Ahora que se acaba el año es un buen momento para pasar cuentas de lo que ha pasado en Catalunya y en el conjunto de España durante este 2014. Para hacerlo, aprovechando que se cumplen 30 años del estreno de la película Gremlins, de Joe Dante, me parece acertado hacer una metáfora navideña en honor al mogway Gizmo. Aquella simpática comedia de terror está más de actualidad hoy en día de lo que nos podíamos pensar.
Tres décadas después, uno se da cuenta de que trataba temas que hoy están plenamente vigentes. Y, si no, vamos a ver qué retrato hacía de los habitantes de Kingston Falls: la población estaba sumida en la crisis, con un alto índice de paro. En la película nos muestran a una madre con sus dos hijos intentando, en vano, que el banco no los desahucie porque no pueden pagar el alquiler al estar todos los miembros de la familia en el paro. También vemos a Kate, la amiga-novia del protagonista, Billy, que vive sola y se pluriemplea para salir adelante (de día trabaja de cajera y por la noche en el bar de camarera). Otro elemento de actualidad es la precariedad laboral (el padre de Billy, que viene a ser la figura del emprendedor, se patea medio país intentando colar sus inventos, incluso, trabajando en Nochebuena), así como la solidaridad entre vecinos (el amigo de Billy le regala un árbol de Navidad, que la familia no puede pagar, y simula ante su jefe que se lo han robado). Luego podemos ver la figura del rico del pueblo (en este caso, una mujer sin escrúpulos), que no solo no tiene ningún espíritu navideño, sino que parece disfrutar con el sufrimiento ajeno. Por último, el filme de Joe Dante también nos habla de la emergencia de la xenofobia, con un vecino que no hace más que decir pestes de todo aquello que huele a extranjero.
En este contexto de crisis, muy parecido al que podríamos encontrarnos hoy, se desarrolla la película Gremlins. El mogway Gizmo viene a ser como la promesa de algo nuevo, como un aire de cambio. Su llegada a Kingston Falls sería como la representación del Pablo Iglesias del momento, el espíritu del Podemos anticasta. Pero, claro, todo tiene una contrapartida y unas reglas del juego. A Gizmo no le podía dar la luz directa, ni se podía mojar, ni tampoco podía comer después de medianoche. Pero, la sociedad no estaba preparada para acoger a una criatura así. Es así como el apacible mogway se transformó en el travieso e implacable Stripe, un gremlins feroz que lo acaba arrasando todo a su paso. Al final, cuando pasa la tormenta, en los informativos de televisión hablan de «una histeria colectiva». Es por ello que, de cara al 2015, surge la duda de qué acabará pasando con Podemos y cómo digerirá la sociedad española su irrupción en el Kingston Falls español.
El paralelismo metafórico gremlinsiano también lo podríamos aplicar al presidente de la Generalitat, Artur Mas, y al presidente del Gobierno español, Mariano Rajoy, grandes protagonistas de este 2014 en el Kingston Falls made in Spain. Tal y como nos explican en la película, el concepto de los gremlins surgió en la Segunda Guerra Mundial. Cuando se producía algún fallo en algún avión los soldados bromeaban y lo atribuían a la presencia de pequeños monstruos que bautizaron como gremlins, tal y como explica el personaje de Murray Futterman, el vecino de Billy que tiene fobia a todo lo extranjero.
Podríamos pensar que Mas y Rajoy han sido este año esos gremlins que han estado presentes en esos fallos que presentan los respectivos aviones que ambos comandan: Catalunya y España. Quien gobierna es responsable de lo bueno y, también, de lo malo. Por lo tanto, es justo atribuirles a ellos que el Avión colectivo de la sociedad catalana y española aún no haya podido despegar del todo después de tantos años de crisis.
De Gremlins se llegó a rodar alguna secuela, pero nada que ver con la excelente cinta original. Esperemos que, a finales de este 2015, no tengamos que decir aquello de que «segundas partes nunca fueron buenas».