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“Observa la verdad y no la traspases. No calumnies a ninguna gente grande o pequeña”, Ptahhotep

El LSD: clave del proceso soberanista

Las tres claves del proceso político catalán son ahora mismo las Listas, las Siglas y la Delegación del voto. Este LSD -no confundir con la droga psicodélica del mismo nombre- está marcando la agenda política desde hace al menos tres años, pero sobre todo los últimos meses, a raíz del 9-N y todo lo que se ha derivado desde entonces, incluso a nivel judicial. Vamos a analizar los tres elementos: la L, la S y la D:

1. Listas. La batalla dialéctica en público, ya sea micrófono en mano o a través de las redes sociales, que están protagonizando CiU y ERC, Artur Mas y Oriol Junqueras, estos días mientras negocian las condiciones de un posible adelanto electoral en Catalunya, tiene como tema central las listas: una única lista soberanista (opción Mas) o varias listas por separado según el ideario de cada partido (opción Junqueras). Gobernar desgasta, sobre todo, si has aplicado recortes (por los motivos que sean), por lo que Mas sabe que detrás de una lista unitaria, CiU tiene más opciones (a pesar de que CDC asegure que tiene una encuesta que, por separado, les da más votos a ellos que a Esquerra). Por su parte, Junqueras sabe que si acude a unas elecciones con Mas sería una imagen parecida a la de David Fernández (CUP) abrazándose al president al final de la jornada del 9-N. Una parte del electorado de izquierdas podría no entender esta unión CiU-ERC y podría irse parte del voto a la CUP o incluso a otras candidaturas. Pero, en medio de todo, el pez sigue mordiéndose su propia cola, ya que solo haciendo lo que parece imposible se puede hacer posible el avance del proceso soberanista catalán. Es decir, si el 9-N fue un éxito de convocatoria es, entre otras cosas, por el abrazo Fernández-Mas. Pero, claro, cuando los partidos están ante unas elecciones con trascendencia legal, ya es más difícil que las diferentes formaciones políticas se unan.

La Via Catalana de 2013.

Participantes en la Via Catalana de 2013 que reivindicó la independencia. ACN

2. Siglas. Como el nombre de un equipo de fútbol, las siglas de un partido son su identidad. CiU, inmersa en un proceso interno de reequilibrio de la coalición -cabe recordar el paso atrás que ha tenido que dar Josep Antoni Duran i Lleida- está, al menos ahora, dispuesta a jugar la carta de una candidatura conjunta con otro partido y con presencia de la sociedad civil. ERC, en cambio, no tiene tanto desgaste de marca. Otros, como la CUP, también están dispuestos a formar parte de una candidatura multipartido -sin CiU, eso sí- dentro de Crida Constituent.

3. Delegación del voto. En cierta manera, tal como parece que se quieren plantear unos comicios catalanes de carácter plebiscitario, sería como un acto de Delegación de voto ciudadanía-políticos / políticos-ciudadanía. Es decir, desde la primera gran movilización por el llamado «derecho a decidir» de los catalanes, todos los partidos han jugado la carta de acercarse a las plataformas ciudadanas que están a favor o en contra del proceso soberanista. Hay que preguntarse si, de la misma manera que la crisis ha hecho cuajar nuevos partidos políticos de raíz ciudadana, como Guanyem o Podemos, este fenómeno se ha dado o no a nivel soberanista. La ANC, por ejemplo, no se ha transformado netamente en un nuevo partido político, sino que apela a una entente de los partidos soberanistas ya constituidos. Mas intenta reunir una candidatura con este acento ciudadano (entre otras cosas, por los motivos expuestos anteriormente por la situación interna de CiU y por el desgaste de gobernar), pero aún no se ha conseguido trasladar del todo el espíritu de la Via Catalana a nivel de los partidos catalanes. Cada uno hace la guerra por su cuenta, sobre todo, con la perspectiva de las elecciones. Y, si nos fijamos en el ideario de las nuevas formaciones de origen ciudadano y que apoyarían el proceso soberanista, veremos que, en sus manifiestos fundacionales, priman sobre todo la lucha social. Es el caso del Procés Constituent de la monja Teresa Forcades y del economista Arcadi Oliveres, que apuesta por un sistema económico ético, un trabajo justo y digno, una democracia participativa, una vivienda digna, el derecho al propio cuerpo, un mundo más sostenible o la cultura de la paz. Quizás la CUP, con su carácter asambleario y su apuesta decidida por la independencia, es la que más se ajustaría a una posible fusión de la ciudadanía participativa con el soberanismo. Pero, si bien el papel de la CUP fue clave para el éxito del 9-N, ante la perspectiva ahora de unas elecciones no parece que quiera volver a tener ese papel aglutinador y mediar entre CiU y ERC.

 

2 comentarios

  1. Lo que pasa aqui no tiene nombre, nos han vendido durante décadas y siguen pidiendo el voto en clave nacionalista cuando no son mas que chorizos

    http://cuandofuimoslosmejores.com/el-escandalo-de-banca-catalana/

    09 enero 2015 | 23:03

  2. Dice ser Mas y Mas y Mas

    La secta sigue su camino. El preside Mas siempre líder. Ahora los demás empiezan a desconfiar, del Gurú Mas, pues dale que dale que es será siempre el Gurú. Junqueras no quiere ser discípulo de Mas pues el también quiere poder absoluto si no llorara como siempre como un crio.

    11 enero 2015 | 10:10

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