmediatos señalados.

Con estos datos es posible comprobar en cierta medida si la información que los distintos fabricantes de alimentos incluyen en relación a las calorías es (más o menos) correcta. Para ello es preciso saber, mirando la información nutricional, los gramos de los distintos principios inmediatos presentes en 100g. Así, para calcular el valor energático de, por ejemplo, un yogur tenemos que saber que en 100g de yogur natural normal hay, de forma aproximada:

  • 86g. de agua
  • 3,7g. de proteínas
  • 3,3g. de grasas y,
  • 4,7g. de hidratos de carbono.

Multiplicando las kcal. que aporta cada gramo de los distintos principios inmediatos (en el ejemplo 4, 9 y 4 respectivamente) se puede llegar a calcular orientativamente cuántas calorías aportan 100g de este yogur, que son tantas como 63,3 kcal. Y con una simple regla de tres sabremos cúal es el aporte energético de un yogur estándar de 125g (que es la cantidad habitual en la que se comercializan estos productos); en este caso teórico el resultado sería, unas 79 kcal. por unidad.

Esta es una forma sencilla de comprobar cuánto cierta es parte de la información nutricional contenida en el etiquetado de algunos alimentos. Basta con hacer estas simples multiplicaciones en los distintos casos de alimentos en virtud de la información nutricional contenida en su etiqueta, sumar los resultados y la cantidad obtenida debería ser bastante aproximada a la que también seguro nos ofrece la etiqueta. Esta comprobación no está exenta de limitaciones, lo reconozco, ya que se hace en base a la información aportada por el fabricante, otra alternativa sería recurrir a las tablas de de composición de alimentos (por ejemplo, la Base Española de Datos de Composición de Alimentos, BEDCA), pero en este caso habrá otras limitaciones: ¿cuánto se parece el yogur de la base de datos a aquel que tengo en la mano apunto de comerme?

Con todo lo dicho es preciso hacer una matización. Desde hace un par de años en el cálculo del valor calórico de los alimentos se considera además el aporte energético de la fibra, en una cantidad de 2 kcal/g de fibra. Se entiende que el uso que de la fibra presente en los alimentos hace nuestra flora intestinal deja disponible para su absorción una serie de macronutrientes (hidratos de carbono) en cantidades significativas. Así, si en vez del yogur de antes, tomamos en consideración un alimento con fibra, por ejemplo 100 g. de unos cereales que contienen:

  • 13g. de agua (en este caso se hablaría de humedad)
  • 9g. de proteínas
  • 10g. de grasas
  • 64g. de hidratos de carbono y,
  • 4g. de fibra.

Los cálculos de los principios inmediatos y de la fibra, multiplicando por 4, 9, 4 y 2 respectivamente ofrecen un resultado para estos cereales de 390 kcal/100g.

Así pues, el mayor o menor número de calorías de un alimento depende de su concentración por unidad de peso en los principios inmediatos, también de la fiba y llegado el caso del alcohol.

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Foto: Dreamstime