El nutricionista de la general El nutricionista de la general

"El hombre es el único animal que come sin tener hambre, que bebe sin tener sed, y que habla sin tener nada que decir". Mark Twain

El irresoluto e ¿irresoluble? problema de la obesidad: Segunda serie sobre el tema de ‘The Lancet’

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Brutal e imprescindible, son los adjetivos que primero me vienen a la cabeza con el último trabajo publicado por The Lancet al respecto de la obesidad.

No sé qué tal andas de inglés pero para sacarle todo el jugo a la información que hoy traigo, merecería la pena (muchísimo) que hicieras los posibles por ponerte al día. Tal es así, porque la prestigiosa revista The Lancet (una de las más antiguas y prestigiosas entre las publicaciones de ámbito médico… por no decir la de más prestigio) ha publicado su segunda serie de artículos centrados en el tema de la obesidad. Digo la segunda, porque la primera aconteció en 2011.

A pesar de que no ha llovido tanto desde entonces, The Lancet aborda de nuevo el tema, imagino que movida por lo dramático de la situación, y aporta seis artículos que no tienen desperdicio, palabra. Así como una introducción en la que plantea el punto de partida y los motivos que justifican esta nueva Serie.

Con el fin de ponerte los dientes largos y de ayudar a vencer tu pereza (si es el caso) para enfrentarte a un texto en inglés (bueno, en verdad son seis, más un par de reflexiones) me he tomado la libertad de hacer un resumen traducido a mi manera del artículo que abre esta serie para que contrastes qué te vas a encontrar en los sucesivos artículos:

Así, el artículo Rethinking and reframing obesity (Replanteamiento y reformulación de la obesidad) dice más o menos tal que así:

En 2011 publicamos la primera Serie sobre la en la obesidad que resumía los conocimientos entonces disponibles sobre sus orígenes, su carga económica y de salud (con las perspectivas de futuro que se abrían ante nosotros), y la fisiología de control y mantenimiento del peso. La Serie concluía con varias recomendaciones basadas en la ciencia para llevar a la acción (ver enlaces 1, 2, 3 y 4). En un editorial adjunto a dicha Serie, se propusieron diversas “respuestas” que se concretaban en cinco mensajes urgentes para la acción:

Los cinco mensajes de The Lancet  sobre la obesidad en 2011 fueron:

  • La epidemia de la obesidad no revertirá en tanto en cuanto los gobiernos no asuman el liderazgo en este tema.
  • Las consecuencias de no hacerlo repercutiría como de costumbre en estos casos, en importantes costes de salud pública, en gastos de atención sanitaria, y en la pérdida de productividad.
  • Las suposiciones que habitualmente se hacen al respecto de la velocidad del adelgazamiento y del mantenimiento del peso perdido son erróneos.
  • Es preciso vigilar y evaluar con precisión los datos básicos referidos al estatus ponderal de la población, así como los resultados de las distintas intervenciones que se lleven a cabo.
  • Es imprescindible realizar un enfoque de multifactorial de la solución que implique a todos los sectores involucrados.

¿Qué ha pasado desde entonces? Por desgracia, se ha avanzado muy poco en este tema salvo reconocer [de nuevo] que se trata de un problema a escala mundial con importantes consecuencias tanto para la salud como para el bienestar. Así, en 2013 el estudio “Peso de las enfermedades en el mundo”, […] mostró que el 37% de los hombres y el 38% de las mujeres tenían un índice de masa corporal por encima de 25 kg/m 2, lo que supone un aumento del 28% y del 47 % en adultos y niños respectivamente desde 1980. En este sentido, las estimaciones apuntan a que en la actualidad 2.100 millones de personas en todo el mundo tienen sobrepeso. Es más, mientras en algunos países desarrollados se ha observado una aparente ralentización en el aumento de la prevalencia de la obesidad desde 2006, ningún país ha reportado una disminución significativa durante tres décadas.

Además, el debate está cada vez más polarizado con falsas e inútiles dicotomías: el culpar al individuo particular frente a la inculpación de un entorno obesogénico; la consideración de la obesidad como una enfermedad frente a considerarla “nada más que” una secuela esperable de una gula desenfrenada; observar la obesidad como una discapacidad frente a su consideración como una nueva normalidad [fruto de su prevalencia]; la escasa actividad física como una de las causas principales frente al consumo excesivo de alimentos y bebidas poco saludables como causa; la prevención frente al tratamiento; la sobrealimentación frente a desnutrición. [Ejemplos no faltan de estas dicotomías, el texto original contiene varios]

[Lo cierto es que…] En algunos países existen intentos aislados de puesta en marcha de políticas dirigidas a la prevención de la obesidad, pero en resumen, en la actualidad estamos tan lejos de realizar un esfuerzo mancomunado como lo estábamos en 2011. El Plan de Acción Mundial de la OMS para la Prevención y el Control de las Enfermedades No Transmisibles 2013-2020, aprobado por la Asamblea Mundial de la Salud en 2013, tiene marcado el objetivo del “no aumento” de la prevalencia de la obesidad entre los años 2010 y 2025. La fecha límite para este modesto objetivo estaba entonces a 10 años de distancia. Sin embargo, las políticas (parciales) que hay en la actualidad en marcha y las promesas “voluntarias” [de compromiso realizadas por algunos países] son insuficientes para alcanzar el objetivo fijado. Es necesario un replanteamiento urgente de las causas, los elementos que las facilitan y las barreras que dificultan ese cambio imprescindible que implique empezar a marcar una senda diferente de la que hasta ahora se ha observado en la pandemia mundial de obesidad.

Esta segunda Serie de The Lancet sobre obesidad […] brinda una interesante oportunidad para replantearse la situación comentada. La Serie examina falsas dicotomías y propone un replanteamiento de la obesidad como una consecuencia fruto de la «naturaleza recíproca de la interacción entre el medio ambiente y el individuo», en la que la constante retroalimentación termina por perpetuar la elección de alimentos y el comportamiento de los individuos.

En el primer artículo de la Serie […] se revisan algunas de las acciones adoptadas hasta el momento, se discuten las razones para el progreso desigual, y se introduce una nueva forma de pensar acerca de la obesidad.

El segundo artículo […]  se observa cómo se desarrollan las preferencias alimentarias y los porqués de la toma de decisiones en este sentido por parte de la población; se sugieren algunas políticas “inteligentes” de alimentos que podrían desarrollarse para la prevención de la obesidad.

En el tercer artículo […] se argumenta al respecto del importante rol, no explotado, hasta la fecha de la población general a la hora de erigirse en protagonista de las demandas de políticas y campañas de prevención frente a la obesidad.

Un cuarto artículo […] enfoca hacia el problema de la obesidad infantil y juvenil como una parte del problema general. […] Margaret Chan, Directora General de la OMS, reconoció […] que “acabar con la obesidad infantil es uno de los retos de salud más complejos a los que se enfrenta la comunidad internacional en este siglo”. […] Al mismo tiempo, es importante evitar el riesgo de desnutrición y las obsesiones enfermizas al respecto de la pérdida de peso en niños y adolescentes que tienen un peso normal. […]

En el quinto artículo se señala a la comunidad de profesionales sanitarios que, en la actualidad, está mal preparada tanto para hacer frente al problema general de obesidad como a los pacientes que la sufren. Entre otras, la estigmatización y la falta de voluntad para reconocer el problema son las difíciles barreras que se levantan en la relación entre los pacientes y los profesionales de la salud.

En el sexto y último artículo […] se hace un llamamiento para poner el acento en la responsabilidad de todos los actores implicados [en la solución] y proponen cuatro estrategias para así hacerlo. Además se concluye con ocho recomendaciones para dar impulso a un nuevo y muy necesario enfoque de prevención de la obesidad global y su tratamiento.

 Como te digo, si estás interesado en estas cuestiones, merece muy mucho la pena ponerse las pilas con este trabajo de The Lancet… pero más aún merecería la pena que nuestras autoridades sanitarias se lo leyeran. A mí me ha gustado tanto que no descarto que en futuras entradas se aborden cada una de estos artículos por separado. ¿Os gustaría?

—————————————-

Nota: Puedes acceder a todos los resúmenes de los estudios sin mayor problema a partir de los enlaces facilitados. Pero además, la parte buena es que todos los artículos están disponibles al completo, para ello solo hay que registrarse como usuario, gratis, en The Lancet.

Imagen: GTRES

11 comentarios

  1. Dice ser Ernie

    Como de costumbre, The Lancet no deja indiferente. Gran monográfico. Y que hayan pasado menos de cinco años desde la primera serie debería hacer(les) pensar en la importancia de este asunto.

    Lamentablemente, los Gobiernos sólo entienden el idioma del dinero, así que si lo necesario es hacer énfasis en los costes que supone para las arcas públicas una epidemia así, a mí me vale. Es una lástima que los argumentos sobre salud queden relegados a un segundo plano de momento, pero es necesario intervenir YA.

    26 febrero 2015 | 10:26

  2. Lo cierto es que en alimentación todo parece dirigirse hacia el beneficio económico de las grandes multinacionales y no a la salud. Pero el problema, tal vez, va más allá de la implicación de los gobiernos en la concienciación del problema de la obesidad y sus consecuencias. Los procesos industrializados de obtención de las materias primas (cultivos y crianzas intensivas, modificaciones genéticas, imposición de monocultivos) tienen un importante papel en los hábitos de consumo y alimentación de las poblaciones. Creo que estamos en un círculo vicioso del que será difícil salir.

    Y recuerda que si buscas Tiendas Online de Alimentación y Bebidas en España somos tu web de consulta, visítanos en http://elpedidohosteleria.com

    26 febrero 2015 | 10:53

  3. Dice ser leroy

    Gracias, un buen aporte.
    Pero ¿qué solucionan exactamente las sugerencias de The Lancet?
    Restringir la publicidad de ciertos productos a niños sí me parece una buena idea. Incluso prohibirla.
    Pero si hablamos de adultos ¿quién dice lo que es «comida sana» y lo que no?
    Pongamos un ejemplo: una pizza de una cadena es «comida mala». Pero ¿si me la hago yo en casa?
    Y el embutido ¿qué es? Porque tiene más calorías que la comida de las cadenas multinacionales.
    Entonces a la hora de gravar ciertos alimentos ¿qué criterio se sigue? ¿todo lo que tenga grasas? ¿o lo que tenga grasas y azúcar? ¿o qué?
    Y la verdad no es que no se hable de la obesidad por todas partes como un problema creciente, que incluso ya satura y harta.
    Pero ¿ha cambiado algo?

    26 febrero 2015 | 11:10

  4. Dice ser AreaEstudiantis

    Siempre son ineteresantes tus posts, así que encantada de que profundices en los puntos. Un saludo!

    http://areaestudiantis.com

    26 febrero 2015 | 11:12

  5. Dice ser Antonio

    La gran culpa de esta enfermedad la tienen los gobiernos, dejan campar a sus anchas a multinacionales las cuales sólo buscan el beneficio económico, sin importarle el conjunto de la sociedad, así como de sus alimentos . Por contaros algo, somos una empresa en la que nos dedicamos al cultivo de la alcachofa y después la envasamos en bandejas con aceite de oliva y girasol ,sin aditivos ni conservantes, y saben qué me dicen cuando voy a mostrar mi producto a grandes superficies-empresas : lo siento, tu producto es de mucha calidad , pero el precio es el principal inconveniente.

    Prefieren llenar las estanterías de patatas fritas, refrescos, chocolatinas, dulces… muy baratos, antes que tenerla de productos de calidad y saludables. Seamos consientes con nuestros hábitos de consumo y dejemos de comprar esa basura de comida.

    http://www.artealca.com

    Ningun gobierno es capaz de proteger al consumidor que está siendo envenenado a diario .

    Saludos

    26 febrero 2015 | 15:26

  6. Dice ser JAnt

    No hay más que salir a la calle para ver que a casi nadie le importa la salud en cuanto a alimentación se refiere. A una amplia mayoría de la población, cuando se le pregunta por la alimentación, lo que le realmente le preocupa son cosas como: Cuerpo 10 (musculosos ellos y delgadas ellas), el precio de los alimentos, comodidad de adquisición y preparación, sabor, placer, etc, etc. La salud casi siempre queda en segundo plano, tristemente. Al final los gobiernos terminan haciendo lo que la población les demanda.
    Un claro ejemplo: Parece haber consenso en cuanto a que los productos industriales son malos, pero de alguna manera estamos de brazos cruzados esperando a que el gobierno de turno tome cartas en el asunto y prohíba esos productos o cierre las industrias, o vete tú a saber… mientras seguimos consumiendo esos productos, cuando nadie, absolutamente nadie, nos obliga a comprarlos, y al final somos los consumidores, y sólo los consumidores, los responsables de que esos productos inunden las tiendas y formen parte de la cesta de la compra diaria. Algo muy parecido ocurre con el sedentarismo; estamos con el culo pegado a la silla esperando a que algún ser divino venga y nos diga cómo movernos, cuando lo único que hay que hacer es eso, moverse.
    Por supuesto que quizás estos mensajes de hábitos saludables no terminan llegando a todo el mundo, pero hoy en día, en plena era de las telecomunicaciones, casi que ya no valen excusas. Quien quiere, puede.

    26 febrero 2015 | 18:09

  7. Dice ser Aliseya

    En general la gente sabe que comer en McDonald’s «no es bueno»… saben que hincharse a pizzas o donuts no es lo que se se recomienda… vale que hay anuncios que te dicen que son muy apetecibles… ¿habría que eliminar esa publicidad o poner debajo «esta comida te puede matar» (como pasa con el tabaco)? A pesar de que ya está demostrado que el fumar causa cáncer, la gente lo sigue haciendo (aunque veo bien que se siga recalcando lo perjudicial que es en las cajetillas).. en la comida la gente sabe a grandes rasgos, lo que le conviene o no.. lo que pasa es que come lo que le gusta, lo que le sale mejor de precio y/o lo que le ahorra tener que estar en la cocina preparando un determinado plato… Lo que me parece peor es que nutricionistas o dietistas (incluso agrupados en «asociaciones» como para dar más credibilidad) avalen cosas como que «el azúcar no causa obesidad», la «Coca Cola es buena» o que » comer cereales azucarados y galletas a diario les viene bien a todos, incluidos a los niños»… ahí sí que pueden despistar a la gente, porque creen en los «expertos».. los cuales simplemente han sido comprados para que cacareen mentiras o medias verdades… Ese es el problema. La corrupción no está sólo en la política, acapara muchos ámbitos en esta sociedad. Y la industria alimentaria maneja mucho dinero ¿van a tolerar que les corten los ingresos? Me parece que no.

    26 febrero 2015 | 20:16

  8. Dice ser Yo

    Sí, por favor, me interesaría mucho que profundizases en los seis artículos. A ser posible, que los tradujeras completamente, y luego los comentases, ¿qué te parece?

    Espero con ansias tus análisis de los mismos. Un saludo.

    26 febrero 2015 | 22:48

  9. Dice ser Sandra

    En mi opinión y experiencia profesional, es muy sorprendente la falta de información. La gran mayoría de mis pacientes se sorprenden cuando les digo que se echen aceitunas en la ensalada si así lo desean, o cuando les explico que un plátano tiene menos calorías que una manzana. Para mi, una buena intervención sería poner en los colegios Nutrición como asignatura obligatoria, impartida siempre por un D-N.

    27 febrero 2015 | 14:12

  10. Dice ser Roberto Henales

    Nos gustaria mucho! Un desglose sería estupendo

    27 febrero 2015 | 19:11

  11. Dice ser Luisa

    Muy buen post, la obesidad es el problema endémico del futuro y encima creados por nosotros mismos. Morir siendo gordito feliz?

    01 marzo 2015 | 13:39

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