El nutricionista de la general El nutricionista de la general

"El hombre es el único animal que come sin tener hambre, que bebe sin tener sed, y que habla sin tener nada que decir". Mark Twain

¿Te comes lo más rico primero o lo dejas para el final?

Plato combinado 2Pongámonos en situación: cena en familia (mamá, papá y dos hijas) frente a un plato combinado de tortilla francesa, espárragos trigueros a la plancha y ensalada.

Me resultó curioso el otro día observar como los cuatro teníamos distintas estrategias a la hora de comernos los distintos alimentos de nuestros platos idénticos (salvo por la cantidad). Todos comimos más de unos alimentos al principio dejando otros para el final, pero no todos coincidimos en el orden a la hora de hacerlo: unos empezamos por unos alimentos concretos y otros comensales por otros alimentos.

Visto que el orden de desaparición de los alimentos entre mis hijas era manifiestamente distinto, les pregunté que cuál de los ingredientes del plato les gustaba-apetecía más y cuál menos. Y resulta que las dos coincidieron, lo que más les gustaba-apetecía a las dos eran los espárragos trigueros y lo que menos la ensalada. Sin embargo, la mayor se comía primero la ensalada y la pequeña los trigueros. La tortilla vamos a dejarla como variable independiente.

No pude por menos que preguntar: y tu Adriana (9 años) ¿por qué te comes primero lo que menos te gusta? Me respondió, como si yo fuera tonto, que para dejarse lo más rico para el final y acabar, vamos a decir, con un buen sabor de boca. Sin embargo, Carolina (5 años a falta de otros tantos días) me respondió que prefería comerse primero lo más rico porque sabe que se lo va comer con gusto y que (como en casa no hay mayores presiones por obligar a comer) si se quedaba llena… podría pasar y no comerse lo que menos le gusta. Una especie de “que me quiten lo bailao.

Con respecto a mi mujer, ella y yo seguimos patrones similares, somos más de dejarnos para el final lo que más nos gusta (como Adriana), aunque la verdad es que yo soy más de alternar los bocados de una cosa y de la otra o de, más directamente, mezclarlos.

Siempre me ha llamado la atención que esta dualidad en el patrón de una persona a la hora de empezar a comer lo que más le gusta al principio, dejando para el final lo que menos (o a la inversa) se reproduce exclusivamente cuando dicha persona se enfrenta a su plato. Es decir a lo que sabe que le toca a comer a ella y a nadie más.

Sin embargo, todo cambia cuando las circunstancias son otras. La mayor parte de la gente se abalanza a comer lo que más le gusta primero cuando por la misma comida hay más competidores en liza. Me explico. Imaginemos un aperitivo de boda en la que empiezan a salir camareros con bandejas por todos lados con viandas diversas. Todo el mundo sabe que hay distintas bandejas con distintos canapés. Entonces nadie hace previsión de empezar a comer de lo que menos le gusta para dejarse al final lo que más… se asalta al camarero que lleva lo que te gusta hasta que se agotan las existencias de ese aperitivo y luego Dios dirá: que ya no quedan más aperitivos, pues nada, a aguantarse; que quedan de los que nos gustan menos… pues a seguir comiendo.

Si hay algún psicólogo o psicóloga en la sala (y que no trabaje en ‘no seas pesado’) por favor le ruego que levante la mano y me explique, si puede brevemente, las posibles asociaciones entre estos dos patrones de consumo y, por ejemplo la facilidad para llegar a ser obeso, las características generales en el carácter de una persona, etcétera. Estoy convencido que tiene que haber algún tipo de relación.

Tanto si eres psicólogo o psicóloga, como si no, no te cortes y deja en los comentarios cómo es tu patrón de consumo de alimentos con respecto a lo que más te gusta y lo que menos cuando se te presentan juntos.

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Imagen: rakratchada torsap vía freedigitalphotos.net

10 comentarios

  1. Dice ser Juanjo

    Qué bueno!! Sí que es verdad esto que dices. Yo también lo he observado aunque nunca me había parado a analizarlo … Yo soy más de ir alternando unos alimentos y otros.
    En cuanto a los hábitos cuando hay más gente que compite por el alimento, sin ser psicólogo, tengo claro que es una cuestión de «ansia»: me lo como yo antes de que lo coja el de al lado. Es cusioso como la cosa cambia cuando en el plato sólo queda un canapé y a todo el mundo le da entonces vergüenza porque sabe que en ese momento todos los demás le están mirando, jajaja

    13 septiembre 2013 | 09:38

  2. Dice ser Cris

    Es cierto!yo siempre dejo lo que mas me gusta para al final, basicamente porque en mi casa me enseñaron a no dejarme nada en el plato. De esa forma, cuando estaba mas llena, lo que mas me gusta entra si o si, jejeje… Enfin, yo siempre lo he hecho asi pero mi pareja es justo al contrario!! Y como en general me gusta todo, a vces tengo dilemas para escoger lo que dejo para lo ultimo…jejeje

    13 septiembre 2013 | 09:53

  3. Dice ser Enric

    Yo alterno un bocado de cada alimento PERO siempre dejando el último bocado de lo que me gusta…

    13 septiembre 2013 | 10:01

  4. Dice ser ijsg

    Que divertido e interesante resulta este post!!! Es muy curioso como «nos organizamos» frente a los alimentos . No soy psicóloga pero me gusta mucho observar y hacer mis propias cábalas sobre el por qué de los comportamientos de las personas . Creo que en este caso influyen varios factores pero para mí hay dos fundamentales : uno de ellos es el hambre que tienes cuando te enfrentas al plato , que lo mismo da comer una cosa que otra , el caso es empezar a comer . Y el otro es la capacidad de reflexión que tenemos cada uno , es decir que si tú eres de los que piensas antes de actuar seguramente optes por comer primero lo que menos te gusta y lo que más te gusta para el final . Pero si eres una persona poco reflexiva o muy impulsiva vas directa a comer lo que más te gusta , sin pensar que luego te queda lo menos te va a gustar …..
    Es una opinión…..

    13 septiembre 2013 | 10:03

  5. Dice ser Sara

    Mi hijo siempre deja para el final lo más rico, y cuanto más le gusta más despacio se lo come, lo paladea y lo disrfuta y si sus hermanas se lo terminan y él es el último en terminar mejor todavía, porque ellas han acabado pero a él todavía le queda, como si hubiera tenido más ración. Qué cosas.

    13 septiembre 2013 | 10:19

  6. Dice ser Mónica

    Lo bueno de no tener aversión por ningún alimento (salvo los sesos y, afortunadamente, puedo prescindir de ellos en mi dieta habitual) es que no tengo que taparme la nariz mientras ingiero tal o cual comida ni disimular su sabor con ningún aderezo especial. Por eso, y haciendo honor al nombre de «plato combinado», suelo tomarlo así, combinando en un mismo bocado un poquito de cada ingrediente a modo de «barquitos».
    Con respecto al picoteo de BBC, soy de probarlo todo, y si queda huequito en el estómago….volver a abordar aquello que más exquisito me ha parecido.
    Sí, conmigo se cumple eso de que es mejor regalarme un traje que invitarme a comer 🙂

    13 septiembre 2013 | 10:49

  7. Dice ser Mónica

    Algunas pinceladas…emociones detrás de la ingesta
    Detrás de una ingesta se esconde una emoción. En el caso de la obesidad con frecuencia la ingesta se produce de una manera rápida y no consciente. Se obvian (o no llegan) las señales de saciedad y se reflejan en la comida las emociones que detrás de esa ingesta existen, pudiendo dar lugar a la ingesta compulsiva, que encierra emociones tales como la ansiedad, el vacío existencial, la frustración, la rabia…
    Cuando se está en grupo, seguramente, la avaricia o incluso una adaptación evolutiva transformada a la supervivencia generan esos comportamientos sociales generalizados de “devorar a la presa” lo más rápidamente posible (los canapés más apetitosos). Aquí también se refleja el egoísmo humano del “para mí primero” o el “sálvese quien pueda”.
    Los tratamientos para la obesidad deberían incluir, como eje fundamental, el trabajo de las emociones que se esconden (y muchas veces así es, se esconden) detrás de esa ingesta. De otra manera estamos tratando el síntoma pero no el problema. Sería como trabajar con TCA comenzando por un programa de realimentación sin tratar las emociones que han desencadenado o mantienen esa distorsión de la realidad.
    ¿Qué ocurre cuando disponemos de la seguridad de poder degustar nuestro plato de forma independiente? Comemos de manera más consciente, seleccionando los alimentos en función de las apetencias o preferencias, o incluso de factores aprendidos (que no necesariamente son iguales aunque hayamos sido educados con los mismos patrones en una familia).
    Para no extenderlo más: trabajo de las emociones que se esconden detrás de la ingesta y fomentar la comida consciente (mindfulness en la alimentación).

    13 septiembre 2013 | 11:28

  8. Dice ser Noetheriana

    Yo soy de las que mezclo y alterno … pero dejo un par de bocaditos de lo que más me apetece para el final. Y muchas veces hago como el hijo de Sara: como despacito las cosas más ricas, y si soy la última, mejor. La única excepción es el arroz, que me como siempre antes las verduras, el pescado o lo que sea que lo acompañe, para comerme al final el arroz solo, tan rico.

    Y sí que es verdad que cuando hay comida de picoteo, me lanzo a lo que más me gusta. No sé muy bien por qué. Puede ser por éso de comer con los ojos. Yo desde luego funciono así.

    13 septiembre 2013 | 22:10

  9. Dice ser Innventio

    Dejar para el final lo apetecible implica que, saciado o no, me comeré todo el plato (hum… ). Y posiblemente ignoraré el sabor de esos primeros alimentos porque estoy deleitándome con los bocados que me esperan. Por otra parte, me sentiré más tentada a repetir, ya que tengo el recuerdo de ese delicioso sabor en mi boca.
    No obstante, si estoy a dieta y, por tanto, controladas las cantidades a elegir, finalizar con lo más apetitoso me dejará sensación de disfrute y eso, qué duda cabe, es vital en una dieta.

    Cmer de picoteo en grupo siempre es unriesgo, porque se come con rapidez (para evitar que otros acaben el canapé/tapa que tanto me gusta), se espacian menos los bocados, llegando más tarde la sensación de saciedad y se Ingiere más (ya que al no ver las raciones en el plato es más difícil llevar la cuenta de lo que se ha comido), además de que se acompaña de calorías vacías (refrescos, cervezas, vino…). Y, desde luego, al habalr uno está distraído y lleva menos cuenta de lo que come… Y de lo que bebe.

    Otors aspectos psicológicos implicados en obesidad (brevemente):
    – Obsesión por adelgazar o por vetar ciertos alimentos de mi dieta hace que resulten mucho más apetecibles, con riesgo de comer en mayor medida que si me los permitiera de vez en cuando.
    – Comer rápido, con ansia, de manera que se tarda más en recibir las señales de saciedad.
    – Comer para calmar una frustración o emoción negativa (típica chica de película americana con helado de 500 gr. De choco viendo película romántica, después que su novio le haya dejado).
    – Comer distraído (viendo TV o periódico), por lo que se ignoran las señales visuales sobre cantidades ingeridas.
    – Comer en platos grandes, con lo que se requiere más cantidad de comida para llenar el plato.
    – No añadir elementos saciantes y poco calóricos, como ensaladas, verduras, pan…
    – Eliminar ingesta de pan, por lo que el cuerpo «pedirá» los hidratos tentándonos con galletas, bizcochos, etc.
    – Errores dietéticos, a saber, la fruta engorda, la coca-cola te llena, sacarina… y donut, comer de todo pero poco (almuerzo de media barra de fuet y cerveza… sin pan, claro)
    Un saludo

    15 septiembre 2013 | 07:06

  10. Dice ser Estrellao

    Quiero haceros partícipes de una una de esas cosas que dejan grabadas las abuelas en nuestra cabeza y que recuerdo siempre con una sonrisa.

    No se que había en el plato aquel día para comer. Yo deglutía, que no disfrutaba, aquella parte que no me gustaba nada y dejaba para el final aquello que parecía me iba a quitar el mal sabor de boca cuando me dijo categóricamente que lo estaba haciendo al revés y me explicó el motivo:

    Cómete primero lo que más te gusta o lo más escaso, (la carne en el caso de unos filetes con patatas por ejemplo) y deja para el final lo otro, nadie sabe si habrá que salir corriendo en algún momento o si se presentaran invitados sorpresa a comer y tendrás que compartir lo que te quede en el plato.

    Sabia lección de quien vivió tiempos de hambre durante una guerra y una postguerra.

    18 septiembre 2013 | 11:10

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