El nutricionista de la general El nutricionista de la general

"El hombre es el único animal que come sin tener hambre, que bebe sin tener sed, y que habla sin tener nada que decir". Mark Twain

Cuando más no es mejor: El agua, la L-carnitina y El Quijote como ejemplo

Más por menos. Más de lo bueno. Más. Más. Más… Vivimos en un tiempo en el que se ha magnificado el “más”, siempre nos parece mejor obtener más de algo a cambio de lo mismo y no tiene por qué ser así, ni tan siquiera de lo que es inicialmente tomado por “bueno”.

 

Introducción

Nuestro organismo necesita de muchas y diversas sustancias y elementos para poder mantener sus funciones vitales dentro de los márgenes de lo que consideramos la normalidad o incluso la excelencia en materia de salud. Así, si algo es necesario para sentirse o “estar bien”, más de ese algo aparenta que será también más beneficioso. Así parece. Pero no. O al menos no siempre.

Al igual que sucede con la cualidad de aquello que se considera venenoso, la cualidad de lo beneficioso está también en relación con su cantidad y tiempo de exposición, o lo que es lo mismo, de la dosis. Una de las máximas más conocidas relativas a la toxicología hace alusión a que la dosis hace el veneno… y no tanto la sustancia en sí o su naturaleza. Si bien es cierto que aquellas sustancias que en pequeñas dosis son susceptibles de ocasionar un gran daño se dice de ellas que son venenosas, sin hacer en principio referencia explícita a su dosis.

 El agua como ejemplo

El paradigma de este concepto lo encontramos en el caso de tomar como ejemplo una sustancia que es considerada intrínsecamente beneficiosa. El agua. Pero, ¿podría ser el agua considerada mala para la salud, o si lo prefieren, un veneno? No lo duden, al igual que con cualquier otra sustancia, la ingesta de agua puede tornarse nociva si superamos una cierta exposición (cantidad y tiempo) en un lapso temporal determinado. Veamos, si consideramos que el agua es “buena” o eso se dice, entonces parecería que cuanto más agua mejor, ¿no? Pues sí y no. Sí hasta un cierto límite, superado el cual, los efectos negativos podrían superar los beneficios.

¿Se puede uno morir uno a base de beber mucha, demasiada, agua? Pues sí, y además aquí tienen un ejemplo que saltó no hace mucho a los titulares: Mujer que se presenta a un concurso para ganar una consola de juegos. Concurso que consiste en ver quién puede beber más agua en el espacio de tiempo de una hora sin pasar por el baño a desahogarse. Mujer que se bebe más de 7,5 litros (en “poco tiempo”), gana la consola, se va a su casa y mujer que se muere probablemente a causa de un fallo sistémico generalizado (riñones, función cardiaca…) motivado por una importante alteración electrolítica (aquí tienen más casos famosos de sobrehidratación).

Que una sustancia sea imprescindible para el sostenimiento ya no de la salud si no de la propia vida no quiere decir que aportarla más allá de las recomendaciones sea mejor. En ocasiones, y además es lo más probable, es que sea peor.

 

La L-carnitina como ejemplo

Otro caso similar lo tenemos por ejemplo en el caso de las sustancias a las que se les ha atribuido la característica –bastante poco afortunada- de “quema-grasa”. Una de ellas es la L-carnitina. No voy a entrar en cuestiones descriptivas definiendo la L-carnitina desde el punto de vista químico, baste con citar para los fines que persigo que esta sustancia se ha revelado de forma bastante convincente que es necesaria para la incorporación de ácidos grasos en la mitocondria celular con el fin de desdoblarlos (romperlos) y obtener energía en forma de ATP (de ahí supongo su denominación de “quema-grasa”).

Entonces, ¿si tomo más L-carnitina “quemaré” más grasa? Pues lo más probable es que no. Los procesos metabólicos tienen su ritmo y dependen de múltiples factores más allá de la sobre-incorporación de una sustancia aunque sea indispensable para llevarlos a cabo. Veamos un ejemplo fácilmente entendible.

 

El Quijote como ejemplo

Supongamos que a ustedes les dicen que tienen que copiar, es decir que tienen que transcribir a mano, El Quijote. Sí, esa obra cumbre de la literatura española. Y antes de empezar les preguntan: ¿Qué necesitas para copiar El Quijote entero? Es previsible que ustedes contesten que papel, bolígrafo, un lugar en el que sentarse y otro en el que apoyarse y, claro está, “mucho” tiempo. O al menos, un cierto tiempo. Entonces, aquel que nos hace el encargo de transcripción nos pregunta: ¿En cuanto tiempo podrás tenerlo terminado? Y nosotros siendo generosos, a la par que sensatos, le decimos que “full-time” en una semana estará trascrito.

Pero imaginemos que nuestro cliente quiere que lo acabemos antes y conocedor de nuestras necesidades antedichas decide aportarnos 1.500 bolígrafos, 2.000 cajas de papel, 200 sillas y 500 mesas… ¿acabaremos antes el trabajo? La respuesta es no… lo que se necesitarían son más manos para ocupar otros tantos “bolis”, mesas y sillas y poder escribir en tanto papel.

 

¿Por qué no funciona la suplementación con L-carnitina para quemar más grasa y así adelgazar? (y este ejemplo se puede aplicar a decenas de tonto-sustancias que nos dicen que son imprescindibles o efectivas o necesarias para adelgazar)

Por varios motivos, pero en esencia por dos:

Porque la L-carnitina, además, no es una sustancia esencial, es decir, si la necesitamos la fabricamos a partir de otros elementos (más en concreto de dos aminoácidos, uno de ellos sí es esencial, algunas vitaminas hidrosolubles y hierro). Y por si esto no fuera suficiente, porque se incorpora en bastante y suficiente cantidad en un patrón de alimentación omnívoro equilibrado (los vegetarianos estrictos, es cierto, lo tendrían más complicado para incluirla en su dieta). Es decir, siguiendo con el ejemplo de El Quijote, ya contamos con “bolis”, no hace falta que nos los aporte aquel que nos hace el encargo de copia. Y suponiendo que inicialmente no los tuviéramos, somos capaces de fabricarlos sin tener que traerlos de fuera.

 2º Porque más L-carnitina no va a hacer que la maquinaria funcione mejor o más rápido. No necesitamos más “bolis”, necesitamos más manos… Y en el caso de la “quema” de grasa, no necesitamos más L-carnitina (al menos no al principio) lo que necesitaríamos llegado el caso sería más mitocondrias (“bolis”=L-carnitina; manos=mitocondrias)

 

Si lo prefieren pueden ver el ejemplo con coches y gasolina. ¿Qué necesita su coche para ir de Madrid a Barcelona… gasolina… cuanta? Pongamos, por decir algo, que no hay multas ni otros usuarios y que precisa, en un circuito cerrado y seguro (tipo pista de carreras) 80 litros llevando a tope su coche (pedal-to-the-metal que dicen los ingleses) ¿si le doy 500 litros de gasolina llegará antes? Pues no. Es más, llegará seguro más tarde ya que su coche tendrá que cargar con más peso a costa de la gasolina de más que arrastra y que no puede consumir. Y con las milagrosas sustancias “quema-grasa” sucede o puede suceder igual con mucha probabilidad.

La deficiencia de L-carnitina es rara, infrecuente y normalmente asociada a trastornos metabólicos genéticos (o a situaciones de vegetarianismo extremo y mal entendido, especialmente en lactantes), y cuando se presenta la solución es una correcta alimentación y no las megadosis que adulteran la realidad fisiológica y alimentan fraudulentamente las expectativas de conseguir un determinado beneficio sobre la salud, en este caso el del adelgazamiento y, no poco frecuentemente también el de la conversión en un Homo croassanis de gimnasio.

——————————————-

Foto 1: Michael Holden

Foto 2: Jari Schroderus

Foto 3: OCReactive

Foto 4: Cultura Banco de la República

Foto 5: nooccar

Foto 6: Rev. Voodoo

 

3 comentarios

  1. Dice ser Ricard Vilanova

    Me pregunto porqué no habré leído estas líneas llenas de sentido común antes de comprar esos botes que, en efecto, no han hecho absolutamente ningún efecto (más que el «razonable» de la dieta) dos meses después de tomarlo todos los días…

    ¡Ay, cuánto daño hace «internet»*! 😉

    (*) en el sentido una mentira repetida mil veces acaba siendo creíble…

    Es que hay toda una «ciencia» explicando cómo tomar la L-carnitina, qué cantidad y la manera de tomarla… En efecto, ¡para qué necesito más bolis para escribir más rápido (o más gasolina) si sólo tengo dos manos!

    Siempre acabo bromeando con lo mismo: si quieres perder peso, lo mejor una tirita… ¡en la boca! Lo que no sea «pasar hambre»… 😉

    03 octubre 2012 | 10:25

  2. Dice ser rafika

    Yo estuve tomando L-Carnitina para ir al gimnasio durante una época para ver si era cierto que me aportaba mas energía. En el mismo periodo sin tomarla y con el mismo ejercicio, perdí el mismo peso y realicé el mismo trabajo. Conclusión, hay que comer equilibrado y acorde según nuestro ejercicio, para adelgazar, no hace falta comer menos, sino comer sano, equilibrado y con orden.

    Claro, es más facil encomendarse a santas pastillas y mil dietas…pero la verdad única es que solo cuando no tenemos carencia de nada (vitaminas etc…) Es cuando nuestro cuerpo responde mejor, se ejercita mejor y por ende, se regula.

    Luego tenemos las matemáticas, si yo quemo al día por mi trabajo-ejercicio edad…2500 calorias y me como 3000 está claro que engordo, si como 2500 me mantengo y si bajo, dejaré peso. Pero claro, es un rollazo ir contando calorías etc… Nadie dijo que adelgazar fuese fácil no? Correr/andar todos los dias unos 20 a 30m, la piscina etc…nos ayuda a adelgazar. El gimnasio por contra, nos ayuda a engordar ya que el tipo de ejercicio que hacemos hace que necesitemos azucares, proteinas….y eso » da hambre». Saber controlar ese hambre es esencial si queremos adelgazar, si no, seremos musculitos recubuiertos de grasa…

    🙂

    03 octubre 2012 | 11:11

  3. Dice ser Pedro

    Muy interesante, va mucho en la línea de http://www.fitnessrevolucionario.com, un Blog que sigo mucho sobre las mentiras que nos cuenta la industria de alimentación, de los suplementos, menos mal que hay gente que nos abre los ojos 🙂

    03 octubre 2012 | 20:01

Los comentarios están cerrados.