El nutricionista de la general El nutricionista de la general

"El hombre es el único animal que come sin tener hambre, que bebe sin tener sed, y que habla sin tener nada que decir". Mark Twain

Dietética sin patrocinadores

ConsumidorEstimado lector, quizá la realidad que hoy te voy a contar haya pasado desapercibida para ti hasta este momento, no es que se trate de una cuestión oculta precisamente, lo más probable que no hayas reparado en ella. Se trata de la financiación y patrocinio que muchas empresas de alimentación ofrecen a las sociedades científicas y asociaciones que en principio tienen como objetivo velar por una determinada excelencia dietética. Me refiero a una gran parte, por no decir todas hasta donde sé, de estas sociedades y de muchas otras que no están en este mismo saco y que por lo general son de carácter médico-sanitario.

A resultas de estos patrocinios se avalan productos alimenticios con unas determinadas características, se lanzan campañas publicitarias que posicionan claramente al fabricante con el colectivo sanitario, se organizan congresos, reuniones, etcétera. Y es que en el mundo de la alimentación, en mi opinión, hay una competencia feroz. Comemos todos los días. O por lo menos esperamos hacerlo y además varias veces. Así que calcula la de clientes potenciales que tienen en perspectiva las empresas de una buena parte de la industria alimentaria.

El caso es que en no pocas ocasiones aparecen estas sociedades y asociaciones apoyando campañas que, con mayor o menor tino, vinculan el consumo de uno de estos productos (normalmente poco recomendables en términos de un consumo frecuente) a beneficios sobre la salud. De esta forma el consumidor termina otorgando bien al producto concreto o a la marca en general una excelencia que, en muchas ocasiones y en mi opinión, no conviene atribuir.

El tema es complicado, porque en realidad muchas de las iniciativas que ponen en marcha las sociedades y asociaciones en cuestión precisan de no poca cantidad de dinero. Un dinero que en general no tienen, y que termina siendo aportado por los patrocinadores, vinculando de nuevo las marcas a este tipo de asociaciones.

Sin embargo, de un tiempo a esta parte en algunos colectivos, especialmente entre el de dietistas-nutricionistas se está empezando a escuchar una voz que clama por la independencia de este tipo asociaciones/sociedades. Se apuesta, se exige llegado el caso, que el principal colectivo que agrupa a los profesionales que en principio mejor está capacitados para hacer llegar un mensaje integrador sobre alimentación saludable esté libre de toda duda en lo que respecta a sus vínculos con la industria alimentaria.

Sin ir más lejos, y al margen de la asociación que los representa (la Fundación Española de Dietistas-Nutricionistas) recientemente se han agrupado un puñado de dietistas-nutricionistas valientes que apuestan por una “dietética sin patrocinadores”*. La iniciativa, a la que se me ha invitado a participar y con la que he tenido la oportunidad de colaborar en una ocasión, me parece francamente positiva. Ahora bien, de verdad que no sé si un modelo así puede tener mucho futuro y no terminar muerto de asfixia mientras otras sociedades, lustrosas, siguen con sus convenios de colaboración y patrocinio. Valga el ejemplo y para ello recordemos esta entrada que me parece bastante significativa en la que mencioné que se estima que sin determinados patrocinadores (en especial Coca-cola) 170 de los 200 comités olímpicos de distintos países no alcanzarían (por falta de recursos económicos) a enviar a sus atletas a competir… serían olimpiadas con 30 delegaciones, ya ves.

Pero hay más ejemplos y, en este caso, además implica no ya a un grupo de compañeros comprometidos con su profesión que van “por libre”, sino a toda una asociación en marcha. Pero para ello hay que salir al extranjero. Así, me llamó la atención conocer vía Facebook* la realidad de la California Dietetic Association, en concreto el distrito de Los Angeles que ha tomado la determinación de no aceptar ningún tipo de recurso económico de los grandes patrocinadores de siempre o de casi siempre. De esta forma, esta delegación de “registred dietitians” (dietistas-nutricionistas “colegiados”) ha optado por plantearse un modelo económico que no pase por depender económicamente de estos patrocinadores. Un ejemplo motivador y que me gustaría ver prosperar en mi entorno. Creo que sería bueno para todos, en especial para los consumidores.

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*Nota 1: Si quieres conocer un poco más el grupo de dietistas-nutricionistas “dietética sin patrocinadores” puedes ponerte al día de sus reuniones online en este enlace que te llevará a su “videocanal” a partir de videoconferencias en directo. Además cuenta con un perfil en Twitter: @DieteticaSin.

*Nota 2: He tratado de encontrar esta determinación en la página web de la delegación de Los Angeles de la California Dietetic Association y en la general de esta asociación, pero no la he encontrado. La información la he rescatado del muro de Facebook de lo que acabo de descubrir como un movimiento denominado Dietitians for Professional Integrity (dietistas-nutricionistas por la integridad profesional) y que ya solo por su nombre se presenta como muy inspirador.

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Imagen: Ambro vía freedigitalphotos.net

7 comentarios

  1. Dice ser Click aquí

    Son unos ladrones

    05 marzo 2014 | 09:52

  2. Dice ser José Joaquín

    Como siempre Juan dando en el clavo, soy miembro del grupo a al que haces referencia «Dietética sin patrocinadores» de momento tenemos muchas ganas e ilusión, y como bien dices el tiempo dirá hasta dónde podemos llegar. Agradecidos de que estés con nosotros. Se ha creado cuenta de twitter para que sea más fácil seguir las andanzas del grupo @DieteticaSin

    05 marzo 2014 | 10:11

  3. Dice ser Juas

    Cuando hay dinero de por medio, las cosas se corrompen.
    Si hay mucho dinero de por medio, las cosas se corrompen absolutamente.
    ¿Y cuándo no hay dinero? No seáis tontos! Siempre hay dinero de por medio.

    ¿Dietética sin patrocinadores? jejejeje. Esperad que deje de reír.

    05 marzo 2014 | 10:34

  4. Dice ser Josefa Cobos

    Es impresentable que marcas como Coca-Cola, Macdonald´s, y otras tanta en las antípodas de la salud estén metidas en el meollo de la alimentación en actividades multitudinarias, ¡Que asco de dinero!

    05 marzo 2014 | 10:55

  5. Dice ser José María Capitán

    En una profesión tan joven como la nuestra el renunciar al patrocinio de las empresas relacionadas con la industria alimentaria es esencial para ganar credibilidad ante una sociedad que reclama nuestra independencia y nuestro juicio crítico. Enhorabuena por el artículo.

    05 marzo 2014 | 11:13

  6. Dice ser figurin

    Es la politica de hoy en dia; los ciudadanos somos el rebaño a los que ordeñar los €´s aunque al final terminen exterminando a sus gallinas de los huevos de oro como ya han ellos con ciento de especimenes.
    La unica directriz que perdura es «Todo por la Pasta»

    05 marzo 2014 | 14:12

  7. Dice ser Mª Jose

    Hola Juan
    El tema es complicado y está de plena actualidad, pero creo que has hecho un análisis demasiado por encima y olvidando algunos aspectos de la realidad de los D-Ns en consulta.
    Hay dos niveles de colaboración con la industria: las campañas publicitarias dirigidas a ciudadanos y la información directa al profesional (vía congresos, newsletters, etc).
    Como profesional, no tengo ningún problema en que la industria venga a venderme sus productos y sus «bondades», pues tengo las herramientas para valorar la información que estén dando y sacar mis propias conclusiones. Como dices, el mundo de la alimentación es muy competitivo, así que, cuanto antes tenga yo la información sobre los nuevos productos, mejor, ya que eso evitará que cuando un paciente me pregunte por algo nuevo no pueda contestarle y tenga que hacer una excursión al super a buscar el producto.
    Si además, gracias a esto, puedo asistir a un congreso por 200-300 €, en vez de por 600-700, miel sobre ojuelas. Nadie me obligará a asistir a las ponencias de la industria y, de entre las demás, seguro que un buen puñado me interesan.
    Por otra parte, del contacto directo entre el D-N y la empresa, de las preguntas y reflexiones que les podamos plantear en una conferencia, o en la conversación en un stand de un congreso, pueden obtenerse cambios en las campañas dirigidas a la población. Son pequeños avances, que no se deben despreciar.

    En lo referente a las campañas dirigidas a la población, es un tema mucho más delicado, porque ceder un logotipo implica dar un cierto reconocimiento al producto.
    Nuevamente, creo que hay que hacer una valoración más profunda que la que planteas.
    Obviamente, hay que ser selectivo con el tipo de producto. No se podrá ceder un logo en un vino, pero ¿en una pasta o un yogur? ¿Son productos incluidos en una dieta equilibrada?
    En estas campañas entra en juego el temido marketing, pero también la negociación. Al poner tu logo, puedes exigir ciertos cambios en la campaña, conseguir que se eliminen burradas. En definitiva, que la mejoren.
    Es cierto que el D-N tiene que ganarse el reconocimiento y el prestigio y, en eso, creo que la industria puede ser una aliada necesaria. Para alcanzar ese objetivo, la gente primero te tiene que conocer y el colaborar en una campaña publicitaria de una gran industria, con un producto que puede estar presente en una dieta sana, es una gran ayuda, ya que consigue que el ciudadano sea consciente de que existe esta profesión y ayuda a que vaya teniendo cada vez más claro cual es el profesional de referencia en los temas de alimentación
    No nos equivoquemos, el prestigio no lo alcanza la profesión por si sola. Las asociaciones, fundaciones, colegios… deben ser muy cuidadosas y rigurosas y trabajar con ética. Esto nos ayudará a ganarnos el respeto de entidades similares de otras profesiones. Pero el prestigio de «a pie de calle», el respeto del ciudadano, se lo tiene que ganar cada profesional con cada uno de sus pacientes. La suma de ambos factores hará que la profesión alcance altas cotas de prestigio.

    En resumen, cuando se dirige a profesionales, creo que es imprescindible esa colaboración con la industria (ya decidiré yo si «compro su libro» o no). Y cuando se trata de campañas a ciudadanos, no es necesaria ni imprescindible, pero creo que es estrategicamente conveniente, por la visibilidad que da a la profesion, e interesante para el ciudadano, porque suaviza la agresividad del marketing y elimina «burradas» de las campañas.

    Creo que este debate es muy interesante, demuestra madurez de la profesión, porque nos planteamos cosas que hace diez o quince años no nos planteabamos. Pero, al mismo tiempo, demuestra nuestra inmadurez, ya que este tipo de cuestiones en profesiones mucho más asentadas están superadas.

    06 marzo 2014 | 09:15

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