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Asalto de las izquierdas en Barcelona

El domingo, 22 de mayo de 2011, CiU consiguió un resultado histórico en las elecciones municipales de Barcelona: arrebató la alcaldía a los socialistas después de 32 años de dominio del PSC. Se había llegado incluso a la coincidencia de que los partidos de izquierda habían gobernado en la Generalitat y en el Ayuntamiento de la capital catalana al mismo tiempo, haciendo célebre la fórmula del tripartito (PSC, ICV-EUiA y ERC).

Hoy, se da una situación a la inversa: CiU gobierna tanto en Barcelona como en la Generalitat. El alcalde, Xavier Trias, y el presidente de la Generalitat, Artur Mas, se pueden saludar si salen a sus respectivos balcones, como dos vecinos que se dan los buenos días por la mañana. Pero, el panorama político barcelonés y catalán está muy convulso. Dejando de lado lo que pueda pasar en los próximos meses con la posible consulta soberanista del 9-N, la cuenta atrás para la celebración de los comicios locales de 2015 ya ha empezado y, con ello, el intento de asalto de las izquierdas para volver a recuperar la Plaça Sant Jaume.

Pero, hay muchas diferencias con respecto a 2011. La crisis no solo ha cambiado la vida de muchísimas personas, sino que el desprestigio de las instituciones públicas ha hecho que sean los movimientos ciudadanos de base los que supongan la mayor amenaza no solo para CiU, sino para los propios partidos de izquierda que han ostentado cargos de gobierno en el pasado, como ICV-EUiA, PSC o ERC.

En Barcelona, se ha ido formando un caldo de cultivo en los últimos años que ha dado pie a que líderes de plataformas ciudadanas hayan dado el paso para ponerse en la primera línea política. Es aquí donde la Plataforma de Afectados por la Hipoteca (PAH), los Yayoflautas o movimientos contra la subida de las tarifas del transporte han cuajado con más fuerza. Ya hace tiempo que se nota que hay barrios que han decidido romper con el sistema, como en Nou Barris, una de las zonas más castigadas por los desahucios. Los movimientos asamblearios están proliferando como setas, con la intención de reinventar la política y las instituciones «desde la base», desde «los ciudadanos». Aparecen grupos vecinales y, en el mismo barrio, otros grupos que piensan diferente a los otros y así sucesivamente. Lo vemos en el Paral·lel, donde hay un sector de vecinos que se oponen a las obras, tal como las está ejecutando el Ayuntamiento, y otro que sí que las quiere.

Ada Colau

Ada Colau, exportavoz de la PAH y, ahora, una de las caras más visibles de Guanyem Barcelona. ORIOL CAMPUZANO/ ACN

Pero, en cualquier caso, este mensaje de reinventar el funcionamiento de las instituciones será muy difícil de contrarrestar desde los partidos tradicionales. Y lo saben. Por eso, cuando la exportavoz de la PAH, Ada Colau, junto a otros ciudadanos deciden crear la plataforma Guanyem Barcelona, en seguida le salen novias y novios para intentar juntarlos bajo (o junto a) las siglas de los partidos de izquierda más convencionales, como ICV o ERC.

En cinco días, Guanyem Barcelona ha recogido 9.500 firmas de apoyo de las 30.000 que quiere conseguir hasta el 15 de septiembre. Y ha lanzado un vídeo en el que toca todos aquellos temas que cualquier partido de izquierdas de Barcelona debería abordar si quiere ganar algún voto en mayo de 2015, pero, con el añadido, que las caras visibles de la campaña son personas como las que podemos tener cualquiera de nosotros como vecinos: desde la vecina de la Barceloneta que se queja de que están «vendiendo» su barrio ante la presión turística e inmobiliaria al usuario del transporte público que no le extraña que alguien se cuele en el metro tras la última subida de las tarifas. El vídeo habla de la corrupción, de un «cambio profundo», «desde abajo». Y sus armas son «la calle» y «las redes sociales».

Los partidos de izquierda habituales, como ICV, PSC y ERC -los antiguos socios de tripartito- quieren «ganar» otra vez el gobierno de la ciudad, pero, ¿quién puede ni siquiera plantearse arrebatar a CiU lo que le ha costado 32 años ganar sin conseguir aliarse con plataformas como Guanyem Barcelona? Hay que añadir otro actor a este asalto de la Plaça Sant Jaume: las CUP. Ya están en el Parlament y tienen la mirada fijada en el Ayuntamiento. Y, ¿qué pasa con Podemos? Ya obtuvo buenos resultados en las últimas elecciones europeas.

En ERC están ahora inmersos en su proceso de primarias, del que se ha tenido que descolgar Jordi Portabella, el líder de Esquerra Republicana en Barcelona desde hace muchos años. En el PSC ya hicieron su proceso para elegir a su alcaldable. Por lo tanto, todos los partidos de izquierda están acelerando la elección de su alcaldable para plantearle a CiU -y al alcalde Trias- una batalla que va a durar muchos meses. De hecho, ya ha empezado. Ya estamos en pre-pre-pre campaña electoral. No hay que olvidar que Trias está en minoría y hace unos días fue reprobado por su gestión del conflicto de Can Vies. La oposición también le ha atacado por la privatización de los aparcamientos públicos y otros temas de calado para el electorado de izquierdas.

La mejor baza de CiU y del alcalde es la fragmentación de la izquierda. Si de aquí a mayo de 2015, los diferentes partidos y plataformas de izquierda no llegan a algún tipo de entendimiento o acuerdo, su división será su peor enemigo y el mayor aliado de CiU y del PPC.  Los populares siempre tienen voto oculto en las encuestas. Y luego está Ciutadans, a quien los sondeos le dan un gran crecimiento a nivel de unas posibles autonómicas anticipadas, pero que aún no han entrado en el Ayuntamiento y podrían hacerlo. Es decir, se avecina un interesante «cacao maravillao» en la Plaça Sant Jaume y, según como se vayan desarrollando los acontecimientos en los próximos meses, pueden conseguir algún regidor un amplísimo abanico de formaciones políticas y/o ciudadanas. Los más veteranos de la política municipal temen que la ciudad se vuelva, entonces, «ingobernable». Pero, ¿y si lo que la sociedad demanda ahora es que se gobierne de esta forma? Porque, al fin y al cabo, el veredicto de las urnas será el reflejo de lo que quieran los barceloneses.