El nutricionista de la general El nutricionista de la general

"El hombre es el único animal que come sin tener hambre, que bebe sin tener sed, y que habla sin tener nada que decir". Mark Twain

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Ingredientes y aditivos químicos en los alimentos naturales (¿o era al revés?)

Me gustaría que por favor leyeras la siguiente lista de “ingredientes” de un alimento real, de uno de verdad y que luego manifestaras qué te parece: si más o menos adecuada, si más o menos saludable, si te lo comerías o no, si se lo ofrecerías o no a tus hijos para merendar todos los días…

La lista a la que me refiero es esta:

 Ingredientes manzana

Ya ves, aceites vegetales sin determinar, no menos de 8 sustancias que con su correspondiente número “E” podrían ser considerados como “aditivos y un montón de sustancias químicas más, incluído el temible y cancerígeno acetaldehido… qué peligro.

Así, a primera vista puede que no te resulte demasiado apetecible, parece demasiado poco “natural”. Pues bien, creo que es hora de revelar de qué alimento se trata. Es una manzana. Sí, cualquiera de ellas, una manzana en general. Es más, podría ser una manzana ecológica con su sello y todo incluido.

quimica apple

Lo que estás viendo es en realidad una obra de Klaas Wynne, catedrático de la Escuela de Química de la Universidad de Glasgow, quien harto, supongo, de tanta quimiofobia decidió realizar este trabajo en un estricto homenaje a la verdad.

El tema de la mal entendida “naturalidad” y su quimiofobia concomitante ha sido abordada de manera sublime en otros post que te invito (una vez más) a visitar, en concreto los de:

Aitor Sánchez: En su blog Mi dieta cojea y más en concreto con la entrada “El vacío legal de lo 100% natural

José Miguel Mulet: En su blog Los productos naturales ¡vaya timo! con el asunto de “Bimbo: todo natural, nada artificial

Jose Manuel López Nicolás: Más en especial en los post publicados en Naukas (“Sin porquerías” y “Sin conservantes ni colorantes… ¿por qué no?”) y en Scientia con “Carta de un químico a Leo Messi

Creo que estos argumentos deberían ser suficientes como para plantearse si hay que alabar por sistema todo aquello que nos digan que es “natural” o criticar también por sistema todo lo relacionado con lo “artificial”.

Volviendo al tema de la manzana, solo le veo un pequeño fallo: cuando se detalla una lista de ingredientes, la relación de los mismos ha de comenzar por el ingrediente más presente y así, sucesivamente, mencionar luego el segundo más presente, el tercero, etcétera. En la relación que nos ocupa con el agua en primer lugar creo que se adecua a la normativa, pero no así ya el segundo “ingrediente” (aceites vegetales) y otros ingredientes que me da la sensación están puestos poco ordenadamente.

Por último, es importante hacer constar que si bien la obra original pertenece a Klaas Wynne y es esta de aquí, le versión traducida al español corre a cargo de Mauricio-José Schwarz  (@elnocturno) quien contó con la autorización del autor para hacer esta adaptación, y que puedes consultar en este enlace en la muy recomendable web “el regreso de los charlatanes”.

quimica manzana

PREMIOS BITACORAS 2013

Este blog, El Nutricionista de la General, se presenta a los Premios Bitacoras 2013 en la Categoría de Salud. Date una vuelta por el blog y si te gustan los contenidos puedes votarlo:

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¡Gracias!

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Nota: agradecer a Julio Basulto (@JulioBasulto_DN) y David Meana (@Swiwel) el haberme puesto sobre la pista.

Fuetes: El retorno de los charlatanes y http://www.chem.gla.ac.uk/staff/wynne/i/2012/we%20love%20chemicals.pdf

La alimentación como paradigma de la doble moral química

Química_ohmann alianneCon paradigma me refiero a esa doble moral de la población general y que precisa de las mismas dosis de alegría e irracionalidad para tornar su discurso, ahora quimiofílico ahora quimiofóbico, en base a… no sé realmente en base a qué, porque bien pudiera ser al horóscopo de ese día o al pie con el que se levantan.

El caso ejemplar como digo lo tenemos en la alimentación. Una muestra de ello son los aditivos, a los que mucha gente tiene encasillados casi como un invento satánico. Pero es curioso, solo nos asustan cuando van codificados, es decir, con su correspondiente “E”. Así, si un fabricante quiere aplacar los temores de los posibles consumidores por la presencia en su producto de un aditivo, no tiene más que dejar de nombrar a los aditivos con su “E” correspondiente en la lista de ingredientes y, como no puede hacer caso omiso de su inclusión, lo menciona por su composición. Veamos, que resulta que el fabricante cree que el producto va a tener una peor aceptación por incorporar E-500ii; no pasa nada, se quita y en su lugar se pone que contiene bicarbonato sódico, que suena como más natural, menos infernal. Que no quiere que figure el E-300, pues nada, lo mismo, le pone que tiene ácido ascórbico que además es la definición química de la vitamina C, y que queda mucho más chic que el seguro pernicioso y cancerígeno E-300 (modo sarcasmo activado). Y así suma y sigue. Puedes entrar un poco más en materia en esta entrada de Naukas (por cierto, te recomiendo también que leas su “continuación” en este enlace de mano del mismo autor, Jose Manuel Lopez Nicolás @ScientiaJMLN)

Pero no es este, ni mucho menos, el único ejemplo. Hilarante y vergonzante al mismo tiempo es el caso que nos trae “La columnata” cuando en el reciente Día de los Inocentes anglosajón (1 de abril) a dos periodistas norteamericanos les dio por hacer cundir la alarma entre la población al manifestar por la radio que nuestras cañerías estaban llenas de monóxido de dihidrógeno (es decir, nada más y nada menos que de agua pero dicho en plan complicado) Ya ves, “monóxido de dihidrógeno” chungo pero “agua” guay (y mejor si es mineral); E-300 protervo, y vitamina C chipén. Etcétera.

Pero me he dejado para el final el peor-mejor (o mejor-peor) de los ejemplos de cómo pasar de la quimiofobia popular más galopante a la quimiofilia más ridícula pero, eso sí, con aval académico (el modo irónico sigue activado). Me refiero a la exaltación descontextualizada del nutriente como concepto y sus propiedades. Esto sucede cuando se promueve lo que se conoce como nutrición ortomolecular. Triste, apesadumbrado, me quedé el otro día cuando leí en esta entrada del blog “La lista de la vergüenza” que la Universidad de Almería ha lanzado un curso de “Experto Universitario en Macronutrición y Micronutrición Aplicada a la Salud y Calidad de Vida”. El título ya en sí, me imagino que buscando el efectismo, provoca el escalofrío (supongo que en ese sentido habrán cubierto las expectativas). Pero por si el título no te dice demasiado no hay más que escudriñar un poco entre la formación del personal docente (según la fuente citada). Más de la mitad de ellos detentan un título o una formación especializada en osteopatía, homeopatía (ambas consideradas terapias alternativas o complementarias) y, la más recurrida, la consabida nutrición ortomolecular.

¿Y en qué consiste la nutrición ortomolecular? Bueno, pues en esencia, en el uso de dosis muy altas de vitaminas u otras sustancias que están presentes de forma natural en el cuerpo. Las “otras sustancias” son minerales, enzimas, antioxidantes, aminoácidos, ácidos grasos esenciales y fibra dietética, entre otras. En román paladino, en hacer bandera de la quimiofilia más descontextualizada, barnizándola con una gruesa capa de cientifismo (que no ciencia). Y lo malo no es que sea falaz en sus planteamientos, lo peor es que además podría ser peligrosa. Si quieres conocer la postura del Grupo de Revisión, Estudio y Posicionamiento de la Asociación Española de Dietistas-Nutricionistas, puedes consultar su documento de posicionamiento en este enlace. Por si te sirve de adelanto, el GREP-AEDN considera que la nutrición ortomolecular puede calificarse como una propuesta paracientífica, engañosa, fraudulenta y potencialmente peligrosa.

En definitiva, creo que nos haría falta un poco más de formación general junto con una pizca un poco mayor de sentido crítico para observar todos estos temas relacionados con la química de los alimentos con el rigor que se merece. Ni más ni menos.

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Esta entrada participa en la III Edición del Carnaval de la Nutrición, organizado por el blog Scientia

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Foto: ohmann alianne