El nutricionista de la general El nutricionista de la general

"El hombre es el único animal que come sin tener hambre, que bebe sin tener sed, y que habla sin tener nada que decir". Mark Twain

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Las claves de la Dieta Mediterránea (hagan juego señores)

El Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente acaba de hacer pública una información enmarcada en la estrategia “Mediterraneamos” cuyo principal objetivo es la promoción de la Dieta Mediterránea entre niños y jóvenes. Su fin, en general, de dar a conocer sus efectos beneficiosos dentro de una dieta equilibrada y como una estrategia de salud que nos es particularmente cercana (al menos geográficamente hablando).

Para ello en la edición de este año ha generado una serie de materiales dirigidos a colectivos de educación primaria y secundaria, y que puedes consultar en este enlace. Como verás se trata de mucha información presentada de forma diversa bien a los niños más pequeños o bien a aquellos más mayores.

Como casi siempre en estos casos el grueso de la información se termina aglutinando en un decálogo. Bien es sabido que no soy muy de decálogos, no entiendo muy bien esta costumbre de tener que resumir por sistema tantas y tantas cosas en grupos de 10 consejos o recomendaciones (supongo que será parte de nuestra tradición cristiana).

El caso es que entre tanta información, al final, con el decálogo, todo aparenta que la información tiende a priorizarse de una forma y no de otra, entendiendo como más importantes unos consejos que otros. En el caso que nos ocupa, por ejemplo, el decálogo dirigido a los chavales de primaria (y supongo a sus cuidadores) es este (haz click para poder acceder a la imagen):

 Claves dieta mediterránea

En líneas generales estoy bastante de acuerdo con esta información pero desde mi modesto punto de vista hay cosas que hubiera hecho de forma diferente. Por ejemplo: ordenar los consejos empezando por aquellos a mi juicio más importantes; además de hubiese puesto juntos (o directamente unando) aquellos que están intrínsecamente relacionados… y así hubiera dejado para al final los más prescindibles. O incluso habría alguno del que yo hubiera prescindido del todo y que por tanto no lo hubiera incluido… a cambio quizá de otros que sí hubiera puesto. Así pues, si de mí dependiera la elección, sin numerar, hubiera sido la siguiente:

  • Mantener un patrón alto de actividad física en el día a día. En mi opinión, eso de “realizar actividad física todos los días” suena a condena diaria, a dedicarle un tiempo per se a esa actividad física. En su lugar creo que merece más la pena incentivar el que el día a día (desplazamientos, juegos, ratos de ocio, tareas “obligadas”…) se realicen con la incorporación de actividad física. Sin hacer de menos, claro, a la práctica deportiva.
  • Consumir alimentos de origen vegetal en abundancia (frutas, verduras, legumbres y frutos secos). En este sentido, la fruta fresca debería ser el postre en la mayor parte de los casos (aquí se aúnan el consejo 2 y el 8, no le veo el sentido a separarlos salvo para llegar al consabido decálogo)
  • Es conveniente hacer uso de los alimentos frescos de temporada. Este consejo (y su explicación) está en relación con el anterior, el uno ayuda al otro y viceversa, y por eso los situaría juntos.
  • Los alimentos procedentes de cereales: pan, pasta, arroz en sus versiones integrales, es conveniente que estén presentes en tu alimentación cotidiana. Eso de que estén presentes “en todas las comidas principales” y señalar al pan aparte del resto me parece un poco desproporcionado.
  • Entre los alimentos de origen animal, preferir el pescado tanto blanco como azul, las carnes magras y los huevos. No entiendo la llamada a la moderación en el caso de los huevos en base a lo que hoy ya se sabe sobre este alimento y que traté en este post.
  • La bebida por excelencia ha de ser el agua.

Y como ves me salen 6 consejos. Para mí mejor que 10. Como verás he prescindido del consejo de tomar todos los días, porque sí, una determinada cantidad de lácteos. De hecho me gustaría que alguien me dijera en qué parte de la “tradición mediterránea original” está esa matraca con los lácteos. En realidad, mediterráneo a un lado, las actuales tendencias (basadas en la evidencia) no invitan a incluir los lácteos como un alimento “indispensable” en la dieta diaria y menos cuando, tal y como suele suceder, estos se acompañan de otros ingredientes con una alta proporción de azúcares, bien porque el usuario se los añade directamente, bien por que ya vienen añadidos, bien porque se les incorpora el consabido cacao en polvo que también los incluye.

Y luego está el tema del aceite de oliva. Tampoco lo he incluido (ahora es cuando me llueven las tortas). Entiendo que el constructo “dieta mediterránea” difícilmente se puede comprender sin la incorporación de esta grasa… y me parece bien. Pero eso no quiere decir que no se pueda seguir un patrón de alimentación saludable sin él y, aunque menos tradicionales hay otras fuentes de grasa vegetal tan saludables como el aceite de oliva. Otra cosa es el sabor, ahí ya y a título personal, he de morir al palo y decir qua mí el aceite de oliva virgen extra no me lo quita nadie. Te sugiero que eches un vistazo a este post en el que se cita un ultraresumen de las principales claves de la “Dieta mediterránea” de manos de Ancel Keys, su principal ideólogo.

En resumen, tal y como mencioné en este otro post, el problema de nuestro NO seguimiento del patrón dietético mediterráneo está más en los elementos dietéticos y de estilo de vida que incorporamos habitualmente y que no le son propios (productos procesados, platos preparados, comidas independientes, sedentarismo elevado a la enésima potencia, etcétera) que en lo que nos falta por incorporar. De esta forma yo hubiera añadido un apartado en este folleto que pusiera de especial relieve a los más pequeños qué NO es la dieta mediterránea y cómo, por tanto, nos alejamos de sus salutíferas propiedades (pero claro, al final de hacerlo así “se mancillarían” algunos productores de alimentos y no creo que el MAGRAMA esté por esa labor)

Lo que más me ha gustado, eso sí, son las cuatro líneas que se dedican al final para aclarar que

“Dieta mediterránea” no es solo una forma de comer: La Dieta Mediterránea en realidad es una forma de vivir.

Si te ha gustado esta entrada te invito a que consultes:

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Nota: Quiero agradecer una vez más a Guillermo parís (@waltzing_piglet) el hacerme partícipe de este tipo de informaciones.

Consulta con tu médico si decides NO hacer ejercicio

SemáforoComo bien sabes el consejo más frecuente suele ser el contrario, el de que informes a tu médico de tu posible interés por hacer ejercicio y que este te aconseje la intensidad, las precauciones que debes tomar y los posibles riesgos a los que te enfrentas de no seguir ciertas normas. Esta bien, es lógico, pero ¿te has parado alguna vez a pensar de los riesgos que se asumen al no hacer ejercicio o, dicho de otra forma, de los beneficios de seguir un patrón de vida activo?

Con frecuencia perdemos el foco en las cuestiones que atañen a la salud y nos centramos demasiado en el qué comer y qué no, y perdemos la perspectiva de la magnitud de toda la situación centrándonos en detalles, que no diré no tienen importancia, pero que en definitiva no dejan de asemejarse a esos árboles que nos impiden ver el bosque. Y mientras estamos perdidos en ese bosque nos resistimos a emplear una de las más baratas, eficaces, beneficiosas y placenteras herramientas para mejorar la salud como es la del ejercicio físico adecuado.

Está más que contrastado que nuestra fisiología es tanto más eficiente cuando se mantiene un nivel adecuado de actividad física. Además, creo que está bastante claro que ése nivel de adecuación está muy lejos de ser alcanzada en nuestro medio. Según este monográfico publicado en The Lancet con motivo de las anteriores olimpiadas celebradas en Londres, casi la tercera parte de los adultos no alcanzaría el mínimo de actividad física recomendado en la mayor parte de guías de salud: al menos 150 minutos de actividad física a la semana. En el caso de los adolescentes la situación es aun más preocupante, cuatro de cada cinco no siguen las más mínimas recomendaciones (para ellos, 60 minutos al día de actividad física)… y claro, así no hay forma.

La mayor parte, por no decir todas, de las instituciones sanitarias públicas o privadas ponen en algún momento el acento en los beneficios de mantener al menos un mínimo nivel de actividad en nuestra vida. Lo que ocurre es que muchas veces y en contra de lo que debiera ser este consejo, el de “por su salud manténgase físicamente activo”, se pierde en un maremágnum de consejos mucho más inmediatos y cotidianos en especial, en lo referente al comer. Así pues, considero que el fomento de una mayor actividad física debiera priorizarse por delante de muchos otros teniendo la certeza de que, afortunadamente, si uno se mantiene activo suele terminar por comer mejor (y viceversa); tal y como expresé en esta entrada: La contagiosidad de los buenos hábitos de vida

Ten presente que la inactividad física está asociada a un incremento de la mortalidad, la morbilidad y a una peor calidad de vida. Por lo tanto si decides NO hacer actividad física y habida cuenta de la situación de riesgo en la que te deja esta decisión, creo que lo mejor sería que se lo contaras a tu médico. A ver qué te dice.

Si por el contrario has decido «hacer algo» y ponerte pies a la obra, pero no sabes cómo, seguro que un buen profesional de las ciencias de la actividad física y el deporte te puede echar una mano para asesorarte en tus circunstancias (posibilidades, gustos, tiempo…)

Si te ha gustado esta entrada quizá te resulte interesante consultar:

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Imagen:  artur84 vía freedigitalphotos

Día Nacional de la Nutrición: Comer sano es divertido la obesidad no (una crítica constructiva)

DNN 2014Hoy se conmemora el Día Nacional de la Nutrición (DNN) de la mano de la FESNAD (la Federación Española de Sociedades de Nutrición, Alimentación y Dietética). Una fecha para poner en alza todas esas cuestiones en las que lo que comemos, el cómo y el cuánto influyen en nuestra salud. Algo muy a colación después de la entrada de ayer… despertar conciencias es de lo que se trata en definitiva y ser conscientes del papel que desempeña la alimentación cotidiana en la salud, algo que al parecer está bastante subestimado por parte de la población general. El lema de este año, ya lo ves, es: “Comer sano es divertido, la obesidad no”; con un foco de atención claramente centrado en la población infantil.

A estas alturas no voy a renegar de la importancia de estos temas pero quizá sí cuestionar en cierta medida (con la más positiva de las intenciones) la forma de ponerlas de relieve y de aportar soluciones, recomendaciones y consejos. Adelanto que el grueso de la campaña me parece acertado pero hay detalles con los que discrepo, así como el haberse dejado en el tintero algunas cosas que a mi juicio son importantes.

En todo el material que acompaña esta conmemoración, tanto en el tríptico, como en la presentación para conferencias, se hace una especial alusión a la cuestión del sobrepeso u obesidad infantil, los factores que los facilitan, al tiempo que se indican una serie de recomendaciones en lo que respecta a los hábitos de vida. Esos factores facilitadores los divide en 3 grupos de influencia: la alimentación inadecuada, la escasa actividad física y los ambientes obesogénicos en el hogar, la escuela y la comunidad. Nada nuevo, pero que conviene recordar y tener bien presente.

La importancia del desayuno

Sin embargo, a la hora de centrar las recomendaciones, el grueso del mensaje se centra de forma significativa hacia la importancia del desayuno “completo”. En primer lugar no estoy totalmente convencido de la importancia del desayuno (hacerlo o no) en el tratamiento y prevención del sobrepeso y obesidad. Te recuerdo esta entrada (¿Es obligatorio desayunar si quieres adelgazar?), en la que se ponía de relieve que, al menos en adultos y en la actualidad, no está nada claro si el hecho de hacer un desayuno o no constituye un elemento preventivo o terapéutico válido. No sé muy bien en qué se puede basar la FESNAD para, insisto, poner el acento en un elemento con una utilidad… al menos tan difusa, ¿no hay otras cuestiones a las que prestar tanta atención antes que al desayuno?

La importancia del desayuno «completo»

En segundo lugar, de lo que no me cabe la menor duda es de lo desacertado a la hora de hablar de un desayuno “completo” en los términos a los que se refiere esta campaña. ¿Qué se supone que es “completo” o “equilibrado” en estos casos? Pues lo que te imaginas y te temes al mismo tiempo: la presencia, al parecer ineludible, de al menos tres elementos en el desayuno, un alimento del grupo de los lácteos, uno del de los cereales y una fruta. El remate de la jugada es cuando entre esos alimentos de origen “cereal” además se incluye de forma destacada las galletas. Y es que, con estos parámetros en el punto de mira para catalogar un desayuno como “equilibrado, completo o ideal” no me extraña el dato estadístico que se ofrece referido a que solo un 3,8% de los niños españoles realizaban un “desayuno completo”… Ay, ay, ay.

Y que pasa si un niño desayuna tortilla de patatas y ya está… ¿está mal? Y si desayuna arroz con lentejas o una ración de gazpacho o un trozo de merluza a la romana… ¿está mal también, se incrementa el riesgo de obesidad por desayunar así? Pues a mi juicio no, y me explico.

(Pensamiento al margen: Prefiero no pensar en si las empresas de la industria alimentaria que han patrocinado esta jornada habrán tenido algo que ver, porque, esa es otra, ¿para cuándo un DNN sin patrocinio directo de la industria alimentaria? ¿Acaso es imposible?)

Deberíamos dejarnos ya de tanta comida ideal, desayuno equilibrado y cenas completas y empezar a poner el acento en la bondad general de la dieta… en la del adulto y en la del niño. Deberíamos pues, dejar de hacer una presión perfeccionista injustificada e innecesaria en parcelas tan concretas y reducidas como son las ingestas tomadas una a una y centrarnos más en dos aspectos: por un lado en el papel de las personas para decidir y dar, dentro de un orden, gusto a sus preferencias y; por el otro, empezar a observar los estilos de vida en su conjunto, como el elemento importante a la hora de proponer mejoras. No se debería en mi opinión continuar por ese camino que acaba por atomizar y disgregar todos y cada uno de nuestros comportamientos (y por ende el de nuestros hijos).

Que me disculpe la FESNAD, pero a mí nadie me ha demostrado la existencia de un desayuno “equilibrado, ideal y completo” que sirva para todo el mundo tal y como se plasma en esta información (puedes consultar esta entrada al respecto: ¿Hay un desayuno “ideal”?). Si de mí dependiera, conservando el lema y el leitmotiv del DNN 2014, me hubiera centrado en el papel de los padres y cuidadores, en el ejemplo que dan y en las opciones alimentarias que ponen delante de sus hijos en todo momento. Estas relaciones y todas las cuestiones relativas a la formación son las que para mí tienen un peso abrumadoramente mayor en nuestros estatus ponderal y por tanto en el que con cierta probabilidad tendrán nuestros hijos. Recuerda, un niño no come lo que tú no le pones a su disposición. Pero este tema, para mí eje central de estas cuestiones, ya se trató en el DNN del año 2012 (Enseñar a comer es enseñar a crecer) y de ahí mi entusiasmo al aplaudir, entonces sí, aquella iniciativa.

Reducción del peso o cambio de hábitos

Ya por último esta la cuestión de hacer pasar todo por el “peso” y no tanto por los “malos hábitos”. Porque si de medidas útiles se trata, existen interesantes estudios que sugieren que lo verdaderamente importante debería de partir de centrarse en los cambios de los estilos de vida antes que en la pérdida de peso como tal. Para empezar por que con esos cambios en los estilos de vida se beneficiaría tanto la población obesa como la que no lo es; y para acabar por que es una mucho mejor forma de no estigmatizar a nadie (especialmente a los niños en una edad tan delicada) y de mantener a largo plazo las metas ponderales.

Así pues larga vida al DNN, si puede ser sin los patrocinadores del tipo que suelen ser los habituales; ojalá sirva para recordar a la población general la importancia de la alimentación y su peso en la salud. Y recuerda, no te dejes despistar: una dieta saludable no pasa por desayunar indefectiblemente leche con galletas y una manzana (o sus típicos sustitutos).

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Plan HAVISA: curioso plan para promocionar hábitos de vida saludables

DonutsTal y como pone en el título, con el Plan HAVISA (Hábitos de Vida Saludables), se conoce una campaña iniciada en el año 2013  promovida por la desaparecida AESAN (hoy AECOSAN, Agencia Española de Consumo, Seguridad Alimentaria y Nutrición) y la Fundación Alimentum (organización privada compuesta por muchas de las principales empresas de alimentación y bebidas que operan en España) que consiste, según la propia web del Plan, en una campaña de comunicación de aplicación en la TV que se concreta en la inclusión de leyendas y mensajes para la promoción de una alimentación saludable y la práctica regular de actividad física […]

Me imagino que ya sabes en qué consisten. Son esos mensajes que pasan a toda velocidad en el faldón de los anuncios de TV de aquellas empresas que han firmado la campaña y que nos advierten, aconsejan o… avisan (que hábil calambur) de lo adecuado de comer bien y moverse lo suficiente… en letra de pata de mosca y, como digo, a una velocidad que dificulta bastante su lectura.

¿Te acuerdas de aquella entrada ¿Qué es lo que “grita” un snack desde la cúspide de la pirámide? Pues vamos, más de lo mismo o parecido. Ser un alimento de los considerados superfluos y, encima, jugar a ponerse la medalla de estar en esta campaña o en aquel plan para la promoción de hábitos de vida saludables. Resulta sorprendente el importante número de empresas que firman este plan y que, sin ambages, pertencen a la categoría de productos superfluos. Estamos hablando de empresas cuyo principal negocio está basado en la producción y venta de snacks dulces y salados, de caramelos, de bollería industrial, de refrescos, de dulces y chocolatinas, embutidos y platos industriales…  A esto en mi pueblo le llaman, «a Dios rogando y con el mazo dando», aunque ahora que caigo también se le puede aplicar de aquello de “atar los perros con longanizas”.

No me gustan este tipo de planes cuando quienes dicen participar en la promoción de soluciones son parte del problema. Es como si, por ejemplo, un congreso internacional de bomberos estuviera financiado en mayor o menos medida por una asociación de pirómanos. Pirómanos que luego, por haber participado en el congreso se pondrían la medalla de estar colaborando con la integridad de nuestros bosques. Pirómanos que en una absurda y paranoica realidad recibirían el reconocimiento de las autoridades por su participación en este tipo de congresos. Esto no cabría en cabeza alguna.

Sin embargo, lo que sigue sin caber en ninguna parte aunque es real como la vida misma es que empresas como las antedichas reciban premios de la administración, en este caso de la desaparecida AESAN, por su “compromiso nutricional”. Me alegro por la empresa en cuestión, qué duda cabe (ejem), pero no deja de ser curioso que sean estas empresas quienes reciban este tipo de reconocimientos. Tal y como mencionaba en esta entrada (documental que no debes perderte) se hace difícil de comprender que los directivos de ciertas industrias alimentarias reciban premios por parte de la administración en base a “sus acciones emprendidas en pro de la salud”.

Por mi parte, no digas que no te aviso, el Plan HAVISA tiene pinta de ser poco, por no decir nada, eficaz para los fines propuestos y menos si como criterio de su éxito se toma en consideración variables como el número de vistitas a su web o las encuestas en torno a su, en realidad poco probable, utilidad. Todo ello en vez de usar como criterio de eficacia, por ejemplo, la evolución de los datos al respecto de las últimas encuestas nacionales de salud, tal y como sugiere de forma acertada esta newsletter del Grupo de Revisión Estudio y Posicionamiento de la Fundación Española de Dietistas-Nutricionistas.

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Imagen: artemisphoto freedigitalphotos.net

¿Cuántas calorías se gastan en las relaciones sexuales?

couple having sexEl tema se presta a bromas, lo sé, es lógico… que si “la dieta del cucurucho” o que si la del “pollo y pan” son buenas para adelgazar; seguro que algún comentarista avispado se anima a explicar el fundamento (humorístico) de este tipo de planteamientos adelgazantes dentro de los comentarios.

Pero la cuestión en sí misma no es tontería o, mejor dicho, no es una cuestión que aunque sea claramente recreativa deba pasarse por alto. De hecho, un rumor más o menos extendido afirma que en cada contacto sexual “medio” se gastan entre 100 y 300 kcal… pero va y resulta que este es un dato sobre el que no se conocían, hasta la fecha, fuentes documentadas fiables. ¿Estará en lo cierto esta perla del conocimiento popular? Así pues, hay quien, recientemente, se lo ha tomado en serio y se ha propuesto estudiar el gasto energético derivado de la actividad sexual. Y lo ha hecho en las condiciones más normales posibles. Me explico. Hasta la fecha, la mayor parte de los estudios sobre los cambios fisiológicos acontecidos durante las relaciones sexuales se han llevado a cabo en condiciones de laboratorio (supongo que para regocijo de los investigadores) y, en ellos las variables más frecuentemente observadas eran los cambios en la frecuencia cardiaca, el consumo de oxígeno, la tensión arterial, y poco más. Estudios realizados hace ya unos cuantos años, como digo en condiciones de laboratorio, con un instrumental relativamente aparatoso que, salvo para algún fetichista extravagante, resultaba poco facilitador sexualmente hablando.

En contraposición a esta metodología, este estudio, Energy expenditure during sexual activity in young healthy couples (Gasto energético de la actividad sexual en parejas jóvenes y sanas) ha valorado, más que los cambios fisiológicos, las calorías invertidas en cada… en cada contacto amoroso. Y lo ha hecho respetando la intimidad de los sujetos en estudio mientras estos se dedicaban a lo suyo en sus propias casas y mediante la utilización de acelerómetros (una tecnología que hasta hace unos pocos años no estaba disponible). Además, y no poco importante, los investigadores compararon mediante cuestionario las sensaciones post… post actividad sexual de los sujetos en estudio con las de ellos mismos tras una sesión de media hora de trote suave en un tapiz rodante (diferencias en la sensación del gasto invertido en una y otra actividad, satisfacción tras la realización de uno y otro gasto, etcétera.)

Las conclusiones del estudio

Pues bien, el gasto calórico medio de esos encuentros sexuales quedó cifrado en ¿nada más y nada menos… tan solo…? 85 kcal. pero con diferencias significativas entre varones y mujeres, los primeros, al menos en este estudio se esforzaban más y por lo tanto gastaban más. Nada como para tirarse de los pelos, pero ellos gastaron más que ellas: 101 kcal. frente a 69.

Tapiz rodante

Otra de las conclusiones, afortunadamente, fue que la mayor parte de los participantes del estudio encontraron más gratificante la realización de ejercicio mediante la práctica sexual que mediante el trote en el tapiz rodante. De hecho ninguno de los participantes (21 hombres y 21 mujeres) encontró la carrera continua en el tapiz más gratificante que la práctica de sexo. Ahora bien, uno de ellos y dos de ellas afirmaron que las experiencias sexuales fueron tan gratificantes como la obtenida en el tapiz rodante.

Hay dos datos que me parecen muy interesantes a la hora de valorar el gasto energético y de comparar sexo vs actividad física como tal. Por un lado, tener en cuenta que el tiempo dedicado a una y otra actividad son, en el estudio bastante comparables. Me refiero a que la duración media de los encuentros sexuales fue de 24,7 minutos (desde los prolegómenos y hasta el orgasmo de al menos uno de ellos) y; por el otro, el gasto calórico  medio de esa actividad física de 30 minutos en el tapiz rodante…  245 kcal.

Así pues, si estás ante la disyuntiva de qué actividad física hacer a la hora de adelgazar, que si echar una carrerita o echar… lo otro, y solo dispones de media hora… no hay duda alguna de qué actividad te va a resultar más eficaz; ahora bien, tampoco parece haber muchas dudas sobre cuál te va a resultar más placentera. En cualquier caso, mi sugerencia es que consideres que no son actividades excluyentes, y que tengas en cuenta que si bien en una es obligado la participación de otra persona, ambos también saldréis beneficiados de practicar la otra actividad en pareja.

Os vuelvo a dejar en este enlace la posibilidad de echarle un ojo a este interesante estudio para que paséis un rato destripando sus resultados y conclusiones. Unos resultados que han sido obtenidos con esa duración media  de cada encuentro sexual (unos 25 minutos), algo con lo que no coinciden otros estudios que cifran la duración de los encuentros amorosos en tan solo 6 minutos, tal y como se puso de relieve en esta entrada del muy recomendable blog «Comer o no comer«.

Antes de despedirme, déjame que te sugiera que vosotros mismos podéis, si queréis, calcular el gasto energético invertido en vuestros encuentros sexuales (y compararlo con la práctica deportiva) de forma muy sencilla. Basta con tener un pulsómetro que mida vuestro gasto calórico. Ahora bien, habréis de saber que los datos en este caso no derivarán del uso de un acelerómetro (como en el estudio mencionado) sino de vuestra frecuencia cardiaca (recuerda personalizar tus parámetros –sexo, edad, peso, talla- en el pulsómetro antes de empezar).

Ala, tenéis los comentarios a vuestra disposición para compartir, si queréis, vuestras experencias…

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Imagen: imagerymajestic y photostock vía freedigitalphotos.net

Conoce tu gasto energético total (5): resumen y ecuaciones prácticas

Este último capítulo de la serie destinada al conocimiento teórico del gasto energético está destinado a hacer un poco de resumen de lo visto en las entregas anteriores y a proponer una serie de ecuaciones aplicables a la mayor parte de la población para ayudarles a estimar el mencionado gasto. Por tanto, quizá sería interesante que, si lo deseas, te pusieras al día sobre el tema en estos enlaces.

Mujer sexi haciendo pesas

Utilidad del conocimiento del gasto energético

Ya lo siento, pero tal y como comenté en la primera entrega de esta saga, la utilidad de conocer el gasto energético es, en general, muy escasa. Y si no me crees ten en cuenta la realidad de la mayor parte de personas. Supongamos que alguien ha obtenido, por el medio que sea, una estimación más o menos precisa de su gasto energético (con una ecuación como las que tienes más abajo). Bien, ya la tiene, pero ahora es cuando hay que preguntarse ¿sirve para todos los días; acaso todos los días mantenemos la misma temperatura corporal, no enfermamos, hacemos y comemos lo mismo? Ya sabes que no y también sabes que estas variables condicionan y no poco ese gasto. Por lo tanto esa estimación será muy orientativa y además para obtenerla habrá que ser conscientes que solo se han utilizado las variables más frecuentes (edad, sexo, nivel de actividad física –a su vez también estimado -, etcétera) Es decir, tal y como me preguntaban el otro día en los comentarios, las estimaciones no van a tener en cuenta la situación de, por ejemplo, el hipotiroidismo de una determinada persona. Es decir, la estimación, por muy buena que sea, no deja de ser una estimación (muy) general.

Ahora, supongamos que en vez de una “estimación” a partir de ecuaciones y modelos matemáticos tenemos una medición personal más o menos precisa del gasto. Esa medición se puede realizar mediante diversos procedimientos como por ejemplo la calorimetría directa o indirecta y el agua marcada doblemente (con todas las limitaciones inherentes a cada uno de ellos). Y entonces… vuelta a las mismas preguntas: ¿todos los días es igual, se hace lo mismo, etcétera? Otra vez, no.

Y por último, supongamos que contamos con una tecnología tal (que va a ser que no) que nos permita conocer constante y continuamente el gasto de una determinada persona. Siguiendo con las suposiciones, podría ser útil para aportarle con los alimentos la misma cantidad de energía gastada… pero ¿conocemos a su vez las calorías exactas de todas las muestras de alimentos que nos vamos a llevar a la boca? No; conocemos y tenemos tablas de composición de alimentos que nos orientan, más o menos el valor calórico y nutricional de cada alimento, pero nunca estaremos seguros, por ejemplo, si el chorizo que nos vamos a comer es idéntico al de las tablas. Es más, en el 99,9% de los casos no lo será. Cuestión esta que me recuerda a los problemas expresados en el relato futurista “Mesura; historia del nacimiento, vida breve, última cena y deceso del prototipo APPELDIET-3000 con el colesterol por las nubes; y que puedes consultar siguiendo el enlace.

Así pues, lo obtengamos como lo obtengamos contamos con un dato aproximado sobre el gasto energético para, luego comer o “repostar” al milímetro con los alimentos, pero con datos también aproximados. Por eso digo que me parece poco útil o al menos poco preciso el sistema.

Y es así, poco útil, cuando se es consciente de que la mayor parte de las personas ni sabe las calorías que gasta (ni siquiera de forma aproximada), ni sabe tampoco las calorías que ingresa con los alimentos. Entre esas personas están, que duda cabe, aquellas que conservan un peso adecuado en base a las recomendaciones, y entre ellas también un servidor. Yo no mido las calorías de lo que como… ni sé las que gasto. Pero me preocupo eso sí por gastar las más que puedo cuando puedo y por ingresar las menos posible dentro de unas circunstancias genéricas racionales.

Otros análisis del uso teórico del gasto energético

Box manEl principal peligro de tanta teoría (cuando se entiende mal) según pude constatar el otro día tras la publicación del cuarto capítulo referido al efecto termogénico de los alimentos es afirmar que “como comer gasta” nos lancemos desaforadamente al asalto de la despensa y el frigorífico a comer y, por tanto a “gastar” por este medio. Puede parecer desustanciado pero es la sensación que me dejó el ver algunos comentarios en Mondo Twitter.

Como te habrás dado cuenta, de todos los componentes del gasto el único en verdad modificable voluntariamente es aquel derivado de la actividad física. Así, que tengas un metabolismo basal acelerado o ralentizado es algo que, al menos a botepronto no vas a poder cambiar por mucho que te lo propongas. Es decir, muévete. Pero no solo ya por el hecho de gastar más energía (calorías) sino porque además los beneficios de la actividad física están más que contrastados.

Ecuaciones para estimar tu gasto energético total

Veamos, si al final te animas a eso de terminar por calcular tu gasto aquí te dejo una serie de modelos matemáticos (ecuaciones) para que lo puedas estimar. Me imagino que lo sabrás, pero quiero decirte que hay  infinidad de métodos para llegar a un resultado sobre el gasto energético total; pero estas las considero especialmente adecuadas estando extraídas del documento Dietary reference intakes for energy, carbohydrate, fiber, fat, fatty acids, cholesterol, protein, and amino acids

Para varones de 19 o más años, aplicar las siguientes ecuaciones en virtud de su Índice de Masa Corporal (IMC):

  • Varones con un IMC entre 18,5 y 25:

GET = 662 – (9,53 x Edad) + (AF x 15,91 x Peso) + (539,6 x Altura)

En los que AF es 1 cuando la persona es sedentaria; 1,11 cuando es poco activa; 1,12 cuando es activa; y 1,48 cuando es muy activa

  • Varones con un IMC de más de 25:

GET = 1086 – (10,1 x Edad) + (AF x 13,7 x Peso) + (416 x Altura)

En los que AF es 1 cuando la persona es sedentaria; 1,12 cuando es poco activa; 1,29 cuando es activa; y 1,59 cuando es muy activa

Para mujeres de 19 o más años, aplicar las siguientes ecuaciones en virtud de su Índice de Masa Corporal (IMC):

  • Mujeres con un IMC entre 18,5 y 25:

GET = 354 – (6,91 x Edad) + (AF x 9,36 x Peso) + (726 x Altura)

En las que AF es 1 cuando la persona es sedentaria; 1,12 cuando es poco activa; 1,27 cuando es activa; y 1,45 cuando es muy activa

  • Mujeres con un IMC de más de 25:

GET = 448 – (7,95 x Edad) + (AF x 11,4 x Peso) + (619 x Altura)

En las que AF es 1 cuando la persona es sedentaria; 1,16 cuando es poco activa; 1,27 cuando es activa; y 1,44 cuando es muy activa

En todos los casos: La edad se contabiliza en años; la altura en metros (por ejemplo 1,70); AF es el coeficiente de actividad física y GET, gasto energético total. El resultado vendrá expresado en kcal/día

A ver quién se atreve. A mí me salen 2610 kcal/día. Ya me diréis qué os sale a vosotros 😉

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Imagen: adamrstockimages vía freedigitalphotos.net (y sí, lo reconozco, las he puesto para llamar la atención)

Conoce tu gasto energético total (3): la actividad física

Tercera entrega de esta miniserie destinada al conocimiento teórico de los componentes del gasto energético, hoy dedicada al gasto energético derivado de la práctica de actividad física. Antes de continuar quizá te interese echar un ojo a los capítulos anteriores:

Aerobic

Los componentes del gasto por actividad física

¿Los componentes; acaso la actividad física tiene “componentes”? Pues sí o al menos así gusta de reconocerse entre los puristas que abordan estas cuestiones. De esta forma cogiendo un poco el rábano por las hojas los expertos reconocen por un lado el gasto derivado durante la práctica deportiva o el ejercicio realizado para mantener la forma física y; por el otro, la energía consumida en las actividades de la vida diaria a la que llaman: termogénesis por actividad no relacionada con el ejercicio. Es decir, que según ellos se puede y se debe distinguir entre el gasto deportivo y el de la vida cotidiana, es decir el que refiere a aquel producido durante la jornada laboral, el ir de compras, pasear a pie o en bici… e incluso masticar chicle (¿te acuerdas de lo del chicle y de su influencia a la hora de adelgazar?)

¿Cuánto influye en el gasto total la actividad física?

Llegados a este punto es importante recalcar y dejar claro que es precisamente este gasto, el derivado de la actividad física, bien deportiva, bien cotidiana, el único sobre el que tienes un importante control. Es decir, tú puedes controlar lo que te mueves o no te mueves a la hora de hacer más deporte o a la hora de tener una vida más o menos relajada o movida.

A la hora de cuantificarlo en cifras generales este dato es tremendamente variable como se desprende de considerar las diferentes personas en base a la actividad física que realizan diariamente. Así, de forma muy genérica, se estima que el gasto debido a la actividad física puede oscilar entre las 100 kcal/día en personas sumamente sedentarias (en continuo reposo diría yo) hasta las 3.000 kcal/día en personas especialmente activas.

Elementos que afectan al gasto por actividad física

El principal de ellos es el tamaño corporal, en especial el relativo a la masa muscular, a más masa muscular, más gasto. Es como comparar el consumo de dos motores ambos a 150 km por hora pero uno de ellos con mucha más cilindrada que el otro. El de mayor cilindrada consumirá más, pues igual con la masa muscular.

Y todo ello influye para considerar que en líneas generales el gasto por actividad física es mayor en varones que en mujeres (por la mayor proporción de masa muscular) y que además decaiga con la edad cuando la masa magra también decae.

Gastas más cuando haces deporte y también, sentado, después de hacerlo

Una buena noticia que redunda en los beneficios de la actividad deportiva. Me explico. Está claro que entre dos personas virtualmente idénticas, una haciendo deporte y la otra no, la primera gastará más calorías que la segunda mientras es evidente esa diferencia en la actividad. Pero lo que quizá no sepas es que después, cuando esas dos mismas personas estén sentadas en un sillón, la primera seguirá gastando más que la segunda durante un cierto tiempo no pequeño de por lo menos 24 horas. Esto se debe al llamado aumento del consumo de oxígeno postejercicio. Se trata de un “agradable” efecto colateral que se ve propiciado tras la realización de ejercicio de modo que las personas que han realizado ejercicio tienen mayores tasas metabólicas (y por tanto más gasto) tras la realización de cierta actividad física.

Estimación del gasto por actividad física

A partir de aquí he de decirte que no hay una forma muy exacta de estimar a partir de modelos matemáticos el gasto derivado de la práctica de una determinada actividad física. No obstante, y con el fin de dejar aquí algún dato práctico baste decir que se estima que:

  • Las actividades sedentarias se realizan con un gasto aproximado de 2,5 kcal/min
  • Las actividades ligeras de 2,5 a 5,0 kcal/min.
  • Las actividades moderadas de 5,0 a 7,5 kcal/min
  • Las actividades pesadas de 7,5 a 10,0 kcal/min y;
  • Las actividades muy pesadas de más de 10,0 kcal/min

Siento por estas vaguedades pero es lo que hay… quizá te interese realizar los cálculos a partir de este tipo de tablas que utilizan más variables tales como el sexo y el peso y, además son bastante más concretas a la hora de catalogar las diversas actividades. Con ellas, con esas tablas he estimado que el gasto de mi persona (74 kg) a la hora de escribir este artículo ha sido de cerca de 200 kcal.

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Fuente: Krause Dietoterapia 12ª ed. Elsevier-Masson

Imagen: photostock vía freedigitalphotos.net

 

Nuevo libro: “Comer y correr”

Comer y correrLo conocimos en los años ‘80 y adoptamos como muchas otras veces, como muchas otras modas su extravagante nombre: footing, o algo así. Nunca ha sido una disciplina deportiva que me entusiasmara, antes menos que ahora, todo hay que decirlo. Actualmente lo llamamos running y a quienes lo practican runners. Así, tras lo que a mi modo de ver supuso una caída casi en el olvido del conocido footing durante unos años, desde hace unos cuantos resurge esta práctica con fuerza hasta el punto de convertirse en cierta medida en un fenómeno social (que se lo pregunten si no a mi vecino de blog Runstorming, que seguro tiene buenos argumentos para matizar mis palabras).

Del brazo de este fenómeno social y como no podía ser de otra forma han saltado a la palestra infinidad de propuestas que proponen facilitar, implementar y mejorar los resultados de los corredores. No pocas de estas propuestas resultan cuando menos extravagantes, me refiero al uso de determinados complementos o suplementos y propuestas dietéticas. Y su coste no es cero, en muchas ocasiones implican un desembolso de dinero importante cuando no, además, un posible menoscabo en tu salud o; lo que verdaderamente le interesa a uno como corredor, que al menos la propuesta en cuestión lejos de ser efectiva no sea ya inocua sino incluso contraria a sus intereses.

Así pues, este libro que hoy sale a la venta, “Comer y correr” era más que necesario. Ya te adelanto algo que no vas a encontrar en él, y quizá por eso, entre otras razones, me guste tanto: no vas a encontrar la dieta al uso ni las recetitas que de forma tan recurrente (e inútil) suelen aparecer en otros libros que abordan esta misma temática. Pero no te equivoques, la información de cuestiones prácticas es abundante y además está robustamente documentada, bien por el sentido común (ya sabes, el menos común…) bien en una importante y prolija bibliografía de la que se hace eco el propio libro al final de la obra para que puedas consultarla si así lo deseas.

En el libro encontrarás la respuesta a todas esas cuestiones que planean tan a menudo en el mundillo del deportista ya sea aficionado o profesional, sobre las supuestas bondades de uno y otro nutriente, su efecto sobre tu entrenamiento y rendimiento, los antioxidantes, las ayudas ergogénicas de cualquier índole (sobre las permitidas, claro), la proporción de macronutrientes y de alimentos adecuados, etcétera. En resumen y tal y como menciona el subtítulo de la obra (“desmontando los mitos de la alimentación de los runners”) el objetivo de la obra es ayudar al lector (o runner) a reconocer qué hay de verdad y qué hay de mito en la alimentación de los corredores, pero también resolver todo tipo de dudas que surgen entre este colectivo, como por ejemplo, qué consumir antes de una carrera o qué comer y beber una vez esta concluye, cómo afrontar carreras de largas distancias como la maratón… Puedes consultar el índice del libro en este enlace y leer sus primeras páginas en este otro.

Por último y con el fin de reforzar el interés y calidad de la obra (y sin la intención de escurrir el bulto) es preciso destacar a sus autores. Se trata de un libro escrito al alimón entre Julio Basulto (@JulioBasulto_DN) y Juanjo Cáceres (@juanjocaceresn). Sobre el primero no puedo decir más que bonitas palabras, creo que ya lo sabéis, se trata de un gran amigo y un gran compañero de profesión al que la fama le precede. Y del segundo, a pesar de no haber tratado demasiado con él, algo similar: doctor en historia que dedica su labor profesional a la investigación aplicada a la alimentación y el deporte con decenas de publicaciones a sus espaldas, y más allá de todo esto, corredor popular, un amigo de mis amigos y una persona de un trato impecable.

Si yo fuera tú, me lanzaría a la carrera para hacerme con un ejemplar. Lo puedes adquirir en cualquier librería o bien hacerte con él en formato electrónico.

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Conoce tu gasto energético total (1): los componentes del gasto

Bombilla manzanaSon varias las personas que me han preguntado en no pocas ocasiones de qué depende el gasto energético de una persona y cómo lo pueden calcular. En esta serie de entradas con varios capítulos pretendo responder a estas cuestiones.

El comentar estas cuestiones desde el punto de vista teórico es relativamente sencillo, sin embargo la cosa se empieza a complicar cuando se trata de calcular y por tanto de determinar una cifra que, de manera orientativa, nos dé una idea de cuál es ése gasto. Por tanto, vayamos por partes.

Componentes del Gasto Energético Total (GET)

Con todos lo matices y aclaraciones que se harán en capítulos siguientes, el los componentes que determinan del consumo de energía son básicamente tres: el Gasto Energético Basal (GEB); el Gasto debido a la Actividad Física (GAF) y; el Efecto Termogénico de los Alimentos (ETA). Es decir, el gasto energético total de una persona estará determinado por el gasto imprescindible, mínimo e inherente al mantenerse con vida; por el gasto derivado de la realización de cualquier actividad que no implique reposo absoluto y; por el gasto asociado al consumo de alimentos. En resumen:

GET = GEB + GAF + ETA

El Gasto Energético Basal (GEB)

Este componente supone aproximadamente del 60% al 70% del GET y refleja la cantidad de energía que utiliza una persona durante 24 horas mientras está en absoluto reposo físico y mental en un entorno neutro en cuanto a la temperatura. Este componente y para una misma persona permanece bastante constante.

Siendo puristas la medición de forma empírica del metabolismo basal (y no cuando se estima mediante modelos matemáticos) se realiza a primera hora de la mañana, antes de realizar ninguna actividad y tras haber mantenido un periodo de ayuno de entre 10 a 12 horas. De otro modo, cualquier medición de este parámetro recibe entonces el nombre de Tasa Metabólica en Reposo y que suele ser de un 10% a un 20% superior al metabolismo basal.

Sobre los factores que afectan al gasto energético en reposo y cómo calcularlo me encargaré en el próximo capítulo.

El Gasto por Actividad Física (GAF)

Volviendo a la cuestión de los detalles, el gasto por actividad física se puede a su vez desglosar por un lado en aquellas actividades relativas a la práctica deportiva y, por el otro, en aquellas necesarias para la realización de las actividades de la vida cotidiana. En total, la contribución de este componente al GET es muy variable, pudiendo representar desde el 10% en personas muy sedentarias hasta el 30% (e incluso más) en individuos especialmente activos.

El gasto por el Efecto Termogénico de los Alimentos (ETA)

Es el gasto que se atribuye al consumo de alimentos y se estima entorno al 10% del GET. A este componente del gasto se le suele denominar de muchas formas distintas: termogénesis inducida por la dieta; acción dinámico específica de los alimentos y; efecto específico de los alimentos. En esencia, describe el gasto energético derivado de la digestión, absorción y metabolización de los alimentos presentes en la dieta. Gasto que incluye también la síntesis y almacenamiento de moléculas diversas incluidas la de los tres principios inmediatos.

En resumen: El primero de los elementos que caracterizan tu gasto energético es bastante constante y está compuesto de elementos que no se pueden controlar a voluntad (es difícil que, por ejemplo, alguien pueda alevar o disminuir su temperatura corporal a su antojo). Sin embargo, el segundo componente depende mucho de ti y de cómo organices tu vida… más actividad física, más gasto y al contrario igual. Por último si te estás planteando aquello de comer más alimentos para gastar más y aumentar más el consumo de eneregía por el tercero de los elementos (el Efecto Termogénico de los Alimentos) que sepas que es un mal negocio (supongo que ya lo habrás intuido): los alimentos aportan más energía que la que se invierte en su procesamiento (afortunadamente, por que de otro modo viviríamos muy, muy poco tiempo)

Dentro de una semana un nuevo capítulo de esta serie en el que entraremos en detalles más prácticos.

Quizá te interese consultar ¿Qué pasaría si funcionases con pilas alcalinas en vez de con alimentos?

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Imagen: Pixomar vía freedigitalphotos.net

#Nutrivideo: interesante iniciativa para promover hábitos saludables entre jóvenes

Nutrivideo

Sé que es un poco tarde pero aun estás a tiempo de presentar tu vídeo y concursar en esta estupenda estrategia de educación nutricional promovida desde la Facultad de Farmacia y Nutrición Humana y Dietética de la Universidad de Navarra, que busca sembrar entre los jóvenes los buenos hábitos alimentarios. Esta campaña tiene como objetivo conseguir que sean los mismos jóvenes los encargados de promover esos buenos hábitos a través de un concurso de vídeos on-line.

Leo en esta página de la Universidad de Navarra que este año se celebra nada más y nada menos que la 6ª edición del concurso y que en las ediciones anteriores han participado ya más de 2.000 alumnos, se han presentado en total 422 vídeos, y el canal Youtube del concurso cuenta con más de 286.000 reproducciones en su conjunto… no está nada mal.

Lo cierto es que me he estado dando una vuelta por el mencionado canal de Youtube (nutrivideo) y es francamente entretenido, con buenas ideas y con un importante derroche de imaginación por parte de los chavales que al fin y al cabo son los protagonistas.

En este folleto descargable tienes toda la información al respecto de cómo participar en el concurso: sus condiciones generales, los premios, cómo inscribirse, cómo subir los vídeos y cómo contactar con la organización… ¡pero tienes que correr! estás a tiempo, pero el plazo de presentación acaba el día 28 de febrero (mis disculpas por darlo a conocer tan tarde, pero lo hago en cuanto me he enterado)

¡Suerte!

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